jueves, 9 de febrero de 2023

Un tren de chapuzas

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

El diario ABC se refiere al caso de los trenes que no caben en los túneles con el titular en portada "El Gobierno usó una jubilación y un cese ya previstos para simular la purga del fiasco de los trenes" y en el interior otro no menos directo, "Los ceses de Transportes por la chapuza ferroviaria eran salidas ya previstas". ¿Otra chapuza?

El término "chapuza" está presente cada vez más en nuestra vida cotidiana y en ese entorno mediático que es ya nuestra naturaleza boscosa, nuestro ecosistema informativo. "Chapuza" se ha utilizado con profusión para la Ley del "solo sí es sí" y ahora llega lo de los trenes que no caben por los túneles. 

La chapuza del "solo sí es sí" es jurídico política, fruto de la incapacidad de entender la relación entre efectos y causas. Es chapuza e incompetencia por parte de quienes lo pergeñaron en los centros de decisión del Ministerio. Pero en vez de darse cuenta, siguen insistiendo en su validez y en que los equivocados son los otros, es decir, todos los demás, porque en esto se han quedado solos, aunque con el aplauso de los abogados de los que salen libres y su gratitud.

Lo de los trenes, en cambio, es una chapuza por inercia, porque crees que todo es estándar y que los trenes se construyen para pasar los túneles y los túneles para que pasen los trenes, algo que se ha demostrado que no es cierto.

Mientras que se puede seguir discutiendo hasta el infinito sobre la ley, echando la culpa a los demás, lo de los trenes es otra cosa: si no caben, no caben. Sencillo, rotundo, incontestable.

Lo que nos dice ABC es que esas cabezas estaban ya "cortadas" o, si se prefiere, amortizadas, una por jubilación y otra por un cese ya previsto. Son ceses de cara a la galería antes de que los leones empiecen a afilarse los dientes.

En El Confidencial, Carlos Prieto nos ofrecía hace dos días una perspectiva de interés en este caso de los trenes:

El fósforo que enciende la pradera en Asturias lo sostiene Revilla en Cantabria con indignación campechana.

He aquí una historia que merece la pena contar al revés, empezar por el final y acabar por el principio.

Adif cesó este lunes al jefe de Inspección y Tecnología y Renfe al responsable de Gestión de Material.

La ministra de Transportes, Raquel Sánchez, había prometido dimisiones por el fiasco de los trenes diseñados para Asturias y Cantabria que no cabrían en sus túneles. En 2019, Renfe lanzó un concurso para renovar 31 trenes de cercanías y media distancia en el norte del país, adjudicado a CAF por 258 millones de euros, pero los gálibos -dimensiones máximas de altura y anchura de los trenes- estaban mal en el contrato. Aunque el fallo interno se descubrió durante el diseño, es decir, antes de la fabricación, el caos burocrático demorará la entrega de los trenes al menos tres años.

La ministra dijo compartir el “enfado e indignación” del presidente cántabro, Miguel Ángel Revilla, que convirtió el trenicidio en drama nacional. Adrián Barbón, presidente del Principado de Asturias, se sumó a Revilla y a la ministra: "Hay que ver quiénes son los responsables de esta chapuza y cesarlos". Todos de acuerdo pues… a toro pasado

 Ocurre que algo falla en esta indignación coordinada entre el Gobierno, Asturias y Cantabria. Un fallo en el sistema que explicaría varias cosas interesantes sobre el funcionamiento del laberinto territorial español: por qué unas noticias tienen impacto y otras no, cómo funcionan los escándalos políticos cuando llegan a los medios, por qué Revilla la lía cada vez que abre la boca, qué pasa en el silencioso oasis socialista asturiano y por qué en España se maltrata a los trenes que no van a alta velocidad.*

Son muchas cuestiones, desde luego, y todas ellas relevantes... si son capaces de llegar a la opinión pública. La idea de Carlos Prieto es que todo esto se sabía, fue dicho, pero hasta que no lo dijo Revilla y pidió cabezas no se creó el escándalo y la chapuza alcanzó entonces dimensiones mediáticas nacionales. Está bien visto porque la realidad es esa confluencia entre intereses de unos y de otros que finalmente llega a resolverse con esos dos ceses, uno por cada lado, que no generan coste alguno y sirven para salvar otras cabezas.

Son más chapuzas las que Prieto añade a las visibles; son las chapuzas del silencio, las de unos medios que no profundizan, las de una oposición local que no se entera, el abandono de las redes de cercanías frente a la alta velocidad, etc. Muchas, sí.

20 minutos

La cuestión importante es cuántas chapuzas se puede permitir un país sin que las consecuencias le afecten de forma grave. Está claro que la chapuza de la Ley del solo sí es sí tiene unos costes políticos importantes, a la vez que sociales, y esperemos que esas personas que salen beneficiadas no busquen a sus víctimas y tengamos pronto una desgracia más. 

La lista de chapuzas se puede extender a muchos campos. No todo atrae la misma atención mediática y a veces necesita de un conflicto de fondo para que salte. Lo que ya estaba dicho solo adquiere fuerza cuando a alguien le interesa. Un día de estos hablaremos de las chapuzas educativas, si es que le interesa a alguien. 

* Carlos Prieto "Cómo Revilla explotó el fiasco de los trenes de Renfe (y dejó a Asturias con el culo al aire)" El Confidencial 7/02/2023 https://www.elconfidencial.com/espana/2023-02-07/como-revilla-exploto-el-fiasco-de-los-trenes-que-no-caben-en-los-tuneles-y-dejo-a-asturias-con-el-culo-al-aire_3570867/

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.