Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
En un
universo empático y visual, el terror cambia sus estrategias. El Estado Islámico
no es una forma de brutalidad sin precedentes, sino una forma sin precedentes
de publicitarse. Desde que es posible el registro de las imágenes más allá de
las pinturas y grabados, de las canciones y poemas, que fueron los transmisores
de la brutalidad que el poder quería transmitir, el eje se ha desplazado hacia
la eficacia comunicativa del horror.
Siendo
la violencia consustancial a nuestros órdenes sociales y personales, la
exhibición de la violencia de los castigos era un requisito de su ejemplaridad.
El castigo, muchas veces brutal, se realizaba en la plaza pública, a los ojos
de todos, en una mezcla de horror y diversión. Cuando se trataba de recordar el
poder, se sembraban los caminos de cadáveres como muestra visible de que se
había pasado por allí.
Pero
desde que es posible la creación de una opinión pública a través de una
conciencia activada a través de los medios, surgieron reformistas que nos
hicieron ver que la brutalidad no era el camino del respeto ni el miedo el de
la obediencia. Los espectáculos públicos de los castigos y ejecuciones se
retiraron a la oscuridad de los centros penitenciarios con el mínimo de testigos.
Allí donde la ejecución de una pena de muerte era un espectáculo para disfrute
general, se pasó a recibir las quejas de sus detractores manifestándose en
contra. Los ejércitos ya no querían salir dejando enemigos, sino ser
considerados como liberadores y lo que antes era exhibición ahora se
consideraban crímenes de guerra. Nadie quería pasar a la historia como
carnicero.
Pero la
conversión del mundo en una aldea global por la presencia de los medios de
comunicación ha cambiado el sentido de la violencia. En general, la gente ha
preferido ser "víctima" para suscitar las simpatías generales de la
comunidad de sentimientos. Si la comunidad se volvía humanitaria, el papel de víctima
en los discursos que narran los conflictos era siempre más apetecible que el de
verdugo, que suscitaba la repulsa universal.
Pero
todo esto ha cambiado por el papel de los medios de comunicación. Los crímenes
y la violencia seguían teniendo un poder local, buscaban esa extensión del
miedo. Pero en el plano global, se evitaba la condena excepto por aquellos
países o grupos que no tenían objetivo que alcanzar. Los terroristas
reivindicaban sus acciones justificándolas como realizadas contra un enemigo
más poderoso. Trataban de evitar el desgaste de la opinión presentándose como
liberadores de sectores de la población o de espacios que era necesario
independizar.
La
llegada del Estado Islámico y sus técnicas de barbarie retrógrada, de crueldad
infinita fuera del tiempo de la Historia, está suscitando debates continuos.
Presentimos que a esa forma retrógrada, medieval, de la violencia sin límite,
se une una consideración nueva del uso de los medios de comunicación para finalidades
que no tenemos del todo claras en sus intenciones. El Estado Islámico no
reivindica, muestra; no explica, exhibe su barbarie. Ideológicamente, camina
hacia el pasado; mediáticamente, hacia el futuro, adentrándonos en formas
experimentales del horror que, como la técnica de los asesinos en serie, va
mejorando en cada crimen.
Acostumbrados
a los vídeos y comunicados de dos o tres encapuchados delante de una bandera o
a la muestra de unos rehenes detrás del periódico del día, el nuevo horror
mediático procede de una estrategia de propagación planificada y que tiene sus
objetivos. La guerra hoy se hace en términos de audiencias.
El
Estado Islámico es una mezcla de terrorismo, genocidio y productora audiovisual
en unas proporciones que nos resultan extrañas y familiares a la vez. Como es
característico de nuestro universo mediático, la captación de la atención no es
sencilla. Para lograrla, el Estado Islámico necesita inventar su propio género
adecuado al conocimiento de la psicología de su enemigo. El peor error que se
puede cometer con esta gente es considerarlos "primitivos". Hasta el
momento sus estrategias comunicativas han logrado sus objetivos, que son
múltiples. Han construido mensajes del horror que han rentabilizado rompiendo
las barreras de sus propios destinatarios naturales.
El
nuevo terrorismo islamista domina las formas de comunicación en una estudiada
teatralidad no vista desde la desaparición de Adolf Hitler. Pero hasta la
maquinaria de Hitler ocultaba el Holocausto. El Estado Islámico nos transmite, buscando
la máxima audiencia, su horror. ¿Hay mayor teatralidad que las de los líderes
de Boko Haram o el Estado Islámico?
El
cuatro de febrero, The Guardian se hacía eco de la polémica desatada en los
Estados Unidos por el enlace que la cadena FOX había establecido en sus
noticias con el vídeo de la salvaje ejecución del piloto jordano detenido. La Fox
incumplía las normas aceptadas por todos y daba un paso más:
Only US network to feature graphic video
showing Muadh al-Kasasbeh burning to death. Twitter accounts associated with
Isis supporters are sharing video via links to Fox News
Fox News has chosen to embed on its website the
video of Islamic State burning a hostage to death, a move which makes them the
only US media organisation to broadcast the video in full.
The extremely graphic 22-minute video shows
Muadh al-Kasasbeh, a Jordanian pilot, being set on fire and burned to death in
a cage. Fox News did not post the videos of the killings of previous Isis
hostages, and no other media company has hosted this video.
In a statement, the network said: “After
careful consideration, we decided that giving readers of FoxNews.com the option
to see for themselves the barbarity of ISIS outweighed legitimate concerns
about the graphic nature of the video. Online users can choose to view or not
view this disturbing content.”*
La falacia de la libertad de elección, llevada al extremo
por la Fox, la define como cadena en su búsqueda de las audiencias. "To
view or not to view" es una forma burda de incumplir ciertas
consideraciones de sentido común y convertirse en una extensión de la acción
buscada por el Estado Islámico. Hay una enorme diferencia entre "mostrar y
no mostrar" y mostrar lo que se ha hecho para ser mostrado. Es como decir que se apagarán los semáforos
para que todos tengan la libertad de cruzar o no cruzar las calles cuando
quieran.
La intencionalidad de los vídeos, realizados para ser vistos, es la que debe primar.
No hagas el favor al enemigo de meter las bombas en tu propia casa. Y eso es lo
que son estas grabaciones: bombas mediáticas. Llamarlo libertad es un insulto a
la inteligencia y un acto de hipocresía mediática sin precedentes. La forma de
demostrarlo es simplemente hacerse la pregunta de si la Fox hubiera dado esas
imágenes de haberse tratado de un militar norteamericano. ¿Habrían dado a sus patriotas espectadores "the
option to see for themselves the barbarity of ISIS"? Lo dudamos.
En una guerra mediática, difundir las imágenes es una forma
de colaboracionismo. Un vídeo propagandístico no es una noticia; es propaganda,
evidentemente. No informa, sino que deforma. No está hecho para nuestra información,
sino para provocar en nosotros una reacción determinada. Y a eso es lo que ha
contribuido la patriótica Fox.
Todas estas cosas son evidentes y así se le ha dicho a la
cadena televisiva. The Guardian recogía opiniones de expertos:
Malcolm Nance, the executive
director of the Terror Asymmetrics Project on Strategy, Tactics and Radical Ideology thinktank and an
expert on counter-terrorism and radical extremism told the Guardian that by
posting the video Fox News was propagating “exactly what Isis wants to
propagate”.
“The whole value of terror is using the media
to spread terror,” he said.
Rick Nelson, a senior associate in homeland
security and terrorism at the Center for Strategic and International Studies,
said that posting the video actually empowers Isis.
“They’re a terror organisation,” he said. “They
seek to strike terror in the hearts and minds of people globally, and by
perpetuating these videos and putting them out there into the internet, it
certainly expands the audience and potential effects.”
“These groups need a platform, and this gives
them a platform,” he added.
Nance told the Guardian that showing the video
would also further endanger other hostages, including the 26-year-old American
aid worker currently held by the militant group.
“[Fox News] are literally – literally – working
for al-Qaida and Isis’s media arm,” he added.
“They might as well start sending them royalty
checks.”*
Las reacciones contra la Fox han sido duras. El Estado
Islámico o Boko Haram cuentan con nuestro universo mediático y poseen sus
expertos en la evaluación de los efectos propagandísticos de cada uno de sus
vídeos. La realización del vídeo del asesinato de los cristianos coptos tenía
un nivel de técnico de realización y montaje alto, perfectamente planificado
para cumplir su misión. Dominan los lenguajes, pertenecen a la postmodernidad y
conocen el poder de los discursos. No han salido del pasado, de aldeas remotas,
aisladas. No son seres medievales, sino personas de hoy que intentan el regreso
a un universo inexistente, idealizado, que tratan de construir para su
imposible misión.
Sus crímenes son actos semióticos en la medida en que forman
parte de procesos que tienen un sentido más allá del crimen. Es lo que tratan
de transmitir, de la misma forma que los latigazos dados en una cárcel saudí
transmiten un mensaje además de una castigo. La crueldad calculada es un
mensaje, tiene su contenido y su forma. Por eso se registra y se trata de
extender por el mundo. Eso es lo que la Fox ha hecho.
Las imágenes que habitualmente nos llegan de los islamistas
son las que queremos ver: personas atrasadas, gritonas, barbadas, de ojos
fanáticos y gestos exagerados. Esas imágenes configuran nuestros estereotipos
de los islamistas. Esa es la parte folclórica del asunto. Se nos escapan las
imágenes de los de arriba, personas
que, como Bin Laden, habían estudiado en los mejores colegios privados
británicos y otros en las universidades norteamericanas, de las que muchos han
salido. Son ingenieros, médicos, empresarios, comunicadores.
Se pueden cometer muchos errores en esto. Todos menos el de
la ingenuidad. Esta terrible y larga batalla tiene un componente comunicativo
importante. Nos hemos empezado a preocupar con los "yihadistas"
occidentales. No por lo que iban a hacer allí, que importaba poco, sino por lo
que nos pudieran hacer al regreso. Si no se entiende que está guerra se
desarrolla también en un mundo de pantallas, costará mucho evitar el dolor
terrible que está causando. Si se da acogida a sus mensajes, se pierde la
batalla de la comunicación, que es su forma de reclutamiento y desafío.
Parece mentira, es sorprendente que presumamos tanto del
control de las comunicaciones y no entendamos todavía cómo se construye el
terror con ella. En los lugares en los que dominan, cierran completamente las
comunicaciones para tener el control absoluto. Elaboran sus vídeos y
comunicados pensando que existe una comunidad exterior que gusta del
espectáculo macabro de ver quemar a alguien, de ver cómo se decapita. Juegan
sabiendo que si diversifican sus víctimas, cada uno mostrará las del otro, como
ha hecho la Fox con el piloto jordano.
La argumentación de la Fox sobre la libertad de decidir es
demagógica y, sobre todo, de una hipocresía insultante. Una cosa es informar y otra propagar el paquete que
te dan listo para consumirlo. Ellos cuentan con eso. Se demuestra el error
terrible de percepción que se tiene respecto al problema que afecta a millones
de personas, de una forma u otra.
De la misma forma que los ataques a las sinagogas le sirven
a Netanyahu para lanzar proclamas pidiendo a los judíos del mundo que vayan a
Israel, los vídeos del Estado Islámico tienen un componente doble, impactar por
el miedo a la barbarie a unos, pero transmitir una sensación de
"orden" a los que creen que el mundo avanza hacia el caos. Ellos se
hacen ver como los ejemplares cumplidores
de la "ley de Dios", los que restituyen el orden perdido, creado por
los infieles que desatienden la obligación de la obediencia. El mundo es un
caos perverso; ellos traen el orden. Y así van sumando descontentos y piadosos,
convencidos de que el mundo necesita su orden, que finalmente será una sola
voz, un solo rezo.
La diferencia entre informar y mostrar se hace en este caso
evidente. La información busca que conozcamos mejor los riesgos y traduce, pasa
a otro lenguaje, los acontecimientos; la propaganda no nos muestra los hechos
sino de forma unilateral, ya codificados para obtener unas reacciones
determinadas, que no es que conozcamos mejor los riesgos, sino la intimidación
en unos casos, que la opinión pública puede rechazar intervenir en la guerra,
etc. La Fox renunció a informar, es
decir, a dar forma, que es su
función, en el momento en que se limito a facilitar el acceso a la propaganda
del Estado Islámico. Lo dejó en manos de ellos,. Los que quisieron ver, solo vieron lo que el Estado Islámico querían que vieran.. Y lo que es peor: una vez
conseguido su objetivo, se pusieron a preparar el siguiente vídeo para
alimentar la programación.
* "Fox News site embeds unedited Isis video showing
brutal murder of Jordanian pilot" The Guardian 4/02/2015
http://www.theguardian.com/media/2015/feb/04/fox-news-shows-isis-video-jordan-pilot
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