Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
La rápida
aprobación de la Ley de Medios en Polonia deja al descubierto las carencias y
diferencias democráticas en el seno de la Unión Europea. Como ciudadanos
europeos, nos debe preocupar a todos y no debemos cree que es un asunto
"privado" de Polonia. Cuando se trata de principios fundamentales de libertad
es cuestión de todos.
Lo que
se ha aprobado en Polonia es una forma de considerar el papel de los medios
públicos. Frente a los modelos que consideran que los medios públicos deben ser
independientes de los gobiernos e incluso pueden ser críticos con ellos, lo que
Polonia propone y ha puesto en marcha es su conversión en portavoces de los
gobiernos, en maquinarias de propaganda. Los políticos, usando un perverso
eufemismo, lo han llamado "re-polonizar" Polonia. Lo que el eufemismo
esconde es la identificación de Polonia con lo que los polacos puedan pensar en
todo momento, es decir, la sustitución de su pensamiento y voz por una
oficialista. No solo es una perversión de las libertades de información; lo es
también en el plano político.
The
Financial Times escribía el día 29:
Law and Justice, which is deeply rooted in
conservative Catholic values, has made clear its intentions to “fix” Polish
society after eight years of centrist, liberal government, sparking mass
protests from liberals and civil society representatives who fear the party
will tarnish the country’s international reputation and reintegration with
western Europe.
“Over the past few weeks . . . we have had to
deal with the extremely unreliable work of the public media,” said Ryszard
Terlecki, head of Law and Justice’s parliamentary caucus, referencing coverage
of national protests against steps taken by the new government.
“It means that we must now hurry,” Mr Terlecki
said, referring to his hopes that the new law could be passed on Tuesday
evening. “If the media criticises our changes . . . we have to stop it. Public
media are not involved in party political disputes, they should just accurately
inform the public.”
The draft law, which is likely to pass easily
through parliament, where Law and Justice has a majority, would allow the
government to immediately fire all executives at the TVP and Polskie Radio
broadcasters and replace them with appointees chosen by a media council
controlled by parliament.
The new law also aims to increase the
“cultural” output of the media channels and “the implementation of a public
mission,” according to its text.
Piotr Gliński, Poland’s culture minister, has
made clear his intention to “re-Polonise” the country’s media and promote
“national interests” in its coverage. In a recent interview on the public TVP
channel, Mr Gliński refused to answer questions and told the interviewer she
was “broadcasting propaganda, and that will soon be over”.*
La idea de que los medios "atentan" contra los "intereses
nacionales" no es más que una excusa para la intervención. La misma que
está sirviendo para cortar la libertad de información y expresión en muchos
otros lugares con distinto grado de intervencionismo. Es más sencillo controlar
los medios públicos y someterlos mediante una ley a reproducir los puntos de
vista oficiales que tratar de argumentar frente a ellos las medidas tomadas o
en marcha. ¿Para qué perder el tiempo en discusiones cuando se puede usar la
fuerza?
En el fondo lo que hay es una concepción perversa de la
función de los medios públicos. Esta puede ser debatida hasta la saciedad, pero
lo que está medianmente claro es que no deben ser medios de propaganda gubernamental.
Este defecto se acaba pagando en términos de calidad de la información y en
términos, mucho más grave, de calidad de la democracia. Sin crítica, la democracia se resiente. A la democracia la mejoran la polifonía y el dialogo, no las voces unánimes.
En Politico, Jan Cienski
escribe:
The law, which would come into effect
immediately after being signed by President Andrzej Duda, would allow the
treasury minister to swiftly replace senior public broadcast officials.
“The public media are ignoring their mission
towards the nation,” Elżbieta Kruk, a PiS MP, said in parliament. “Instead of
creating a media shield for the Polish national interest, journalists often
sympathize with negative opinions about Poland.”
In the quarter century since the end of
communism, Poland has been unable to create apolitical public media, and there
is something of a tradition of new governments putting their loyalists into top
jobs — it’s just that Law and Justice’s moves are faster and blunter than their
predecessors.**
Polonia no es la única en ese problema, pero sí la que está
justificando una decisión que estigmatiza y condena la independencia
periodística en los medios públicos. La ley es mala por lo que hace, pero es
peor por lo que niega: la independencia informativa.
El mejor servicio que el periodismo puede hacer a los países
es mantener su independencia, un concepto agónico, en el sentido unamuniano del
término: en lucha constante por sobrevivir. La independencia del periodismo es
la independencia de sus profesionales, que son quienes hacen la información,
quienes la seleccionan y enfocan. La ley polaca descabeza los medios y
sustituye su dirección por personas sumisas que tienen el encargo directo de
transmitir las decisiones y opiniones del gobierno. Es una tentación de la que
muy pocos escapan.
Es el resultado de una tradición de control de los medios
bajo dictaduras y sistemas autoritarios en los que este control gubernamental se
ve normal, y también de la atracción
de los partidos políticos hacia los profesionales, a los que ofrecen un buen
camino profesional si son sumisos y actúan como se espera de ellos: silenciando
las críticas y ampliando los elogios. Son dos peligros complementarios: cuanto
mayor es el control de los medios, más tentaciones tiene el profesional de
adscribirse a un bloque o partido. Los profesionales que buscan tener un criterio
de independencia tienen por delante un camino difícil y de incomprensión. Al
final son atacados por todos.
El caso polaco, que ha despertado las alarmas en Europa, se
repite en muchos países. Los medios están amenazados por diferentes leyes con
las que se trata de que vivan en un estado de intimidación constante frente a concepto
muy difuso. Sobre todo, se llega a su perversión máxima cuando se identifican
los intereses nacionales con los del
político o partido de turno. Para que esto funcione, además, se crean enemigos
y conspiraciones para que la opinión pública perciba la existencia de un
enemigo del que hay que defenderse y al que se deben todos los males. Desde
ahí, comienza la paranoia y la persecución de periodistas. Muchos empiezan a
temer por expresar sus opiniones o los simples hechos.
Una de las peores cosas que le puede pasar a un sistema
democrático es la pérdida de la libertad de información porque está en la base
de la toma de decisiones. No puede haber una democracia plena sin libertad de
información. Se argumentará que en Polonia hay muchos medios de comunicación de
titularidad privada y capital extranjero. La organización Freedom House ya señalaba los problemas de Polonia con la libertad
de expresión hace varios años:
Polish print media and radio outlets are
predominantly private and highly diversified. According to the European
Journalism Centre, German and other foreign owners control approximately 80
percent of the Polish media market. The only major domestic competitor is Agora
SA. The public television broadcaster TVP, which runs a number of terrestrial
and satellite channels, remains an important source of information for most
citizens.***
El camino se repetirá pronto: los medios privados serán acusados
de estar vendidos a los enemigos de Polonia y sus críticas se
identificarán como maniobras para destruir su identidad. No es casual que esto
lo haga un partido ultranacionalista. Si ya han conseguido hacerse con un
electorado al que le venden los peligros y amenazas del exterior, pronto ese
será el tema central de la información. Todo serán campañas contra Polonia,
intentos de violar su soberanía nacional. Los que critiquen al gobierno serán
agentes vendidos y pronto comenzarán la campañas de difamación; pronto se señalará con el dedo al que no es un "verdadero polaco", que será aquel que no repita lo que el gobierno dice.
Desgraciadamente es un patrón previsible por repetitivo. Lo
peor es que sigue aumentando el número de países en los que se dan
restricciones a la libertad de información y expresión. Cuando no es el
terrorismo son las conspiraciones de lo más variado. Que en Europa se estén
dando este tipo de problemas es un retroceso vinculado a la política de
"peligros", "identidades" y "nacionalismo"
extremos que necesitan de "enemigos" —internos y externos— para
crecer desde el miedo.
Lo más terrible es que es esto lo que llevó al ascenso de
los fascismos.
*
"Poland’s new government cracks down on state media" The Financial
Times 29/12/2015
http://www.ft.com/cms/s/0/729e39d0-ae31-11e5-993b-c425a3d2b65a.html#axzz3wAk8CpcQ
**
"New media law gives Polish government fuller control" Politico
29/12/2015
http://www.politico.eu/article/poland-crisis-constitution-kaczynski-duda/
*** Fredom
House. Poland 2015 https://freedomhouse.org/report/freedom-press/2015/poland
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