Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Los neandertales aparecen mucho últimamente en la prensa. Los auténticos neandertales, me refiero. Bajo el
llamativo título de "Los neandertales cantaban ópera" el diario ABC
nos trae las últimas novedades en Antropología:
«Los neandertales usaban una forma de
comunicación prelingüística, basada en las variaciones del tono, el ritmo y el
timbre de sus voces, un lenguaje musical que acompañaban con gestos y con el
que expresaban emociones y fomentaban el sentimiento de grupo», explica a ABC
este catedrático de Arqueología de la Universidad de Reading, autor de «The
Singing Neanderthals» -traducida al castellano como «Los Neandertales Cantaban
Rap»-.*
Explica
Steven Mithen, el catedrático, que más que "rap" como concretan en
español el genérico "singing" del título inglés, sería más bien
"ópera", género musical que recupera el diario ABC en el titular del artículo citado.
A los editores españoles les debió ser más chistoso y sugerente unos neandertales
raperos, que otros entonando el "Ritorna vincitor" de Aida, de Verdi, o el "Ridi, pagliaccio",
del Pagliacci de Leoncavallo. Para las ventas, es más fácil enganchar a un público joven con lo del rap que convencer a los "refinados" aficionados a la ópera de que los neandertales se les parecían en algún aspecto. Cuestión de mercadotecnia. A los norteamericanos les basta con saber que los neandertales "cantaban"; nosotros necesitamos saber "qué".
Pudiera
parecer que se trata de acabar explicando antropología en Broadway, a través de
un exitoso musical digno de rivalizar con El
Rey León o Sonrisas y lágrimas,
pero no, se trata de una teoría que intenta explicar cómo se expresaba la
gente antes de que se dedicaran a charlar en las plazas de los pueblos o en las
redes sociales.
La
teoría sobre la existencia de una forma "musical" previa a las
lógicas y verbales no es nueva; se formuló en el siglo XVIII
y se fue introduciendo entre las ideas que se desarrollaron en el
Romanticismo. Jean-Jacques Rousseau, en su imaginar lo que debía
haber sido el "estado de Naturaleza" —previo al "estado de
Sociedad" en el que vivimos—, señaló que las formas comunicativas debieron ser otras muy diferentes, centradas en el "sentimiento". En su Discurso sobre el
origen de las lenguas, Rousseau escribió:
[...] quizá habría que razonar sobre el origen de las lenguas de modo
harto distinto a como hasta aquí se ha hecho. El genio de las lenguas
orientales, las más antiguas que nos sea dado conocer, desmiente totalmente la
evolución didáctica que suele imaginarse en su composición. Esas lenguas no
tienen nada de metódico ni de razonado; son vivas figuradas. Nos han hecho del
lenguaje de los primeros hombres una lengua de geómetras y ahora vemos que fue
lengua de poetas. Debió ser así. No se empezó por razonar, sino para sentir. Se
pretende que los hombres inventaron la palabra para expresar sus necesidades;
esta opinión me parece insostenible. El efecto natural de las primeras
necesidades fue distanciar a los hombres en vez de aproximarlos. Era preciso
que fuese así para que la especie llegara a extenderse y para que la tierra se
poblara con rapidez; sin lo cual el género humano se habría amontonado en un
rincón del mundo, y todo el resto habría quedado desierto.
Sólo de esto se deduce con evidencia que el
origen de las lenguas no se debe en absoluto a las primeras necesidades de los
hombres; sería absurdo que la causa que los separa se transformase en el medio
que los une. ¿De dónde pues puede venir este origen? De las necesidades
morales, de las pasiones. Todas las pasiones aproximan a los hombres a quienes
la necesidad de procurarse la vida obligó a eludirse. No fue el hambre ni la
sed, sino el amor, el odio, la piedad, la cólera, los que les arrancaron las
primeras voces. (Ensayo sobre el origen
de las lenguas 1781 [póstumo])
J,J. Rousseau y Voltaire |
Un
verdadero drama lírico, como se ve. Situar
en el inicio de lo humano una "lengua de poetas" en vez de una
"lengua de geómetras", es decir, una lengua expresiva en vez de
razonadora, tiene una gran importancia pues estamos en plena época de la Razón,
cualidad sobre la que se hace girar toda la idiosincrasia de lo humano. El ser
humano es un ser racional y su lenguaje es igualmente racional. De igual forma
se construye, por ejemplo, el "homo economicus" de la Economía
clásica, elaborado en la misma época, un ser que toma decisiones racionales,
calculando el beneficio propio, y que así debe ser evaluado. Hoy, en cambio, se
busca lo emocional bajo la razón, incluida la Economía.
La
afirmación de Rousseau tendrá importancia en la constitución del sedimento
romántico europeo ya que permite elaborar una teoría sobre la
"naturalidad" de la Poesía vinculada con lo "original" —el
origen— , el sentimiento y su expresividad, antes que con un lenguaje de la
racionalidad que haga de la palabra un "logos". En la imaginación de
Rousseau, antes de la caída en la
racionalidad, el ser humano vivía en esa expresividad afectiva natural indicada.
Lo que une son los sentimientos y estos no necesitan de la "palabra"
sino de otras formas más básicas y universales. El sentimiento une; la razón separa. Los hombres se distancian unos de otros y buscan su dominación. El "sentir", como señala Rousseau, tuvo que estar en el origen.
Por eso
a Steven Mithen, el "rap" le
parece demasiado "avanzado" por "retrógrado" que le pueda
parecer a algunos. Lo mecánico del "rap" es precisamente lo contrario
de lo melódico. El "rap" mantiene un ritmo fijo y es un arte de la
palabra, es "logocéntrico", mientras que la música, sin "letra", como
muy bien podemos experimentar, por ejemplo, en las películas, dota a la acción
de tensión emocional, nos trasmite sentimientos y estados interiores de los
personajes. Pensemos en el acompañamiento musical de las películas mudas. Es algo que comprendemos intuitivamente (dentro de ciertas normas
culturales en las que estemos educados). No olvidemos que las óperas se
representaban en italiano —hubo conflictos teóricos por toda Europa sobre esta cuestión—
sin que la gente entendiera el idioma. Puede que no entendieran lo que decían
(razonamientos) pero sabían cuando estaban tristes o alegres, comprendían los
sentimientos de los personajes con el canto y el gesto. Igual sucede con la
expresividad de la danza, que puede hacernos comprender estados básicos de
ánimo sin recurrir a la palabra.
La idea
de Rousseau era que, en el principio, los seres humanos se comunicaban de esa
forma expresiva, una mezcla de canto y gesto, exactamente igual que la teoría
que ahora se indica para los neandertales. Recordemos la palabras de Mithen: «Los
neandertales usaban una forma de comunicación prelingüística, basada en las
variaciones del tono, el ritmo y el timbre de sus voces, un lenguaje musical
que acompañaban con gestos y con el que expresaban emociones y fomentaban el
sentimiento de grupo.»
La
teoría de Rousseau hizo prender en el romanticismo la idea de
"desnaturalización": el hombre habría perdido esa capacidad natural "sentimental"
con la llegada de la razón, instauradora de la "palabra". Los
románticos, siguiendo a Rousseau, pensaban que el hombre había gozado de esas
dotes expresivas, que en el origen todos eran "poetas", de ahí la afirmación
del Ensayo en la que se señala que
el origen era una "lengua de poetas" y no de "geómetras".
La aparición de la razón (y la propiedad) habría sacado al hombre de la
Naturaleza, separándose lo que en el principio había sido una totalidad, la
Poesía entendida como sentimiento que une, que se comparte. De ella habrían salido las demás Artes que son formas especializadas
que se fueron separando del tronco común. Por eso, para muchos románticos el "poeta"
era el hombre más "natural", el menos alterado por la civilización. Encontraron
en la unión de la poesía y la música (el lied
romántico, por ejemplo) la máxima intensidad emocional.
Pudiera
parecer que cada día descubrimos el
Mediterráneo. Solo en parte es así. La teoría de Rousseau nació de su
imaginación y especulaciones —que tampoco es un mal saco del que extraer
cosas—, pero Steven Mithen no tiene tanta suerte y no tiene que convencer esta
vez a los poetas, como hizo Rousseau, sino a la comunidad científica, poco dada
a esos deleites y mitificaciones injustificadas. Le pedirán pruebas, razones,
argumentos y mucho rigor.
Rousseau
no tenía todos esos elementos en su mano, pero su discurso fue poderoso. A
veces no se trata tanto de probar las cosas como de ser convincente. A Rousseau
no le hicieron caso muchos, pero los que sí se lo hicieron tenían imaginaciones
poderosas y muchos lectores deseosos de creer que en el origen del ser humano
había un ser sensible y emotivo, capaz de llorar y reír, de amar y odiar, un
ser que la civilización había "estropeado" con su artificiosidad. Primero
fue la poesía. Los negocios llegarían mucho después.
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