lunes, 27 de febrero de 2023

La excusa de los recursos

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

Cada vez salen más datos sobre el suicidio de las gemelas. Cada vez son de mayor negrura y nos muestran aspectos negativos del comportamiento institucional y social. Cuando pensamos que estamos hablando de unas niñas de 12 años hay algo que hace crujir nuestro interior, que levanta la indignación. Cada dato, cada aportación de conocidos, de gente de su entorno, de familiares, etc. vemos la inoperancia, la falta de motivación en un ámbito que es el futuro de nuestra sociedad; lo que somos, seremos.

Nos hemos acostumbrado a que todo, absolutamente todo, sea cuestión de expertos, de personas que se han de ocupar de los problemas y que eso nos exonera, nos libera de cualquier responsabilidad.

Pensamos que son los recursos los que fallan, que alguien no cumplió con su trabajo. Pero hay cosas que son trabajo de todos. El año pasado una alumna llegó a proponerme la dirección de su trabajo fin de grado y le interesaba la "salud mental". Le propuse inmediatamente que lo hiciera sobre la situación en la Universidad, en su entorno. Así lo hizo, miramos lo que teníamos y lo que se había hecho en otros lugares. Sirvió, al menos, para saber cómo estamos.

Pero el conocimiento no es una solución. Investigamos, pero más allá de esto, nos damos cuenta de que las situaciones que nos llegan tienen su origen en las múltiples deficiencias sociales que llevan a que estos casos trágicos caso ocurran.

En RTVE.es lo expertos hablan sobre lo ocurrido:

El túnel del suicidio es multicausal y nunca puede atribuirse a una única razón, pero, en los menores, el acoso escolar se presenta como un importante riesgo. Los expertos consultados por RTVE.es coinciden en que puede existir una clara conexión entre ambas cuestiones y es una opinión que los datos respaldan. Según el último Estudio sobre Conducta Suicida y Salud Mental en la Infancia y la Adolescencia en España (2012-2022) de la Fundación ANAR, el 70% de los estudiantes con ideación suicida declaró haber sufrido maltrato en el colegio.

"Tienen una relación estrecha", coincide el profesor y presidente de la Asociación Anti Bullying Sanlúcar (Absa) José Manuel Parada. Uno de esos casos es el del hijo de Víctor, que buscó ayuda en la organización. Ahora ha cumplido 19 años, pero hace menos de uno que fue víctima de acoso por parte de sus antiguos compañeros. Durante casi una década tuvo que soportarlo también cada día. Cuando la situación salió a luz, las pruebas psicológicas revelaron que el adolescente tenía “un índice de suicidio del 90%”.  “Teníamos muchísimo miedo, lo acompañamos al servicio para no dejarlo solo”, relata el progenitor, quien lamenta la inacción de la escuela y la falta de prevención.

 “Muchos centros no tienen recursos para afrontar esta lucha”, añade por su parte el presidente de la asociación al recordar la “escasa formación” de algunos docentes tanto respecto al bullying como al suicidio. A esta problemática que algunos denuncian se le suma en reiteradas ocasiones la sobrecarga de trabajo de los agentes educativos y el tabú, así como la falta de personal orientador y, por ende, de implicación. "La prevención es presencia y escucha", explica en esta línea la psicopedagoga Mar Cortina, "y eso solo lo podemos hacer si disponemos de tiempo".*


La verdad de lo señalado no quita que los casos de abuso, con resoluciones más o menos graves, sea una tarea de todo. Los acosadores están en el sistema educativo, no son alguien que venga de fuera. Los que insultan a alguien porque no es español están en el sistema educativo; los que atacan a una niña que se siente varón están en el sistema cada día. Están sentados en sus pupitres y ejercen su violencia dentro del sistema educativo, delante de sus profesores y tutores.

Volvemos a la pregunta que nos hacemos en estos días, la básica: ¿qué significa "educar"? ¿Qué es "enseñar" y "aprender"? Lo ocurrido no es por un problema de recursos. Falla el sistema entero, la totalidad de la escuela.

Pero hay que ir más allá. La escuela que tenemos no es más que el reflejo de una sociedad en la que ocurre lo mismo. La infancia, lo repetimos, no es una isla; no es un periodo aislado, es la antesala donde experimentamos lo que nos rodea, donde volcamos lo que escuchamos, vemos. La escuela tiene límites, la vida no. Y es esa interacción entre la vida y la escuela en donde está el problema.

Ahora podemos entender ese intento de evitar que pensáramos que se había producido acoso, que no había existido. Todo eran patologías personales y conflictos familiares que se llevaban a una escuela idílica, desgraciadamente sin recursos. Todo una forma descarada de evitar responsabilidades pero, sobre todo, de evitar que veamos las feas escuelas, los espacios de aprendizaje negativo.

La frialdad de nuestra sociedad, pegada a sus teléfonos, que usa sus teléfonos para difundir sus violaciones, las palizas, las infracciones, etc. es lo que hay que tapar. Pero los acosadores de hoy son los violadores de las "manadas" de mañana, los que dan palizas por divertirse y un sinfín de síntomas que se ignoran porque son "cosas de la edad", que ya se pasarán. Pero no se pasan.

Las excusas de los recursos, de la falta de formación, de personal especializado, etc. son solo formas de liberarnos de la responsabilidad de que estamos formando acosadores, gente intransigente que hoy lo hacen con compañeros de la escuela, mañana con compañeros de trabajo. ¿Los motivos? Nunca faltan: que son de fuera, que quitan los puestos de trabajo... cualquier excusa es buena para satisfacer esa parte violenta del ego. La violencia entrena en el poder. El fuerte contra el débil, la mayoría frente a la minoría.

No, no es problema solo de "expertos". No nos dejemos arrastrar por las cifras, por las probabilidades, etc. Son las marcas de nuestra incapacidad de ir más allá de ellas. Pero esas cifras que se nos dan son nada si no nos hacen actuar. Cuando tenemos un caso de acoso como el que desencadenado todo esto, no son las cifras las que nos dicen qué debemos hacer.

Coincido con lo expuesto a continuación:

Aunque puedan resultar temas incómodos en el aula, no hay mejor herramienta contra el bullying y el suicidio que la prevención y la visibilización. En el Instituto de Educación Secundaria Orba, en Alicante, la psicopedagoga y jefa del Departamento de Orientación Mar Cortina lo tiene claro. "Para resolver un caso de acoso escolar se necesita haber educado antes en el respeto y en la convivencia", desmitificando "la figura del chivato" y creando un ambiente "seguro" en el que los menores "puedan decir lo que ven". 

"Tenemos que hacerles entender que quien calla cuando ve un acto que hace sufrir a otra persona es cómplice", algo que puede conseguirse con tiempos como las tutorías. Pero, además, es imprescindible que los propios docentes eduquen con sus actos y sienten las bases de la vida en común desde el primer contacto. "Al primer insulto o zancadilla hay que reaccionar" y enviar el mensaje de que ese comportamiento no tiene cabida en una escuela. "No hay que dejar que ni un solo comentario que nos hagan los chavales se quede sin resolver", defiende Cortina. * 

No hay otra. La violencia crea sus propias dinámicas; se convierte en una forma de "normalidad" en la que todo ocurre por culpa de la víctima, a la que se responsabiliza. Son los docentes lo que deben marcar con claridad cuáles son los valores de la convivencia y filtrar lo negativo para que no se convierta en esa normalidad negativa que se adueña del centro. Hace falta mejor comprensión sobre cómo funciona la psicología del grupo, cuáles son sus dinámicas, dejar de centrarse en la víctima como responsable y comprender que el enfermo es el grupo. Esto es esencial para poder atajar lo que se forma y evitar la atracción de la impunidad grupal.

En esa escuela habrá muchos que hayan participado en el acoso. Algunos se habrán dado cuenta de los efectos de sus acciones. Otros, en cambio, dirán que no es problema suyo, que si no son capaces de aguantarlo que se vayan. Hay que mostrar con claridad los valores de respeto, de la dignidad de las personas. No es fácil en un mundo donde los ejemplos no cunden, donde todo se resuelve en gritos e insultos, en descalificaciones, donde se justifican marginaciones por ser de otro lugar, aunque este se encuentre a unos pocos kilómetros, donde hablar otra lengua es suficiente para ser señalado con el dedo y ser fruto de acoso.

Tenemos lo que somos y somos lo que tenemos. Mirar hacia otro lado o tapar la realidad no soluciona ningún problema. La excusa de los recursos no tiene sentido. La educación es la solución.


* Laura Gómez Sánchez "Suicidio y acoso escolar, una "relación estrecha" en un problema multicausal: "Muchos centros no tienen recursos"" RTVE.es 25/02/2023 https://www.rtve.es/noticias/20230225/acoso-escolar-suicidio-prevencion/2427112.shtml

 

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