—Bianchi, Patricio (2020) 4.0 La nueva revolución industrial, Alianza, Madrid, 160 pp.
Libro
interesante, muy sugerente en ideas y problemas. En sus 144 páginas de texto,
más otras 20 de anexo de términos y agradecimientos, Patrizio Bianchi, profesor
y ex ministro de Educación italiano, ejerce esa doble (quizá triple) condición
o mirada. El libro salió publicado en Bolonia en 2018 y su traducción española a
cargo de Francisco J. Rodríguez Mesa en 2020.
La obra
se divide en dos partes claras: la parte histórica en la que Bianchi establece
un recorrido sobre las tres primeras revoluciones industriales para llevarnos a
las puertas de la cuarta, la 4.0 que nos promete el título.
La
primera parte es evidentemente didáctica y descriptiva, clasificatoria. Se
trata de establecer las diferencias, los cambios producidos por los avances
tecnológicos, del vapor a la electricidad hasta llegar a este mundo en de la 4ª
en el que la digitalización ha hecho de los datos un bien con los peligros de
los monopolios mundiales, controlados por las grandes compañías.
Los análisis de Bianchi son interesantes y toda esta primera parte clasificatoria da paso a una breve pero incisiva segunda parte en la que se describe primero el espacio económico y política en el que nos encontramos hoy y, con más detalle, interesantes reflexiones sobre los caminos que se abren y las puertas que se nos cierran al añadirse el factor de la globalización.
Lo interesante
comienza cuando Bianchi comienza a enumerar y a describir los problemas
sociales que se plantean a gobiernos y ciudadanía, a las instituciones (¿cuál
es el ámbito en el que una política deja de ser eficaz en un mundo global, un
mundo controlado por las grandes compañías supranacionales?).
Hemos hablado
anteriormente sobre la doble o triple condición de Patrizio Bianchi, la de
profesor y político. La tercera surge de su vinculación con las políticas educativas,
que son el puente necesario para llegar de forma eficaz al futuro. En efecto,
no se puede acceder a un futuro satisfactorio sin una adecuada planificación sobre
lo que la sociedad va a necesitar en las nuevas situaciones globales. Bianchi,
por ejemplo, cuestiona las posibilidades de algunas decisiones políticas nacionales
dentro de una política que solo puede ser "europea" para ser eficaz.
Con
todo, el mayor interés, porque suele ser evitado, es el de los efectos sobre
una sociedad en la que se pierden derechos y perspectivas sobre cómo tratar a
la ciudadanía en unos entornos democráticos.
En estos días las declaraciones de Donald Trump y el multimillonario Elon Musk, propietario de una de esas grandes compañías del mundo de los datos, hacía juntos un desprecio hacia los derechos de los trabajadores y las acciones sindicales. Lo que da sentido a las lecturas de Bianchi.
Quiero
citar este párrafo especialmente significativo a lo que está suponiendo para
los trabajadores la llegada de esta revolución 4.0. Nos dice que el empleo se
está dividiendo por un lado en aquellos especialistas que se aclimatan a los cambios,
pero que son cada vez menos por la progresiva automatización, para después
señalar:
Al mismo tiempo, está creciendo un bloque de
empleos con escaso valor añadido y con condiciones contractuales completamente
precarias, ligado al desarrollo de actividades repetitivas y estacionales en la
medida en que están sujetas a la temporalidad o no son predecibles. Por
consiguiente, esta área no exige de inversiones para la automatización y
tampoco para una gestión de los recursos humanos que persiga valorizar las
competencias, que están totalmente desprotegidas de cualquier tipo de tutela
sindical. En Italia, en los sectores de la logística, de la gran distribución o
de la industria cárnica, por ejemplo, se denuncian frecuentemente la
precariedad y la reducción tanto de los sueldos como de la protección sindical.
Esto lleva a un escenario en el que, en las grandes empresas de comercio
electrónico, conviven puestos de trabajo protegidos y valorizados (los
directivos y los que implican un alto valor añadido) con otros en los que las
condiciones son absolutamente precarias y que carecen de protección de cualquier
tipo (los que conllevan actividades de escaso valor añadido).
El riesgo de una sociedad dividida en bloques aislados amenaza con fuerza esta nueva industrialización e impone una mayor atención a las modalidades de organización sociales y, en última instancia, a la democracia misma. Así pues, cabe destacar el peligro de que estos dos grupos sociales dejen de reconocerse en los valores de solidaridad e igualdad que han fundado y vertebrado la Europa que surgió de la Segunda Guerra Mundial (122)
Donde
leemos "Italia", podemos leer "España" y hablar del
crecimiento de la precariedad y estacionalidad del creciente sector turístico. Hoy
mismo la prensa plantea el crecimiento de la contratación en julio sin
contarnos que la mayor parte irán a la calle en septiembre. Igualmente
generamos grandes sueldos en sectores minoritarios pero influyentes, mientras
que creamos todos estos empleos basura. Las perspectivas de futuros exigen,
como advierte Patrizio Bianchi, contemplar una sociedad que exige el consumo
pero no da los medios para consumir, que deslocaliza y abandona.
La obra
de Bianchi es breve pero intensa. Trata de abrirnos las puertas, como decimos,
a los problemas que apenas se tratan por temor a "ofender" a esos
personajes como Trump o Musk y otros más discretos que atesoran sus fortunas
porque se fijan sus propios sueldos y establecen la pobreza de los demás.
Un libro recomendable por muchos motivos.
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