sábado, 11 de marzo de 2017

Los lazos tóxicos

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Las revelaciones sobre el contrato que Michael Flynn, el ex militar y despedido tras poco más de 20 días en la Casa Blanca como asesor de Defensa, mantenía con Turquía van a marcar el gobierno de Donald Trump. Flynn recibió más de medio millón de dólares y parece ser que su objeto era suministrar informaciones sobre el clérigo Fethullah Gulen. El clérigo autoexiliado en Estados Unidos es la bestia negra de Erdogan. Estados Unidos no ha encontrado motivos para extraditarle pese a las peticiones insistentes del gobierno antes y después del golpe que sirvió como excusa para limpiar a miles de funcionarios —de maestros y periodistas a jueces y generales— despejándole el camino hacia el absolutismo.
Lo que está sobre la mesa es la incertidumbre de para quién están trabajando realmente las personas que Trump ha seleccionado para su equipo. Esto incluye desde los propios intereses económicos familiares, como la presencia de su hija promocionando sus líneas comerciales de vestidos y complementos o los intereses inmobiliarios por todo el mundo —que era lo esperable—, pero también incluyen especialmente a las personas a las que ha seleccionado para ocupar puestos relevantes y que se ven expuestas a escándalos como el de Flynn.
El primero fue "político", ya que implicaban sus contactos con el embajador ruso y las mentiras sobre ello al vicepresidente Mike Pence. Pero esto es algo más: tiene una dimensión política y también económica.
The Washington Post explica la situación:

Attorneys for Michael Flynn, President Trump’s former national security adviser, informed the incoming White House legal counsel during the transition that Flynn might need to register with the government as a foreign agent — a phone call that raised no alarms within Trump’s team, despite the unusual circumstance of having a top national security post filled by someone whose work may have benefited a foreign government.
The firm Flynn headed, Flynn Intel Group, was hired last year when Flynn was an adviser to the Trump campaign by the Netherlands-based firm ­Inovo BV, which is owned by Turkish businessman Ekim Alptekin. Alptekin has close ties to Turkish President Recep Tay­yip Erdogan.
Although the contract ended after the election, new details about the work Flynn did for Inovo resurrect the controversy over his short tenure as Trump’s top national security aide.
The national security adviser is supposed to be an honest broker within the executive branch, pulling together military and diplomatic options for the president so he can decide what policy to pursue. But Flynn’s work potentially benefiting Turkey meant he was representing the interests of a country other than the United States at the same time he was advising Trump on foreign policy during the election.
Flynn’s firm was paid more than $500,000 by Inovo for public relations and research work, including looking into exiled Turkish cleric Fethullah Gulen, who resides in Pennsylvania. His extradition is being sought by Turkey, which has accused him of fomenting a coup attempt last year.*


La gravedad de que un asesor de defensa esté a sueldo de un país extranjero es enorme y es una muestra del descontrol de Trump en su selección de personas. La excusa puesta, evidentemente, es que no se trata de un "contrato gubernamental", sino con una empresa. Sin embargo, los límites se difuminan cuando hoy estas empresas actúan como parte de la avanzadilla política en distintos países.
Uno de los más graves problemas que tienen hoy los países es el asalto empresarial al poder o si se prefiere los entramados políticos empresariales. No sabemos si son los políticos los que llegan a las empresas o si son las empresas las que se cuelan en la política, probablemente ambos casos sean así. Quizá siempre ha ocurrido y seguirá ocurriendo, pero la extensión mundial del negocio implica disponer de "contactos" útiles en las administraciones. Los políticos, por otra parte, salen de sus cargos y se incorporan a las multinacionales, que los usan por sus contactos dentro de partidos y gobiernos.


El caso de Michael Flynn es de una enorme gravedad porque se trataba de un asesor de defensa, la persona que debería haber guiado al presidente Trump en sus decisiones sobre cuestiones militares.
The New York Times nos informa del proceso y cómo trabajó Flynn:

On behalf of his firm, the Flynn Intel Group, Mr. Flynn signed a contract on Aug. 9 with Inovo, a Dutch firm owned by Ekim Alptekin, the chairman of the Turkish-American Business Council. Mr. Flynn’s firm was to receive $600,000 for 90 days of work. His initial registration as a lobbyist last year indicated he would receive less than $5,000 for lobbying, although that presumably indicates that he did not define most of the services he would provide Mr. Alptekin as lobbying under the law.
Mr. Alptekin has links to the government of Turkey’s president, Recep Tayyip Erdogan, which has engaged in a political crackdown after surviving a military coup attempt in July. In documents disclosed by the anti-secrecy group WikiLeaks, Mr. Alptekin emailed frequently with Egemen Bagis, the former Turkish minister for European Union affairs. In one email in 2013, Mr. Alptekin sent an article from The Wall Street Journal to Mr. Bagis, who then forwarded it to Berat Albayrak, Mr. Erdogan’s son-in-law and now the country’s energy minister.
Mr. Flynn was assigned to investigate Fethullah Gulen, a Turkish cleric who lives in Pennsylvania and was blamed by Mr. Erdogan for helping instigate the failed coup. Mr. Erdogan has demanded the United States extradite Mr. Gulen, which the Obama administration refused to do.
The forms filed this week indicate that Mr. Flynn’s firm was “to perform investigative research” on Mr. Gulen and “develop a short film piece on the results of its investigation.” In the end, the video was never completed, and Mr. Flynn’s firm received $530,000 before the contract terminated in November. But on Election Day, Mr. Flynn published an op-ed article in The Hill, a newspaper serving Congress, calling Mr. Gulen “a shady Islamic mullah” and “radical Islamist.”
“To professionals in the intelligence community, the stamp of terror is all over Mullah Gulen’s statements,” he wrote. “Gulen’s vast global network has all the right markings to fit the description of a dangerous sleeper terror network. From Turkey’s point of view, Washington is harboring Turkey’s Osama bin Laden.”
The forms said Mr. Flynn decided to write the piece “on his own initiative” and not at Inovo’s request, although they said that he shared a draft of it with Inovo before it was published. The Hill appended a note to the online version of the piece after this week’s filing: “Neither General Flynn nor his representatives disclosed this information when the essay was submitted.”
During the course of the work, Mr. Alptekin introduced Mr. Flynn to Foreign Minister Mevlut Cavusoglu and Mr. Albayrak, the president’s son-in-law, in New York on Sept. 19, the forms said.**


Con el artículo publicado en The Hill, Michael Flynn cumplió con creces su objetivo y se ganó esos 600.000 dólares. No se trataba de que investigara nada. Lo que estaba haciendo era declarando "terroristas" a Fethullah Gulen y a sus seguidores, algo mucho más grave. Para reunir información sobre Gulen, los turcos de Erdogan podían haber pagado a cualquier otro más irrelevante; no importaba el nombre. Sin embargo, para firmar un artículo, el nombre es relevante por la trascendencia que pueda tener. ¿No es importante que el futuro asesor presidencial de defensa declarara, en contra de la postura oficial hasta el momento, que Gulen y los suyos eran "terroristas" y que esto sirviera de argumento a los discursos de Erdogan en los que la idea de que Occidente ampara a los terroristas es recurrente?
El caso ya lo había señalado en noviembre The New York Times. Mostraba su extrañeza ante la línea habital de Flynn y su alineamiento con Erdogan tras la publicación en The Hill del artículo. Titulaban entonces "Turkey Cheered by Words of Michael Flynn, Trump’s Security Adviser"***. En efecto, la alineación con los discursos de Recep Tayyip Erdogan era absoluta, un ataque a su peor enemigo.


Si además de los lazos rusos hay que vigilar los turcos, Estados Unidos se enfrenta a una situación insólita. Ya no se trata de vigilar tanto el exterior como el interior, localizar aquellos que han estado trabajando para las administraciones de países con los que se tienen contenciosos más o menos abiertos. El entramado internacional de empresas es una cortina de humo con lo que es fácil esconder quienes son los destinatarios de las informaciones.
El acercamiento de Turquía a Rusia es otro camino peligroso, pues puede hacer encontrarse con lo que anteriormente era un aliado un poco más alejado de la OTAN y de Estados Unidos. Turquía está jugando la baza del distanciamiento de Washington porque ya le ha utilizado bastante: Erdogan ha tenido el amparo de Occidente a sus tropelías islamistas sin que nadie haya podido forzar su deriva. Cuando le ha interesado ha dado el giro hacia Rusia para mantenerse bajo la estrategia rusa en la zona. Los ataques a Europa son muestras de la misma estrategia. La tensión con Alemania es un ejemplo de lo que Erdogan pretende.


Ahora habrá que ver quiénes son sus valedores en la administración Trump. Por lo pronto, el asesor de defensa de Trump dimitió, pero solo por la mitad de lo que se sabía ahora, sus lazos rusos. Ahora salen los turcos. Veremos cuáles son los siguientes lazos tóxicos que salen.
Si la investigación de las conexiones rusas le está creando problemas a Trump, la turcas no lo van a ser menos. La postura de los republicanos puede empezar a resquebrajarse por insostenible ante cada nueva revelación de los lazos tóxicos. Son tóxicos para Estados Unidos, que tiene a un asesor de Defensa pagado por otro país,pero también de form especial para Trump. Su declaración de que tenía el mejor equipo de la historia presidencial tendrá que ser revisada. Ahora dice ignorar que Flynn debía estar registrado como "lobista extranjero". Si Michael Flynn no lo hizo, fue por algo.


El populismo a la norteamericana tiene muchas caras. El "América First" del presidente queda en evidencia. Vice News titula simplemente "Foreign Agent" y nos muestra una reunión de trabajo con un Trump muy serio al teléfono mientras le rodean sus principales asesores, la élite: Bannon, Spicer, Pence, Priebus... y Michael Flynn. Son la cabeza de los Estados Unidos.



* "Flynn told Trump team he might register as a foreign agent" The Washington Post 10/03/2017 https://www.washingtonpost.com/politics/flynn-told-trump-team-he-might-register-as-a-foreign-agent/2017/03/10/7e30713a-05cb-11e7-b9fa-ed727b644a0b_story.html

** "Michael Flynn Was Paid to Represent Turkey’s Interests During Trump Campaign" The New York Times 10/03/2017 https://www.nytimes.com/2017/03/10/us/politics/michael-flynn-turkey.html
*** "Turkey Cheered by Words of Michael Flynn, Trump’s Security Adviser" The New York Times 19/11/2016 https://www.nytimes.com/2016/11/20/world/europe/turkey-flynn-erdogan-gulen.html



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