Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Sorprenden
las declaraciones del Presidente de la Autonomía Madrileña, señor González,
sobre los "límites" que hay que "ponerle" a la prensa. Y
sorprenden grandemente por dos motivos. El primero porque puede, efectivamente,
manifestar su opinión como cualquier ciudadano imprudente, pero está obligado,
como presidente de una autonomía a defender los derechos que la Constitución
española señala en todas su variantes, entre otras cosas porque ha jurado su
cargo sobre ella. Debería saber dónde pone la mano.
Pero es el segundo motivo
el que me parece más preocupante: el daño a partir de las informaciones no lo
hacen directamente los medios, sino que son los políticos los que las utilizan
en sus rifirrafes. Que yo sepa, ningún periodista ha pedido la dimisión de Núñez
Feijóo y sí, en cambio, todo el arco político que no es el de su partido.
¿Pedirá González que se limite el derecho de la oposición a pedir la dimisión
de los políticos, es decir, a manifestar su opinión aunque sea excesiva? Me
temo que no. ¿Dirá que "daña a personas e instituciones"? Tampoco,
me imagino. Si la oposición se excede en la petición de medidas respecto a la transcendencia de los "hechos"
no es por los medios, sino por el juego político en el que están todos metidos,
de navajazo limpio.
Esas
fotos no las han hecho periodistas. Esas fotos tienen "fotógrafo" y no
son, evidentemente, "periodísticas", fruto de la labor de un
profesional enviado por un medio para espiar a Feijóo. Esto no es News of the World, no es el imperio
Murdoch espiando a los políticos, aquí no hay escuchas, como en el caso de Cataluña,
micrófonos bajo la mesa. Estos son unos políticos pidiendo la cabeza de otro
político; de oca a oca... Si la oposición en su conjunto hubiera salido
diciendo "no nos molestamos en comentar estas fotos" porque son
irrelevantes, algo que no ha ocurrido, habría sido otra cosa. Pero no es lo que
ha sucedido.
Recogen
sus palabras en el diario ABC:
"No es aceptable ni admisible, tiene que
haber un límite", ha insistido. Y es que, a su juicio, quien ve ahora esos
titulares y las fotografías publicadas piensa que Feijóo ha tenido una relación
ahora. "Deberíamos establecer un límite porque el daño que eso produce a
las personas y a la institución se tendría que cuidar", ha dicho.*
"Aceptable"
y "admisible" son, además, formas de expresar una relación de
superioridad de su opinión respecto a la propia jurisdicción que también es "preocupante".
Los límites existen y se llaman "los que marquen los tribunales", los
fijados en la constitución. A muchos ciudadanos no les parecerán
"aceptables" ni "admisibles" estas expresiones por parte de
un político que está obligado a defender las libertades de todos y no a pedir
su restricción. El señor Núñez Feijóo se subió libremente a un barco, se dio
paseos libremente —en invierno y en verano— con ciertas personas, se presentó
libremente a la Xunta, y fue elegido libremente por sus electores, unos
electores que no sabían que le gustaba navegar acompañado, seleccionando
libremente sus acompañantes.
El uso estos días de las
fotos de Angela Merkel en bañador por parte de periódicos con prestigio profesional, por ejemplo, me parece "deleznable"
(no "inadmisible") informativamente. Merkel está junto a su marido. Núñez Feijóo, en cambio, no está junto a
su esposa; está junto a un conocido contrabandista, condenado por narcotráfico. Deleznable profesionalmente me
parece también el uso de las fotos de la jueza Alaya que el diario El Mundo tituló "Maciza con
mazo", para sonrojo de la profesión y de la ciudadanía, y que, de no haber
estado firmado por una mujer hubieran suscitado las protestas de muchas otras,
que se hubieran sentido agraviadas y menospreciadas en su descripción. Me
parece que la jueza merece algo más de respeto, triple, por su labor, por su
condición de magistrada y por su condición de mujer. Si a la periodista que
llamó "maciza" a la jueza, sus jefes la hubieran calificado así
públicamente, se hubiera sentido ultrajada. Que yo sepa, nadie se ha quejado de esta frivolidad ofensiva. Modifican mi percepción de
la calidad y profesionalidad de algunos; pero no modifican mi concepción de la
libertad informativa.
Sí, en
cambio, me parece relevantes las fotos del señor Núñez Feijoo tomando el sol en
un barco con alguien que, antes y después del chapuzón, tenía una vida poco
clara, porque, aunque no implique ningún delito bañarse o pasear con una
persona, creo que sí es relevante saber que esa relación existió, como señalé, simplemente
porque forma parte de su vida. No sé si tienen importancia "política"
o no, pero sí desde luego "histórica": la historia del propio Núñez
Feijóo. Las fotos forman parte de su biografía, la que ha escrito él con sus
actos. Ni más ni menos. Como en cualquier otro caso de personalidad pública, no
es a los interesados a los que se les pide que presenten su biografía o la
interpreten, sino que se les reconstruye. Para eso están memorias y
autobiografías, para que se expliquen e interpreten sus propios actos y
motivaciones.
Nadie
se preocupa, por ejemplo, de qué le parece a Marcial Dorado, al todopoderoso contrabandista
de renombre, que se hayan publicado unas fotografías suyas con un político ahora
en activo, algo que me parece un ejercicio especulativo interesante que nadie
realiza. A lo mejor no le hace gracia que se le vea con la
"autoridad", tal como está la política. ¿Se ha quejado él? ¿Siente
que le perjudican en su carrera profesional o vida personal? ¿Ha pedido que se limite la
libertad de la prensa? Lo desconozco.
"Estamos en una situación en la que vale
todo a efectos de publicación en los medios de comunicación", se ha
quejado González, en declaraciones a esRadio, y en este caso, ha dicho, el
"daño ya está hecho". Para González, el hecho de que Feijóo hace 20
años tuviera una relación con una persona que luego resultó estar implicada
"en operaciones de narcotráfico no aporta nada desde el punto de vista de
la legalidad y su actividad política".*
Las
palabras son imprudentes y prepotentes. Así se lo han señalado a González las Asociaciones de la Prensa española: no son los políticos los que deciden los límites de la información. Una cosa es
apoyar a un colega y otra pedir restricciones a la libertad de prensa. Los
medios pueden ser criticados —y deben serlo, mucho además—, pero hay que separar su crítica
de las limitaciones de una libertad que no es para beneficio de los medios sino
de los ciudadanos.
Puede que
lo del presidente Núñez Feijóo fuese solo un "chapuzón", pero desde
luego lo de su colega madrileño es todo un "planchazo".
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