domingo, 3 de enero de 2016

La ley polaca de medios o la voz unánime

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
La rápida aprobación de la Ley de Medios en Polonia deja al descubierto las carencias y diferencias democráticas en el seno de la Unión Europea. Como ciudadanos europeos, nos debe preocupar a todos y no debemos cree que es un asunto "privado" de Polonia. Cuando se trata de principios fundamentales de libertad es cuestión de todos.
Lo que se ha aprobado en Polonia es una forma de considerar el papel de los medios públicos. Frente a los modelos que consideran que los medios públicos deben ser independientes de los gobiernos e incluso pueden ser críticos con ellos, lo que Polonia propone y ha puesto en marcha es su conversión en portavoces de los gobiernos, en maquinarias de propaganda. Los políticos, usando un perverso eufemismo, lo han llamado "re-polonizar" Polonia. Lo que el eufemismo esconde es la identificación de Polonia con lo que los polacos puedan pensar en todo momento, es decir, la sustitución de su pensamiento y voz por una oficialista. No solo es una perversión de las libertades de información; lo es también en el plano político.
The Financial Times escribía el día 29:

Law and Justice, which is deeply rooted in conservative Catholic values, has made clear its intentions to “fix” Polish society after eight years of centrist, liberal government, sparking mass protests from liberals and civil society representatives who fear the party will tarnish the country’s international reputation and reintegration with western Europe.
“Over the past few weeks . . . we have had to deal with the extremely unreliable work of the public media,” said Ryszard Terlecki, head of Law and Justice’s parliamentary caucus, referencing coverage of national protests against steps taken by the new government.
“It means that we must now hurry,” Mr Terlecki said, referring to his hopes that the new law could be passed on Tuesday evening. “If the media criticises our changes . . . we have to stop it. Public media are not involved in party political disputes, they should just accurately inform the public.”
The draft law, which is likely to pass easily through parliament, where Law and Justice has a majority, would allow the government to immediately fire all executives at the TVP and Polskie Radio broadcasters and replace them with appointees chosen by a media council controlled by parliament.
The new law also aims to increase the “cultural” output of the media channels and “the implementation of a public mission,” according to its text.
Piotr Gliński, Poland’s culture minister, has made clear his intention to “re-Polonise” the country’s media and promote “national interests” in its coverage. In a recent interview on the public TVP channel, Mr Gliński refused to answer questions and told the interviewer she was “broadcasting propaganda, and that will soon be over”.*


La idea de que los medios "atentan" contra los "intereses nacionales" no es más que una excusa para la intervención. La misma que está sirviendo para cortar la libertad de información y expresión en muchos otros lugares con distinto grado de intervencionismo. Es más sencillo controlar los medios públicos y someterlos mediante una ley a reproducir los puntos de vista oficiales que tratar de argumentar frente a ellos las medidas tomadas o en marcha. ¿Para qué perder el tiempo en discusiones cuando se puede usar la fuerza?
En el fondo lo que hay es una concepción perversa de la función de los medios públicos. Esta puede ser debatida hasta la saciedad, pero lo que está medianmente claro es que no deben ser medios de propaganda gubernamental. Este defecto se acaba pagando en términos de calidad de la información y en términos, mucho más grave, de calidad de la democracia. Sin crítica, la democracia se resiente. A la democracia la mejoran la polifonía y el dialogo, no las voces unánimes.
En Politico, Jan Cienski escribe:

The law, which would come into effect immediately after being signed by President Andrzej Duda, would allow the treasury minister to swiftly replace senior public broadcast officials.
“The public media are ignoring their mission towards the nation,” Elżbieta Kruk, a PiS MP, said in parliament. “Instead of creating a media shield for the Polish national interest, journalists often sympathize with negative opinions about Poland.”
In the quarter century since the end of communism, Poland has been unable to create apolitical public media, and there is something of a tradition of new governments putting their loyalists into top jobs — it’s just that Law and Justice’s moves are faster and blunter than their predecessors.**


Polonia no es la única en ese problema, pero sí la que está justificando una decisión que estigmatiza y condena la independencia periodística en los medios públicos. La ley es mala por lo que hace, pero es peor por lo que niega: la independencia informativa.
El mejor servicio que el periodismo puede hacer a los países es mantener su independencia, un concepto agónico, en el sentido unamuniano del término: en lucha constante por sobrevivir. La independencia del periodismo es la independencia de sus profesionales, que son quienes hacen la información, quienes la seleccionan y enfocan. La ley polaca descabeza los medios y sustituye su dirección por personas sumisas que tienen el encargo directo de transmitir las decisiones y opiniones del gobierno. Es una tentación de la que muy pocos escapan.


Es el resultado de una tradición de control de los medios bajo dictaduras y sistemas autoritarios en los que este control gubernamental se ve normal, y también de la atracción de los partidos políticos hacia los profesionales, a los que ofrecen un buen camino profesional si son sumisos y actúan como se espera de ellos: silenciando las críticas y ampliando los elogios. Son dos peligros complementarios: cuanto mayor es el control de los medios, más tentaciones tiene el profesional de adscribirse a un bloque o partido. Los profesionales que buscan tener un criterio de independencia tienen por delante un camino difícil y de incomprensión. Al final son atacados por todos.

El caso polaco, que ha despertado las alarmas en Europa, se repite en muchos países. Los medios están amenazados por diferentes leyes con las que se trata de que vivan en un estado de intimidación constante frente a concepto muy difuso. Sobre todo, se llega a su perversión máxima cuando se identifican los intereses nacionales con los del político o partido de turno. Para que esto funcione, además, se crean enemigos y conspiraciones para que la opinión pública perciba la existencia de un enemigo del que hay que defenderse y al que se deben todos los males. Desde ahí, comienza la paranoia y la persecución de periodistas. Muchos empiezan a temer por expresar sus opiniones o los simples hechos.
Una de las peores cosas que le puede pasar a un sistema democrático es la pérdida de la libertad de información porque está en la base de la toma de decisiones. No puede haber una democracia plena sin libertad de información. Se argumentará que en Polonia hay muchos medios de comunicación de titularidad privada y capital extranjero. La organización Freedom House ya señalaba los problemas de Polonia con la libertad de expresión hace varios años:

Polish print media and radio outlets are predominantly private and highly diversified. According to the European Journalism Centre, German and other foreign owners control approximately 80 percent of the Polish media market. The only major domestic competitor is Agora SA. The public television broadcaster TVP, which runs a number of terrestrial and satellite channels, remains an important source of information for most citizens.***

El camino se repetirá pronto: los medios privados serán acusados de estar vendidos a los enemigos de Polonia y sus críticas se identificarán como maniobras para destruir su identidad. No es casual que esto lo haga un partido ultranacionalista. Si ya han conseguido hacerse con un electorado al que le venden los peligros y amenazas del exterior, pronto ese será el tema central de la información. Todo serán campañas contra Polonia, intentos de violar su soberanía nacional. Los que critiquen al gobierno serán agentes vendidos y pronto comenzarán la campañas de difamación; pronto se señalará con el dedo al que no es un "verdadero polaco", que será aquel que no repita lo que el gobierno dice.
Desgraciadamente es un patrón previsible por repetitivo. Lo peor es que sigue aumentando el número de países en los que se dan restricciones a la libertad de información y expresión. Cuando no es el terrorismo son las conspiraciones de lo más variado. Que en Europa se estén dando este tipo de problemas es un retroceso vinculado a la política de "peligros", "identidades" y "nacionalismo" extremos que necesitan de "enemigos" —internos y externos— para crecer desde el miedo.
Lo más terrible es que es esto lo que llevó al ascenso de los fascismos. 




* "Poland’s new government cracks down on state media" The Financial Times 29/12/2015
http://www.ft.com/cms/s/0/729e39d0-ae31-11e5-993b-c425a3d2b65a.html#axzz3wAk8CpcQ
** "New media law gives Polish government fuller control" Politico 29/12/2015 http://www.politico.eu/article/poland-crisis-constitution-kaczynski-duda/

*** Fredom House. Poland 2015 https://freedomhouse.org/report/freedom-press/2015/poland




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