Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
La
noticia es sencilla en sus hechos, compleja en su proceso: Alí, un militante
del Estado Islámico, ejecuta públicamente a su propia madre después de que esta
le rogara que abandonase la organización ante los ataques recibidos y las
perspectivas de derrota. La fuente citada por el diario egipcio Egyptian Streets*, donde lo leo
inicialmente, es la página oficial del Observatorio de los Derechos Humanos, en
donde aparece con el titular "His mother asks him to leave the “Islamic
State” organization and leave the city of Al-Raqqah, so he executes his mother
in front of citizens".
El
escueto texto de la información del Observatorio señala:
The activists of the Syrian Observatory for
Human Rights were able document the execution of a Syrian lady by the “Islamic
state” in the city of Al-Raqqah yesterday, the activists of the Observatory
were informed by local and other reliable sources that the woman is from the
city of al-Tabaqa and she is originally from the Syrian coast and called (L. Q)
in her forties, her son executed her in front of hundreds of people near the
post office building in the city of Al-Raqqah where she was employed, all
sources confirmed to the activists of the Observatory that she was executed
under the pretext of “inciting her son to leave the Islamic state and escaping
together to the outside of Al-Raqqah, and that the Coalition will kill all
members of the organization”, her son reported her to the organization which in
turn arrested her, so her 20-years-old son executed her yesterday in front of
hundreds of citizens from the city.**
Es difícil recrear las condiciones psíquicas en que esto se
produce, muy difícil imaginarlas. Cuando se habla de "radicalización"
se está poniendo una sencilla etiqueta a toda una serie de estados mentales, de
reacciones posibles específicas de ese estado de alienación.
La "radicalización" islamista no es solo un cambio
"ideológico", algo que afecte a una parte de la vida, como podría
suceder con otras ideologías. Es una pérdida total del sentido de la realidad
en favor de una nueva visión del mundo en la que quedan relativizados o
anulados todos los valores anteriores. Desaparece la persona que existía antes
y surge el "hombre nuevo", liberado de ataduras, incluidas —y
especialmente— las familiares, que son la prueba definitiva del renacer.
Cuando se nos dan noticias de personas que han dado el salto
al radicalismo extremo, nos fijamos en la distancia entre las dos
personalidades, la vieja y la nueva, preguntándonos cómo se puede cambiar tanto.
Es precisamente esa distancia imposible la que marca la radicalización. Lo primero que se niega es a uno mismo cuando es
completa.
A los que les pueda sorprender la noticia, les recomiendo
que vean la película pakistaní, "El silencio del agua" (Khamosh pani), rodada en 2003 por la
directora Sabiha Sumar, sobre el proceso de islamización radical en Pakistán
tras la separación de la India.
La radicalización, ya sea religiosa o política, necesita de
ese distanciamiento que convierta en enemigo a cualquiera que intente
separarnos de la idea que nos posee. Por eso se blinda dando fórmulas que
liberen de la culpa, como es la acusación de "apostasía" contra la
madre. Se señala en Egyptian Streets:
According to the activist group Raqqah is Being Slaughtered Silently, Ali
told his superiors that his mother had encouraged him to leave ISIS and warned
him that the terrorist organization would soon be destroyed.
As a result of her comments, Lena Al-Bassem was
accused of apostasy and charged with “inciting her son to leave the Islamic
State and escaping together to the outside of Iraqi,” reported the Observatory.*
Es la idea, una vez más, de "apostasía" —que no es
un invento del Estado Islámico— la que actúa como "cobertura legal"
para la destrucción del disidente. De esta forma, el crimen no se convierte en
"algo personal", que podría acabar generando "culpa", sino
en el cumplimiento de la "ley terrible".
Con la idea de ley
terrible quiero expresar esa especie de círculo vicioso que la propia ley
establece para que no sea cuestionada. Terrible
es lo que causa terror, lo que debe ser temido. El terrorista no quiere que se
le tema a él, quiere que se tema a Dios;
él solo es su brazo.
Hay que volver a Soren Kierkegaard, a Temor y temblor. Si Abraham obedeció a Dios cuando le pidió que
matara a su hijo, y solo fue detenido en el último momento, ¿por qué debe
detenerse Alí, el yihadista, a quien la ley
terrible le dice que debe matar a su madre, Lena Al-Qasem, por dudar de Él?
Leemos en la obra de Kierkegaard:
Si sobre la montaña de Morija
Abraham hubiera dudado, si irresoluto hubiese mirado a su alrededor; si
mientras sacaba el cuchillo hubiese visto por azar el cordero, si Dios le
hubiese permitido sacrificarlo en lugar de Isaac, entonces habría vuelto a su
casa y todo habría quedado como antes; habría tenido a Sara junto a él, habría
conservado a Isaac; y sin embargo ¡qué cambio! Su vuelta hubiera sido una
huida, su salvación un azar, su recompensa una confusión, y su futuro quizás la
perdición. No habría dado testimonio ni de su fe ni de la gracia de Dios, pero
habría mostrado cuan terrible es ascender a la montaña de Morija. A Abraham no
se le habría olvidado, como tampoco a la montaña de Morija. Se la habría citado
no como al Ararat donde se detuvo el arca, sino como lugar de espanto:
"Allí fue —se habría dicho— donde Abraham dudó". (Losada 2ª, 1958, p. 17-18)
Tampoco en Al-Raqqa, la ciudad siria bajo el control del
Estado Islámico, se duda. No se sacrifica al hijo sino a la madre. No se ve
como un acto monstruoso, sino como
prueba de amor incondicional, absurdo, a Dios, que lo exige a través
de su ley terrible. Pero a diferencia de Abraham, Dios no le pedirá que detenga
su brazo y hará aparecer un cordero para el sacrificio. La ley terrible está en
marcha; Dios pone a prueba.
El Dios terrible
puede pedirte que mates a tu hijo o que lo hagas con tu madre. El monstruo, como señala Kierkegaard —"Dios
del cielo, yo te doy las gracias; vale más que me crea un monstruo antes que
perder la fe en ti" (p. 8)—, solo aparece
a los ojos del que no entiende, del
que no comprende el sentido del sacrificio y la obediencia ciega. Mejor parecer
un monstruo que perder la fe. Alí, el hijo, el asesino de su madre, es el
hombre que no dudó, el héroe
creyente. Cualquier otra persona podría haber ejecutado a su madre, pero lo
hizo él. Así se lo exigía la prueba. Si Dios hubiera querido evitarlo, habría
detenido su brazo. Solo Él puede frenar a Alí.
Terrible. Así es Dios. La promesa de recompensa le
llegó a Abraham después: "Tendrás tantos descendientes como estrellas hay
en el cielo y arena a la orilla del mar. Ellos se apoderarán de las ciudades de
sus enemigos. También prometo que todas las naciones del mundo serán bendecidas
por tu descendencia, gracias a que tú me obedeciste” (GEN 22). La creación del
Estado Islámico requiere renovar la promesa por la obediencia absoluta. Los que
obedezcan serán recompensados. Dios
prometió no volver a hacer pasar la prueba a Abraham, pero... los tiempos
descreídos llaman a la renovación de la obediencia.
La trágica ciudad de Al-Raqqa es un lugar de tragedias y de
allí nos llegan más noticias. Frente a Alí, el alienado terrible, tenemos
ejemplos de resistencia y valor para enfrentarse a ellos.
The Washington Post
nos daba la noticia de la muerte de la activista Ruqia Hassan en Al-Raqqa:
The Islamic State summarily executed a female
citizen journalist who served as a source of news and information about life in
the organization's de facto capital, according to activists.
News of Ruqia Hassan's death emerged this week,
but she's believed to have been detained by the Islamic State six months ago
and killed three months ago, according to a Syrian activist hiding in Turkey
who did not want to be named because of safety concerns. Hassan's family still
lived in Raqqa, Syria, at the time of her death, but they have since escaped to
another part of the country, the activist said.
Hassan, 30, was known as "Nissan
Ibrahim" online. While Hassan didn't work with any specific group, she
supplied information to other activists in exile about the conditions and
latest news in Raqqa, the activist said.
An activist monitoring group, Raqqa Is Being Slaughtered Silently,
posted a screenshot of what it describes as Hassan's last public Facebook
comment from July. She wrote that she was in Raqqa and had received death
threats, including when the Islamic State will "arrest me and kill
me."
"It's okay because they will cut my
head," she wrote. "And I have dignity, it's better than I live in
humiliation" under the Islamic State.
Hassan had attended Aleppo University, where
she studied philosophy, and she later joined the opposition in Raqqa to
President Bashar al-Assad, the Guardian
reported. She refused to leave the city after the Islamic State took control of
the area, according to the Guardian.***
Por contra de Alí, Ruqia Hassan, la joven periodista
ciudadana, tenía otro compromiso y dio otro sentido a su vida. Como muchos
periodistas ciudadanos —ya ocurrió en Libia—, arriesgan sus vidas por
documentar el horror y mostrar que es posible resistir. Cuando los medios
retiran del escenario del conflicto a los periodistas profesionales, los
periodistas ciudadanos asumen el papel de informadores del horror.
Ruqia Hassan podría haber sido perfectamente una de esas
refugiadas sirias contra las que los racistas de PEGIDA se manifestaron ayer
violentamente en Alemania. Pero ella escogió quedarse en su ciudad, en Al-Raqqa, a
sabiendas de que por su decisión ya estaba muerta.
Ella lo
tenía muy claro: "I have dignity, it's better than I live in humiliation".
Hace falta mucho valor, mucho aprecio por la vida para sacrificarse de
este modo. Porque apreciar la vida no es vivir de cualquier manera, sino
vivirla con dignidad. Y eso es lo que ella escogió, darle sentido frente al
absurdo del que denuncia y ejecuta a su propia madre. Si para Alí el mundo
caótico adquiría orden mediante la obediencia incondicional, para Ruqia Hassan
el mundo adquiere sentido mediante la dignidad, el valor que concede a su vida
y a la de los demás. Para ella, un mundo sin dignidad no ofrece valor.
Entre el alienado
que ejecuta a su madre y la mujer que quiere vivir con dignidad su propia vida hay
un abismo, aun nacidos ambos en una misma ciudad y una misma cultura. Su forma
de estar en el mundo, su forma de concebirlo es radicalmente diferente. Entre
ambos, toda una escala gradual entre el radicalismo del que se siente
instrumento y la dignidad del que se siente conciencia.
Hoy, cuando muchos se cuestionan la llegada de refugiados
porque molestan o nos cambian la vida, porque entre ellos pueden venir
delincuentes y terroristas, acosadores y violadores, habrá que pensar en los que
vienen de ciudades como Al-Raqqa, donde unos no dudan y a otros no les dejan
dudar, pensar que muchos cargan con historias como estas o simplemente con su miedo o incluso su vergüenza.
Otros, como Ruqia Hassan, se quedaron allí para contarlo
para que sepamos de dónde vienen los que llegan y los que llegarán. No sé si
alguien quedará para describir lo que ocurre en esa ciudad maldita. Ella no se quedó por una vocación periodística; se quedó para que su supiéramos de qué huían los refugiados. Se quedó para mostrar las contradicciones de unos y otros, las suyas y las nuestras, de los que se iban y de los que se quedaban.
En un tuit recogido por The
Guardian, Ruqia Hassan escribió:
Ok if we don’t want Daesh ...
And we don’t want the coalition bombing Daesh
...
And we don’t want the Free Syria[n] Army to
fight Daesh …
Then what do we want exactly?****
También nos lo podríamos preguntar nosotros: no queremos al
Estado Islámico, no quisimos bombardear a Al-Assad, no queremos bombardear en Siria
e Irak al Estado Islámico, y no queremos
que vayan los ejércitos; tampoco queremos que vengan los refugiados... ¿Qué
queremos exactamente?
*
"ISIS Militant Shoots His Own Mother in the Head in Front of Hundreds of
People" Egyptian Streets 8/01/2016
http://egyptianstreets.com/2016/01/08/isis-militant-shoots-his-own-mother-in-the-head-in-front-of-hundreds-of-people/
**
"His mother asks him to leave the “Islamic State” organization and leave
the city of Al-Raqqah, so he executes his mother in front of citizens"
Official Website of the Syrian Observatory for Human Rights 8/01/2015
http://www.syriahr.com/en/?p=42310
***
"Female activist killed by the Islamic State posted this final defiant
message" The Washington Post 7/01/2016
https://www.washingtonpost.com/news/worldviews/wp/2016/01/07/female-activist-killed-by-the-islamic-state-posted-this-final-defiant-message/
****
"Journalist Ruqia Hassan murdered by Isis after writing on life in
Raqqa" The Guardian 5/01/2016
http://www.theguardian.com/world/2016/jan/05/journalist-ruqia-hassan-killed-isis-raqqa-syria
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