Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Es el
descenso de las etiquetas. Hasta hace unos meses, la etiqueta
"inteligencia artificial" nos situaba en laboratorios avanzados, con
científicos especializados y sesudos con batas blancas, en grandes proyectos
que haría avanzar a la humanidad, entrar en crisis la economía, deshacer el
empleo tradicional... Ahora, pasados un par de meses, el debate está en
Almendralejo, Extremadura, donde menores de entre 12 y 14 años la han utilizado
con la peor mala baba que es capaz de pergeñar nuestro sistema educativo en
esta España nuestra. De los centros de investigación a Almendralejo, del salto
de la Humanidad en la escala evolutiva, a cargar contra la compañera de la escuela.
¡Y luego dicen que en España no se progresa!
No sé
cómo llamarán a esta generación dadas las diferencias socioculturales que se
marcan en apenas un par de años. Hay que encontrar nombre a estos lanzados y peligrosos
vástagos de nuestras miserias, hijos del abandono escolar y de alguna Ley de
Educación que prometía el uso de la tecnología en el aula.
En elDiario.es
tratan este salto a lo Kubrick, de la boina al espacio del futuro sin apenas
metáfora volante y con ganas de tocar las narices. Nos dicen:
Los presuntos responsables identificados hasta ahora son de la misma localidad, del entorno de las víctimas y también menores, con edades entre los 12 y los 14 años, la edad que marca la posibilidad de ser imputado por un ilícito penal. Alguno de ellos sí habría cumplido 14, por lo que sería imputable conforme a la ley penal del menor. El caso está siendo investigado por la brigada Local de Policía Judicial de Almendralejo, que presentará sus conclusiones a la Fiscalía cuando concluya unas pesquisas que siguen abiertas.
Algunos de los chicos generaron las imágenes mediante el uso de un programa de inteligencia artificial, y el resto las distribuyeron en grupos de Whatsapp y Telegram.*
¡Qué bien organizado está Almendralejo, que pasará a ser un espacio de vanguardia en maldad y en el uso de la tecnología! Estos niños, que difícilmente sabrán los nombres de las provincias españolas, son capaces desde su más tierna infancia de usar la tecnología puntera para el mal. ¡Angelitos! Gracias a ellos, cualquier niño español se sentirá agradecido por haber comprendido que la tecnología no es cosa de adultos, que es algo sencillo. Así avanzamos.
Esto de ser menor para unas cosas (la responsabilidad) y no serlo para otras (el acceso y uso de la tecnología), plantea serias cuestiones que habrá que ir resolviendo sobre la marcha acelerada del día a día.
No sé qué leyes habrá que cambiar, si las del control de acceso, si la de hacer responsables a los adultos que deben vigilar lo que hacen o si las de la inmunidad del infante que solo lo es para algunas cosas.
No sé cómo están afectando a un pueblo como Almendralejo estos acontecimientos. No sabemos el valor de incitación que informar sobre ello supone para otros niños que no quieren quedarse atrás en esto de la tecnología.
En el artículo citado van ya sobre una cuestión esencial que ya hemos visto, el valor machista y lo que representa para el futuro ante la proliferación de todo esto:
Se trata de un nuevo tipo de violencia machista, consistente en difundir desnudos ficticios de mujeres creados sin el consentimiento de la víctima. Le ocurrió hace pocas semanas a Laura Escanes o a Rosalía, que no dudó en calificarlo de violencia. También lo califica el Instituto Europeo de Igualdad de Género, que engloba las deepfakes en la categoría de ciberviolencias. Las expertas destacan que el objetivo es exponer la sexualidad de las mujeres sin su consentimiento para ridiculizarlas, señalarlas y atacar su libertad sexual.
“Ya no es la persona que descarga pornografía infantil de la Dark Web o de un foro oculto en Internet o a través de redes tipo peer to peer. Eso obviamente es algo que se sigue produciendo, pero ahora los nuevos retos a los que nos enfrentamos es el acceso de menores de manera tan temprana como en este caso”, ha advertido Izquierdo, que ha detallado esta nueva tipología criminal: generación de imágenes por inteligencia artificial, uso del metaverso, retransmisiones mediante streaming de agresiones sexuales a menores...
En el caso de Almendralejo y en otros similares, los presuntos autores son nativos digitales, con un dominio avanzado de la tecnología y acceso común a los dispositivos, y entre quienes el mal uso de programas informáticos o de la inteligencia artificial puede extenderse por el boca a boca. En este contexto, las restricciones de acceso son, por ahora, una entelequia. “Poner limitaciones a empresas generadoras de software que a priori no sabemos ni dónde están ubicadas es muy complicado”, admite el inspector.*
El que accede a pornografía infantil alimenta su propia adicción, su propi vicio. Pero el caso de Almendralejo y los otros citados son otra cosa, una vía abierta hacía la destrucción de las personas concretas, que son esas caras que se ajustan a los cuerpos. Dicen en Antena 3 que se hace con una aplicación que cuesta 10 euros, ¡qué barato sale ser malvado!
El caso de Almendralejo es una respuesta al propio sistema educativo: va contra las compañeras de clase, las vecinas del pueblo. No es vicio, es maldad en estado puro. Es el deseo de hacer daño y ver después los resultados en las caras de las víctimas que están unas mesas más allá. Mientras tengamos imágenes idealizadas de la infancia no podremos frenar esta degradación que, como dijimos aquí hace unos días, es de una maldad descendente y de una inmadurez ascendente.
* Néstor Cenizo "Los identificados por los 'deepfakes' sexuales de Almendralejo, que acumulan ya 22 denuncias, tienen entre 12 y 14 años " elDiario.es 20/09/2023 https://www.eldiario.es/andalucia/identificados-deepfakes-sexuales-almendralejo-acumulan-22-denuncias-12-14-anos_1_10531559.html
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