Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Si de
algo están sirviendo estas Olimpiadas es para mostrar la diversidad y romper
los estereotipos nacionales. Los equipos nacionales en las diversas
especialidades deportivas lucen una enorme variedad de rasgos que permiten
comprender que las sociedades han cambiado y que ya no funcionan los
estereotipos en la realidad. Algo que ocurría solo en algunos países con gran
diversidad, como los Estados Unidos, se ha extendido a otros países que han
cambiado su población por efecto de las migraciones.
Hoy
podemos ver equipos nacionales en los que actúan, como ocurre en nuestra
selección española de Fútbol, personas de muy diversos orígenes que defienden
los colores nacionales.
Este
tipo de situaciones no gustan demasiado a los crecientes grupos populistas, con
claras tendencias xenófobas y racistas que tratan de minar los apoyos de los
deportistas y aprovechan para crear líneas de ataque clamando que no se
identifican con personas cuyos orígenes no son (supuestamente) iguales a los
suyos. Estos grupos xenófobos aprovechan la trascendencia de las Olimpiadas
para ganar protagonismo social y arrastrar hacia sus posiciones al mayor número
de personas posible.
La
importancia del deporte olímpico sirve también para conocer el difícil reto de
integración que muchos de estos deportistas, que hoy defienden nuestros colores
y nos dan alegrías (o tristezas), han tenido que pasar.
En ABC se nos habla de uno de estos casos:
Nacido en Marbella en 1998, Ayoub Ghadfa Drissi El Aissaoui busca hoy su pase a la final de los Juegos Olímpicos de París 2024 tras vencer a Kamshybek Konkabayev en la categoría peso super pesado masculino.
Pero antes de llegar aquí, el boxeador tuvo que enfrentar varios retos. Empezó en el kickboxing, pero no por deporte, sino porque sufría ataques de racismo-por sus raíces marroquíes- y bullying desde muy pequeño debido a que su padre, quien le recomendó iniciarse en esta disciplina para defenderse, es nacido en Casablanca y su madre en Fez. «Me hacían buying, se reían de mí», contó en una entrevista a Diario Sur.*
No puede ser más claro. Aquí el deporte nos muestra una suerte de ironía final: el acosado por "no ser español" acaba compitiendo por las medallas olímpicas por España, todo un giro ejemplar.
Estos días pasados hablábamos aquí de la obra de Kwame Anthony Appaih, "Las mentiras que nos unen" (2019, 2024), cuyo tema central es la construcción de las "identidades", siendo de las más esencializadas las que se vinculan con las aspectos "étnicos" y los "nacionales".
El deporte es uno de los campos más usados para la construcción de las identidades "nacionales". La creación de una forma épica deportiva sirve para crear procesos de identificación fuertes, capaces de generan corrientes de atracción o, si se da la ocasión, de rechazo. Los "colores nacionales" no son solo los de las banderas, sino también los de los propios deportistas que pueden quedar bajo sospecha,
El diario ABC muestra otro caso bajo ataque, el de nuestra saltadora Ana Peleteiro:
Sin embargo, más allá de la decepción que supuso su actuación para los seguidores del atletismo español, la de Ribeira también ha tenido que salir al paso de las críticas por otro motivo: la posición de su dorsal.
En las últimas horas, son muchos los usuarios que han cargado contra Ana Peleteiro por tapar el nombre de España con el dorsal en la equipación que lucen los atletas nacionales. Un gesto que han tomado como una falta de respeto hacia su país natal: «Ana Peleteiro vuelve a competir tapando el nombre de España con el dorsal. Espero que este personaje vomitivo no gane medalla», escribía uno de ellos.**
Como puede apreciarse, la difusión de este tipo de prejuicios puede llegar a ser muy agresiva. La propia épica de los medios hace que se esté arriba o que se descienda a los abismos en los que todo se mezcla. Los profesionales de la comunicación deberían percibir cuándo se convierten en cómplices de este tipo de prejuicios derivados de una excesiva identificación entre "países" y "personas", especialmente cuando se hace sobre tópicos. No siempre lo hacen.
Los prejuicios populistas tienen en los deportistas que no cumplen los "cánones" un blanco de ataque. Su notoriedad les sitúa en el centro del conflicto. Los medios deberían cuidar su tono y los aspectos que se resaltan en las informaciones porque pueden ser usados por los populistas.
En las ligas nacionales, los insultos racistas son frecuentes. No deben ser minimizados, Son una muestra más de ese choque que se produce entre el prejuicio y la realidad. Y la realidad es que el mundo ha cambiado. La gente se mueve por el mundo y se adapta a las nuevas situaciones. Los populistas son reacios a los cambios y se centran en la construcción del odio sobre todo aquello que consideran "diferente" en algún sentido.
La imagen de equipos representando a países en la diversidad nos hace ver que lo importante son las personas y que estás son diversas en muchos aspectos, pero iguales en su dignidad y respeto. Aprovechemos las Olimpiadas para ver el esfuerzo de las personas, ganen o pierdan. No veamos con los ojos del prejuicio, sino con la alegría de la diversidad.
* M.S.J. "Quién es Ayoub Ghadfa, boxeador español en los Juegos Olímpicos: de dónde es, el bullying y el racismo que sufrió en su infancia" ABC 02/08/2024 https://www.abc.es/deportes/juegos-olimpicos/quien-es-ayoub-ghadfa-boxeador-espanol-juegos-olimpicos-paris-donde-es-bullying-infancia-20240802221109-nt.html
** María Albert "Ana Peleteiro responde a los que la acusan de tapar el nombre de España con su dorsal: «Aclaración a los ofendiditos»" ABC 04/08/2024 https://www.abc.es/deportes/juegos-olimpicos/ana-peleteiro-responde-acusan-tapar-nombre-espana-20240804155659-nt.html
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