miércoles, 29 de marzo de 2017

La Cultura no es azar o la lentitud de los cambios

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Egyptian Streets resume la publicación en Nature Middle East de un artículo titulado "Ending the scourge of female genital cutting", con la siguiente descripción: "A look at FGC practices using a cultural evolutionary approach can help policy makers understand why eradication efforts are not very successful." Ambas hacen alusión al estudio original, publicado por Janet Howard y Mhairi Gibson en Nature Ecology & Evolution.
La cuestión de la mutilación genital femenina es importante en Egipto por sus números, que afectan a más de 27 millones de mujeres en el país. Es un ejemplo de absorción de una práctica precoránica y su "explicación" en términos "religiosos".
El beneficio de muchas prácticas sociales no es real sino que representa un valor meramente simbólico. Pero lo simbólico tiene el valor que socialmente se le atribuye. La práctica de la mutilación no tiene un beneficio por sí misma, más bien lo contrario para las personas, pero supone algún tipo de "beneficio" en términos de valoración "social". El estudio realizado por Janet Howard y Mhairi Gibson trata de establecer las reglas de ese "valor" en términos calculados para predecir su "evolución social".
Nos explican en Egyptian Streets:

Policies aimed at eradicating female genital cutting, known as Female Genital Mutilation (FGM), since the 1950s have not been working as successfully as planned. A new study, published in Nature Ecology & Evolution, attempts to explain why.
One indicator of FGM prevalence is known as evolutionary fitness. This is a measure of an individual’s reproductive success or their genetic contribution to future generations, Janet Howard, one of the study’s coauthors, told Nature Middle East.
Adaptive benefits have been observed that may affect the frequency of FGM in a culture. In environments where it is prevalent, cutting gives women social status, better marriage prospects, and access to social support and networks, Nature Middle East stated. Conversely, in societies where it is not the norm, victims of the practice can be socially stigmatised.
In addition, FGM frequency in the mother’s ethnic group is a significant predictor of the odds of having a cut daughter.
Nevertheless, women who are not victims of FGM are less likely to have their daughters cut, even if it is the norm in their ethnic group, the study has shown. This tendency is encouraging from an eradication perspective as it suggests that once the behaviour is abandoned it is unlikely to be taken up again, the researcher told Nature Middle East.*


Es importante entender los términos en que se expresa la investigación para evitar errores y malas interpretaciones. Estos se producen cuando se expresan en un campo los aspectos de otros. La idea de "evolutionary fitness" expresa aquí en términos "naturales" una "evolución cultural", es decir, algo referido al desarrollo en el grupo en donde esa práctica —la mutilación genital femenina, en este caso— tiene lugar. La adaptación aquí, por tanto, se refiere a los beneficios "dentro" del grupo.
A diferencia de las adaptaciones referidas al entorno, en la que son los cambios azarosos los que determinan la supervivencia —es decir, elementos exteriores—, en el caso cultural, lo externo no es "azaroso", ya que son las reglas del grupo lo que lo constituyen. En otros términos: lo "beneficioso" de una práctica social determinada es sencillamente que es "social", es decir, es valorada por el grupo como positiva.
Las implicaciones de esto son muy importantes y por ello es esencial mostrar que aunque podamos realizar estudios sobre la "evolución" dentro de las culturas en términos de "evolutionary fitness", no debemos confundir el entorno natural con el cultural, ya que sus funcionamientos no son iguales.
El entorno natural es físico, tiene límites y evolutivamente es relevante que esté "cerrado", creando nichos que se descuelgan de los cambios en los espacios contiguos, como ocurre allí donde se producen barreras naturales —islas, cuevas, cordilleras, etc.—, es decir, allí donde se dificulta o anula el contacto. Un espacio aislado hace que los elementos que viven en él evolucionen conforme a las condiciones de ese —y solo ese— espacio.
Por el contrario, el concepto de espacio aplicado a los entornos culturales tiene unas condiciones que aceleran los cambios desde la perspectiva de los encuentros reales y los comunicativos. Cuando las diferentes culturas están aisladas, no hay otras referencias; todo lo que forma parte de ella tiene un valor absoluto. En cambio, el aumento de las relaciones de comunicación favorece la relatividad y, por ello, aumenta las posibilidades de cambio. En esa relatividad que surge de la posibilidad de disponer de alternativas, las diferencias entre la naturaleza y la cultura se disparan. Los estudios naturalistas de la cultura tienden a pensar en términos excesivamente grupales ya que son las normas sociales las que presionan a los individuos. Y los individuos en la sociedad se comportan de una manera distinta a la presión del entorno en la naturaleza que es la que selecciona los cambios favorables mediante el azar. La cultura es lo contrario del azar, algo que no se tiene muchas veces en cuenta.
En el estudio se llega a una explicación para la que no hacen falta muchas alforjas. No siempre la Ciencia tiene que encontrar verdades sorprendentes, es cierto, pero sí debe explicar bien lo que expresa:

Howard explains that eradication programmes are based on the “tipping point theory”, a coordinated change among communities to switch their behaviour en masse from cutting to non-cutting.
The cultural practice in the Arab and Muslim world is very sensitive to the political environment, according to Nature Middle East. Religious leaders influence the frequency of the practice and have been applying a tipping-point approach in addressing the practice. Elsewhere it is usually directed by the political climate.
Results from the study suggest that in ethnic groups where prevalence is below 50 percent the practice is already declining. They predict that if prevalence is brought below 50 percent in any society, the same trend would follow, and the practice would slowly disappear. *

La denominada “tipping point theory” es sencilla: en términos sociales, se ve como un "beneficio" lo que hace la mayoría, por lo que tiende a crecer; por el contrario, cuando una práctica comienza a reducirse, lo seguirá haciendo porque es signo que ya no se ve en ella un valor en alza.
¿Cuáles son los valores "beneficiosos" selectivos de la mutilación? La selección aquí es la matrimonial. Lo mismo, por ejemplo, que la virginidad. Imaginemos una sociedad en la que la virginidad se considera negativa y nadie quiere casarse con una mujer que lo sea. El mecanismo sería el mismo: si te rechazan por algo, eso es considerado un "problema" evolutivo para aquello que se busque (riqueza, prestigio, etc.)
Los que hayan visto la película Yentl, por poner un ejemplo, recordarán que el protagonista, Avigdor (Mandy Patkin) es rechazado por la familia de Hadass (Amy Irvin) porque tiene un estigma que trata de ocultar: el suicidio de su hermano. En la comunidad judía se considera negativo —una pérdida de estatus— emparentar con la familia de un suicida. Después del escándalo de la falsa boda con Hadass con Yentl (Barbra Streisand disfrazada), la familia dará por bueno el matrimonio que antes les parecía una pérdida de estatus. Ante el hundimiento del prestigio familiar, lo que antes era malo, ahora es aceptable.
Las normas sociales no son la naturaleza, no son el azar que determina nuestra supervivencia, sino lo que condiciona nuestra vida. No es lo exterior que nos afecta, sino lo interior que determina nuestras conductas. Por eso la apertura que implica la comunicación produce cambios porque muestra que la norma no es un destino inamovible sino una presión que hace actuar a la sociedad en una dirección u otra. Es presión se traduce en normas políticas, religiosas, protocolarias, etc. Ninguna es "natural", aunque todas traten de expresarse en esos términos. Su naturalidad procede entonces de la costumbre o de la imposición divina.


La ablación se disfraza de norma religiosa para seguir funcionando en una sociedad donde los números son altísimos, el 91% de las mujeres. El hecho —como se señala en el estudio— de que las familias en donde las madres no están mutiladas no mutilen a sus hijas implica precisamente que esa decisión escapa de lo natural cuando se "comprende" su sentido controlador patriarcal de las mujeres. El miedo a que sus hijas sean rechazadas matrimonial y socialmente si no han sido mutiladas es el factor determinante de la práctica. Por ello decir que si el cincuenta por ciento no mutila, la mutilación ira descendiendo tiene una lógica evidente: si se ha llegado a ese punto, la mutilación se considerará un "atraso" y se volverá negativa.
Por eso, los integristas tratan por todos los medios de aislar comunicativamente a la sociedad. Se trata de evitar que las perspectivas de cambio se introduzcan en la sociedad. Lo mismo ocurrió con la práctica del velo, minoritaria en la sociedad egipcia entre sus clases educadas tras la llegada del socialismo nasserista, que representaba una modernidad frente a los islamistas. La pérdida de prestigio por la derrota militar de Nasser frente a Israel, sirvió para que los islamistas elaboraran una teoría explicativa: Dios les había castigado por su impiedad. Eso hizo que la práctica del velo se hiciera más frecuente aumentando ese punto del cincuenta por ciento. No fue el único elemento para volver al velo: la invasión de las prácticas y teorías wahabitas desde Arabia Saudí. Y lo que se dice del velo es válido para las barbas, por ejemplo, en el caso de los hombres o también la vestimenta, cuando se incorporan elementos distintivos.
En ese sentido, el artículo habla de la sensibilidad a la influencia político-religiosa en el mundo árabe islámico. Evidentemente, cuanto más se identifique lo político con lo religioso, los argumentos serán de un orden distinto. Lo religioso se caracteriza por presentarse como una imposición, mientras que lo político es una elección. Convertir la religión en política es argumentar que lo que se hace se hace porque es Dios quien lo quiere y ordena. Tener una idea distinta, no es visto como un derecho a la discrepancia, sino como un desafío a lo divino, que la comunidad —siempre virtuosa— se encarga de castigar.

Eso no ocurre en la "naturaleza". Las leyes sociales son de otro orden. Una minoría puede dictar las normas, dirigir la vida, de la mayoría si posee el prestigio o la fuerza suficiente. Una minoría puede cortar de raíz las esperanzas o deseos de una mayoría. El que dispone de la fuerza necesaria puede crear leyes, imponer costumbres, de la misma manera que los egipcios llevaron el fez otomano.
El fez —creado en la ciudad marroquí de Fez, de la que toma el nombre— de los turcos fue una imposición del sultán otomano precisamente para erradicar el uso del turbante. El fez era un signo de modernidad frente al turbante musulmán. En el siglo XIX, Mahmut II prohibió los turbantes e impuso el fez como forma de superación de divisiones sociales y religiosas. Es un ejemplo como muchos otros en los que algo se impone no por el 51% por ciento sino porque hay fuerza como para imponerlo. Los egipcios lo llevaron porque eran parte del imperio otomano y por los mismos motivos se lo quitaron.
Los factores que determinan la existencia de la mutilación no son naturales. Son una forma de imposición que va fundamentándose en los argumentos necesarios para mantener viva una forma de dominación sobre las mujeres. Antes del islam, su fundamentación era una; cuando llegó la nueva religión, la fundamentación pasó a ser otra.
Por ello la cuestión esencial es la capacidad de la sociedad para moverse en sentidos distintos a los del estatismo que busca todo el que ha logrado el poder. Es el cierre de la evolución. Si se produce un cambio, es percibido y descrito en términos de degradación, degeneración, transgresión, pecado, etc. Surgen entonces, como ocurrió frente a los movimientos progresivos, movimientos reaccionarios, como el wahabismo o los salafistas, los que quieren volver a fórmulas de pureza.
Es esencial la información, el establecimiento de comunicaciones, que son los verdaderos aceleradores de los cambios. Así la imprenta favoreció la Reforma y posteriormente la Ilustración, que contó con la aparición de la prensa. La Primavera árabe se benefició de las nuevas tecnologías y, por los mismos motivos, los autócratas las tienen en su punto de mira. Antes se quemaban libros, se confiscaban en las fronteras, etc. y ahora se busca bloquear redes, prohibir aplicaciones, etc.


Las prohibiciones legales de la mutilación no han tenido efecto social. No lo han tenido porque ha fallado el estado como en tantos otros campos. Muchas leyes egipcias son bonitos adornos a una modernidad que ha ido desapareciendo, justificaciones ante foros internacionales, etc. El poder social lo han tenido los que comenzaron la batalla en los años 60 minando la modernización y desviando el prestigio hacia lo religioso identificándolo con lo "egipcio". De esta manera, la reislamización contribuía al prestigio social frente a una minoría, una élite cuya modernidad se convertía en burocratismo autoritario. Los que aportaban alguna modernidad al pensamiento, alguna posibilidad de cambio en lo político o en lo religioso eran rechazados por unos y por otros, por el poder y por los que se habían hecho con el poder social. La que más claramente ha padecido esta regresión ha sido la mujer, que no ha logrado que los discursos de cambio realizaran un cambio real por el dominio del pensamiento tradicionalista que ha hecho de la mutilación un signo de identidad egipcio y musulmán. Así es posible que en el Parlamento egipcio, haya personas que pidan que las mujeres asuman voluntariamente la ablación y que el hecho de que políticamente se hayan agravado las penas sea una inutilidad, como lo eran las de 2008. Ahora se agravan en los casos de muerte de la mujer o "lesión irreversible", algo completamente ridículo e inútil porque no se ha modificado la percepción social. La reducción es muy pequeña para el enorme mal que representa para las mujeres. Pero es parte del pulso entre los poderes políticos y social-religiosos. No es una cuestión exclusivamente islámica; también se practica por el mismo motivo —el prestigio social— entre los coptos, por lo que afecta a la sociedad egipcia en su conjunto.
Si son las leyes que se aprueban las que se quieren realmente, lo eficaz sería hacer una campaña comprometida. Si se sabe que las cifras son tan abrumadoras como el 85-90%, todos saben de la inutilidad legal. Solo si alguien muere sale a la luz. Entiendo por una campaña comprometida que el presidente o cualquier ministro o persona influyente dijera "mis hijas no están mutiladas", algo que es difícil que ocurra, pero que explica porqué es tan lento su declive. habrá, según nos dicen que esperar a que se llegue al 50%. Entonces, si llega ese momento, las cosas irán más deprisa. ¡Pobre esperanza!
La cultura, una vez más, es nuestro entorno social. A diferencia del entorno natural, tiene un componente político que determina las posibilidades mayores o menores de cambio. Las sociedades cerradas acaban necesitando de la fuerza para evitar que se produzca el cambio, para reprimirlo, y refuerzan sus sanciones a los disidentes. El cambio necesita de valor y mucha publicidad, mucha ejemplaridad, algo que no vemos.
Por eso hay que apoyar a los que discrepan en su lucha por abrir lo que otros quieren cerrar.



* Aya Bader "Scientific Insights: Why Are Policy Tactics Against FGM Not Working?" Egyptian Streets 28/03/2017 https://egyptianstreets.com/2017/03/28/scientific-insights-why-are-policy-tactics-against-fgm-not-working/


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