Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Los desastres
dejan muchas veces en evidencia a ciertos regímenes. No pasa nada porque nada
pasa, pero cuando pasa ocurre de todo. Hay desastres que se pueden medio
arreglar o poner medidas. Pero el desastre natural, un terremoto por ejemplo,
suele mostrar las fallas del sistema. Los edificios se caen más de la cuenta
porque están construidos de mala manera y donde no deben. Lo hemos visto con
esta danas que asolan media Europa, de España a Grecia.
Hemos comentado
las caídas de edificios en Egipto. Mala construcción, malos materiales,
ausencia de licencias. Dos mil muertos son muchos muertos. La endeblez de los
edificios ha dejado a la gente al descubierto ante la caída. De acuerdo, uno no tiene la culpa de los
terremotos, pero puede que sí de los destrozos que estos causan. Hace unos días
hablábamos aquí de cómo se hacían preguntas en un programa televisivo para
elegir los lugares más seguros para construir y evitar los efectos del cambio
climático y, como en este caso, de los terremotos. Lo primero que había que
evitar, las proximidades de las costas (por la elevación del nivel del mar) y
las fallas, allí donde se producen los terremotos.
Pero
hay cuestiones graves que hacen que se mire hacia los palacios, hacia las
ventanas, hacia las pantallas de los televisores. Parece que el rey de
Marruecos ha tardado en dar señales de vida mucho más de lo esperado y
razonable.
La reacción tardía del Rey de
Marruecos, Mohamed VI, tras el devastador seísmo en el país que ha dejado ya
más de 2.000 muertos ha generado malestar, pues muchos se preguntan dónde se
encontraba cuando se produjo el terremoto. El monarca, que pasa largas
temporadas en Francia, no reaccionó a la catástrofe hasta el sábado
por la tarde, cuando ya gran parte de la comunidad internacional había
expresado sus mensajes de condolencia y apoyo. De momento, Rabat no ha
aceptado de manera oficial la ayuda de París, a pesar del vínculo
entre ambos países y de que el presidente, Emmanuel Macron, ha tendido la mano.
Sí la de España -que ya ha enviado equipos a la zona-, así como la de Reino
Unido, Emiratos y Qatar.
El monarca estuvo desaparecido las primeras horas tras el drama. Varios medios dicen que el rey estaba en Francia, donde pasa largas temporadas. Según el periódico Parisien-Aujourd'hui, Mohammed VI se encontraba en París, donde llegó el día 1 de septiembre por motivos médicos. Éste ya se había sometido a operaciones en la capital francesa en otras ocasiones.*
Un terremoto es un terremoto, pero lo menos que se espera es la señal de que hay alguien al frente del país, que el caos no se va a producir porque hay alguien, el Rey, que está ahí, pendiente de que nada nuevo ocurra en todo aquello que puede ser evitado.
¿Cómo han interpretado lo marroquíes la ausencia y tardanza de su rey? Eliminada la hipótesis de no haberse enterado, queda las de la indiferencia, la desorganización y el miedo a la comparecencia.
Ninguno de los tres mensajes es bueno. El pueblo suele tener buena memoria para estas cosas y sabe que ese vacío es mala señal, en modo alguno algo sin importancia. La tiene. Y veremos cómo se plantea el futuro cuando pasen estos primeros momentos.
No sé si el término "estupor" es excesivo; pero si se ajusta a la realidad indica que el monarca ha calculado mal sus actos.
La modernidad o no del reinado de Mohamed VI es lo que está sobre la mesa. Saber si sus súbditos son un incordio o está cerca del dolor de sus ciudadanos. Marruecos va a necesitar muchas cosas, pero la primera es la implicación de su monarca.
* Raquel
Villaécija (París) "Estupor ante la desaparición inicial del rey Mohamed
VI y por la tardanza en aceptar la ayuda internacional" El Mundo
10/09/2023
https://www.elmundo.es/internacional/2023/09/10/64fdb056fc6c83ee138b456e.html
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