Joaquín Mª Aguirre (UCM)
La
historia de los gemelos separados que se encuentran gracias a un
"error" de etiquetado nos la cuentan en 20minutos y tiene algo de
fábula moderna sobre el reencuentro. «El
azar quiso que un error al etiquetar al hermano equivocado en una fotografía de
Facebook los volviese a unir de nuevo. "Me criaron como a un hijo único.
Hasta que alguien en Facebook me etiquetó en una foto. Era
yo, pero no era yo. Era él", ha contado uno de los
jóvenes, natural de Idaho.»*
Los gemelos siempre han sido un misterio que pone a
prueba nuestro sentido de la identidad. Ese "era yo, pero no era yo. Era
él", tiene algo que rompe la idea identitaria, en crisis, que tanto nos preocupa hoy.
El triste caso de las gemelas que se intentaron
suicidar, con una de ellas intentando ser diferente, querer ser chico y
llamarse Iván, nos trae esa dura batalla doble, sobre la identidad personal y
el vínculo con el otro/a y sobre la identidad sexual.
En el caso que se nos cuenta en 20minutos, la
identidad se sorprende al encontrarse duplicada. Los lazos entre gemelos son
especiales y el vínculo único. ¿Cómo vivían la una el caso de la otra, su
deseo de ser diferente? Finalmente las dos saltaron al vacío. Ni como mujer ni
como hombre se pudieron librar de algo superior a ellas: cómo las percibían sus
acosadores.
¿Cómo vivirán ahora esto los nuevos gemelos? ¿Cuáles serán sus lazos, cuál será su identidad? Me imagino que a la sorpresa inicial del verse fuera, como exteriores a sí mismos, como conocidos desconocidos, le seguirá una etapa de descubrimiento y de reescritura propia. ¿En qué son iguales, en qué se diferencian? Es en la construcción de esas figuras en donde radica el sentido de lo social y las relaciones que mantenemos, cómo nos ven y cómo nos vemos.
El acoso es un aislamiento en un "él" al
que no se le deja participar en un "nosotros". A la identidad personal (yo) se le
enfrenta la poderosa identidad comunal, la pertenencia a una entidad en la que
participar (un nosotros integrador). Como seres sociales, buscamos ese sentido
de grupo; como seres racionales, necesitamos sentir que somos un "yo"
diferenciado. Es en el equilibrio entre el yo y el nosotros donde nos construimos.
También construimos la alteridad, la diferencia que no solo nos permite sentirnos
diferentes, sino que puede llegar a la estigmatización de los otros,
convertidos en "ellos"
distantes y peligrosos, una amenaza que debe ser controlada.
El drama de las gemelas argentinas, acosadas, la
solidaridad entre ambas hasta llegar al suicidio, nos hace preguntarnos por el
futuro de la superviviente. ¿Cómo lo afrontará? ¿Cómo enfrentarse a la desaparición
de la otra cuando quisieron irse juntas de este mundo?
Por mi barrio viven unos gemelos absolutamente
idénticos. En décadas nunca vi al uno sin el otro. Aunque vistieran de forma
diferente, bastaba con ver las caras para darse cuenta de una duplicación
perfecta. Caminaban rozándose los hombros, con un ritmo sincronizado y nunca
les vi hablar en su camino, nunca detenerse a hablar con alguien. Era un
extraño fenómeno de identidad que me imagino les llevó a crearse una soledad
conjunta. No creo que nadie pueda llegar a entender una relación de este tipo,
esa unión.
Los gemelos americanos han descubierto algo más que un hermano perdido. Tienen tiempo para descubrirse en el otro, una parte de sí mismos que conocen y otra que desconocen. Tampoco será fácil sentir la intensidad de ese encuentro. La gemela superviviente afronta una vida complicada, difícil.
Es preocupante esta forma de construir el nosotros, un enfrentamiento con lo que
es diferente, a lo que podemos señalar con el dedo, de lo que podemos reírnos.
Todo ello nos permite agruparnos con los fuertes,
los violentos y de escapar a lo que más tememos: ser nosotros el próximo
objetivo. La complicidad y el silencio son fórmulas del miedo. La crueldad en el acoso nos refleja.
Como sociedad buscamos un "nosotros" cada vez más agresivo, más tajante, más distanciado de los otros, sobre los que cargamos nuestras frustraciones y complejos. Es en la diferencia donde buscamos la identidad, algo frente a los otros. Las etiquetas distintivas se elevan como barreras y acaban creando violencia, segregación. Hay muchos intereses en ello.
La queja que se escucha es la de los recursos, ¿y la de la voluntad? ¿Dónde está la voluntad de acabar con este cáncer social del acoso?
Mientras no construyamos una sociedad que busque anular diferencias y no construirse sobre ellas, la violencia, el sufrimiento, el abuso, etc. serán partes de nuestras vidas. Esto no es solo un caso, una historia; es un aviso.
* "Un error en Facebook logra un emotivo
reencuentro, 20 años después, de dos gemelos separados al nacer" 20minutos
25/02/2023
https://www.20minutos.es/gonzoo/noticia/5104633/0/reencuentro-20-anos-despues-gemelos-separados-nacer-error-facebook/
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