Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Finalmente
ocurrió. Era cuestión de tiempo y ha llegado. Ya es oficial. Leo el esperado y
temido titular de Egypt Independent: "Egypt confiscates revolution-time
graffiti book for “instigating revolt”". Ya se ha llegado al punto en el
que lo que la revolución mostró, el pueblo celebró y salió a la calle a exigir
se ha vuelto oficialmente un peligro. La imagen de la revolución incita a la revolución, una tautología egipcia más que añadir. La definitiva.
El
ciclo se ha completado y Egipto ha regresado oficialmente a la casilla de
salida, lo que implica el enterramiento de la Revolución del 25 de enero de
2011, la que acabó con Mubarak y cuya reacción está reconstruyendo un régimen
enemigo de la propia revolución. La revolución son dos cosas: un movimiento de
rechazo y unas ideas conformadas como reacción a lo que se rechaza. El
movimiento puede ser real, mientas que las ideas animadoras pueden ser
confusas, hasta imaginarias, y no llegar a concretarse nunca. Les dieron a Mubarak provisionalmente para que todo siguiera igual, para que no fuera a más. ya las aguas se han calmado y Mubarak está exonerado y sus amigos en las listas del parlamento futuro. Todo regresa al orden milenario. Solo la revolución tenía prisas.
El
diario Egypt Independent da cuenta de este momento histórico en el que el orden
surgido de la revolución, según la retórica autoproclamada en el prefacio
constitucional, es incapaz de soportar su propia historia y se revuelve contra
ella:
Egypt's customs services in Alexandria have
seized 400 copies of "Walls of
Freedom", a book depicting Egypt's street graffitti art in the context of
the 2011 uprising, for “instigating
revolt,” says the Finance Ministry.
Ahmed al-Sayyad, the ministry’s undersecretary,
told Al-Masry Al-Youm that the book
contains elements that give "advice on confronting police and army
forces,” therefore a cause for concern.*
Por mucho que use una retórica revolucionaria, el régimen
egipcio surgido en el proceso al hilo de los acontecimientos no es más que la
restitución del "orden" imperante anteriormente, el surgido desde los
años cincuenta, que fue incapaz de satisfacer las promesas de justicia, libertad y prosperidad, gritos
que se han escuchado década tras década, sin que fueran satisfechos.
El secuestro de esos cuatrocientos ejemplares de la conocida
obra "Walls of freedom", un libro en el que se recogen las muestras
de los grafitis callejeros producidos durante la revolución y después de ella.
Con el secuestro y prohibición no se censura a un artista o a un pensador
específicos. Se censura a un pueblo, a una generación al completo, la que soñó
con un Egipto posible y lo expresó en los muros de las calles, bajo los
puentes.
Las pintadas escandalizaban a los desmemoriados y fueron
desapareciendo muchas de ellas. Ahora se considera prohibido el acceso a su
propia historia.
El arte callejero, memoria colectiva, grito plástico surgido
al ritmo de los acontecimientos, arte funerario recordatorio de los que nadie
quiere recordar, pero especialmente recordatorio de quien apretó casi siempre el
gatillo, es incómodo y peligroso. Es incómodo ir a las manifestaciones
patrióticas a aplaudir a rabiar, a lanzar gritos fervorosos, y encontrar en tu
camino algunas de las imágenes que Egypt Independent recupera en su artículo.
Es un choque visual y mental en un país que después de rebelarse contra un
militar sostenido por el ejército, Hosni Mubarak, acaba besando las fotos de
otro.
A diferencia de otras formas de arte, los grafitis, el arte
callejero no queda encerrado en un museo al que se pueda decidir no entrar e
ignorar. Esa es precisamente su función: evitar que podamos ignorarlo,
provocarnos con su mensaje.
Y el mensaje de esas pinturas que el libro Walls of Freedom, los tres años de
pinturas en las calles, es algo que una parte del pueblo egipcio no puede
soportar, literalmente. No se puede llevar ropa interior, comer chocolatinas,
etc. con la imagen del general Al-Sisi y contemplar muchas de las imágenes que se
pintaron como respuestas a las distintas masacres provocadas en las calles por
los mismos a los que se acude a aplaudir.
No por pintar muros sino por llevar flores murió hace unos
días la activista Shaimaa al-Sabbagh, la "mártir de las flores". Ella
trataba de mantener la memoria de los caídos en la revolución, pero otros
decidieron que recordar de esa manera no era recordar sino subversión del
estado, un peligro contra la seguridad nacional. También se ha decretado el
silencio a los medios de comunicación sobre su muerte. Es una forma no de traer
sobre ella ninguna verdad, sino de intentar poner en marcha el olvido. Su
imagen se ha convertido en un nuevo icono con el que pintar las paredes y
carteles. También será prohibida como causa de enfrentamiento entre las fuerzas de seguridad y el pueblo, según la
fórmula dada.
La prohibición de la obra, su secuestro en la frontera, es
un paso más en la orwellización del
país. Orwell inventó el término "vaporizar" para ese borrar de la memoria y de la historia
todo lo que se muestra como incoherente con el estado actual de las cosas.
Shaimaa al-Sabbagh, como los anteriores caídos, ahora convertidos en
"vapor", deben desaparecer de la memoria. Los libros son nuestra
memoria externa, son la fijación de lo que ha sido. Prohibir los libros,
condenarlos, además de un acto dictatorial, es un intento de sustituir la
memoria individual y la colectiva por la memoria oficial, la única aceptable
ya. El pensamiento único, el que libera de las contradicciones, el que es necesario
mantener por la fuerza para que las erosivas fuerzas de la contradicción no
debiliten al Estado y sus discursos oficiales.
Todo sigue la misma senda, la reducción unilateral de la
verdad hasta alcanzar los tintes adecuados para el discurso que deje en manos
de la autoridad qué es verdad, qué es mentira. Mada Masr nos trae otro titular
escandaloso por motivos que derivan de la misma raíz orwelliana: "Analysts
decry proposal allowing judges to ignore witness testimonies"
En otra increíble situación, los jueces pueden ignorar a los
testigos de la defensa en beneficio de una justicia más rápida. ¡Eso en el país
de la sentencias masivas de muerte en juicios de poco más de dos horas! Señalan en Mada Masr:
Planned amendments to the Criminal Procedures
Law would give the court the power to overlook witness testimonies during a
trial, the privately owned newspaper Al-Shorouk reported Thursday.
In a Cabinet meeting, ministers discussed a
proposal to amend Articles 277 and 289 of the law, which oblige judges to hear
the testimonies of witnesses for both the defense and the prosecution. These
articles were intended as an important component of the checks and balances
guaranteeing fairness in judicial proceedings. But the proposed amendments
would give judges the freedom to overlook testimonies at will.
The amendments have already been sent to the
State Council for final review and approval.
Government sources claimed the amendments would
save time in trials, allowing “the principle of prompt justice without
sacrificing the rights of the disputing sides. Judges in criminal courts can
enact their own wisdom according to the evidence they see.”**
¿Se puede ignorar, ni siquiera escuchar a los testigos que
se aportan en una defensa? ¿Es justicia?
Es una muestra más del poder del "estado" a través de sus fuerzas:
militares, policía, jueces. Sus acciones se vuelven incontestables gracias a
leyes que les protegen de la crítica y ahora, un paso más, pueden ignorar los
testimonios de los testigos y dictar sentencia según su propia
"sabiduría".
Lo peor de todo esto es la aprobación dentro de una espiral
de aceptación en donde todo acaba justificándose en aras de discursos grandilocuentes
que todo lo tapa. Los libros que quedan en la frontera retenidos ya no son de
ideas peligrosas, sino todos aquellos que puedan recordar lo que ocurrió
realmente en la calles, quiénes murieron y quiénes mataron.
Un tercer artículo, de nuevo en Egypt Independent, nos deja
¿sorprendidos? Nos trae la noticia de la publicación en su propio medio, en la
edición en árabe, de una artículo: "Citing Western experience, columnist
suggests extermination of Brotherhood leadership". El artículo es la
justificación del "exterminio" por parte del estado de los miembros
de la Hermandad siguiendo el principio del "ojo por ojo":
An Egyptian columnist has implied the
extermination of Muslim Brotherhood leadership as means of retaliation for
police, army and civilians killings, which the government blames the group for
masterminding.
“Sometimes, you are obliged to resort to
unconventional solutions in confronting terrorist groups,” Assem Hanafy, a
satirical writer, said in his article in Al-Masry Al-Youm on Wednesday.
“States has several arms that can be used when
necessary to protect their citizens from illegal violence. That’s the work of
intelligence and security bodies that the official state should not carry out,”
he added in his article entitled “Start with the Brotherhood.”
In his article, Hanafy encourages the state to
launch what he called “undeclared dirty operations both at home and beyond
borders” as he put it.***
Así da cuenta de ello el propio periódico en el que ha
aparecido el artículo. No deja de ser sorprendente que sea noticia para el
medio lo que el propio medio da a la luz. Creo que es una muestra más de las
diferencias abismales que se están empezando a dar dentro de la sociedad
egipcia.
Lo peor del artículo —del que Francisco Carrión de
información en El Mundo con el título "La prensa egipcia cita a los GAL
para justificar el asesinato de Hermanos Musulmanes"****— es la
"justificación" como una forma de trabajo "occidental", "democrática",
con lo que se pretende establecer que las democracias se defienden mediante la
violencia de sus enemigos. Se olvida el columnista de un hecho clave: Egipto no
es una democracia, como se empeña cada día en mostrar con sus actos. Las dos
noticias anteriores hablan de censura, de borrar
la revolución y de ignorar los testimonios de los testigos por parte de
unos jueces que realizan masivas condenas a muerte, que encierran periodistas
que dicen lo que no gusta a los poderes y con calles en las que además de los
terroristas reales corres el riesgo de que sea la propia policía la que te
silencie, como es el caso de Shaimaa el-Sabbagh. La "defensa de la
democracia" no es más que una parte de la retórica grandilocuente con la
que se hizo caer el régimen que los Hermanos Musulmanes estaban intentando
implantar mediante el asalto a las instituciones del Estado. La sociedad protestó
y el Ejército se convirtió en el protagonista, el mismo ejército con el que se había
respaldado el régimen anterior y del que forma parte.
El artículo citado dedica sus cuatro o cinco primeros
párrafos a poner el ejemplo de España y la lucha contra ETA. El episodio de los
GAL no es precisamente el más brillante de la historia de nuestra incipiente democracia y debería el columnista
contar el final: la condena y el rechazo. Los GAL no fueron los que acabaron
con el problema de ETA, sino la ley y el rechazo social ante el hartazgo de la
violencia.
“England, the world’s leader of democracy,
resorted to underground organizations in dealing with the Irish Republican
Army,” Hefny wrote. “Facing ETA separatists, who practiced bloody violence and
terrorized society for years, the government there (in Spain) came up with a
genius solution. Every time the separatist organization killed a member of the
police, for example, the response was to assassinate one of ETA’s political
leaders.”***
El papel del ejército británico o del español no es el del
ejército egipcio, indudablemente. Y han sido
muchos los factores, incluido el propio ejército, los que han impedido que
Egipto pudiera ser una democracia equiparable mínimamente a la británica o a la española.
Cuando el ejército tomó las riendas del levantamiento contra
el propio ejército, cuando la SCAF (la Junta Militar), decidió ser quien
lideraría la transición, se pudo intuir que no eran los más indicados para
hacerlo, ni por sensibilidad ni por coherencia política ni por sentido de
futuro. Ni el ejército ni los islamistas, desgraciadamente, han sabido llevar a
Egipto hacia la democracia por el sencillo argumento de que no son demócratas
ni lo han sido nunca, ni por historia ni por mentalidad. Son poderes antagónicos que buscan hacerse con la representación de la sociedad, actuar en su nombre. No la respetan, quieren ser obedecidos por ella y hacerlas a su imagen, militar o islamista
Ese es el triste destino de Egipto, que los que quieren
libertades y les gustaría que todos pudieran disfrutarlas se encuentran con el
muro infranqueable de las mentalidades totalitarias. Los muros de la libertad, el libro secuestrado, es el recordatorio
de la precariedad de la democracia en Egipto y de la mala memoria, de la
división profunda que existe en su sociedad, de los errores que no llevan hacia
una pacificación social, sino al deseo de exterminar al otro como principio de
acción social. No se hace una democracia censurando, acallando testigos,
practicando el ojo por ojo. La pedagogía de la democracia es la de su
superioridad moral frente a la violencia, el constante argumento de la
superioridad de la libertad y el diálogo frente al autoritarismo. Sin embargo
hay algo de perversión en esa fascinación constante por la fuerza, por la
eliminación del otro. Cuando en las sociedades se alzan voces patrióticas
exigiendo muertes, justificando las torturas, los crímenes, etc., no se está
creando un estado fuerte, sino un estado enfermo.
No es Reino Unido o España el modelo de estado que se
debería citar por el articulista, sino la Alemania Nazi y la Unión Soviética.
Cometiendo crímenes, censurando, acallando, no se fortalecen ni estado ni democracia,
solo se envenena a la sociedad y se cierra el camino del futuro. Los muros de
la libertad pasan a ser los de las cárceles.
Una de las pintadas, esas que no se quieren recordar, muestra una grúa llevando un carro de combate lejos, hasta las fronteras, sacándolo del centro de la vida del país. Con la prohibición de las imágenes de la revolución, el estado egipcio incide en los actos autoritarios que llevaron a la propia revolución. Comentamos la aparición del libro en su momento, un proyecto colectivo. Hoy la noticia es que el pueblo egipcio tendrá obstáculos para recordar su propia voz, sus gritos de protesta. Hoy solo queda el canto o el llanto.
* "Egypt
confiscates revolution-time graffiti book for “instigating revolt”" Egypt
Independent 18/02/2015
http://www.egyptindependent.com//news/update-egypt-confiscates-revolution-time-graffiti-book-%E2%80%9Cinstigating-revolt%E2%80%9D
**
"Analysts decry proposal allowing judges to ignore witness
testimonies" Mada Masr 19/02/2015
http://www.madamasr.com/news/analysts-decry-proposal-allowing-judges-ignore-witness-testimonies
*** "Citing Western experience, columnist
suggests extermination of Brotherhood leadership" Egypt Independent
18/02/2015
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