jueves, 21 de septiembre de 2023

Agradece los latigazos

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

El gran titular que ocupa en estos momentos la web de noticias de RTVE.es es "El 'mobbing' laboral, un maltrato "oculto": "Llegan a normalizar el ambiente tóxico de trabajo""*. Las etiquetas normalizan lo que es una realidad: "mobbing", "ambiente tóxico" y otras se han convertido en las que se utilizan para describir lo que sucede en algo a lo que dedicamos una gran parte de nuestra vida y que puede resultar un infierno diario.

La BBC Mundo se hace eco de las declaraciones de uno de los hombres más ricos de Australia, Tim Gurner. El multimillonario había declarado "Necesitamos ver dolor en la economía"**. La teoría del súper rico es que había que enseñar a los trabajadores quién manda mediante un crecimiento del paro. El titular sintetiza bien las ideas del magnate: ""Necesitamos recordarle a la gente que trabaja para un empleador, no al revés": el discurso de un millonario australiano sobre la "arrogancia de los trabajadores" que se volvió viral"** Se ha retractado, pero no puede ocultarse ese impulso de quien tiene la sartén por el mango.

Un titular de RTVE.es de ayer reza: "El presidente de los hosteleros se disculpa tras asegurar que la media jornada ha sido "toda la vida de 12 a 12"". En el texto se nos explica la intención del patrono:

El presidente de la Confederación Empresarial de Hostelería de España, José Luis Yzuel, se ha disculpado por sus polémicas declaraciones en unas jornadas organizadas por la CEPYME, 'El reto de las vacantes en España', este pasado martes.

En su intervención, Yzuel ha considerado que trabajar 10 horas es algo factible: "Que un camarero diga que trabaja 10 horas no sé si es grave (...) qué más da. Pues luego que se las compensen, que se las paguen, que les den más vacaciones...".

Una de las frases que más malestar ha provocado en redes sociales ha sido la que aludía a la duración de la jornada. "Toda la vida en hostelería hemos hecho media jornada, de 12 a 12", ha dicho, al tiempo que ha apuntado a que "hay mucha gente dispuesta a trabajar de sobresueldo". Eso, afirma, "se llama flexibilidad". 

Sobre esto, ha aseverado que "en este país trabajar en temporada alta, que es cuando hay que aprovechar, parece que esté denostado", subrayando que "¡bendito sea que trabaje (un empleado) 10 horas!".* 

El hecho se repite en distintos ambientes y no parece que sea casual. Primero se lanza la piedra y luego se piden disculpas. El mensaje queda lanzado y a buen entendedor... Las disculpas en absoluto anulan lo dicho previamente, sino que tratan de limitar los efectos sobre la imagen pública, si es que les importan algo.

La vida contemplada desde el que "manda" se ve de otra manera. El mundo está lleno de vagos e ignorantes que se quejan de que les hacen trabajar. Ellos son los que se preocupan por la marcha de la economía, los que tienen sentido cívico y si a ellos les va bien, a todos les irá bien. No entran en que la media del ir bien está muy mal repartida, como ocurre con el multimillonario australiano que reclama "más dolor" para que la gente aprenda. Tampoco el patrono de la hostelería menciona la cantidad de gente explotada con sueldos infames, sin contratos o en pruebas que circulan por la hostelería, que son despedidos y contratados para un fin de semana de puente o unas vacaciones. Deben besar el suelo del bar en que trabajan y besar la mano que les contrata y luego les despide.

Desde hace tiempo el sentido social del trabajo, su dignidad, etc. se ha convertido en un discurso vacío. Nadie es responsable más que de su bolsillo y el que manda dispone a su libre albedrío de los empleos de los demás.

Salvo en los casos en que se exceden (como los señalados) los empresarios se muestran como héroes que mantienen viva la economía, por más que dejen cadáveres por el camino. Cada vez que se le pregunta al presidente de la Patronal sobre subidas salariales, su respuesta suele ser la misma: no es el momento.

Es un hecho la degradación del empleo, algo a lo que los gobiernos no han sabido o querido frenar ante la constante amenaza de que eso produciría más desempleo, más paro. Es una especie de chantaje que funciona siempre.

Un buen empresario no es el que gana mucho dinero. Eso es cosa de Hollywood y el capitalismo norteamericano. Un buen empresario gana dinero, sí, pero también crea empleo de calidad, estable y bien pagado; se preocupa por el entorno y por la mejora social en su conjunto. Algunos dirán que eso no es un patrón, sino un santo. Pues bienvenidos sean.


Lo que no es aceptable es que la gente viva mal, angustiada y acosada; que viva con la inquietud constante del día de mañana, sin poder planificar un futuro a corto plazo, firmando contrato tras contrato, sin poder acceder a vivienda ni a tener hijos porque ambos son lujos que no se pueden permitir. Mientras, nos dicen, algunos sectores —los bancos especialmente— hace los mejores números de su historia acumulando ganancias. No es el modelo ideal de sociedad para la mayoría ni para el futuro.

Con una economía mejor repartida, más justa, más equilibrada y fundamentada, no lo que tenemos en España, habría algo que nos parece muy lejano: algo de felicidad, una palabra que aparece en películas antiguas.

Cada vez que nuestros políticos practican el autobombo, salen diciendo que nuestra economía va de maravilla, mejor que el resto. Es falso, los números no son la realidad, sino una forma más o menos ajustada de describirla. El mobbing, los suicidios por depresión, por angustia, la violencia social, la familiar etc. sí son reales y causan dolor a muchos.

Una sociedad que no se preocupa por el dolor, por la angustia que genera y solo ve cifras es una sociedad ciega y egoísta, insensible. Una mala sociedad es una sociedad a la que vienen los que viven en lugares más pobres y de la que los habitantes propios emigran hacia donde tienen más esperanza y obtienen algo más de respeto. Nos estamos quedando a mitad de camino entre los sueños y los dramas reales que simplemente se camuflan.

Hace tiempo que vivimos una ilusión de prosperidad que se resuelve en bares y chiringuitos, lugares en los que pagas y te diviertes, pero en los que trabajar no es una panacea. Quizá necesitemos, como dice el australiano más "sufrimiento", dar las gracias por esas diez o doce horas de trabajo mal pagado y efímero. Pero lo peor es la amenaza de aquellos que se erigen en explotadores salvadores de la patria.

Cada vez son más las patologías asociadas al trabajo, tanto a los que les falta como a los que les sobra; ya sea por no tenerlo o por ser difícil de sostenerse en ambientes de mal trato, de mal pago o todo a la vez. Escuchas cada vez más frecuentemente los malos ratos que supone estar el mundo laboral aguantando condiciones cada vez peores. El argumento que se da es que hace falta más sufrimiento y que debemos dar las gracias por él.

No sé por qué nos extrañan muchas de las cosas que pasan. En estos tiempos que corren, los explotadores quieren tener buena imagen y que se les dé las gracias por los latigazos. 

* Laura Gómez Sánchez "El 'mobbing' laboral, un maltrato "oculto": "Llegan a normalizar el ambiente tóxico de trabajo" RTVE.es 21/09/2023 https://www.rtve.es/noticias/20230921/mobbing-acoso-laboral-adultos/2452192.shtml

** Tiffanie Turnbull y Natalie Sherman ""Necesitamos recordarle a la gente que trabaja para un empleador, no al revés": el discurso de un millonario australiano sobre la "arrogancia de los trabajadores" que se volvió viral" BBC Mundo 14/09/2023 https://www.bbc.com/mundo/articles/cxxd1z457pdo

** "El presidente de los hosteleros se disculpa tras asegurar que la media jornada ha sido "toda la vida de 12 a 12"" RTVE.es 20/09/2023 https://www.rtve.es/noticias/20230920/disculpa-polemica-palabras-presidente-hosteleros/2456453.shtml

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