Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Las
lágrimas derramadas por Beatriz Talegón son las del que paga culpas que no
entiende. La joven socialista había saboreado otras actitudes muy diferentes
hace poco más de una semana cuando les largó un discurso crítico a los miembros
de la Internacional Socialista en Portugal diciéndoles que no se hacía ninguna
revolución en hoteles de cinco estrellas como en el que estaban alojados. La
grabación con sus palabras, afeando a sus compañeros "mayores", ha
tenido gran difusión y eco. Y ese ha sido el fin de Beatriz.
No dudo
de su sinceridad, ni en la de su discurso ni en la de sus lágrimas indignadas y
rabiosas al verse increpada, zarandeada y rescatada por la Policía de una
manifestación de desahuciados a la que se sumó con el dirigente socialista,
eurodiputado, y ex ministro López Aguilar, que hizo el "sacrificio"
(lo digo con comillas, pero sin ironía) de acercarse con ella a la
manifestación.
Las palabras de Beatriz Talegón en Portugal gustaron porque no podía ser de otra forma. Me imagino que gustaron a todos menos a sus compañeros que aplaudieron a rabiar bajo el mismo techo de cinco estrellas denunciado. Había que aplaudir aunque por dentro el panorama fuera otro. Esa noche, me imagino, durmieron en sus cómodos lechos soñando con la revolución, inspirados por Beatriz Talegón.
Beatriz Talegón cometió el error de no darse cuenta que así se iniciaba en el mismo camino deplorable por el que se ha deslizado la política española: el de los discursos mediáticos. Hay discursos como el de Martin Luther King o el de Lincoln en Gettysburg que quedan para la Historia. Pero ambos hicieron mucho más que hablar y, además, lo hicieron antes. En España se llama "Castelar" al que habla mucho y a veces bien. De Castelar se recuerda su discurso en el Ateneo con el título 'Historia de la civilización en los cinco primeros siglos del Cristianismo', algo un poco más denso que lo de Beatriz en Portugal; pero lo cierto es Don Emilio, por aquel entonces, ya era Catedrático de Historia Crítica y Filosofía de España; y hasta fundó un periódico llamado La Democracia. ¡Casi nada! Publicó un artículo, "El rasgo", acusando a Isabel II de lucrarse con negocios del Reino, lo que le da cierta actualidad. Fue separado de su Cátedra y mandado a dar vueltas por Europa. Los estudiantes de Madrid se lanzaron a la calle en su apoyo. A Forges le han dado el Premio Emilio Castelar a "la eficacia comunicativa", que ya es valorar a un humorista que siempre mete el dedo en el ojo. Lo cierto es que esa estatua madrileña suya, siempre a punto de decir algo, en gesto de verbo florido, y no diciendo nunca nada, es una inspiración para muchos que aspiran a "plaza" futura.
Don Emilio acabó siendo famoso y recordado por sus discursos. Mucho más interesantes, desde luego, que la demagogia y sarta de tópicos a que nos tienen acostumbrados los actuales parlantes políticos, para quienes los límites de su palabrería son los de su mundo, que diría Wittgenstein, mundo que se asemeja a un paisaje manchego, mucho horizonte y un par de molinos dando vueltas. Así estamos: unos hablan de lo que no hacen y otros hacen lo que no se puede contar.
Beatriz
Talegón ha pagado la inocencia propia y la maldad de los demás. Ella pensaba
"dar ejemplo", pero el ejemplo que daba se parecía al mal ejemplo que
habían dado otros, que ya fueron rechazados por los manifestantes de los
desahucios, como le ocurrió a Cayo Lara. Talegón debe aprender que la gente ya
no se fía, no. Por no fiarse, ni tus compañeros lo hacen.
Estos son los párrafos, ni quito ni pongo, que nos cuentan toda su vida (más un párrafo que recoge el incidente de Portugal) en la Wikipedia:
Beatriz Talegón Ramón (Madrid - 5 de mayo de 1983) es una política
española. Actualmente (2013) es secretaria general de la Unión Internacional de
Juventudes Socialistas y pertenece a las (Juventudes Socialistas de España).
Nace en Madrid, pero pasó sus años de
infancia y juventud en Guadalajara, Castilla-La Mancha, donde, además de su
formación escolar, también estudió piano. Posteriormente se licenció en derecho
y habla tres idiomas. Entró en la vida política a los 22 años afiliándose a
Juventudes Socialistas de España, antes de terminar sus estudios de derecho.
Trabajó como asesora de la Dirección General de Asuntos Europeos en Castilla-La
Mancha, bajo el Gobierno de José María Barreda, entre 2008 y 2011. Después pasó
a ser asesora de la delegación socialista en el Parlamento Europeo. Su periplo
público la ha llevado a ser concejal del Ayuntamiento de Cabanillas del Campo
(Guadalajara), adjunta a la secretaría general del PSE en Castilla-La Mancha,
secretaria general de las Juventudes Socialistas de España en Europa además de
secretaria General de la Unión Internacional de Juventudes Socialistas (IUSY).
Antes de acceder a este último puesto en abril de 2012, fue vicepresidenta de
la IUSY desde 2010. En la actualidad (2013), vive en Viena.
Ella ha seguido el camino prefabricado habitual en la política española y ha llegado hasta donde ha llegado. Físicamente a Viena; políticamente al abucheo. No se puede llegar más lejos en tan poco tiempo. Se lo han recordado sin concesiones algunos de sus compañeros por los mismos motivos que ella ha echado la bronca al resto. El Confidencial la deja a los pies de los caballos con sus idas y venidas mundanas: "Beatriz Talegón, la joven heroína socialista, se tambalea en 24 horas"**. El titular del artículo no podía ser más claro ni el artículo más detallado. ¡Ni veinticuatro horas ha durado la dicha! Se acabó el mito contestatario.
Lo que no gusta es ese pasar de codearse con la Internacional Socialista —aunque sea para llamarles la atención— y acabar en una manifestación de desahuciados en Madrid antes de coger su avión a Viena, en donde vive. La gente cree que el recorrido debe ser justo el contrario: empezar defendiendo a los desahuciados en las calles y luego —si te dejan— ir a sacarles los colores a los políticos de tu partido. Ella no lo ve. Y no ve lo que ven en ella, en su currículum, probablemente de forma injusta. ¡Ella, qué creía ser distinta!
Dice
Talegón en ABC que "está muy triste" y que lamenta haberse convertido
en el centro de la manifestación. Pero eso se soluciona poniéndose en un lado,
con una gorrita y unas gafas de sol. Ha señalado: «La Policía estaba a mi alrededor
y yo aguantando el chorreo, me daba pena la situación de que el centro era yo y
he acabado llorando. Ya en Sol, la Policía me ha dicho: 'mejor vamos a salir de
aquí porque no se trata de hacerse los héroes'»**. Sensatos policías, que de esto de
proteger políticos ya van sabiendo un poco. Pero no sé si habrá alguien que la
proteja de ella misma.
El recelo y descrédito de los políticos es tal que cualquier acción se entiende como aprovechada, cualquier gesto como oportunista. No sé muy bien cuál es la salida para romper ese círculo vicioso, pero mucho me temo que se tardará en restablecer una confianza que se ha perdido, que ha sido pisoteada por las huestes que se han beneficiado durante décadas.
Hoy ser
político, se mire por donde se mire, está mal visto. Y es culpa exclusivamente de
ellos. Boabdil también lloró. Se llora mucho en España últimamente.
*
"Beatriz Talegón: 'No estaba provocando y daba pena que el centro de la
manifestación fuese yo" ABC
16/02/2013 http://www.abc.es/espana/20130216/abci-talegon-manifestacion-desahucios-201302162352.html
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