Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Aburrida,
desesperada, la prensa norteamericana solo ha podido hacer una cosa ante la
visita de Angela Merkel: alegrarse de que la alemana pueda haberle dicho a Trump en su
cara lo que ellos no se atreven o pueden decir. En ese sentido, la corresponsal
de Politico en la Casa Blanca, Tara
Palmeri, lo ha dicho claramente en un tuit: "The German press shamed us".
El tuit ha tenido muchas contestaciones, desde que es el presidente el que ha
traído la vergüenza a que los medios europeos todavía son libres, algo que va
siendo más difícil en los Estados Unidos con las presiones del presidente.
Con la
prensa norteamericana está empezando a pasar lo que ocurre en algunos otros lugares
ya. La presidencia se ha convertido en una entidad beligerante que trata de
imponer una visión unilateral y de desacreditar a los medios que no les son afines
o critican sus políticas. La declaración de Trump calificando a la prensa como
"el enemigo del pueblo norteamericano" es una forma insólita de
proceder en un país que siempre ha considerado que la prensa es un baluarte de
las libertades. Pero también Trump es insólito
en el escenario presidencial norteamericano.
Con el titular "US reporters praise German journalists
for questioning Trump"*, la Deutsche Welle recoge los tuits que han
seguido a las intervenciones de los alemanes en la rueda de prensa con Merkel y
Trump. Los alemanes, según se desprende del tuit de Tara Palmeri antes citado,
han ido directos a las preguntas que sus lectores no acaban de entender: "Why
do keep saying things you know are not true?". Un buena pregunta, pero es
como encontrarse con Dios y preguntarle por qué permite el mal.
Le han preguntado si pedirá disculpas por alguno de sus
tuits, algo cuya respuesta debería ser conocida. Los tuits de Trump no son
frutos de "errores"; son acciones perfectamente medidas para crear el
clima que le interesa y frenar los ataques en otras direcciones. Cuando todavía
están comprobando algo, ya hay un nuevo tuit que les arrastra en otras
direcciones. ¿Qué pasó con el "fraude masivo de votantes" en las
elecciones? Todos están pendientes de resolución, pero la teoría de Trump de
que algo es verdadero si no se demuestra que es falso exige un esfuerzo
titánico cuyo final es siempre es el mismo "no hay evidencias", que
él traduce como que "no han sido encontradas", quizá porque no se ha
buscado bien o no interesa encontrarlas.
Como veíamos ayer, cuando todos —CIA, FBI, los republicanos
y los demócratas— están de acuerdo en que nadie ha pinchado su teléfono, Trump
abre un nuevo frente: han sido los servicios secretos británicos. ¡Pregunten a la Fox!, que es donde lo
escuchó. Así es casi imposible. Trump ha conseguido que todo el mundo juegue al
ratón y al gato con él. Solo que no sabemos quién es el gato y quién el ratón,
solo que él lo decide en cada momento. Cuando hay conspiración, él es el ratón
perseguido. Cuando ataca a los medios, el gato se transforma en león.
La rueda de prensa con Angela Merkel ha dado un poco de aire a
los periodistas norteamericanos, sometidos a una enorme presión. Lo ha sido
precisamente porque la prensa norteamericana se ha dado cuenta de hasta qué
punto el trato con Trump y los suyos les está distorsionando el sentido de la
realidad. Deberían olvidarse de que se trata del presidente de los Estados
Unidos porque no se está comportando como tal. Trump sigue en la Torre Trump y
el mundo se ha convertido en su
empresa, tal como él lo ve.
The Daily Beast titula "Trump Meets the German Press, and
They Laugh At Him":
Trump appeared impatient and restless as he
stood at the podium, and took offense at the questions posed by German reporters.
The first, initially directed at Merkel, was about her reaction to Trump’s
“dangerous isolationist policies.” Then the reporter turned to Trump to ask,
“Why are you scared of diversity in the media that you talk about fake news?”
“Nice friendly reporter,” Trump quipped to
laughter from the friend and family section to his left, where Vice President
Pence sat with Reince Priebus sat with Steve Bannon, Jared Kushner and Ivanka
Trump. “I’m not an isolationist,” Donald Trump continued, “I’m a free trader, but
I am also a fair trader.” For good measure, he added: “I don’t know what
newspaper you’re reading, but it would be another example of fake news.” More
appreciative laughter from the cheering section.**
A diferencia de lo que ocurre en las ruedas de prensa en las
que Trump amedrenta a los periodistas norteamericanos, los periodistas
extranjeros que han cubierto la rueda de prensa conjunta tienen otra
perspectiva y otras defensas. Se han comportado de otra forma, mucho más
directa.
La teoría de que todos están mal informados, que se
abastecen de "fake news", tiene sus límites y su eficacia fuera de su
propio ámbito es muy relativa. Las críticas a Trump fuera de los Estados Unidos
son muy duras; no merece ningún respeto
el personaje, al que se le considera un peligro mundial y para los propios
Estados Unidos. La diferencia, claro está, es que ellos lo eligieron y los
demás no, por lo que su forma de actuar hacia el exterior es meramente la
fuerza, lo que le ha granjeado las antipatías y el rechazo público y privado de
la mayoría de los gobiernos europeos, excepto, claro está, los alineados con
las doctrinas de Putin, como ocurre con los húngaros o con los partidarios de
la ruptura de la Unión Europea.
No se trata de que no se esté de acuerdo con él, sino del
respeto algo más profundo que se le puede reconocer al adversario. Nadie
respeta a Trump. Señalan en The Daily Beast:
The second question allotted to the German
media was directed at Trump, and the various debunked claims that he and his
administration had made about alleged wiretapping of his campaign by the Obama
White House: “After these clear rejections, are their other suspects? … And are
there tweets you regret?”
“Very seldom,” Trump shot back, adding he
wouldn’t be here if it weren’t for his tweets. “I can get around the media when
the media doesn’t tell the truth, and I like that.”
Pressed on the origin of his claims, Trump
directed the reporter to “a statement made by a very talented lawyer on Fox,”
referring to former judge and current Fox News legal analyst Andrew
Napolitano’s claim today that “President Obama went outside the chain of
command" and had British intelligence monitor and track Trump. “You shouldn’t
be talking to me, you should be talking to him.”**
El descaro es infinito. De no ser porque tenemos pruebas
evidentes de que Trump es presidente de los Estados Unidos, creeríamos estar
ante la fantasía de un millonario que se ha construido una réplica de la Casa
Blanca para experimentar qué se siente con el mando absoluto o que fuera un
episodio de El Show de Truman, la célebre
película de Peter Weir.
El tuit como contra
información, ¡desde la Casa Blanca! Es insólito, pero le ha funcionado,
como él mismo señala. El análisis crítico de Trump no puede separarse de la
cuestión mediática, como hemos señalado en muchas ocasiones. En eso hay que
darle la razón: ha sabido manejar los medios para conseguir sus objetivos. El
problema es que ya no estamos en una campaña en la que el mentiroso podría
quedar fuera, sino dentro de una presidencia en la que la mentira, lo
"alternativo" se considera como real; se considera verdadero lo que
no puede ser probado que es falso por inexistente.
Donde él se ve como un defensor de la verdad y el mundo como
enemigo, la inmensa población del planeta se ve representada en su curiosidad por
esa reportera que le ha preguntado directamente por qué sigue diciendo cosas que sabe que no son verdad.
Los periódicos recogen cada día cómo es actitud de su
presidente se traduce en la calle. The Washington Post cuenta la historia de la
mujer hispana a la que se negaron a servir en un restaurante hasta que no
enseñara sus papeles. Ayer veíamos una hispana recriminando a otra en un
transporte el trato que se le daba a una mujer que llevaba velo. Esto tiene un
nombre: fascismo. Ya no es una
cuestión horizontal, sino vertical: es desde el poder desde donde se alientan
estas conductas, que se consideran patrióticas.
Las palabras de Trump sobre muros, robos, violaciones,
amenazas... —que se han demostrado son falsas en sus números— son llevadas a la
práctica como desafío callejero o crímenes, como el ingeniero hindú muerto
porque alguien pensó que era de Oriente
Medio, como si eso fuera una excusa.
Trump no está consiguiendo "respeto" para Estados
Unidos, sino lo contrario. La prensa alemana es la que sacó la portada de un
Trump yihadista con la cabeza cortada de la estatua de la Libertad en la mano.
Después de la portada de Der Spiegel, todo lo demás parece suave.
* "US
reporters praise German journalists for questioning Trump" Deutsche Welle
18/03/2017
http://www.dw.com/en/us-reporters-praise-german-journalists-for-questioning-trump/a-38004960
**
"Trump Meets the German Press, and They Laugh At Him" The Daily Beast
17/03/2017 http://www.thedailybeast.com/articles/2017/03/17/trump-meets-the-german-press-and-they-laugh-at-him.html
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