jueves, 29 de agosto de 2024

Sugar daddies

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

Con la lectura hace unas horas de la sentencia del llamado "caso Arrieta-Sancho", el diario ABC publica un artículo donde deja al aire la situación en España de una nueva modalidad de prostitución, los marcados como "sugar daddies", en los que un hombre de edad mayor establece una "relación" con personas jóvenes.

En el texto de ABC se explica que 

España es el quinto país del mundo con más usuarios registrados en aplicaciones de sugar dating, con 400 mil inscritas a inscritos, según datos del proyecto Desactiva la Trata de la ong Diaconía. Ocho de cada diez usuarias de estas aplicaciones son menores de 31 años y el 63 por ciento, mujeres universitarias. Casi todas, de entre 18 y 25 años. Los daddies son hombres de entre 40 y 55 años, de media. Las asociaciones feministas lo definen como «prostitución encubierta». Las relaciones suelen consistir en que ellos les compran artículos de lujo, las llevan de viaje, les pagan la carrera... El sexo, solo si surge. Pero, claro, surge siempre, como ha explicado Natalia Colmenar, responsable del programa Desactiva la Trata, en Diaconía España.

La iniciativa de esta organización partió, precisamente, de la alarma de la propia Colmenar cuando, en las charlas que da habitualmente, observó que el tema de los sugar daddies era aceptado por muchas jóvenes como algo inocuo, sin riesgos. «Hay varias trampas: la primera es que se ha cambiado el lenguaje, ya no hablamos de 'prostitución', hablamos de 'intercambio de beneficio mutuo'; ya no hablamos de 'putero' sino de sugar daddy, una estratagema que consigue que el mensaje llegue», explica Natalia. Hay, de hecho, un término extendido entre las sugar babies para hablar de este tipo de actividad: 'sexo transaccional', que suena más a una inversión en Bolsa que a una fornicación en la cama.*

La lectura del artículo es inquietante por lo que nos dice —de nuevo— sobre la sociedad española, sobre sus principios o la ausencia de ellos.

El artículo está firmado por Lourdes Gómez y se publicó hace un año, el 17 de agosto de 2023, para actualizarse ayer mismo, suponemos que con las referencias a Sancho-Arrieta.

El panorama que abre el artículo es demoledor porque ya no presenta la dominación tradicional sobre una víctima de la trata, sino una clara relación a dos bandas en las que no es tanto la "necesidad" lo que impulsa, sino una suerte de transacción en la que el/la joven accede a un estatus beneficiario.

Se nos dice que

Muchas de las chicas que usan las redes de sugar daddies aspiran a encontrar a un Vacchi que las mantenga, lo que, por otro lado —alegan las interesadas en este universo— no es muy distinto a lo que respetables damas de la alta sociedad hicieron, siendo muy jóvenes, al casarse con hombres mayores y muy ricos, de los que muchas veces eran antes empleadas.

Pero la mayoría, según las expertas, solo aspiran a conseguir dinero para gastar en sus propias aficiones y gustos: bolsos caros, operaciones estéticas, viajes de lujo... O, sencillamente, poder mantenerse mientras se van buscando la vida en la profesión que realmente quieren ejercer. Estadísticamente, el fenómeno parece estar más vinculado al consumismo que a la pobreza.*


Esta última observación es la que abre la perspectiva. Atrás queda el fantasma de la pobreza, sustituido por el del bienestar, el del lujo. Desde luego, este fenómeno ha existido anteriormente bajo distintas apariencias y nombres: "querida", "mantenida", etc. Lo que sorprende es la forma natural en que se aborda, como una manera de cambiar de estado ante la inmovilidad. Es, sencillamente, una forma promocional en la que las partes saben que no hay "compromiso", que puede haber cambio y sustitución si cualquiera de ellos encuentra algo mejor, en cualquiera de sus posibilidades.

Lo preocupante es lo mismo que preocupó a la entrevistada en el texto, Natalia Colmenar cuando "... en las charlas que da habitualmente, observó que el tema de los sugar daddies era aceptado por muchas jóvenes como algo inocuo, sin riesgos."*

Es efectivamente esa atracción del lujo, de lo fácil, lo auténticamente preocupante por parte de quienes ven en ello "normalidad" y, lejos de rebelarse, lo aceptan como una vía más de ascenso, aunque sea privilegiado y momentáneo.

El fenómeno es una pieza más en el tablero generacional español —no significa que no lo haya en otros países—, algo que nos muestra el cambio de perspectiva que se ha producido. La falta de perspectivas de los jóvenes, la baja calidad de los empleos, su estacionalidad y precariedad, hacen que muchos de ellos se fijen metas posibles para conseguir lo que se les pone delante pero es difícil que logren alcanzar.

Pero hay algo más que la economía o el trabajo. En el artículo se insiste en el cambio en el lenguaje, en la aparición de un sistema de blanqueo que es, en última instancia, un blanqueo moral. La lectura de la palabra "moral" habrá hecho reír a algunos. Ya no se estila, pues es precisamente su desaparición la que permite este y otros muchos juegos que padecemos todos.

El otro día asistí a un hecho que me sigue rondando por la cabeza: en el quiosco de prensa un chico alentaba a su madre a que robara unos sobres de cromos, pues la vendedora se había alejado. ¿Por qué pagar si se puede robar? ¿No es de tontos? Veo la sonrisa del hijo queriendo decir "mi madre no se entera". Los robos en los supermercados, por ejemplo, nos dicen mucho sobre la realidad y los límites que las personas se ponen o se quitan.

Nos dice como una generación puede comprar a otra ante la necesidad, real o imaginaria. Nos habla del peligro mediático de promover la imagen de una sociedad de apariencias en la que hay que vivir y competir sin tregua. Todo se puede comprar, todo se puede fingir.

En Vice leemos: "Los sugar daddies se sienten bien cuando tienen la oportunidad de ayudar a los demás a conseguir algo que sus familias no han podido ofrecerles ..."** ¡Generosos!

¿Por qué va a estar mal tener un "sugar daddy" en tu vida? ¿Por qué no se puede robar en un supermercado? Se nos impulsa constantemente a comprar, se nos valora por lo que tenemos, por cómo vestimos... pero cada vez tenemos menos con lo que hacerlo. Un "sugar daddy" es una solución a ese problema del tener, del aparentar. No es la cuestión de la diferencia de edad, sino de cómo conseguir rápidamente lo que deseas. Tú tienes algo que el otro quiere. ¿Qué problema hay?

 

* Lourdes Gómez "El fenómeno ‘sugar daddy’ y su sombra sobre el caso de Daniel Sancho" ABC XLSemanal  17 de Agosto 2023 | Actualizado 27/08/2024 https://www.abc.es/xlsemanal/a-fondo/fenomeno-sugar-daddies-espana-sombras-daniel-sancho.html

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