Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Ayer
vimos en nuestro cinefórum la película El mensajero del miedo (The Manchurian
Candidate, John Frankenheimer 1962), basada en una novela de Richard Condon, un
ejemplo de la paranoia de la Guerra Fría. Los aliados —la Unión Soviética y
China— que habían luchado contra la Alemania nazi y Japón, se volvían
peligrosos enemigos dispuestos a todo tipo de tramas conspiratorias para
colocar a alguien en la Casa Blanca. La película se anticipaba a la "gran conspiración", el asesinato del
presidente John F. Kennedy y pasaba a la sombra. El hecho de que alguien que
había hecho visitas a Moscú cogiera un rifle y asesinara al presidente marcaría
la década con teorías la conspiración. Los asesinatos de otro Kennedy, Robert,
camino de la Casa Blanca y de Martin Luther King en la misma década no ayudarían
a bajar el nivel de sospecha conspiratoria. En los setenta no hizo falta hacer
películas conspiratorias (aunque la década está llena de ellas). El caso
Watergate demostró que no había conspiraciones para llegar a la Casa Blanca,
sino que se organizaban desde el Despacho Oval. Nixon salió dejando sus teorías
conspiratorias y haciendo que Garganta Profunda, el confidente oculto, una
sombra en un garaje, superara en popularidad a la propia Linda Lovelace, ¡paradojas
de la vida!
La
prensa de hoy creo que llega a la cumbre en lo que parece ser el Día de la
Conspiración. Leo las noticias saltando de conspiración en conspiración. La
conspiración se ha convertido en una "no explicación" que cada vez se
permiten más personas, instituciones y países enteros. La llamo "no
explicación" porque la mayoría de las veces es una suposición y muy pocas
se aclaran. ¿Para qué, si se vive muy bien entre ellas? La conspiración,
además, es el punto de confluencia perfecto entre los medios y los agentes
sociales, pues permite especular a ambos. En el caso de los medios, ofrece
titulares sugerentes, atractivos, chocantes e insinuadores, una auténtica
bicoca informativa. Las interrogaciones y los "presunto" dan una
libertad envidiable a la hora de insinuar y hay quien le saca extraordinario
provecho.
Las del
diario ABC superan hoy a todas los demás. Me encuentro con la primera casi
inmediatamente: "El chavismo sitúa a ABC como promotor de una «invasión
extranjera» en Venezuela"*. Es un maravilloso ejemplo de convergencia
conspiratoria recíproca entre medios y políticos en la que el periódico da
cuenta de una conspiración paranoica de la que es considerado su promotor.
Informar de la paranoia conspiratoria provocada (presuntamente) por el propio
medio debe ser el sueño de muchos y no está al alcance de cualquiera. Es
concederle un gran poder a los medios; una vez aplastados los de dentro, ahora
toca a los de fuera.
Las
primeras imágenes que vi esta mañana son las de Jorge Capitanich, Jefe de
Gabinete de la Casa Rosada, rompiendo públicamente ejemplares del diario Clarín
en su conferencia de prensa (término que adquiere así una nueva dimensión), al
que acusa de conspirar contra el gobierno. Como las acusaciones del diario
Clarín contra el gobierno argentino son por la conspiración que llevó al fiscal
Nisman a la muerte (¿crimen, suicidio, suicidio inducido?), que a su vez
acusaba al gobierno de conspirar para la ocultación de la conspiración para el
atentado contra el centro judío todo se convierte en una asfixiante espiral
conspiratoria. ¿Lograrán salir de este laberinto? ¿Tienen algún interés en
hacerlo? No se vive mal en las conspiraciones si todos tienen el derecho a
construir sus propias conspiraciones. Esto no ocurre en todas partes. Hay
lugares en los que se dan las teorías conspiratorios de forma unilateral y solo
algunos tienen derecho a formularlas. Es totalitarismo
conspiratorio.
La
noticia de ABC en su conspiración contra Venezuela no tiene desperdicio:
La canciller aseguró que desde el mes de
enero se ha desarrollado una campaña mediática que busca afectar a las
instituciones del Estado y a sus funcionarios para «convertir a Venezuela en un
Estado fallido que propicie la invasión extranjera».
Según Rodríguez esta es una campaña mediática
internacional que se ha desarrollado a través de «dos grandes áreas
específicamente: Venezuela como un estado violador de los derechos humanos, y
el narcoestado».
«Por eso las graves acusaciones que un medio
de comunicación, (...) digamos cónsono con centros de poder económico y
políticos imperiales, desata contra autoridades de nuestro país», dijo la
funcionaria venezolana.
Según Rodríguez, "todas las guerras
imperiales han estado precedidas por una campaña mediática similar a esta (...)
sembradas de falsos positivos, campañas mediáticas sembradas de mentira que
buscan presentar al mundo la justificación de una intervención".
Los señalamientos de la canciller venezolana
responden a la información publicada hace una semana en este periódico, que
asegura que el presidente del Parlamento de Venezuela, el oficialista Diosdado
Cabello, mantiene lazos con un cartel del narcotráfico.*
Al lado
de todo esto, The Manchurian Candidate,
que vi ayer me parece casi La casa de la
pradera. La insistencia en que Venezuela va a ser invadida no solo es de
Venezuela. Hay gobiernos de medio mundo que advierten que alguien les va a
invadir o les van a ocupar para dividirlos, etc. No sé si últimamente hay lista
de espera para ser invadido, pero debería haberla si todas las conspiraciones
se confirmaran.
Otra
teoría conspiratoria de la que se hacen eco todos los medios, aparece
lógicamente en ABC. El juicio por proxenetismo contra Dominique Strauss-Kahn
vuelve a sacar al aire la teoría conspiratoria para apartarle del Palacio del
Elíseo. Todo habría sido una conspiración digna de LeCarré para eliminar al
socialista libidinoso que sería sustituido por otro mujeriego socialista,
François Hollande. Aquí las conspiraciones pueden ser generosas porque permiten
pensar que el conspirador fue Nicolas Sarkozy, su rival externo, o François
Hollande, su rival interno en el partido, que finalmente fue el favorecido. ABC
nos recuerda:
El juicio que acaba de comenzar
en Lille, sobre su presunta participación en una red de prostitución, ha vuelto
a traer a primera línea los escándalos sexuales que han salpicado la vida de
Strauss-Kahn en los últimos años.
El caso de ahora comenzó a
investigarse en 2011, a través de una denuncia anónima, y coincidió con la
acusación de una presunta violación de una empleada del Sofitel de Nueva York.
Acusación que le obligó a dimitir de su cargo como director del FMI y a su candidatura
a la primaria socialista de 2011 para las Elecciones presidenciales de Francia
de 2012. Hay quienes quisieron ver en estas acusaciones una conspiración para
apartarlo de la carrera presidencial francesa, en la que podía estar detrás
Sarkozy.**
El detalle de la "denuncia anónima" es crucial
para una buena conspiración y debe encabezar un párrafo para que lo que se lea
después sea entendido de forma conspiratoria. Ese "coincidió" ya no
es lo mismo. Por lo mismo, ese "hay quienes quisieron ver" es
inducción a la conspiración, el final lógico del párrafo. ¿Y quién no iba a ver
una conspiración con denunciantes anónimos, coincidencias y obligaciones de
dimisión?
Pero en el caso DSK (¿suena más conspiratorio así?), el
diario El País le gana al ABC. Su titular "La sombra de la conspiración política sobrevuela el juicio
a DSK"*** es todo lo conspiratorio que se puede esperar de un
titular. El caso tiene todos los ingredientes para una conspiración tópica a la
francesa, con mucha cama e infidelidades, con brutalidad camera incluida: 50 sombras de Dominique. Los reporteros
avisaban ayer que saldrían a la luz confidencias de los excesos del político
francés reducido a porno duro.
Tenemos más conspiraciones que llevarnos a la vista mientras dure el juicio,
con la defensa denunciando maquinaciones, pero mientras fuera el señor
Strauss-Kahn quien bajara voluntariamente la cremallera de su bragueta, lo
demás son especulaciones. "¿Por qué los escándalos sexuales persiguen a
Dominique Strauss-Kahn?", se pregunta el titular del ABC. Pues ¡vaya usted
a saber!, pero para enterarnos del sinfín de posibilidades, reales o
conspiradoras, devoramos los periódicos.
Otra noticia de ABC nos resulta llamativa. Lo hace con el
titular "Cristina de Kirchner, la «conspiranóica»"****, que ya es
rizar el rizo. El periódico ha recogido la opinión de expertos para llegar a la
siguiente conclusión: "La presidenta argentina denuncia dos conspiraciones
contra ella cada año; lleva cerca de veinte en su mandato". Y las matemáticas
no mienten, que se suele decir. Cojan la calculadora y comprueben. Si son
ciertas confirmarían que la conspiración es ya un estilo de gobierno. No eres
nadie si no conspiran contra ti. Los electores aman a las personas contra las
que se conspira. ¿Hay mejor síntoma que el hecho de que se muevan en la sombra
—a veces no tanto— contra ti?
ABC señala:
Inicialmente había intentado
zanjar el problema con un par de cartas en Facebook (la última con link a su
blog). En ambas, aunque el muerto era el fiscal, adoptaba el papel de víctima,
defendía la teoría de la conspiración en su contra, hablaba de
desestabilización, denunciaba la connivencia de espías, jueces, medios de
comunicación y empresarios, y despreciaba al fiscal que permanecía en la
morgue. Hasta se atrevió a identificar a Diego Lagomarsino, el técnico en
informática que trabajaba con Nisman y le prestó la pistola, como un agente,
posible asesino y amante («relación íntima») de su jefe. Se comportó como «una
Agatha Christie de las Pampas», resumió José Vales, autor de «Ricardo Cavallo,
genocidio y corrupción en América Latina».
«La presidenta denuncia una
conspiración al menos dos veces al año. En lo que va de gobierno debe llevar
cerca de veinte», estiman los analistas locales. Rosendo Fraga, director del
Centro de Estudios Nueva Mayoría, añade: «No se puede actuar de comentarista
frente a una situación de tal gravedad». Dicho esto, considera que la reacción
de la presidenta —que finalmente anunció la disolución de los servicios de
inteligencia por otros renovados— es fiel a su estilo: «Redoblar la apuesta y
hacer del problema una forma de retomar la iniciativa política».****
Bueno, es una forma de expresarlo. Lo de «una Agatha
Christie de las Pampas», viniendo de un experto, tiene que molestar. Que la
vida de los estados y los gobiernos haya quedado en este uso y abuso de la
conspiración, donde todos son confidentes, sombras, sospechas, intereses, etc.
no deja de ser triste, aunque la tristeza sea un sentimiento que nos acompaña en la Historia. El espectáculo de los gobernantes rompiendo periódicos,
ya sea porque no les gusten o porque no crean lo que la prensa cuenta, no deja
de ser triste por lo que suponen de deterioro de la vida pública. Correa lo empezó y ahora otros imitan el gesto.
Llenar el mundo de conspiraciones es la forma de no entender
nada, aunque parezca que se explica todo. Todo queda en el aire. Es malo que
los políticos se instauren en un mundo conspiratorio para defender sus malas
gestiones, sus errores o sus delitos cuando son denunciados. Tampoco es bueno
que los medios vivan de conspiraciones no probadas porque erosiona su
credibilidad. El buen periodismo aclara, no insinúa. Es mejor explicar
claramente que construir confusas y complejas interpretaciones llenas de
"presuntos" y "supuestamente".
Lo peligroso es si nos acostumbramos a que todo haya que presentarlo como conspiración porque si no nos "aburre" o no tiene garra. Parece que la realidad ya no es interesante y que todo debe envolverse en misterios. El último misterio que
ABC plantea son las obras de la cafetería de nuestra facultad y que titula
"Misterioso hundimiento de la cafetería de Ciencias de la
Información". No hay ningún "misterio", es la segunda vez que
ocurre porque pasa un arroyo por debajo de la universidad, justo por nuestro edificio. El artículo lo
explica con detalle pues ha ido a las fuentes adecuadas a preguntar y le han contestado, pero ¿a
quién le importa que el suelo de una zona de un edificio se hunda unos
centímetros si se sabe por qué ocurre? Es mejor comenzar con un
"misterioso" que nos asegura que los buscadores de emociones seguirán
leyendo aunque al final el misterio se desvanezca porque no hay tal. Pero es una muy mala práctica periodística. Espero que el "misterio" no degenere en "conspiración" y no tengamos que acusar a nadie de este problema.
El exceso de teorías sobre conspiraciones perjudica a la
política, a los medios y a los ciudadanos, que se acostumbran a un mundo espectáculo en el que nada es lo que
parece y para todo hay que descender varios círculos infernales para
entenderlo.
* "El chavismo sitúa a ABC como promotor de una
«invasión extranjera» en Venezuela" ABC
3/02/2015
http://www.abc.es/internacional/20150202/abci-invasion-venezuela-201502022239.html
** "Por qué los escándalos sexuales persiguen a
Dominique Strauss-Kahn?" ABC
03/02/2014 http://www.abc.es/internacional/20150203/abci-escandalos-sexuales-persiguen-strauss-201502021138.html
*** "La sombra de la conspiración política sobrevuela
el juicio a DSK"
El País 02/02/2015
http://internacional.elpais.com/internacional/2015/02/02/actualidad/1422897033_180430.html
**** "Cristina de Kirchner, la «conspiranóica»"
ABC 3/02/2015
http://www.abc.es/internacional/20150203/abci-argentina-cristina-fernandez-kirchner-conspiranoica-caso-nisman-201501311917.html
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