Joaquín Mª Aguirre (ABC)
Se
desahoga bien el filósofo Gregorio Luri en su entrevista en el diario ABC, si
bien titula de una forma un tanto segada, dejando en los profesores la
responsabilidad por la pérdida de comprensión lectora, que sigue descendiendo.
Es cierto que es la tarea de la escuela enseñar, pero cuando se dan también
otras circunstancias de impacto deben señalarse. ABC elude la crítica que el
propio Luri realiza a otras instituciones, pero lógicamente la responsabilidad
es escolar, pues es allí donde se exigen los resultados. El problema es de la
escuela y de los maestros y profesores; son los que deben lidiar
institucionalmente con él.
En
estos días de comienzo del curso escolar se acumulan titulares. Hace unos días,
una catedrática de Universidad se quejaba de que alumnos que llegan con
buenísimas notas, descubre nada más llegar que están mal preparados para la
universidad. Parece existir una especie de división de dos mundos entre lo que
se aprende en las escuelas e institutos y lo que se desarrolla posteriormente
en la universidad.
Este
año pasado ha sido especialmente duro en esto. Era raro (creo que lo comenté
aquí) ver a dos docentes hablando sin que estuvieran comentando el panorama que
se habían encontrado en el curso, el bajón espectacular respecto al gradual que
se va percibiendo año tras año. Casi todos responsabilizaban a los efectos culturales de la pandemia, ese par de
años en el que se ha producido un cambio notable.
En
realidad, Luri explica que el problema va más allá de la escuela, pero que es
en la escuela donde se deberían corregir y que, sin embargo, no se hace. Aquí
se critica a políticos de grandes palabras y pocas soluciones.
Hay sin
embargo, una cuestión que no vemos abordarse en la entrevista. No solo se educa
en la escuela. La "educación" es parte del efecto del entorno
socio-cultural. No solo aprendemos lo que se nos ofrece empaquetado, sino que
absorbemos mucho de nuestro entorno. Ya sea como contenido o como motivación,
lo que nos rodea nos afecta.
La
escuela es un "medio de comunicación"; hace lo mismo que los otros
medios, pero de una forma diferente. Mientras unos transmiten la
"actualidad", otros trasmiten el legado cultural o los conceptos
necesarios para entender la realidad que nos rodea de una forma u otra. Es
difícil enseñar y aprender (son los dos lados de la moneda) en un entorno
hostil, que reclama toda nuestra atención hacia objetos triviales. Eso es lo
que vivimos en lo que algunos teorizaron como "Economía de la
Atención".
Frente a
otras etapas de la sociedad, ésta en la que vivimos es de acoso mediático. No
somos nosotros los que buscamos la información, los que la seleccionamos, sino
que por contra es ella la que nos busca a nosotros gracias a dos cosas; 1) su
capacidad envolvente de presión y 2) su capacidad selectiva.
Por su capacidad de envolvernos, los diferentes medios están frente a nosotros —visibles o invisibles— las 24 horas del día. Entran por nuestros dispositivos móviles, por lo que nos acompañan en todo momento. Siéntese en un banco del parque o avenida y lo percibirá claramente: gente paseando absortos en sus teléfonos. Veo cada día a padres y madres que sujetan con una mano el carrito de los bebés mientras que con la otra sostienen el teléfono. Pronto el bebé tendrá su propio teléfono.
El segundo elemento es que la capacidad selectiva hace que la información que nos llegue sea más seductora. El aumento de la potencia de procesamiento y el perfeccionamiento de los algoritmos hace que todos nuestros movimientos sean procesados y convertidos en ofertas que llegan hasta nosotros. Hace una semana compré unas cajas en un hipermercado. Como siempre pague con mi tarjeta. Desde entonces no hago sino recibir dos tipos de publicidades, una que me ofrece mudanzas y otra que me ofrece trasteros. En ningún momento he planteado la posibilidad de una mudanza, pero el algoritmo que ha procesado mis compras ha establecido que si compro cajas es porque me voy a mudar y me ofrece lo que cree que necesito. Para esos sirven la mayor parte de la cookies que se descargan en nuestro ordenador y cuyos datos son procesados.
En un
entorno de este tipo, absorbente, al que no le hemos puesto límites, es fácil
crecer en esta especie de hipnosis que nos convierte los demás procesos
culturales en algo lento, complicado y dificultosos. Estamos recogiendo lo que
sembramos culturalmente hablando.
Queremos
que crezca gente capaz, inteligente y competente, culta, en un entorno que no
ofrece más que lo contrario, basura mediática. Nos pasos el día dirigidos hacia
distracciones sin importancia o a las que se da una importancia desmesurada
simplemente para tener enganchada a la gente.
Quizá
fuera preferible estar leyendo a Dostoievski en vez de estar colgado todo el
día con el destino de Rubiales o de un descuartizador en Tailandia, pendientes
de lo que ocurre con Mbappé (algo transcendental), elegimos algo rosa para ver
ir Barbie (una película que las niñas
no entienden), etc.
¿Y
luego queremos que la gente hablé bien, piense mejor y sea más leída? En varias
ocasiones hemos señalado que estamos ya en la segunda generación, algo que se
elude. Esos niños que hoy se expresan mal, que no leen ni se interesan más que
por lo que les ofrecen, son ya padres y madres de familia. Viven en casas en
las que no hay un solo libros, solo una gran pantalla, usada para ver el
deporte y programas basura en donde personas sin gracia presumen de ello ante
las carcajadas del auditorio.
En
algunas partes del mundo se han dado cuenta de ello. Pero en la España
turística y del chiringuito, lo importante es qué pasa con el ocio nocturno y
dónde son las fiestas más cercanas para mantener en pie la economía.
Si no
se comienza un movimiento de rearme cultural que vaya directo al problema o
esto seguirá así, perdiendo palabras, perdiendo ideas, en cada encuesta, cada
día más pobres culturalmente. No hemos sabido aprovechar el enorme potencial
cultural que hemos desarrollado tecnológicamente. Ahora el efecto es claro.
* Josefina G. Stegmann "Gregorio Luri: «Me sulfura la mediocridad satisfecha de los docentes»" ABC 3/09/2023 https://www.abc.es/sociedad/gregorio-luri-sulfura-mediocridad-satisfecha-docentes-20230827203925-nt.html
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