lunes, 28 de marzo de 2022

¿Hemos aprendido algo del COVID?

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

Sanidad vuelve a hacer de las suyas. De nuevo —¡qué casualidad!— la llegada de un periodo vacacional abre las alegrías preventivas. Los expertos que aparecen quedan ya divididos en dos, los que hablan de la famosa "gripalización", que es como una lista de buenos deseos, y los que advierten con un "demasiado pronto" mientras señalan que las cifras está de nuevo en ascenso.

Que no hayamos podido bajar de ciertas cifras es un mal síntoma y nos muestra lo difícil que es hacerlo con tanto festivo que hay que cumplir, por decirlo así. En el diario ABC nos explican los datos:

Los últimos datos oficiales, publicados por el Ministerio de Sanidad, reflejan un aumento de casos de covid-19. La trasmisión ha aumentado desde el lunes en 25 puntos hasta los 461 casos de incidencia acumulada, así como el número de nuevas infecciones covid, que suben de las 54.147 a las 72.892, aunque los ingresos hospitalarios siguen en retroceso. Aumenta la incidencia acumulada en todos los territorios de España, menos en Cataluña, que baja de los 515 a los 496 casos, mientras que autonomías como la Comunidad Valenciana experimentan fuertes subidas de la trasmisión (de 297 hasta los 400 casos).

Pese a los datos, la última decisión es poner fin al aislamiento en los casos leves y asintomáticos a partir de este lunes. Todos los casos confirmados con síntomas leves ya no tendrán que aislarse, sino "extremar las precauciones y reducir todo lo posible las interacciones sociales utilizando de forma constante la mascarilla y manteniendo una adecuada higiene de manos durante los 10 días posteriores al inicio de síntomas", han indicado desde Sanidad.*

Toda la estrategia actual se basa en un deseo: que la gente "aprenda" a vivir con el virus. Eso de "extremar las precauciones" nos suena a sánscrito cuando lo que la gente solo reacciona a un sistema binario de decisiones, blanco o negro, mascarillas o no mascarillas. Pasar la pelota a las personas y, lo que es peor —y de lo que se quejan los expertos—, lanzar opacidad sobre los datos al reducir el acceso a lo existente, es muy malo.

Es en ese "pese a los datos" donde radica el problema del planteamiento. Cualquier razonamiento que parta de esa ignorancia de lo real está destinado al fracaso, que en estos términos significa el crecimiento de los contagios y el riesgo con ello de la aparición de nuevas variantes con imprevisibles mutaciones.

Los planteamientos ministeriales son, una vez más, el cuento de la lechera, un conjunto de deseos que la realidad acaba haciendo fracasar. Mandar a los contagiados "leves" —a los "graves", por ahora no los sacan de los hospitales— a trabajar dejando en ellos la responsabilidad de saber si lo que les rodean son o no susceptibles de contagiarse por motivos diversos es asumir un riesgo que solo puede hacer aumentar, pero que nunca puede obviamente hacer disminuir. Por eso el cambio de la contabilidad vuelve a ser objetivo del gobierno como parte esencial de la campaña. Lo malo es que eso tampoco reduce nada más que los discursos creando a la vez una falsa sensación de mejoría que contribuirá a hacer ascender los invisibles datos de contagio.

Que la pandemia ha causado fatiga es indudable. Pero esto no se combate con un tipo de medidas similares al avestruz o con consignas como "ha llegado el momento de las sonrisas", que además de cursis son ineficaces y contraproducentes. Precisamente porque las reacciones a la fatiga frente a las restricciones son la tendencia a la desprotección, hay que buscar otras estrategias y planteamientos que no nos dejen en manos de decisiones personales cuando ya se ha demostrado el binarismo anteriormente.

Así nos describe Pablo Linde en el diario El País la situación que comienza hoy mismo:

La forma de actuar frente a la covid da un giro radical desde el lunes. Después de más de dos años en los que, ante cualquier síntoma, había que hacerse una prueba y aislarse en caso de dar positivo, las reglas cambian: ahora las personas leves o asintomáticas no tendrán ni que someterse a un test ni, por lo tanto, recluirse. La vigilancia se focaliza en personas mayores de 60 años, las que padezcan con patologías que las hagan más vulnerables o en centros sanitarios y sociosanitarios. Estas son las nuevas normas y recomendaciones:

¿Qué hago si tengo síntomas de covid?

Las personas sanas menores de 60 años tienen que actuar de modo similar a como lo hacen con un catarro o una gripe. Si tienen síntomas leves, pueden hacer vida normal, aunque es recomendable que reduzcan los contactos sociales, especialmente con personas vulnerables, y que mantengan el uso de la mascarilla en todo momento. Para los mayores de 60, quienes padezcan alguna inmunodeficiencia o cualquier patología que les haga especialmente vulnerables, las mujeres embarazadas y los residentes en centros sociosanitarios, la recomendación es consultar al médico para recibir un diagnóstico, incluso con síntomas leves.

¿Y si los síntomas empeoran?

Como con cualquier otra enfermedad, ir al médico, que será el que decidirá cómo proceder.

¿Puedo ir a trabajar con síntomas? ¿Tengo que comunicar el positivo a la empresa?

Si los síntomas son leves no habrá positivo, porque no será necesaria prueba. El Ministerio de Sanidad recomienda que en caso de síntomas, en la medida de lo posible, se teletrabaje. Pero si no se puede y el médico no ha dado una baja, se tendrá que ir a trabajar. Una vez más, manteniendo la mascarilla, que sigue siendo obligatoria en interiores.

¿Cómo sabremos si suben o bajan los contagios?

Como los casos dejan de contarse de forma exhaustiva, ya no habrá un indicador exacto de incidencia acumulada como el que lleva en vigor casi dos años. Ahora las autoridades sanitarias se guiarán por indicadores indirectos, como la ocupación hospitalaria o los casos en personas mayores, que pueden dar una idea de la transmisión general.** 

El "es recomendable" pasa a ser la regla, pero ¿quién lo recomienda? Evidentemente, mi propia estimación, ya que seré yo quien decida. Esto es considerar que los asintomáticos pueden mezclarse con los que no lo son, es más, que yo debo intuir si estoy ante una persona de riesgo. La realidad es que la persona de riesgo pasa a ser el asintomático, un riesgo para los demás que ahora tiene patente de corso para hacer de todo, dejando en manos de los demás el tener que sospechar que los que tienes cerca pueden estar infectados por el COVID-19. Si una persona de riesgo se contagia, la culpa será suya por no haber tomado medidas. El que contagie queda exento de responsabilidad porque nadie le obliga a recluirse, solo en los casos más graves y por decisión del médico, al que puede no acudir.

Todo el sistema se basa en unas condiciones que la realidad dejará claro si funcionan o no. Ojalá que funcione porque si no podemos vernos ante una nueva ola, que el ministerio tendrá que volver a camuflar. Los expertos están siendo claros en la evaluación de las medidas. Les parecen precipitadas con los datos que tenemos. Que estén tranquilos en este sentido porque pronto ya no tendremos datos. Esos "indicadores indirectos" serán selectivos e interpretables. Por fin se ha conseguido hacer que la gente sea absolutamente responsable de lo que ocurra y el ministerio quedará exonerado de responsabilidad. La gente se contagiará porque quiere, al no tomar las medidas adecuadas, que son la que se deben tomar cuando tengas en tu trabajo a más de una persona.


En el texto citado en primer lugar, la nueva ola se da por descontada ya desde el titular: "El aviso del doctor Carballo en La Sexta ante una posible nueva ola de covid en Semana Santa: "Sin duda"". No es ser agorero, sino contemplar lo que supone declarar de hecho a los asintomáticos como no contagiosos. Esto va contra todo lo que hemos aprendido.

Los "síntomas leves" no reducen en absoluto la capacidad de contagio. Es otra dimensión distinta. No por estar más grave se contagia más, en el mismo sentido. La medida del ministerio es abrir una puerta a la enfermedad ya que echa la responsabilidad en quien no la tiene, mientras que libera al que la tiene para moverse y actuar. La falta de test será otro condicionante para saber si realmente se está contagiado. Ojos que no ven....

Cuando paseo, veo a mucha gente con la mascarilla puesta, pese a la idea de no llevarla en exteriores. La gente ha aprendido dos cosas, a tomar medidas y a no fiarse de las alegrías ministeriales, más pendientes de otros compromisos. Es triste, pero es así. Cuando son preguntados sobre las mascarillas, algunos responden "demasiado pronto", "hay que esperar un poco más". Más vale pecar de prevenidos que de osados.

Las cifras nos han hecho perder la perspectiva. Hace unas semanas estábamos en cifras de incidencia de miles de contagios. Al haber bajado hasta los 400 nos parece que es un gran logro. Sin embargo, los expertos señalaban cifras sobre los 40-50 casos para hablar de "normalidad", muy lejos de lo que seguimos teniendo. La solución fue, una vez más, cambiar las formas de conteo. El problema es que cada vez que esto se hace se vuelven a disparar los casos, como ya está ocurriendo.

"España pasa página a la pandemia" decía un titular de El País. Ahora está por ver si el COVID-19 pasa de nosotros.  


* "El aviso del doctor Carballo en La Sexta ante una posible nueva ola de covid en Semana Santa: "Sin duda"" COPE/ABC.es https://www.cope.es/actualidad/television/noticias/aviso-del-doctor-carballo-sexta-ante-una-posible-nueva-ola-covid-semana-santa-sin-duda-20220328_199426128/03/2022

** Pablo Linde "¿Qué hago si tengo síntomas de covid a partir de ahora?" El País 27/03/2022 https://elpais.com/sociedad/2022-03-27/que-hago-si-tengo-sintomas-de-covid-a-partir-de-ahora.html

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.