Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
No hay
guerra pequeña en la mente de Donald Trump. Eso le suele ocurrir a todos
aquellos con personalidades como la suya, una derrota nimia es un gigantesco
drama. No es, como alguno supondrá, perfeccionismo,
sino un ego galáctico, el gusto por
ver en las caras de los otros gestos de la derrota, es decir, su puntito
sádico.
De
todas las intensas guerras en las que está metido —en lo que ya muchos
califican como el mejor arranque de temporada presidencial de todos los
tiempos, algo que tiene a todos enganchados— se encuentra la que mantiene con
Arnold Schwarzenegger, su sustituto en el programa que le ha llevado a la Casa
Blanca, "El aprendiz", del que sigue apareciendo como
"productor" en sus créditos.
El
actor —es decir, Schwarzenegger— ha decido abandonar el programa por dos
causas, la crítica constante de Trump y la caída de las audiencias. Con todas
las cosas que Trump debería tener en la cabeza, además de ver la televisión y
tuitear frenéticamente, puede chocar este marcaje a su sustituto en el programa.
Creo, por el contrario, que se trata de un rasgo característico de su
personalidad que nos confirma en el detalle lo que vemos a grandes brochazos.
El País nos cuenta el desenlace de la refriega:
El actor añadió en su entrevista que el
motivo de su decisión no es el programa sino el hecho de que ‘la gente venía a
mí y me decía ‘me encantaba, pero en cuanto leía el nombre de Trump tenía que
apagarlo’”. La última temporada del programa terminó en el mes de febrero y se
desconoce si la NBC buscará un nuevo presentador o interrumpirá su emisión de
manera indefinida.
La llegada de Schwarzenegger a El Aprendiz,
un concurso con dosis de telerrealidad que ha consolidado la fama de Trump en
EE UU durante catorce temporadas, fue recibida con duras críticas por el
mandatario. El republicano se burló del actor en Twitter al conocerse el
descenso en los datos de audiencia y pidió “rezar” por Schwarzenegger durante
la celebración de un evento religioso en Washington.
“Los espectadores están cayendo en picado”,
afirmó Trump en un discurso con motivo del Desayuno Nacional de Oración, el
pasado mes de febrero. Uno de los asistentes era Mark Burnett, productor de El
Aprendiz. “Mark nunca volverá a apostar en contra de Trump. Yo solo quiero
rezar por Arnold, aunque solo sea por esos datos de audiencia”. En Twitter, el
presidente añadió que Schwarzenegger “hizo un trabajo realmente malo como
gobernador de California y mucho peor en El Aprendiz, pero por lo menos lo
intentó”.*
Que
mucha gente esté empezando a huir de todo lo que huela a Trump y familia no
tiene nada de particular. La bajada de las audiencias entra en lo normal, como
la bajada de su aprobación como presidente. Sin embargo, Trump está ciego para
cualquier cosa que le muestre negativamente, algo patológico. Su visión de sí
mismo le impide ver los errores o fallos que pueda tener. Por eso cuando le
llegan los resultados de las elecciones tiene que decir que ha habido fraude
porque no soporta (literalmente) que alguien haya tenido más votos que él o
considera "fake news" todas las encuestas que reflejan su baja
aprobación.
La
pérdida de audiencia del programa, en su opinión, no puede obedecer a rechazo
social sino a errores de los demás. Sobre la catadura moral de Trump ya había
pruebas, pero aprovechar la cita del Desayuno de Oración para hacer que todos
recen por "Arnold" es poner el listón alto y, sobre todo, muestra su
incapacidad para distinguir los distintos planos en los que los seres humanos
nos movemos o lo que también se llama "saber estar". Los detalles que
nos deja cada día nos lo muestran como una persona incapaz de establecer las
diferencias entre los distintos planos en los que se mueve ni jerarquizarlos
para dar prioridades. Que una persona que ocupa la Casa Blanca esté pendiente
de los datos de audiencia del programa que dejó para presentarse a la
presidencia nos dice algo sobre su mentalidad.
Arnold
Schwarzenegger se lo ha tomado con más humor y le ha propuesto el intercambio
de puestos, ya que está tan preocupado por las audiencias:
"Hey, Donald, tengo una gran idea. ¿Por
qué no intercambiamos trabajos?", dijo Schwarzenegger. "Tú te haces
cargo de la televisión ya que eres tan experto en índices de audiencia y así la
gente puede dormir tranquila finalmente"**
No cabe
duda de que el concepto de "normalidad" ha quedado en un estado
difícil de definir. Desde antes de la llegada de Trump a la Casa Blanca, la normalidad
comenzó a desvanecerse ante la omnipresencia de Trump. Su afán de protagonismo
muestra la incapacidad de entender qué es la política y, peor, su incapacidad
para entender qué es la presidencia de los Estados Unidos.
Trump
afronta la política y sus implicaciones como una cuestión mediática, tal como
afrontó la campaña electoral. A ello se han referido los que han considerado
que Trump actúa como un "candidato" y no como un "presidente".
Hacer electoralismo cuando ya has sido elegido puede parecer una incongruencia,
pero es una forma populista de considerar el gobierno. Todo se convierte en
gestos hacia el exterior. Si Trump invitó a varias mujeres que habían acusado al
expresidente Bill Clinton y las sentó entre el público en su debate televisivo
con Hillary Clinton, hace unos días ha usado en su discurso ante el senado otro
golpe de efecto: la invitación a la esposa de un soldado fallecido en combate.
El
patetismo del momento le garantizaba la emoción del auditorio y la posibilidad
de subir el tono emocional del discurso en el que, como muchos han señalado, no
dijo nada. El hecho ha
sido criticado como mera "manipulación emocional".
The Washington Post titula "Among Gold Star families, strong
feelings about whether Trump exploited the grief of a Navy widow", para
resaltar la división que, una vez más, Trump crea en lo que toca. Trump
es el gran divisor; se alimenta de la polémica y por ello necesita crear este
tipo de conflictos que le permiten el ataque, es decir, dar salida a su
agresividad, que él entiende como un rasgo competente. Muchas familias
militares no pueden olvidar el insulto que Trump dirigió a los padres
musulmanes de otro militar laureado caído. Entonces no tuvo reparos en el insulto.
Ahora, en cambio, los usa.
En otro artículo titulado "How Carryn Owens ended up in
the balcony to create the emotional high point of Trump’s speech"***, el
mismo diario nos da cuenta de cómo la esposa no quiso asistir ante la invitación
inicial, pero que fue finalmente convencida.
President Trump, then just 10 days in office,
called Carryn Owens, the grieving widow of Navy SEAL William “Ryan” Owens, to
express his condolences, according to a White House account, and to invite her
and her three children to visit him at the White House.
“By the way,” Trump told Owens, according to
the White House, “I’m going to be giving this speech in February. If you feel
comfortable, I would love to have you as a guest.”
Owens was overcome with emotion from the past
24 hours. She told the president that she appreciated him asking, but was
noncommittal. Trump directed a military aide to follow up with her until,
ultimately, she accepted.
The story of how Owens made it to the balcony
of the House chamber Tuesday night to create the emotional high point of
Trump’s joint address to Congress was recounted Wednesday by White House press
secretary Sean Spicer in his briefing with reporters.
Near the end of his 60-minute speech, Trump
recounted the counterterrorism raid — his first as president — and recognized
Carryn Owens, whose eyes were filling with tears. He said of her late husband,
“Ryan’s legacy is etched into eternity,” as she looked to the heavens. The
crowd of lawmakers, administration officials and military leaders stood to
applaud her for two full minutes.
“I’ve been in this town 25 years, probably
watched ‘State of the Unions’ for 30,” Spicer said. “I’ve never seen a
sustained applause like that.”***
Y no esperaba menos el presidente. Cerrar su discurso con
las apelaciones a la viuda presente, a sus hijos, al marido fallecido, es un
recurso tan burdo como de mal gusto. Sobre todo si sabes que vas a tener un
clima frío. Pones a la oposición entre la espada y la pared, en la tesitura de
aplaudir o no a la viuda de un militar caído para apropiarte del aplauso. No es
una genialidad, es una cobardía. También una forma de promoción de la hija,
situada junto a la viuda (El Mundo la
llama "La viuda de América"), como han señalado los detractores del
escaparate promocional en que han convertido los actos presidenciales.
Así lo ha entendido el padre del militar fallecido:
Bill Owens said in an interview last Friday
with the Miami Herald that he had
reservations about the decision to launch his son’s fatal mission in Yemen and
called for an investigation. He also said he was troubled by Trump’s incendiary
comments during last year’s campaign about another Gold Star family.
Bill Owens also said that when Trump and
daughter Ivanka visited Dover Air Force Base to pay their respects to the Owens
family as Ryan’s flag-draped casket was carried off a military jet, he declined
to visit with the president.
“I’m sorry, I don’t want to see him,” Bill
Owens recalled telling a chaplain in his interview with the Herald. “I told
them, ‘I don’t want to meet the president.’”***
El enfado del padre es el mismo de todos los que piensan que
la operación en Yemen en la que falleció el militar ha sido la primera que
montó Trump pocos días después de llegar a la Casa Blanca. Muchos pensaron que
era precipitada y que simplemente el nuevo presidente quería más titulares. La
invitación a la Casa Blanca es un intento de comprometer a la familia y alejar
las responsabilidades. De ahí el rechazo del padre y su petición de una
investigación.
Quizá el padre recordaba la vergonzosa entrevista del
flamante Comandante en Jefe tras la precipitada intervención en Yemen, con la
pérdida de su hijo:
In an interview with Fox & Friends Tuesday,
President Donald Trump refused to accept responsibility for the risky special
operations raid in Yemen earlier this month that resulted in the death of Navy
SEAL Chief Petty Officer William “Ryan” Owens.
Never mind the fact that Trump personally
approved and ordered this flawed raid; never mind the fact that he personally
signaled during his campaign that he wanted to order more aggressive counterterrorism
actions like this. When things went bad, it was the fault of the military — not
Trump.
“This was a mission that was started before I
got here. This was something they wanted to do,” Trump said. “They came to me,
they explained what they wanted to do ― the generals ― who are very respected,
my generals are the most respected that we’ve had in many decades, I believe.
And they lost Ryan.”****
Este "ellos perdieron a Ryan" final es una afirmación vergonzosa, otra forma de rechazar los fracasos en una mente que solo se ve en el
espejo del triunfo. Se hace difícil para muchos militares aceptar esto. Eran ellos los que querían hacerlo, él se
limitó a complacerles. Y fallaron, se perdió a uno de ellos. Muchos militares
no aceptarán a Trump.
Trump aprobó la operación en Yemen para conseguir titulares
mostrándose como el Comandante en Jefe que lleva a la victoria. El mismo Trump
monta el espectáculo ante los congresistas para hacer ver que América tiene
"héroes" y no "víctimas" de su narcisismo e inexperiencia.
La preocupación por las audiencias de "El aprendiz"
no es casual. A Trump no le importa que bajen en el programa televisivo. Es una forma retórica
de atraer la atención sobre que, no estando él, el programa ha bajado en
audiencia. Esa y no otra es su atención. Responsabiliza a Schwarzenegger como responsabiliza a los militares de lo que estaba bajo su mando. Lo primero que hizo al ver el resultado de la operación fue decir que estaba montada desde antes.
El fracaso nunca está en su mente ni asumir las responsabilidades. El tuit que lanzó cuando se dieron las audiencias de Arnold
Schwarzenegger no deja dudas. Lo recoge la CNN en español:
"Guau, llegaron los índices
de audiencia y Arnold Schwarzenegger quedó "abrumado" (o destruido)
en comparación con la máquina de ratings, DJT" , tuiteó el entonces
presidente electo el mes pasado.
Schwarzenegger respondió a esos
comentarios deseándole a Trump "toda la suerte del mundo" y
diciéndole que espera que Trump "trabaje por TODO el pueblo estadounidense
con la misma agresividad con la que ha trabajado para conseguir
audiencia".**
En un segundo tuit, continuación de este, explica el fracaso porque Schwarzenegger apoyó a Hillary. Alguien que se describe a sí mismo como "una máquina de
las audiencias", la DJT, no tiene mucho problema en usar lo que haga
falta. No hay distinción entre la vida y el reality,
en ambos se trata de sumar seguidores, tener audiencias. Todo es espectáculo.
Los datos de la CNN dicen que consiguió un 78% de aprobación
por su discurso. Lo ha conseguido.
*
"Schwarzenegger abandona el programa ‘El Aprendiz’ en el que sustituyó a
Trump como presentador" El País 4/03/2017 http://cultura.elpais.com/cultura/2017/03/04/television/1488583311_602687.html
**
"Schwarzenegger responde a Trump: "Intercambiemos trabajos" CNN
es Español 2/02/2017
http://cnnespanol.cnn.com/2017/02/02/schwarzenegger-responde-a-trump-intercambiemos-trabajos/
***
"How Carryn Owens ended up in the balcony to create the emotional high
point of Trump’s speech" The Washington Post 1/03/2017
https://www.washingtonpost.com/news/post-politics/wp/2017/03/01/how-carryn-owens-ended-up-in-the-balcony-to-create-the-emotional-high-point-of-trumps-speech/?tid=a_inl&utm_term=.c05634005663
**** "Trump just blamed the military for the botched Yemen raid. That's a disgrace" Vox 28/02/2017http://www.vox.com/policy-and-politics/2017/2/28/14766918/trump-blame-military-yemen-seal-botched-raid-pentagon-fox
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