Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Cada
vez está más claro. Trump se sentía ganador frente a Joe Biden. El cambio por
Kamala Harris como rival ha desmoronado su forma de ver las cosas y, lo que es
más grave, ya empiezan a alzarse voces críticas en el sector republicano. El
titular en el Independent es español
no deja muchas dudas sobre el cambio producido, "Alarma en el
Partido Republicano: ¿está Donald Trump al borde de una crisis nerviosa?"*
El
eufemismo "crisis nerviosa" encubre algo que saben no podrán
contener: al propio Trump. Están entendiendo con claridad la diferencia entre
un Trump que se siente navegando con el viento a favor y un Trump con el viento
en contra. Hemos pasado de los tiempos de bonanza con Biden a las tormentas que
pasar a ser huracanes tropicales de Kamala Harris. Entonces sale el peor Trump
a la luz o, como dirán algunos, simplemente Trump sin disfraces.
A los republicanos les preocupa que el líder del partido, Donald Trump, esté sufriendo una “crisis nerviosa en público” después de que protagonizara una serie de exabruptos ofensivos sobre la vicepresidenta Kamala Harris, quien empieza a superarlo en las encuestas.
El expresidente ha proferido una serie de insultantes ataques personales contra su rival demócrata desde que esta pasó a encabezar la candidatura. La semana pasada, Trump cuestionó la identidad racial de Harris en la conferencia de la Asociación Nacional de Periodistas Negros. Y luego el fin de semana, acusó a Harris de tener un “bajo coeficiente intelectual”.
Las nuevas encuestas indican que
Trump se está quedando atrás de la vicepresidenta en el voto popular y las
contiendas se están volviendo más reñidas en los estados disputados.
“Esto es lo que se llamaría una crisis nerviosa en público”, afirmó Matthew Bartlett, un estratega republicano y exnombrado del Departamento de Estado de Trump, a Político.
“Es un tipo que atravesó las primarias republicanas como pez en el agua. Es un tipo que aniquiló a un presidente semiinconsciente en un debate y literalmente lo sacó de la campaña. Y ahora es un tipo que no puede enfrentarse a una contienda presidencial competitiva que exigiría disciplina y mensajes eficaces”, continuó Bartlett. “Y estamos viendo cómo un candidato y una campaña se desmoronan por completo”.
Ahora tendremos que ver si Trump es capaz de "remontar" o si cada nueva ocasión se convierte en una nueva pifia o, por usar su propio término en la manifestación de una crisis nerviosa en público.
Hasta el momento, Trump no ha tenido que vérselas directamente con Kamala Harris, pero la ausencia de debate asusta a los propios republicanos que le reían las gracias contra Biden. Sin embargo, cambia la situación con Harris, que deja a Trump hundirse solo con sus ataques que dejan al descubierto la escasez de recursos del candidato republicano, centrado en aspectos personales.
Por contra, en el bando demócrata se han ido consolidando los apoyos a Harris, a la que ven cada día como la persona ideal para enfrentarse a Trump, tanto por lo que puede hacer como por lo que provoca en él, es decir, el racismo y el machismo descarados.
El elemento que más daño hace a Trump —si contar al propio Trump— son las donaciones para la campaña. En un Trump que se vende a sí mismo como "un hombre de éxito" este se mide por el "éxito económico", por eso el hecho de que haya más gente que da su dinero para que Harris sea presidenta le desespera. Y eso ahonda la "crisis nerviosa".
Se ponen frente a frente dos modelos: el de Trump, criado en el dinero, siempre arriba, mediático, machista y narcisista; y el modelo opuesto de Kamala Harris, profesional, ascendente, política, discreta, mujer.
La cuestión esencial desde el punto de vista electoral es
¿lograrán controlar los republicanos los ataques de Trump en público
o, por el
contrario, estos aumentarán conforme se vayan conociendo los notables avances
de Kamala Harris y el retroceso de Trump? ¿Clamará que es una "nueva conspiración"
para evitar que se cumpla en "plan divino" de volver a la Casa
Blanca?
Lo más probable es que la primera respuesta sea "no" y la segunda "sí". Harris debe seguir so propio plan y dejar que la naturaleza de Trump siga el suyo. Todos esperan los tres debates de septiembre a los que Trump llegará con toda probabilidad por detrás. Como es poco probable que haga caso a los que le indican en el artículo ("disciplina" y "mensajes eficaces"), la mejor estrategia es dejar que Trump se deje llevar y mostrar ella las virtudes de las que el expresidente carece. Trump no está hecho mentalmente para ir por detrás, lo que le convierte en un peligro para sí mismo, algo que están empezando a comprender los republicanos que hasta hace muy poco aplaudían a rabiar con un candidato que sin duda les llevaría a la Casa Blanca.
Frente al histrionismo de Trump, Kamala Harris tiene una sonrisa lo suficientemente inteligente, un discurso ajustado y eficaz y un control de situaciones que deben jugar a su favor. Nada irritará más a Trump que esa seguridad contenida que demuestra en sí misma frente a los excesos nerviosos del rival. Los demócratas deben seguir la línea que confía en Harris. Ha funcionado y ha logrado cambiar el orden, ahora es Trump el que juega a la contra, por lo que será más Trump que nunca. Y eso es bueno para Harris... y para el mundo.
ElDiario.es 12/02/2024 |
* "Alarma en el Partido Republicano: ¿está Donald Trump al borde de una crisis nerviosa?" Independent en Español 6/08/2024 https://www.independentespanol.com/politica/ee-uu/trump-crisis-nerviosa-republicanos-harris-b2592890.html
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