domingo, 18 de agosto de 2024

El desempleo juvenil

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

Si ayer tratábamos aquí sobre la sociedad descrita por Patrizio Bianchi, sobre su estructura y problemas planteados hoy y hacia el furo, hoy podemos ver desgraciadamente sus efectos y la coincidencia en sus resultados.

La idea es que, cada vez más, las economías están en manos de los grandes grupos, las grandes empresas que imponen su modelo a los estados. Este modelo se basa en el beneficio y este tiene su base en la automatización y el rendimiento de los datos, profundamente vinculados. Es con la automatización que se consiguen el procesamiento y el control de la economía, que se caracteriza por la orientación del consumo mediante la recopilación y procesamiento.

La idea de Bianchi es que esto produciría —si no se corrige— una reducción de los grupos de élite, cada vez más ricos y poderosos, y un creciente grupo de nabo de obra precaria y poco preparada con la que atender aquellos servicios indispensables, De esta forma, la producción, por ejemplo, se puede dirigir al sector del lujo, ya que serán los ricos quienes podrán disfrutar del gasto, algo que queda muy limitado en los sectores más explotados.

La confirmación de esto la tenemos en cada noticiario cuando se nos muestra a personas que difícilmente pueden hacer otra cosa que sobrevivir, ya que sus sueldos (cuando los tienen) van a la baja mientras que los precios suben. Un ejemplo claro de esto lo tenemos en la vivienda, que se encarece mientras que se retrasa la edad de acceso. El problema de los "alquileres turísticos" es el mismo: la vivienda se dirige hacia los que pueden pagarla, desplazando a los propios habitantes, que dejan de poder acceder a lo que les rodea. Los ejemplos se pueden multiplicar. Son efectos de casi las mismas causas: sueldos bajos, precios altos. Llámalo "mercado", la intocable religión que nos preside desde la época Reagan-Thatcher y que ha causado sus propias crisis. Hay que "atraer inversores" y estos lo cobran con creces.

Desde hace algunos años hemos escrito aquí que vivimos en una sociedad que ha decidido la explotación generacional, es decir, han sido los jóvenes los que ha padecido sobremanera estos planteamientos. Hoy lo vemos con claridad y sus efectos.

Anteriormente han sido las mujeres las víctimas. Las mujeres en Estados Unidos, que habían sido llamadas a las fábricas para compensar la ida de los varones al frente en la Segunda Guerra Mundial son despedidas en masa tras el fin de la guerra y el regreso de los supervivientes. Las reacciones ante esta situación darán forma al feminismo  moderno organizado. A la idea de que es el "cabeza de familia" al que hay que contratar porque es el que lleva el dinero a casa, choca precisamente con la igualdad de oportunidades y, sobre todo, con la independencia laboral femenina, que lo es también de la persona.

No es casual el antifeminismo de Trump y los republicanos. Se basa en la idea antes impuesta. El "neo tradicionalismo" cuenta con la retirada de las mujeres del mercado laboral, con la idea del candidato a vicepresidente con Trump, J.D. Vance, de las "mujeres posmenopáusicas", con mujeres cuya única función es cuidar hijos y nietos ya que no pueden tenerlos. En la utopía retrograda e involucionista republicana las viejas soluciones son las que resuelven el futuro. Hay, además, que tener hijos para evitar que la inmigración (que sí los tiene, como proletariado), se haga con el poder. De ahí las curiosas, por decirlo así, formas de evitar las reagrupaciones y demás políticas familiares.

Una de las consecuencias más graves de esta forma de tratamiento social de la inmigración está en falta de oportunidades de desarrollo en el propio país. Percibidos como empresas, los países son vistos desde los costes de producción, es decir, no desde el beneficio social sino desde el puro beneficio. Los conflictos desatados en España frente al turismo, su producción estacional y precaria de empleo, creciente como fórmula de desarrollo, nos permiten ver con claridad los problemas en cadena que producen y la forma en que los que se benefician de ellos lo favorecen.

RTVE.es nos trae el titular "El Banco Mundial alerta de la falta de oportunidades para los jóvenes en las economías en desarrollo", que nos ayuda a comprender parte del problema: 

En los próximos diez años, las economías en desarrollo de Latinoamérica, África y Asia solo serán capaces de generar empleos para una tercera parte de todos los jóvenes en edad de trabajar, ha alertado en un informe el Banco Mundial (BM), que acaba de crear un consejo de alto nivel para abordar el problema durante una "década crítica".

En un informe titulado La gran regresión: Perspectivas, riesgos y políticas en los países que reciben financiamiento de la Asociación Internacional de Fomento (AIF), el BM ha señalado que la mitad de los 75 países más vulnerables del mundo, "enfrentan por primera vez en este siglo una brecha de ingresos con las economías más ricas que es cada vez mayor". 39 de los países clientes de la Asociación Internacional de Fomento se encuentran en el África subsahariana. Catorce de ellos están en Asia oriental, y ocho en América Latina y el Caribe.

Las manifestaciones de las últimas semanas en países como Kenia, Nigeria o Bangladés, aunque con diferentes reivindicaciones y desenlaces, tienen un nexo común: la falta de perspectivas para los jóvenes.*


Es obvio que esa falta de oportunidades se traduce en emigración forzosa, en huida hacia países en los que se supone que habrá oportunidades de trabajo y por ello de supervivencia. Pero también es obvio que esto crea sus propios problemas en esos países, que ya tienen los suyos.

El fomento de los populismos xenófobos y racistas en una de las respuestas simplistas y violentas al hecho de la migración. La percepción de la Unión Europea como un espacio de oportunidades  hace que confluyan en ella diversos flujos, con lo que se aumentan las tensiones. Estas yo no solo se producen con lo que llega de "fuera", sino con lo que lo hace desde "dentro". En estos días los medios han reflejado el malestar de algunas poblaciones por la llegada de los turistas del "interior" frente a los residentes "costeros".

La separación mundial entre economías "ricas" y "pobres" evita señalar que esas "economías" ricas solo lo son en los grandes números y que están generando precisamente unas grandes diferencias en su seno. Son este tipo de distancias internas las que siembran los conflictos migratorios y sociales que vemos.

A la parte "rica" solo le preocupa una mano de obra cada vez más barata en aquellos sectores que no son deslocalizables, como ocurre con el turismo y los servicios aledaños. La economía sumergida, la precariedad, los bajos sueldos, la ausencia de derechos, etc. no son vistos con malos ojos por algunos. Estas son bazas que la xenofobia juega para alentar conflictos sociales. Los bulos favoritos para la desinformación se suelen centrar en estos aspectos.

¿Pueden sobrevivir los países cuyas economías penalizan a los jóvenes? Ya no hablo solo de "economías", sino de "países". El hecho de que sea tan mala la situación de los jóvenes —a la cola de la emancipación, de tener hijos, de la precariedad, de los bajos sueldos...—, incitados al consumo y no al trabajo, ¿qué consecuencias tendrá (o tiene) en nuestro desarrollo?


Evidentemente muchas si no se tiene en cuenta. Lo malo de nuestras economías es que no son dirigidas, sino que son llevadas por los agentes más poderosos. Si Bianchi reclamaba el papel esencial de la educación, en España los titulares mediáticos resaltan lo que llaman "sobrecualificación", es decir, el "exceso de estudios". El problema, según parece, es que hay que aceptar los peores destinos para que la mano de obra no se vuelva exigente.

En España, convertida la juventud en un sector consumista sin posibilidad de consumo, les damos un "bono" para que gasten lo que no pueden tener por sus medios. De esta forma se gasta en cómics, videojuegos, cines, etc. que es lo que se les ofrece para su "entretenimiento" y supervivencia de sectores especializados. No se acaba con el paro, pero sí con el aburrimiento.


En vez de invertir en proyectos que nos lleven hacia adelante, hacia un mundo más adecuado aprovechando el desarrollo, la idea esencial es que dada la imposibilidad de deslocalizar el sector turístico, la mano de obra sea lo más barata posible, que se acepte la estacionalidad, la precariedad y la falta de incentivos y derechos, como parte del modelo de negocio. Algo similar ocurre en sectores agrícolas, donde se nos da cuenta de la explotación normalizada.

El problema no es solo en los países en desarrollo, en las economías donde no se crea empleo y se empuja a la migración. También lo tenemos en economías como la nuestra en las que se crece de forma bastante crítica y no se corresponde el crecimiento con las expectativas, con lo que también se dan migraciones a otros espacios con mejores empleos y mejor pagados, aquellos que optaron por otro modelo.

Urgen planes para un desarrollo capaz de dar luz al futuro y dejar este pesimismo que se ha instalado ante lo que vemos y hacemos. Hay que combatir también esta ausencia de responsabilidad social justificada en el beneficio que impera y se transmite a través de la sociedad disfrazada tras las teorías del éxito. Hace falta una mirada más global y responsable, solidaria, capaz de invertir con criterios diferentes. Puede parecer difícil, pero hay que intentarlo.

El problema está en convencer a los que se benefician claramente con este modelo.


 

* "El Banco Mundial alerta de la falta de oportunidades para los jóvenes en las economías en desarrollo" RTVE.es 16/08/2024 https://www.rtve.es/noticias/20240816/banco-mundial-alerta-falta-oportunidades-para-jovenes-economias-desarrollo/16220367.shtml

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