Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Las
revelaciones sobre el contrato que Michael Flynn, el ex militar y despedido
tras poco más de 20 días en la Casa Blanca como asesor de Defensa, mantenía con
Turquía van a marcar el gobierno de Donald Trump. Flynn recibió más de medio
millón de dólares y parece ser que su objeto era suministrar informaciones
sobre el clérigo Fethullah Gulen. El clérigo autoexiliado en Estados Unidos es
la bestia negra de Erdogan. Estados Unidos no ha encontrado motivos para
extraditarle pese a las peticiones insistentes del gobierno antes y después del
golpe que sirvió como excusa para limpiar a miles de funcionarios —de maestros
y periodistas a jueces y generales— despejándole el camino hacia el
absolutismo.
Lo que
está sobre la mesa es la incertidumbre de para
quién están trabajando realmente las personas que Trump ha seleccionado
para su equipo. Esto incluye desde los propios intereses económicos familiares,
como la presencia de su hija promocionando sus líneas comerciales de vestidos y
complementos o los intereses inmobiliarios por todo el mundo —que era lo
esperable—, pero también incluyen especialmente a las personas a las que ha
seleccionado para ocupar puestos relevantes y que se ven expuestas a escándalos
como el de Flynn.
El
primero fue "político", ya que implicaban sus contactos con el
embajador ruso y las mentiras sobre ello al vicepresidente Mike Pence. Pero
esto es algo más: tiene una dimensión política y también económica.
The
Washington Post explica la situación:
Attorneys for Michael Flynn, President Trump’s
former national security adviser, informed the incoming White House legal
counsel during the transition that Flynn might need to register with the
government as a foreign agent — a phone call that raised no alarms within
Trump’s team, despite the unusual circumstance of having a top national
security post filled by someone whose work may have benefited a foreign
government.
The firm Flynn headed, Flynn Intel Group, was
hired last year when Flynn was an adviser to the Trump campaign by the
Netherlands-based firm Inovo BV, which is owned by Turkish businessman Ekim
Alptekin. Alptekin has close ties to Turkish President Recep Tayyip Erdogan.
Although the contract ended after the election,
new details about the work Flynn did for Inovo resurrect the controversy over
his short tenure as Trump’s top national security aide.
The national security adviser is supposed to be
an honest broker within the executive branch, pulling together military and
diplomatic options for the president so he can decide what policy to pursue.
But Flynn’s work potentially benefiting Turkey meant he was representing the
interests of a country other than the United States at the same time he was
advising Trump on foreign policy during the election.
Flynn’s firm was paid more than $500,000 by
Inovo for public relations and research work, including looking into exiled
Turkish cleric Fethullah Gulen, who resides in Pennsylvania. His extradition is
being sought by Turkey, which has accused him of fomenting a coup attempt last
year.*
La gravedad de que un asesor de defensa esté a sueldo de un
país extranjero es enorme y es una muestra del descontrol de Trump en su
selección de personas. La excusa puesta, evidentemente, es que no se trata de
un "contrato gubernamental", sino con una empresa. Sin embargo, los
límites se difuminan cuando hoy estas empresas actúan como parte de la
avanzadilla política en distintos países.
Uno de los más graves problemas que tienen hoy los países es
el asalto empresarial al poder o si se prefiere los entramados políticos
empresariales. No sabemos si son los políticos los que llegan a las empresas o
si son las empresas las que se cuelan en la política, probablemente ambos casos
sean así. Quizá siempre ha ocurrido y seguirá ocurriendo, pero la extensión
mundial del negocio implica disponer de "contactos" útiles en las
administraciones. Los políticos, por otra parte, salen de sus cargos y se incorporan
a las multinacionales, que los usan por sus contactos dentro de partidos y
gobiernos.
El caso de Michael Flynn es de una enorme gravedad porque se
trataba de un asesor de defensa, la persona que debería haber guiado al
presidente Trump en sus decisiones sobre cuestiones militares.
The New York Times nos informa del proceso y cómo trabajó
Flynn:
On behalf of his firm, the Flynn Intel Group,
Mr. Flynn signed a contract on Aug. 9 with Inovo, a Dutch firm owned by Ekim
Alptekin, the chairman of the Turkish-American Business Council. Mr. Flynn’s
firm was to receive $600,000 for 90 days of work. His initial registration as a
lobbyist last year indicated he would receive less than $5,000 for lobbying,
although that presumably indicates that he did not define most of the services
he would provide Mr. Alptekin as lobbying under the law.
Mr. Alptekin has links to the government of
Turkey’s president, Recep Tayyip Erdogan, which has engaged in a political
crackdown after surviving a military coup attempt in July. In documents
disclosed by the anti-secrecy group WikiLeaks, Mr. Alptekin emailed frequently
with Egemen Bagis, the former Turkish minister for European Union affairs. In
one email in 2013, Mr. Alptekin sent an article from The Wall Street Journal to Mr. Bagis, who then forwarded it to
Berat Albayrak, Mr. Erdogan’s son-in-law and now the country’s energy minister.
Mr. Flynn was assigned to investigate Fethullah
Gulen, a Turkish cleric who lives in Pennsylvania and was blamed by Mr. Erdogan
for helping instigate the failed coup. Mr. Erdogan has demanded the United
States extradite Mr. Gulen, which the Obama administration refused to do.
The forms filed this week indicate that Mr.
Flynn’s firm was “to perform investigative research” on Mr. Gulen and “develop
a short film piece on the results of its investigation.” In the end, the video
was never completed, and Mr. Flynn’s firm received $530,000 before the contract
terminated in November. But on Election Day, Mr. Flynn published an op-ed
article in The Hill, a newspaper serving Congress, calling Mr. Gulen “a shady
Islamic mullah” and “radical Islamist.”
“To professionals in the intelligence
community, the stamp of terror is all over Mullah Gulen’s statements,” he
wrote. “Gulen’s vast global network has all the right markings to fit the
description of a dangerous sleeper terror network. From Turkey’s point of view,
Washington is harboring Turkey’s Osama bin Laden.”
The forms said Mr. Flynn decided to write the
piece “on his own initiative” and not at Inovo’s request, although they said
that he shared a draft of it with Inovo before it was published. The Hill
appended a note to the online version of the piece after this week’s filing:
“Neither General Flynn nor his representatives disclosed this information when
the essay was submitted.”
During the course of the work, Mr. Alptekin
introduced Mr. Flynn to Foreign Minister Mevlut Cavusoglu and Mr. Albayrak, the
president’s son-in-law, in New York on Sept. 19, the forms said.**
Con el artículo publicado en The Hill, Michael Flynn cumplió
con creces su objetivo y se ganó esos 600.000 dólares. No se trataba de que
investigara nada. Lo que estaba haciendo era declarando "terroristas"
a Fethullah Gulen y a sus seguidores, algo mucho más grave. Para reunir
información sobre Gulen, los turcos de Erdogan podían haber pagado a cualquier
otro más irrelevante; no importaba el nombre. Sin embargo, para firmar un
artículo, el nombre es relevante por la trascendencia que pueda tener. ¿No es
importante que el futuro asesor presidencial de defensa declarara, en contra de
la postura oficial hasta el momento, que Gulen y los suyos eran
"terroristas" y que esto sirviera de argumento a los discursos de
Erdogan en los que la idea de que Occidente
ampara a los terroristas es recurrente?
El caso ya lo había señalado en noviembre The New York Times. Mostraba su extrañeza ante la línea habital de Flynn y su alineamiento con Erdogan tras la publicación en The Hill del artículo. Titulaban entonces "Turkey Cheered by Words of Michael Flynn, Trump’s Security Adviser"***. En efecto, la alineación con los discursos de Recep Tayyip Erdogan era absoluta, un ataque a su peor enemigo.
Si además de los lazos rusos hay que vigilar los turcos,
Estados Unidos se enfrenta a una situación insólita. Ya no se trata de vigilar
tanto el exterior como el interior, localizar aquellos que han estado
trabajando para las administraciones de países con los que se tienen contenciosos
más o menos abiertos. El entramado internacional de empresas es una cortina de
humo con lo que es fácil esconder quienes son los destinatarios de las
informaciones.
El acercamiento de Turquía a Rusia es otro camino peligroso,
pues puede hacer encontrarse con lo que anteriormente era un aliado un poco más
alejado de la OTAN y de Estados Unidos. Turquía está jugando la baza del
distanciamiento de Washington porque ya le ha utilizado bastante: Erdogan ha
tenido el amparo de Occidente a sus tropelías islamistas sin que nadie haya
podido forzar su deriva. Cuando le ha interesado ha dado el giro hacia Rusia
para mantenerse bajo la estrategia rusa en la zona. Los ataques a Europa son
muestras de la misma estrategia. La tensión con Alemania es un ejemplo de lo
que Erdogan pretende.
Ahora habrá que ver quiénes son sus valedores en la
administración Trump. Por lo pronto, el asesor de defensa de Trump dimitió,
pero solo por la mitad de lo que se sabía ahora, sus lazos rusos. Ahora salen
los turcos. Veremos cuáles son los siguientes lazos tóxicos que salen.
Si la investigación de las conexiones rusas le está creando problemas a Trump, la turcas no lo van a ser menos. La postura de los republicanos puede empezar a resquebrajarse por insostenible ante cada nueva revelación de los lazos tóxicos. Son tóxicos para Estados Unidos, que tiene a un asesor de Defensa pagado por otro país,pero también de form especial para Trump. Su declaración de que tenía el mejor equipo de la historia presidencial tendrá que ser revisada. Ahora dice ignorar que Flynn debía estar registrado como "lobista extranjero". Si Michael Flynn no lo hizo, fue por algo.
El populismo a la norteamericana tiene muchas caras. El "América First" del presidente queda en evidencia. Vice News titula simplemente "Foreign Agent" y nos muestra una reunión de trabajo con un Trump muy serio al teléfono mientras le rodean sus principales asesores, la élite: Bannon, Spicer, Pence, Priebus... y Michael Flynn. Son la cabeza de los Estados Unidos.
*
"Flynn told Trump team he might register as a foreign agent" The Washington
Post 10/03/2017 https://www.washingtonpost.com/politics/flynn-told-trump-team-he-might-register-as-a-foreign-agent/2017/03/10/7e30713a-05cb-11e7-b9fa-ed727b644a0b_story.html
**
"Michael Flynn Was Paid to Represent Turkey’s Interests During Trump
Campaign" The New York Times 10/03/2017
https://www.nytimes.com/2017/03/10/us/politics/michael-flynn-turkey.html
*** "Turkey Cheered by Words of Michael Flynn, Trump’s Security Adviser" The New York Times 19/11/2016 https://www.nytimes.com/2016/11/20/world/europe/turkey-flynn-erdogan-gulen.html
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