Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Creo
que casi todo el mundo estaría de acuerdo en que esta es la campaña electoral
más rara de todas cuanto hemos vivido en estos ya largos años de democracia.
Rara, rara. Podemos pensar que es porque han aparecido de entre las momias
bipartidistas unos ajitos tiernos que relucen más que el sol. Quizá sea por
eso, no lo sé. Pero creo que también estaremos muchos de acuerdo en que el
comportamiento de estos partidos no es novedoso, sino también raro. Estoy
pensando especialmente en ese fenómeno extraño pergeñado entre los muros de mi
propia Universidad, la Complutense, que, si no tuviera ya bastante, tiene que
acoger ahora el sambenito de ser la cuna ideológica del partido que ha generado una ingente bibliografía en la que se trata de
explicar, directa o indirectamente, qué es eso de "Podemos", cuya definición se sigue debatiendo.
No sé
si van a sacar mucho o poco, pero ganan por goleada en las estanterías del
Corte Inglés, incluso en la de mi Facultad y llenan estantes y estantes de
estudios, comentarios, análisis de su corta trayectoria, especulaciones sobre
los orígenes, etc. Casi todas llevan al señor Iglesias en la tapa, porque es un
partido "portadista", es decir, lucha por conseguir las portadas, que
es donde realmente está el poder. Se empieza en las portadas y se acaba en la Moncloa y la Zarzuela, ¿por qué no?
Lo más
sorprendente de Podemos es que parecen vivir dos vidas: una la del calendario,
que marca las fechas de las elecciones de forma inexorable, como un reloj de
película de Gary Cooper; la otra es su tiempo interior, su madalenazo, el tiempo retrouvé
que es más bien deja vu, un fenómeno
extraño que les caracteriza. Todavía no lo han vivido, pero lo recuerdan como
si fuera ayer. Es decir, Podemos está empezando a pasar por todas las
enfermedades infantiles y alguna de preadolescente por la que ya pasaron sus hermanos
mayores, los abusones de la casta. Es un caso raro en el que todo el mundo está de acuerdo antes de empezar y va descubriendo cada vez que uno abre la boca sus discrepancias. Está lleno de sentimientos colectivos y de discrepancias individuales. Eso ha ocurrido desde que empezaron y ha dado lugar a la salida de Monedero del Partido.
Leo
estupefacto las declaraciones del señor
Monedero, también colega universitario. El País las titula: “La moderación
desarmaría a Podemos”, en donde interpreta el guión de la salida del purista o me voy porque tengo razón. Después de hacer un repaso de todos los injustos ataques
que se hicieron contra él desde todos los ámbitos, podemos leer:
R. Era consciente de que lo que me estaba
pasando no le pasaba a Monedero, sino a un fundador de Podemos. Las acusaciones
eran sobre cosas de mi etapa anterior. Encontré la solidaridad de las bases y
con el absoluto apoyo de Pablo o de mi amigo José Manuel López, candidato a la
Comunidad de Madrid. Y luego me he encontrado en medio de dualidades demasiado
humanas.
P. ¿A qué se refiere?
R. Cuando EE UU quería dar golpes en América
siempre acudía a los generales más ambiciosos y más mediocres. Y cuando
generales así de tu ejército se dejan tentar por esos cantos de sirena, claro
que te produce soledad extra. Por aquello que decía [Joaquín] Sabina: “Dormir
contigo es estar solo dos veces”. Eso también pasa en mi organización. A los
generales mediocres hay que perdonarles su mediocridad siempre que sea
desarmada.
P. Se despedía de la entrevista con Iglesias
diciéndole: “Sé que no traicionas”.
R. Claro. Los que traicionan no siempre son
traidores. Cuando murió uno de los Papas, el monaguillo del pueblo se puso muy
contento: “Así sube el escalafón”. Hay comportamientos que no te convierten en
traidor: la vida te ha dado la oportunidad de situarte en lugares más luminosos
y no lo has hecho.
No sé
muy bien de lo que me he enterado por esa maldita manía de hablarlo todo a golpe de analogías que van de los dictadores latinoamericanos apoyados por Estados
Unidos a los monaguillos contentos porque se ha muerto el Papa, de las canciones de Sabina a los generales mediocres. Lo de los
"lugares luminosos" no me ha quedado tampoco muy claro, pero él sabrá
dónde había tanta luz.
Avanzo
un poco más y me doy cuenta que no es un problema mío, sino del señor Monedero:
P. Dijo usted al irse que es más importante
estar en los círculos que en la televisión...
R. Nosotros entendimos que la televisión era
el tren que los alemanes pusieron a Lenin para ir a Finlandia. ¡Coño, pero
luego tienes que bajarte del tren, reunirte con la gente!
P. ¿Eso le puede pasar a Iglesias, que siga
en el tren?
R. Tiene una ventaja: su ambición por el
poder se ve muy compensada por la ambición por conocer. Eso es un cable a
tierra.
P. Usted era la voz radical. Ahora ya no
está.
R. Soy mucho más útil fuera de la dirección,
porque las direcciones son órganos colegiados donde desaparece la pluralidad.
Yo no puedo entrar con un libro mío a la ejecutiva y que me arranquen muchas
páginas, me lo devuelvan y me digan que eso es lo que he escrito.*
Me doy
cuenta también de que el periodista ha caído en las redes analógicas del señor
Monedero, que no puede escapar al reto de tener que traducir todo al aquí y el
ahora de lo que ocurre. Si antes eran los golpistas latinoamericano, la CIA,
los monaguillos, el Papa y ese "¡sé que no traicionas!", que tiene
mucho del Julio César shakesperiano, aunque sea pasado por Mankiewicz y Brando,
ahora es Lenin y el tren de la estación de Finlandia —¡recuerdo el libro
magnífico de Edmund Wilson!— y un libro, el suyo, al que le quitan páginas sin saber por qué.
Y
entonces se imagina uno lo que han tenido que ser las reuniones de Monedero,
Iglesias y Errejón, dando a luz a Podemos, diseñando y hablando de monaguillos,
trenes, dictadores, libros, hasta de cables a tierra que no se sabe bien si era el de un globo aerostático o el de algún aparato eléctrico. Y pienso que si han
estado de acuerdo en algún momento era solo una ilusión, porque es difícil
entenderse hablando de esta manera. Pero, claro, lo único que uno ha entendido
es lo de "¡coño!", cierre español del pensamiento político y filosófico, palabra
de mayorías absolutas. Y ahora, que tenían que ponerse de acuerdo, se dan
cuenta que cada uno tenía un partido en mente, que unos pensaban que los
monaguillos alegres eran una metáfora y que se alegraban solo por la muerte
del Papa, mientras que otros pensaban que era por la de Dios después de haber leído a Nietzsche.
Conforme
voy entendiendo la personalidad apocalíptica del señor Monedero, veo que ya se
ha readaptado a su rol de contrapunto, que el
chache no se cae, se tira. Donde estaba antes era fundamental, pero donde
está ahora es más fundamental, nos viene a decir:
P. Usted era la voz radical. Ahora ya no
está.
R. Soy mucho más útil fuera de la dirección,
porque las direcciones son órganos colegiados donde desaparece la pluralidad.
Yo no puedo entrar con un libro mío a la ejecutiva y que me arranquen muchas
páginas, me lo devuelvan y me digan que eso es lo que he escrito.
P. No es de la dirección. ¿Cómo va a encajar
en Podemos?
R. Es un presupuesto zapatista: cualquier
persona tiene que mandar obedeciendo y eso es lo que tiene que hacer Podemos.
Tiene que escuchar a sus bases y sus bases son las que mandatan. Yo tengo la
capacidad de recuperar al agitador que era.
P. Será incómodo.
R. O no. Igual es incómodo para algunas
personas de Podemos, pero no para Podemos.
P. ¿Le gusta ser incómodo?
R. Profundamente. En Curso urgente de política para gente decente digo que las ideas
tienen que ser como tirar un panal de avispas en un confesionario. Nuestra
frescura fue lo contrario de la política de estercolero y si Pablo fue capaz de
concitar ese apoyo fue porque rompió con los corsés.*
No
entiendo cómo el señor Monedero es plural en sí mismo. Según su teoría, donde
hay muchos y hay que votar desaparece la pluralidad; y donde está uno más solo
que la una se recupera la ¿"pluralidad"? Un sentido un poco raro de
la pluralidad y de la individualidad. Al final acabamos en el partido
unipersonal con primarias y listas abiertas. No sé si quedarme más tranquilo
porque finalmente, siguiendo sus instintos zapatistas se recupere como
agitador, aunque no sabemos a quién puede agitar. Por lo pronto, todo lo que ha
dicho sobre Podemos es bastante
negativo, algo lógico en alguien a quien, pese a la citas y analogías, han
dejado fuera del partido.
No sé
si en el partido les ha hecho mucha gracia lo de los "generales
mediocres" y eso de que le quitan las páginas de su libro. Quizá su idea
de un partido es que él llega con el libro escrito, los demás se emocionan y le
aplauden.
El
cierre de la entrevista nos deja también hermosas asociaciones, citas y metáforas:
R. Yo no me siento roto, me siento
desencadenado, que es muy diferente, y creo que Pablo me tiene cierta envidia.
Era la primera vez que nos sentábamos a ver qué es lo que habíamos hecho en el
último año y medio. Es terrible que no hayamos tenido tiempo de parar el balón
para ver cómo estamos. La política no puede ser como esas familias que solo se
encuentran en los servicios.*
No sé
en la suya, pero en la mía siempre cerrábamos la puerta. Pero da igual porque
es una hermosa metáfora retorcida, con valor estético y cognitivo, etc. Puede que la interpretación constante del mundo desde metáforas como trenes y líderes, monaguillos y papas, avispas en confesionarios o familias que se encuentran en los servicios, sean las más adecuadas para llenar páginas de libros que otros te arrancan pero quizá no lo sean tanto para crear un mundo compartido con los demás. Dice que no se siente roto, sino desencadenado, como un Prometo. ¡Qué se le va a hacer!
*
"Juan Carlos Monedero: “La moderación desarmaría a Podemos”" El País
13/05/2015 http://politica.elpais.com/politica/2015/05/13/actualidad/1431542849_596646.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.