Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
"Sé lo que es bueno para ti" |
Creo
que es normal que un periódico especule sobre los motivos de otro periódico
para publicar unos artículos. Lo que no creo que sea tan normal es que un
periódico se ponga a especular sobre sus propios motivos. Y eso es lo que ha
hecho en un artículo el diario Ahram
Online. Su titular ya es sorprendente: "Egyptian police abuses spark
surprise backlash from normally tame media".*
Que un
medio —que algunos consideran semioficial— se pregunte qué hay detrás de los medios en las denuncias contra los abusos de la
Policía es interesante. Las peculiaridades del caso egipcio, que son muchas,
condicionan de nuevo los acontecimientos y las respuestas mediáticas. El insólito
"pacto" entre medios y poder para no
criticar (por decirlo así) las actuaciones gubernamentales, en las que se
incluyen jueces, militares y policía, pasa factura de rareza en lo que ocurre
en la prensa egipcia, constantemente distorsionada por hechos como este o la
ideologización de las empresas tras los medios.
Podemos
leer en Ahram Online el siguiente:
When the mass protests that erupted in
mid-2013 forced the Muslim Brotherhood from power, Egypt’s notorious police
were lionised in state and private media and hailed as the rescuers of a people
"rising up" against Islamists.
Though previously a symbol of the
heavy-handed tactics that led to Hosni Mubarak's downfall in 2011, the interior
ministry was further emboldened after the public began to see it as the victim
of attacks from extremist groups seeking to unsettle what they called “infidel
coup authorities”.
As portraits of policemen killed in these
attacks hung from balconies, trees and walls, footage of military funerals drew
the public's sympathy, washing away memories of a recent history of police
brutality, torture and extrajudicial punishments.
In this context, the country's pervasively
pro-state media treated any criticism of the police as an attempt to undermine
the state in its “war against terrorism”, leaving human rights advocates
struggling to convince ordinary people that the police does not always behave
perfectly.
Following former army chief Abdel-Fattah
El-Sisi's ascension to the presidency, human rights groups documented
increasingly more police violations, and a government report stated that 90
detainees had died in police custody in 2014.
Yet the media kept to what seems to have been
an unspoken agreement to refrain from stirring up a hornet’s nest, preferring
instead to focus on pressing issues unrelated to the powerful security
apparatuses.*
La descripción de la situación anterior no deja de ser
llamativa. Las críticas, viene a decir, hasta el momento venían de los
afectados por el derrocamiento de Morsi, algo que tampoco es absolutamente
cierto, porque han quedado medios y profesionales que han salvado la dignidad
periodística señalando la brutalidad de los medios, aun estando alejados de la
Hermandad o de cualquier otro grupo que hubiera sido tildado de
"terrorista". Muchos han padecido esa violencia institucional,
teniendo que aguantar que se les considerara proclives a las tesis de la
Hermandad, a sabiendas que eso era solo una forma de castigo o agresión sobre
ellos.
La rotundidad con la que Ahram Online cierra la descripción
anterior hace ver que se da por hecha y que no es solo una percepción: "The
honeymoon appears to be over."* Es difícil mejorar la metáfora y sus
implicaciones respecto a la situación anterior que ahora se describe con
crudeza.
Hace tiempo que llevamos percibiendo este tipo de
movimientos que parecen ir en un mismo sentido, la distancia respecto a las
actuaciones gubernamentales. La situación egipcia no puede seguir dependiendo de
la capacidad de sus cárceles o de los ataques institucionales o privados contra
los que denuncian que por este camino no se va muy lejos. Lo ocurrido con los
activistas seculares, como el caso de Shaimaa al-Sabbagh, ha tenido que ser una
dura prueba para todos aquellos que se había sumado a la contención de las
críticas mediante el insólito pacto. El cese del ministro del Interior en la
anterior crisis de gobierno no parece haber cambiado nada ni haber sido
suficiente. Tampoco se ha pasado por alto la altanera actuación del ministro de
Cultura en su visita a Alejandría ofendiendo a una funcionaria en un gesto
prepotente que le fue recriminado por todos. Egipto, una vez más padece el
drama de la sequía política, resultado del rodillo de Mubarak y de la promoción
de los aduladores del poder.
Señalan en Ahram Online:
Over the last month, a wave of criticism has
been directed against the interior ministry, initiated by a series of articles in
Al-Dostour newspaper, an anti-Mubarak publication that later became pro-army
following the Brotherhood’s rise to power.
Al-Dostour appeared to have set off a domino
effect, with many others following suit, including Al-Masry Al-Youm, Al-Watan
and state-run newspaper Al-Ahram.
Al-Masry Al-Youm published a series of articles
detailing cases of police torture and mistreatment of detainees under the title
“Holes in the official uniform”, prompting the interior ministry to swiftly
accuse the responsible editor of trying to settle a score, as the ministry had
previously accused him of “spreading false news”.
“Everything we said is documented,” Yousri
El-Badri, the editor in charge of the series at Al-Masry Al-Youm, told Ahram
Online. "We have evidence of every single incident we reported."
“The ministry did not like it, and they tried
to portray it as a personal feud. It’s their problem, not ours.”
The prosecution summoned El-Badri and several
other colleagues for questioning over the newspaper’s reports, but the hearing
was postponed upon the request of Egypt’s Journalists Syndicate.*
El detonante —tenía que ser así— es la prensa. El "pacto
insólito" no puede durar eternamente y servir para tapar las carencias del
sistema y sus errores de planteamiento. Aunque no lo digan, muchos egipcios
llevan por dentro el dolor del engaño. Los que de buena fe pensaban que se
podía enderezar hacia una situación mejor el desastroso gobierno de Morsi y los
Hermanos Musulmanes, se ven hoy en una situación complicada para explicar por
qué no mejoran las cosas y se acaban los argumentos.
La visita del presidente El-Sisi ha España ha sido triste.
Por más que las fotos amables de nuestros políticos se hayan reproducido, la
prensa no ha sido tan amable. Los diarios El País y El Mundo calificaban
directamente de "dictador" al presidente egipcio. Lo han llamado
incluso "mal menor", un personaje con el que hay que convivir para
evitar que la zona se degrade más. Y si nos compran un AVE, pues mejor. Solo el
diario ABC eludió la crítica directa para no tener que criticar a la monarquía
por recibirlo y no hacer mención alguna a la situación de los derechos humanos
y la democracia. Egipto se merece algo más que esto, cuatro años después de una
revolución que el mundo valoró positivamente y apoyó. Hoy los primeros que
pisotean la revolución son los egipcios que la consideran una especie de
conspiración entre atea e islamista (según el día) para hundir a Egipto y sacar
al mártir de la democracia, Hosni Mubarak, del poder. Cada vez que se libera a
un miembro del antiguo y corrupto régimen, se da una bofetada a la revolución y
se escupe sobre los cadáveres de los que dieron la vida en las calles. El
espectáculo del viejo dictador siendo felicitado por su cumpleaños no deja de ser
lamentable.
En este contexto no podemos dejar de citar la aparición hace
un par de semanas de un nuevo texto con un ilustrativo y directo título "Who
is responsible for this mess?" y lo firma en Egypt Independent uno de sus
responsables editoriales, Anwar al-Hawary. ¿A qué "lío" se refiere?. Lo
explica desde el comienzo:
The situation is as follows: A stalled road
map, stalled subway stations, stalled power stations, stalled investments,
stalled hospitals, stalled universities, stalled facilities and stalled
services.
People have been dissatisfied for two years,
particularly since the eve of the June 30, 2013 revolution. It was not enough
to bring down the Muslim Brotherhood, just as it was not enough to bring down
Mubarak, simply because the challenge of building is far greater that the
challenge of demolishing.
The country needs creative and innovative
political engineering to redesign, rather than restore, the whole political and
social structure. It is a religious-military structure that was imposed on us
during the first period of tyranny (1952-2012).
Both parties began as allies, then ended up as
enemies from the time of Nasser through to Sadat and Mubarak.
And here we are now still simultaneously
pushing the brakes and the gas, with the forces of acceleration fighting
against the forces that pull back, leaving us uncertain of whether we are
moving forward or backward.**
La diferencia entre "rediseñar" y "restaurar"
parece el tipo de decisión que hay que tomar cuando no se sabe bien si hay que
echar abajo un edificio o si solo requiere retoques. El problema del edificio
"egipcio" va más allá del estado del edificio y afecta a la
inteligencia del arquitecto y a la pericia de los encargados, algo que hasta el
momento no ha sido demasiado brillante. Lo único que ha sido realmente un éxito
ha sido la elección abrumadora del presidente. El enganche de los egipcios a un
estado faraónico con obras como las del Canal o la nueva Capital corren riesgos
severos y son poco claras en planificación (como algunos ya han señalado),
recursos y forma de obtenerlos. Los resultados también están por ver todavía.
Pero no son las obras públicas las que sacarán a Egipto
adelante, sino la obra de arquitectura, el rediseño del Estado para ajustarlo
al estado moderno que aspira a ser resistiendo las tendencias retrogradas y
vigilantes de muchos. El sueño de la primavera árabe no era este
"lío" en el que todos están metidos ahora por el incumplimiento de
las promesas y la rebaja de las aspiraciones. De no ser por el peligro real del
terrorismo yihadista, el Estado no tendría ninguna disculpa para actuar como
actúa y eso lo que le están diciendo desde muchas posiciones.
El núcleo del conflicto lo presenta con toda claridad Anwar al-Hawary en su artículo:
The military was not in the picture. It was the
civilians who confronted the religious rule. They just wanted the army to side
with them like it did on January 25, nothing more. But they could not imagine
that they would move from a religious tyranny that they can oppose, to a
national tyranny that they can not. Though opposing religious despotism may be
heroic, opposing a national tyranny is considered betrayal.
Unfortunately, the wrong mandate of July 26,
2013 has brought us back to square one, which is the state of calm and quiet.
And here we are two years later continuously reaping the mess.
The question remains: Who is responsible for
this mess?**
Los militares no estaban en la foto, pero se colaron. Creo
que al-Hawary habla a medias, dando por supuesto que el Ejército estaba tras la
revolución o al menos a su lado. El egipcio separó la imagen del militar de la
del estado policial de Mubarak. Pero era el Ejército quien estaba detrás de
Mubarak, como lo estaba de Tantawi o como lo está detrás de Al-Sisi. No hay una
entidad neutral, sino un gigantesco entramado militar, empresarial y
propietario de una parte muy importante de Egipto.
La idea de estar entre una "tiranía religiosa"
(Morsi y la Hermandad) y una "tiranía nacional" es la que muchos
egipcios no se atreven a formularse por temor a despertar de su propio "Matrix".
Sin embargo, esa es una realidad insoslayable que solo el síndrome de Estocolmo
parece evitar.
En estos días se ha producido una nueva división entre los
partidos egipcios, que cada vez se decantan más por el boicot a las elecciones
generales, algo que llevamos tiempo señalando. El parlamento que se pretende
crear es una sacralización del poder presidencial bajo ropajes de apariencia
democrática. Sin embargo, lo que se hace es debilitar la posibilidad de que
exista una normalidad democrática en la que los partidos tengan alguna realidad
social. Eso no interesa ni a militares (que se reservan la baza nacionalista)
ni a los clérigos, que son el poder ascendente, una vez sacados los partidos
religiosos, los verdaderamente respaldados por los Hermanos Musulmanes y los
salafistas, los únicos con organizaciones poderosas gracias al debilitamiento
de los demás y los pactos recurrentes con el poder militar, que siempre ha
considerado que puede encerrarlos si hace falta.
Hoy la excusa para que Egipto no avance hacia una democracia
real es el yihadismo y el extremismo islamista convertido en terrorista.
Occidente vuelve aburrido a mirar para otro lado ante la violación de los
derechos humanos por temor a que los extremistas deterioren más la situación. ¿pero cuánto tiempo es esto sostenible? Los
que se encargaron de debilitar las fuerzas del progreso y avivar las del
fundamentalismo lograron su propósito. Los pasos dados no caminan hacia una
normalización democrática —es imposible—, sino a un enquistamiento autoritario,
hacia la señalada "tiranía". La alianza de militares y clérigos no va
a sacar adelante las libertades a las que se aspira, solo a crear un
nuevo-viejo orden. Más de lo mismo, con diferentes arreglos musicales.
Mientras las encuestas dicen que aumenta la popularidad del presidente y su primer ministro, la aparición de artículos como los que mencionamos sigue
confirmando la tendencia que señalamos ya hace algún tiempo.
Los periódicos, consideran algunos, han terminado su luna de miel; veremos cómo reacciona el miembro
despechado. Ahora la pregunta es quién ha montado este lío y cómo salir, si es
posible, de él. ¡Gran pregunta!
An Egyptian teachers asks her students, “And he who does not love Papa Sisi, where does he go?” The children answer, “To prison, miss.” |
*
"Egyptian police abuses spark surprise backlash from normally tame
media" Ahram Online 5/2015
http://english.ahram.org.eg/NewsContent/1/64/129297/Egypt/Politics-/Egyptian-police-abuses-spark-surprise-backlash-fro.aspx
**
"Who is responsible for this mess?" Egypt Independent 29/04/2015
http://www.egyptindependent.com//opinion/who-responsible-mess%E2%80%8F
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