Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Cualquiera
que haya visitado El Cairo sabe que sus habitantes más peculiares son los
taxistas. Khaled Al-Khamissi creó una de las más celebradas piezas literarias
de estos últimos años a partir del taxi como microcosmos. En su novela fragmentari "Taxi", cada viajero, cada taxista, era una historia que servía para
comprender el complejo y contradictorio laberinto egipcio, representado en su
capital. Es raro que cualquiera que haya tomado un taxi cairota no tenga alguna historia que
contar.
También
Madrid tuvo sus historias de taxistas o más bien las historias que los taxistas
contaban y que muchas veces los periodistas trasladaban a sus lectores tras las
carreras de un lugar a otro. Ahora todo el mundo va con los cascos puestos
oyendo lo que le apetece y nadie tiene muchas ganas de hablar.
El
mundo del taxi egipcio ha estado revuelto por la llegada de los tecnológicos
servicios de Uber, la compañía que ha conseguido enfadar a los taxistas de
medio mundo, y de Careem, una similar llegada desde Dubai. Entre ambos han
revolucionado el campo del transporte en El Cairo y, por ello, abierto
conflictos entre dos formas de ver el mundo. Una tercera compañía, esta vez
egipcia, Taxi Plus ha entrado en la batalla por los viajeros.
En
2016, hace un año, Wataninet
informaba del estado del sector y de la llegada de las dos compañías:
Modern air-conditioned cars, working fare
meters and decent customer relations were some of the promises the government
made back in 2009 to help Egyptians feel happier about taxi rides.
When the ‘white taxi’ replaced Cairo’s old,
dilapidated black and white cabs, the cars were clean and their drivers were
keen to keep them so. It didn’t take long, though, for drivers to start
tampering with the meters to double the fees, while air-conditioners were just
auto decor. Some drivers reverted to rude if not lewd behaviour, often refusing
to carry passengers to destinations they don’t care for.
With new technology and mobile applications,
new companies—Uber and Careem—have arrived in Egypt to guarantee a reliable
ride in minutes with no reservations or waiting in taxi lines.
In November, Uber announced an investment of
EGP2.2 billion to expand in the MENA (Middle East and North Africa) region, a
great share of which is in Egypt, where the service has been growing since it
arrived. Cairo has been the fastest growing city for the San Francisco-based
company since its launch in the Egyptian capital in November 2014 and its
expansion into Alexandria in November 2015.
Dubai-based Careem has also boomed in Egypt,
with thousands of their cars providing services in the streets of Cairo and
Alexandria.*
Quizá los taxis reflejan bastante el carácter y los problemas
de la sociedad egipcia. Si el mundo egipcio es caótico y personalista, el de Uber
y Careem es una modernización desde arriba y un radical "funcionas o
fuera" que es lo que implica la evaluación de los conductores en cada
viaje. Las tarifas se estabilizan y abaratan y no hay forma de que se alteren
porque se pagan a través de una aplicación telefónica, quedando registrado el
pago. El vehículo está obligado a tener un estado impecable con una serie de
servicios añadidos. Desde el punto de vista del viajero, el aumento de la
seguridad es perceptible y se acaban las discusiones frecuentes. Como dicen,
entre sus ventajas está que el conductor (o conductora) solo habla cuando le
preguntas.
En diciembre, Egyptian
Streets saludaba la llegada de las compañías y se preguntaba por la aparición
de ese tercer competidor:
As a young girl, my mom wouldn’t let me ride
taxis, which at first I thought of as bizzare since everyone rode them. I mean
what could happen to me? As I grew up, I understood why.
There are many crazy things in Egypt: from the
miracle of being able to actually cross the crowded and lawless roads, to
parliament members who advocate wild causes. We Egyptians love ‘crazy’ – an
Ahly-Zamalek football match stops the 90 million strong country in its tracks.
‘Crazy’ defines us and makes Egypt our Egypt. But not everything is always
positive.
Taxi drivers in Egypt are one of the crazy
things most Egyptians do not appreciate. Even hailing a taxi in Egypt can be a
feat. You could stand stranded in the streets for hours because none of the
taxis you stopped would give you as you’re not going where they want you to go.
I have often wondered, where are they all going?
Any problems people face with taxis in Egypt
are minute compared to the glorious moment when they hear the fare. Taxis over
charge like crazy. The same ride where you pay EGP 10 with an Uber or a Careem
can cost EGP 30 with a taxi driver.
Uber and Careem emerged recently in Egypt to
provide Egyptians with a better service at a lower price. The cars are clean
and air-conditioned, unlike traditional taxis which are unlikely to maintain
consistent standards.
The drivers at these companies are also trained
to be respectable, and if they aren’t, at least there is the company to
complain to. They have a system. If taxi drivers are rude you just pick up your
stuff and basically…run for the hills!
But could things change with the emergence of a
new player? Taxi Plus is an Egyptian-owned company aiming to break into the
market dominated by Uber and Careem by providing a professional hailing service
using traditional white cab taxi.**
La crítica a la situación de los taxis es generalizada y más
acusada en el caso de las mujeres que se pueden llegar a sentir más inseguras
en su interior que en las calles que evitaban. Por eso se crearon algunas
compañías de taxis llevados por conductoras que solo recogían a mujeres. Es la
presión del entorno lo que hace que emerjan distintas opciones. Los niveles de
acoso han dado lugar a este tipo de iniciativas, bien valoradas por sus
usuarias.
Se comprende fácilmente que los taxistas, acostumbrados a
hacer su santa voluntad, a recoger a quien quieren, ir donde les gusta y a
cobrar según les conviene, hayan levantado sus gritos contra las compañías
recién llegadas a las calles egipcias.
Mohamed Nosseir, el político y columnista habitual de Daily
News Egypt, en sus análisis de lo que falla en el sistema egipcio, establecía
unas comparaciones entre el sector del taxi y la vida económica y laboral del
país:
Our true dilemma, as Egyptians, is that while
we are proud to impose our own characteristics, we do not necessarily work to
advance our productivity! This can be seen in the way we often adapt the
original applications of state-of-the art technologies to fit our habits and
working norms—which we have no desire to change. The Uber and Careem
applications are an excellent innovation that is extremely suitable for Egyptian
workers, many of whom are on the lookout for small businesses that they can own
and manage, or for jobs with flexible working hours that provide a decent
income.
Sadly, many drivers don’t want to abide by
their employers’ basic rules and regulations; they believe that because they
own the vehicles they drive, they are entitled to behave as they wish. Playing
loud music, speaking on the phone, driving smelly, unclean cars, arguing with
other drivers, and countless other unpleasant matters are common among many of
the drivers I have ridden with recently. I am sure that both Uber and Careem
have printed manuals or guides instructing their drivers to respect proper
codes of business conduct—but Egypt’s predicament lies in our tendency to
ignore such manuals.***
Nosseir ve en la introducción de las tecnologías de control
en el sector una forma de controlar uno de los males sociales. El taxi da una
sensación de autosuficiencia y de impunidad. Es un sector en el que,
efectivamente, el que lleva un coche cree que hace un favor a los que van
dentro y no que son sus clientes. El taxi representa para él el paradigma de
los problemas egipcios: la resistencia al cambio que permita modernizarse y
alcanzar una eficiencia que no haga que cualquier acción se convierta en una
carga. El control que suponen las tecnologías que usan las nuevas compañías
serían un freno a las malas prácticas que el sector muestra y que negativas.
Por supuesto, como ha ocurrido en la mayor parte del mundo,
los taxistas se han enfrentado a las nuevas empresas que ha revolucionado el
sector del transporte. Sin embargo, lo que en otros países implican diferencias
básicamente de precios, en el caso de los taxis egipcios, los cambios son
radicales por todas las quejas señaladas por los articulistas. Las deficiencias
del transporte público, una auténtica pesadilla en muchos sentidos, se ven superadas
con creces las ventajas que todos los usuarios resaltan. Nadie habla bien de
los taxis egipcios. No hay leyenda; con la experiencia es suficiente.
La lucha contra ellos es por diferentes vías, desde las
protestas callejeras hasta las que nos contaban ayer los medios. Ahram Oline
titulaba ayer así "Uber ordered to a take down billboards in Egypt for
'violating tradition'" y explicaba:
Egypt’s Consumer Protection Agency (CPA)
ordered on Saturday cab-hailing service Uber to take down some its advertising
billboards for “violating society’s customs and traditions,” according to a CPA
statement published by state news agency MENA.
The CPA ordered Uber to take down a billboard
showing an old woman in the backseat of a car with the caption “[thanks to
Uber], I was spared 64 times from driving my mother-in-law home.”
Head of the CPA Atef Yacoub said in the
statement that the billboard violated Article 2 of the consumer protection law,
which perserves consumers’ right to personal dignity, respect of their religion
and Egyptian society’s traditions and customs.****
No sé cuántas mujeres se han sentido durante décadas
acosadas, sometidas a improperios o cosas peores. La película Cairo 678
reflejaba el caso real de la primera denuncia aceptada por las instituciones
contra el acoso en el transporte público. Las mujeres que eran acosadas eran
"convencidas" de que las denuncias les "perjudicaban", por
lo que no llegaban a hacerse realidad. Y sin denuncia, no había acoso. No sé si
en algún momento de su historia la Agencia de Protección de los Consumidores
(CPA) ha considerado que el acoso sexual, en todos sus grados, ofendían alguna
"sagrada" tradición o, dadas sus cifras si el caso no era una sagrada
tradición egipcia.
Cuando se derribó a Mubarak —el mismo que acaba de salir
libre—, en 2011, y se pedía su juicio, recuerdo que una de las frases que más
se escuchaba es que "era una persona mayor y que había que respetar a los
mayores". También eso era una tradición sagrada. No importaba que mucha
gente mayor se pudriera en las cárceles de Mubarak porque ninguna agencia de
ningún tipo daba la cara por ellos. Tampoco por los abusos policiales, los
exámenes de virginidad realizados por los militares a las jóvenes manifestantes
en Tahrir. También se hizo en nombre de las sagradas tradiciones y evitar que
las familias fueran "deshonradas". Ahora un diputado sensacionalista
ha vuelto a pedir en el parlamento que se realicen esos exámenes a las jóvenes
que ingresan en la universidad, también en nombre de las tradiciones. El
divorcio verbal —que deja fuera a la mujer, que se entera al final— por el que
el presidente Sisi discute con las autoridades de la Universidad de Al-Azhar ha
sido declarado conforme a la Sharia y, por ello, otra sagrada tradición.
También era una tradición lo que hacían muchos taxistas... hasta que la gente
se lanzó a medios más seguros y baratos, menos impredecibles y autocráticos.
No sabemos muy bien en cuál de los tres casos —dignidad,
religión o tradiciones— se incluye el anuncio de Uber con la suegra en el taxi.
Es sorprendente que con la falta de eficacia de estas agencias en Egipto,
siempre actúen en casos tan peculiares y absurdos como este. Pero es
representativo de las hipocresías sociales: mientras las mujeres padecen
violencia, el problema es un anuncio que juega con los estereotipos negativos
de la "suegra", es decir, de haber privilegiado el punto de vista
masculino del yerno.
El error de Uber fue precisamente el que caracteriza a la
publicidad: decir lo que piensa el consumidor, en este caso, machista, como es
una mayoría de la sociedad egipcia. Si hubiera orientado de otra forma el
problema, "Ya no tengo que aguantar al pesado de mi yerno de vuelta a casa"
o "¡por fin no dependo de nadie para viajar segura!", la misma imagen
habría servido. Todo el mundo pensaría que ahora esa mujer puede librarse de un
familiar pesado. Incluso así, alguien habría pensado que la idea de una mujer
mayor volviendo a casa era demasiado "provocativa" y que la familia
debe ser una piña (o una cárcel) siempre, sin insinuar fisuras o desencuentros.
Vemos que no se critica el anuncio por
"machista", sino en nombre de las tradiciones, la religión y la
dignidad. No hay crítica progresista
sino todo lo contrario. Las suegras no viajan solas ni con Uber y menos ¡64
veces!. Un artículo en Al-Arabiya
señala que las reacciones negativas se han producido en las redes sociales por
parte de algunos usuarios. Cita a uno de ellos diciendo que “it spreads hatred and passiveness.”*****
¡Odio y pasividad! ¡Sorprendente Egipto! ¡Sorprendente forma de ver las cosas!
Se comprenden los choques de mentalidades que se producen, las divergencias
existentes ante lo que ocurre cada día y la incapacidad de entenderse. De nuevo, la preocupación por las apariencias es superior a la preocupación por los problemas reales. Pero, ¡esos a quién le importan!
¿Forma parte de una campaña contra Uber ahora que ha entrado
en la competencia una compañía egipcia como tercera en discordia? ¡Quién sabe! Ya el titular de visto enfatizaba en el "versus" de la compañía egipcia contra las dos extranjeras. La
acusación de ir contra las sagradas tradiciones de los egipcios suena demasiado
"nacionalista" para tan poco fundamento. La compañía,
inteligentemente, ha retirado el anuncio. No le interesa airear mucho el asunto
si le va bien el negocio. Y les va bien. También a sus usuarios. La publicidad
de la otra compañía, Careem, la de base en Dubai, nos muestra una moderna joven
sonriente llamando a su taxi. Una tranquilidad en la jungla del tráfico y el
transporte público, algo con lo que muchos soñaban para dejar de vivir las experiencia negativas del desplazamiento.
Con los nuevos y silenciosos taxistas, Khaled al-Khamissi tendrá que buscar otra fuente de información ya que los conductores tienen instrucciones de guiar y callar. Pero el viajero ganará en tranquilidad y podrá mirar con más detalle las calles de El Cairo en su recorrido. Otros, por el contrario, podrán cerrar los ojos más tranquilos en el camino de vuelta, sin el estrés habitual.
*
"Uber and Careem vs Cairo cabs" Wataninet 30/03/2016
http://en.wataninet.com/politics/national-affairs/uber-and-careem-vs-cairo-cabs/16060/
**
"Egyptian ‘Taxi Plus’ – a Savior of Traditional Taxis or a Lost
Fight?" Egyptian Streets 26/12/2016
***
"Uber ordered to a take down billboards in Egypt for 'violating
tradition'" Ahram Online 25/03/2017
http://english.ahram.org.eg/NewsContent/3/12/261603/Business/Economy/Uber-ordered-to-a-take-down-billboards-in-Egypt-fo.aspx
****
Mohammed Nosseir "Egyptians’ work attitude from the perspective of Uber
& Careem" Daily News Egypt 22/03/2017
http://www.dailynewsegypt.com/2017/03/22/619400/
***** "New ad by Uber Egypt on
mothers-in-law sparks online reactions" A-Arabiya 16/03/2017
http://english.alarabiya.net/en/variety/2017/03/16/New-ad-by-Uber-Egypt-on-mothers-in-law-sparks--online-reactions.html
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