Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Hoy
todo me parece revuelto. Regreso de dar una charla en un biblio fórum sobre la
obra de Heinrich Böll, El honor perdido
de Katharina Blum, y no puedo
enfrentarme a lo que los periódicos o las televisiones me muestran sin una
sensación de extrañamiento, más allá de lo brechtiano. Los que conocen la obra de
Böll saben que trata sobre la manipulación informativa y sus efectos. Me siento
como Katharina Blum, por la extrañeza que me produce todo lo que me cuentan y muestran; no
sé ya de qué país me hablan, no me reconozco. Como escribió Böll en la obra: «[...] ¡ocurren tantas cosas en primer plano! Pero más aún en segundo
plano.»* (103) Sí,
todo se acumula; ocurren demasiadas cosas, demasiados "planos", y todos raros.
Es raro
que Luis Bárcenas "demande al PP por despido improcedente", como señalan
casi todos los titulares de la prensa. A las disputas ideológicas de toda la
vida le suceden ahora las reivindicaciones laborales. Ya no hay expulsiones,
sino despidos; no se debaten ideas —solo hay una—, sino el finiquito. El
"hombre de la peineta" y las cuentas suizas se ha vuelto reivindicativo y quién sabe si
hasta sindicalista. Cosas peores y más raras se han visto.
Hoy
pasé por delante de su casa en el barrio de Salamanca y me dio mucha pena ver a
los periodistas montando guardia con cámaras y más cámaras con la esperanza de
captarle de nuevo otra peineta con dedicatoria y mandarla a sus informativos. Les
guste o no, todos acaban como paparazzi, haciendo
guardia delante de un domicilio o de un juzgado por si entran o salen políticos, tesoreros o duques. Los
vecinos de la casa, según cuenta la revista del barrio, Zona Retiro, confiesan estar hartos de Luis Bácernas. Eso de tener
veinte periodistas de guardia permanente en la puerta, como si fuera la casa de la Pantoja,
no les hace gracia. Del "cerco" al "circo" informativo; de la "prensa
del corazón" a la del "infarto". Sí, un día nos da algo.
Me encuentro
también con que a Carme Chacón la rodean igualmente los miembros de la prensa.
La pobre se ha visto en la poco deseable situación de tener que elegir entre
sus compañeros locales, que van al desastre autista
—más que secesionista— y sus compañeros globales, que la temen por si le mueve
silla a Pérez Rubalcaba, quien después del debate de la nación debe estar
absolutamente desesperado con ese siete por ciento de reconocimiento que le
daban los estudios del CIS. Recogía el diario El País los desastroso resultados del debate:
La mayoría de los ciudadanos, el 39,1%, cree
que ningún político logró imponerse en el debate sobre el estado de la nación
celebrado los pasados miércoles y jueves, según un estudio del Centro de
Investigaciones Sociológicas (CIS) difundido hoy. El presidente del Gobierno,
Mariano Rajoy, se sitúa en cualquier caso, con un 34, 6% de las preferencias,
muy por delante del líder del principal partido de la oposición, el secretario
general del PSOE Alfredo Pérez Rubalcaba, elegido por el 7,7% de los encuestados.
La ventaja del presidente es de 26,9 puntos en términos generales. Según el
16,% de los votantes del PSOE, en cambio, Rajoy y Rubalcaba empataron, mientras
alrededor del 50% cree que no ganó nadie.**
Me
despista un poco el último dato, porque supongo que "empatar" quiere
decir que "no ganó nadie". Raro, ¿lo ven? A Chacón no la cree nadie
porque es la persona que más se retira, dicen. Los comentaristas de RTVE, ya en la
noche, opinan todos que "ha hecho mal" o "muy mal", que
tenía que votar en contra de sus compañeros y decirles que es demasiado
"secesionismo" la secesión del PSOE y de España de una tacada, aunque
es lo lógico. Este país está resultando tan incongruente que a lo mejor Cataluña
se separa de España y el PSC, en cambio, se mantiene unido al PSOE, incluso se
fusionan después de toda una vida federalista. A lo mejor iban por ahí los
tiros del otro día sobre lo del Partido Socialista Europeo, lo de "más
Europa" de Pérez Rubalcaba, y el cambio de nombre del PSOE. Son los movimientos en segundo plano, los bonsáis que no dejan ver el bosque.
Carme
Chacón se ha quedado "sola", triste y sola, con sus compañeros (por
llamarlos algo) del PSC. Ha conseguido que los del PSC la consideren una
traidora y los de PSOE una arribista dispuesta a desembarcar para barrer a
Pérez Rubalcaba. También es raro. ¡Cómo está la tropa!
No
comparto las críticas que le hacen. Creo que Chacón no tenía muchas
alternativas y que han tratado de dejarla fuera
de juego, inhabilitarla allí y aquí. Creo —y lo digo sin ironía— que se la
han jugado. La política interna de los partidos es mucho más a cara de perro
que la exterior, que al menos tiene el desahogo de poder gritar. Las puñaladas
de los tuyos las recibes con una sonrisa en los labios y diciendo "pa-ta-ti-tas".
La Vanguardia es el medio que mejor ha entendido esta
incongruencia permanente y lo ha hecho mostrando con tres titulares en batería:
"Navarro insta a Chacón a decidir si puede seguir representando al
PSC", "Rubalcaba frena la presión para romper con el PSC" y
"El PSOE advierte que sancionará a los diputados díscolos". En el
primero de ellos se da cuenta de la puñalada trapera de los colegas, que no se
preguntan si ellos han representado alguna vez a la gente que creía votarles
para que defendieran la unión de Cataluña con el resto de España. En el segundo
se da cuenta de la puñalada de Pérez Rubalcaba a Carme Chacón al no respaldarla
en su "soledad sonora" y dejarla más sola que la una, que daba pena
verla rodeada de periodistas intentado explicar —con la voz tomada por la
rabia— que ella no iba a ser cómplice del abandono de los socialistas a sus
votantes catalanes, que les han votado siempre para permanecer en el conjunto y no para
hacer "soberanismo", "secesionismo", "referendismo"
o, ese eufemismo cursi del "derecho a decidir" que confunde "independentismo" con "interrupción del embarazo", otro eufemismo, pero de gran valor simbólico. Por último, hay que
verle la cara a Elena Valenciano confirmando a los periodistas que les van a
poner "doscientos euros" de multa, ¡como sanción!, a los llamados
"díscolos", nombre insólito y divertido para referirse a los
que han votado. ¡Discolos! Me imagino
que Artur Mas habrá dicho que no se preocupen, que los pone él.
No nos
dejan respirar. ¡Ay, Mediterráneo!, ¿qué tienen tus aguas? Es el Sur indómito.
*
Heinrich Böll (2010): El honor perdido de Katharina Blum. Espasa Calpe, Madrid.
[1974, 1985]
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