Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Los
diarios El País y El Mundo coincidían en dedicar amplios artículos a la
publicación del informe "FIDH - Exposing state hypocrisy: sexual violence
by security forces in Egypt"*. La FIDH es la Federación Internacional de
Derechos Humanos. A diferencia de los informes generales sobre la violencia y
el acoso sexual en Egipto, el informe de la FIDH se centra en la violencia
producida desde el Estado, desde sus fuerzas armadas y de seguridad, contra los
ciudadanos en un marco sistemático y con fuertes sospechas de ser premeditado,
es decir, un modus operandi.
Los
primeros párrafos de la presentación del informe son los suficientemente
indicativos de los que nos vamos a encontrar en su interior, una descripción de
los horrores que se viven en Egipto día a día causados desde aquellas
instancias que deberían proteger a los ciudadanos:
Since the military takeover in July 2013 and
resumed control by the army and the police, there has been a surge in sexual
violence perpetrated by the security forces in Egypt. While sexual violence has
long been a characteristic of state violence, today it indiscriminately targets
those apprehended by the security forces: in addition to opponents of General
el-Sisi’s regime, victims include NGO representatives, protesters, individuals
perceived as going against the moral order, as well as common-law detainees.
Such violence is widespread in detention
centres. Increasingly diverse categories of the population are being targeted:
women, students, minors and LGBT persons are bearing the brunt of abuses carried
out in the name of security, characterised by the multiplication of arbitrary arrests
and detention, with sexual violence playing a strategic part.
FIDH has documented sexual harassment, rape and
sexual assault, rape with objects, anal and vaginal “virginity tests”,
electrocution of genitalia, sex-based defamation and blackmail perpetrated by
police, state security and military personnel. Such violence is used to
eliminate public protest while legitimising the authorities as guardians of the
moral order.
Between 2011 and 2014, FIDH documented sexual
violence committed against women in the public sphere in Egypt, from cases of
mob rape and sexual assault perpetrated by civilians during demonstrations in
and around Tahrir Square, to daily sexual harassment in the streets, on public
transport and in the workplace. In a report published in April 2014, FIDH
underlined the State’s responsibility for such violations, in particular by
failing to exercise due diligence to prevent violence, to effectively investigate,
prosecute and sanction perpetrators and to provide redress and reparation to
victims. FIDH and Egyptian civil society organisations called for the adoption
of ten urgent measures to end violence against women. Since then, several
piecemeal measures have been taken but their effectiveness is reduced by the
lack of an overall strategy. Meanwhile sexual violence has continued
unabated.*
El panorama que se dibuja es realmente aterrador y ha
suscitado que organizaciones de derechos humanos alemanas pidan la suspensión
del viaje que al-Sisi tenía programado respondiendo una invitación previa de
Angela Merkel. A la canciller alemana le toca, por segunda vez, ser quien le
tenga que decir a un presidente egipcio el desagrado de la comunidad
internacional, europea en este caso, por la situación en su país. El presidente
egipcio le dirá, como le dijo Morsi, que se meta en sus asuntos, que las
violaciones, ejecuciones, arrestos, encarcelamientos, torturas, etc. son un
"asunto interno" egipcio. Probablemente, como a Hollande, le dirá con
una sonrisa que le encantan los derechos humanos, mais...
Habitualmente, como es natural se pone el énfasis en el
hecho en sí, pero la FIDH ha resaltado un factor esencial: la hipocresía. Es
difícil, si se conoce el caso medianamente, pasar por alto esta circunstancia.
Es el fingimiento de la virtud lo que más choca de un país en el que se
prefiere la apariencia a la realidad, que puede vivir en una fantasía constante
con tal de negar su propia situación o las esencia de sus acciones. Solo puede
hablarse de "hipocresía", por ejemplo, en el caso que estos días ha
saltado a la prensa internacional: la "defensa" de la independencia de los jueces en las penas de muerte al ex presidente derrocado Mohamed Morsi y otros
de sus correligionarios. No me refiero a la condena en sí, que podemos
considerar justa o injusta, sino a aparentar la virtud mostrando respeto por la
independencia de unos jueces, algo en lo que nadie cree.
"Hipocresía" fueron los exámenes de virginidad
realizado por los militares a las manifestantes en Tahrir durante las protestas
de 2011, pues se hacían para garantizar a sus familias que las muchachas
estaban "intactas" y que quedaran tranquilas. "Hipocresía" era
decir que las mujeres que sufrían violencia sexual en las manifestaciones se
debían quedar en casa, como señaló la diputada de los Hermanos Musulmanes a la
que se pidió que como mujeres apoyara a las víctimas. "Hipocresía" es
presentarse como salvador de los valores liberales y encarcelar a ateos,
homosexuales, activistas y opositores de cualquier color convirtiéndolos en
peligros para el islam o la patria. "Hipocresía" es presentarse a
unas elecciones y pedir el voto para modernizar Egipto y comenzar a restringir
los pocos derechos que se tenían bajo el régimen dictatorial de Mubarak.
"Hipocresía" es sustituir la "Ley de Excepción", que duró
treinta años y sirvió para encarcelar a los que se atrevían a decir una palabra
molesta, por una "Ley Antiprotesta" que te permite hacer lo mismo.
"Hipocresía" es pegar un tiro a una opositora que lleva flores a
Tahrir y decir que murió "porque estaba demasiado delgada" y que ese
era su destino... "Hipocresía", en fin, es que quien te debe proteger
y amparar, según promulga la constitución que te piden que votes, te condenen, te
encarcelen, te humillen y te torturen. E "hipocresía" es decir que
todo esto no existe y que es una conspiración internacional porque te tienen
envidia.
Los artículos que he podido ver en la prensa egipcia hasta el
momento no son muchos, un par de ellos. La forma de sortear las dificultades
suele consistir en presentar notas de agencia antes que firmar los artículos
con este tipo de noticias. Es preferible que ponga "Reuters" a que lo
firme alguien que corre riesgo. Dsily News Egypt ha dado la noticia del
informe y ha recabado información local:
The picture drawn up by the FIHD is indeed
dark, with the report accusing all governments that were in charge since the
2011 revolution of dramatic failures in investigating and prosecuting cases of
mob rape and sexual assault, whilst claiming that there has been a significant
rise in documented cases during that period.
Where the FIHD focuses on the increase of
sexual violence, [Nasser] Amin goes one step further and claims that “the human
rights situation is very bad, worse than under Mubarak”. The FIHD reports that
there has only been one trial since a 2014 presidential decree to amend the
criminal code concerning sexual violence, despite more than 500 documented
cases since 2011.
The real case numbers though, especially
concerning sexual assaults under police custody, are likely to be higher, with
the FIHD decrying the lack of information. In light of the fact that the Muslim
Brotherhood is outlawed, it is therefore difficult to reach possible victims,
with a great deal of them belonging or allegedly belonging to the Brotherhood,
according to the organisation.
In the report, an anonymous member of a human
rights NGO states: “While all prisoners are vulnerable to torture and sexual
humiliation during the first few hours of their arrest, in police stations and
detention centres, the most serious sexual abuse, particularly in the case of
men, tends to take place at the hands of the National Security Intelligence
services and the military. This abuse targets prisoners suspected of
withholding information.”*
El hecho de que ninguno de los gobiernos desde la Primavera
de 2011 hay hecho nada por mejorar la situación mientras que todos se han
presentado como valedores de la
Revolución que clamaba por más libertades es otra muestra flagrante de
hipocresía de los gobiernos egipcios que han
utilizado o no han sabido
controlar a los poderes reales y a sus actuaciones a pie de calle.
Pero creo, que si debemos ser honestos, ha de extenderse la
hipocresía más allá de las responsabilidades gubernamentales o ministeriales. Creo
que no se entiende nada —y se corre el riesgo de ser hipócrita— si no se
considera la hipocresía social como parte del problema. La falta de capacidad egipcia
para el entendimiento tiene sus raíces en esa "virtud" permanente que
niega a los otros y trata de imponerse. Las acciones represivas tienen su
origen en una especie de creencia en la superioridad que imposibilita el
diálogo social y que hace que se jaleen y celebren las acciones más brutales si
se aplican a los otros.
Hace mucho tiempo que dijimos que no es posible construir
una democracia con las armas y maneras de una dictadura. Declarar terrorista o
traidor a todo el que levante la voz para oponerse a los que ve cada día no es
el camino para nada constructivo y llamarse democracia es ofensivo. Es ofensivo
igualmente para los que quieren un Egipto más plural seguir sin parlamento y
gobernando a golpe de decreto y suspensiones judiciales cuando interesa. Parece
que la hoja de ruta hacia la democracia es más bien una carretera hacia el
infierno, más oscura cada día.
El informe de FIHD habla de la violencia sexual en Egipto
más allá del acoso callejero. Habla de una forma repugnante de violencia
ejercida por el propio estado que se manifiesta "protector" de las
mujeres y debate encendidamente sobre si son buenas musulmanas las que llevan
velo, que se considera una forma de protección, frente a las "pecadoras"
y "blasfemas" que no lo llevan, en palabras del ex Gran Muftí de
Egipto, recientemente señaladas en una entrevista y reproducidas por la prensa.
Allanaba así el camino y la conciencia a violadores y acosadores, cuya
mentalidad hipócrita les hace sentirse mejor ante esas perspectivas. El informe
habla de violencia sexual contra hombres y mujeres, pues la sexualidad en una
sociedad condenada a su represión ve en ella la manera de liberar
destructivamente lo que no tiene forma de satisfacer. Castigar y humillar; la agresión debe ser sexual para mostrar el poder total sobre la persona. Hay que devolver la hija violada a su padre, hermanos o marido; hay que devolver al marido violado a su esposa; al padre a sus hijos.
Egipto se está cerrando las puertas. Y lo hace, como
siempre, orgullosamente. Convirtiendo sus taras en virtudes y a sus villanos en
héroes abnegados. El informe se queja de la impunidad absoluta con la que la
violencia sexual se practica por el propio Estado. ¿Habría de ser de otra
forma? El control social se ha mantenido mediante el descontrol de un
Ministerio del Interior completamente autónomo, acostumbrado a reinar en las
calles, tal como reflejó con claridad la película profética del gran director
egipcio Youssef Chahine, ¿El caos? (Heya Fawda?, 2007). El mundo del policía
obseso y autoritario, matón y corrupto, que controla el barrio con impunidad
absoluta, encarcelando a quien le molesta y usando a quien le beneficia, que
roba y viola, que simbolizaba el mundo de la época de Mubarak, no se modificó. La
diferencia con la situación actual es que en aquella película existía un juez
que trataba de frenarlo. Hoy no es tan fácil conseguir que esos jueces actúen,
como lo demuestra el número de casos denunciados y la nula respuesta.
Señala el informe en su presentación:
While President elSisi’s government has
publicly announced that fighting sexual violence is a priority, the report
reveals widespread sexual violence perpetrated against women and men during
arrests and detention while perpetrators benefit from complete impunity. It
also looks at the way in which the publicly proclaimed fight against sexual
violence is used to justify tightening state security and implementing a
project aimed at ‘moralising’ society. *
Hay veces en que los estados son violentos y son condenados
internacionalmente por ello. Pero cuando su violencia se hace en nombre de la
moral, de la virtud y se pretende con ello ser espejo del mundo, la cuestión es
más peligrosa y doblemente condenable. No hay justificación para los hechos que se denuncian por las asociaciones de derechos humanos, ni el "terrorismo" ni ninguna otra. Los ciudadanos virtuosos celebran que el Ejército y la Policía les haya librado de los Hermanos Musulmanes, pero no se atreven a preguntarse quién les librará de ambos en el futuro. Y es que es difícil que, dadas las circunstancias, pueda existir un futuro distinto al presente actual. La opción es vivir hipócritamente, como si no pasara nada, como si nada tuviera consecuencias, como si todo funcionara, la justicia fuera justa y las calles seguras.
"When police rape, who can people turn to?!", se preguntaba el titular del Middle East Eye, referido a Egipto, a finales del año pasado. En efecto, ¿a quién puedes recurrir cuando quien te debe proteger es quien te agrede?
Officer (addressing Egypt): "Move forward, you piece of shit!" (Andeel, en Mada Masr) 19/05/2015 |
*
"FIDH - Exposing state hypocrisy: sexual violence by security forces in
Egypt" FIDH mayo 2015. 32 pp https://www.fidh.org/IMG/pdf/egypt661-uk2015web-1.pdf
**
"Security forces ‘using sexual violence to crush, torture and humiliate’:
FIDH" Daily News Egypt 19/05/2015
http://www.dailynewsegypt.com/2015/05/19/security-forces-using-sexual-violence-to-crush-torture-and-humiliate-fidh/
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