Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
La
contestación dada por Arturo Fernández al ser preguntado por qué usaba las tarjetas
"negras" (¡qué manía con lo del "black"!, que es un
cursilería más), es para que la graben en una placa en las entradas de los
parlamentos autonómicos, ayuntamientos y cortes y senado. Deben entrar allí
como si fuera una frase digna de un Dante en las puertas del infierno.
El País
nos lo cuenta dentro de las escenas del costumbrismo judicial, que es una
modalidad que ya empieza a ser muy nuestra:
Arturo Fernández, presidente de la Cámara de
Comercio de Madrid y antiguo responsable de la patronal madrileña CEIM, ha
reconocido este miércoles ante el juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu
haber utilizado la tarjeta opaca de Caja Madrid, entidad de la que era
consejero, para cuadrar las cuentas de su grupo de restaurantes Cantoblanco. En
concreto, Fernández gastó en sus establecimientos 10.495 de los 37.200 euros
que figuran en los extractos de su tarjeta black. “Lo hice porque [los
restaurantes Cantoblanco] son más baratos y porque son míos”, se jactó el
empresario. El magistrado, con cierta sorna, le replicó: “¿Y esto le redondea
las cuentas de su empresa?”. “Pues sí”, respondió Fernández sin dudar.*
Es
difícil encontrar más descaro ante un juez. Estos señores que se gastan esa
calderilla de lo que no es suyo están cada día más descarados. Debe ser que están
ya aburridos de tanto paseíllo y se les suelta la lengua demasiado. Cuando les
dejen caer las sentencias veremos si son tan chistosos. Eso es lo que esperamos
todos por el bien del conjunto y la confianza en el sistema.
La escena
política española —en la que hay que incluir patronal y sindicatos— empieza a
parecerse a la famosa novela de Agatha Christie "Diez negritos",
aquella en que los sospechosos iban desapareciendo o, según se mire, apareciendo asesinados. Entre imputados
y defenestrados, esto empieza a ser una profesión de alto riesgo, aunque con
sus compensaciones, claro.
No sé
si de aquí a las elecciones quedará alguien a quien se pueda votar a este paso.
En el PSOE no ganan para sustos. Cuando no es una encuesta es una imputación y
si no una flojera electoral. Lo de
Izquierda Unida, ni se puede contar. El abandono de la lideresa estrella de las
primarias madrileñas pasándose al otro bando, aunque no se sabe a cuál, o
simplemente pasando, ha dejado tocada
a la formación. Lo de "unida" ha quedado como un sarcasmo, tal como
están las cosas.
Mientras
tanto, por lo bajo, envidian la pasmosa reserva del dedo de Mariano Rajoy
dejando todo en el aire hasta el último momento. El presidente del gobierno ha
dicho que hay tiempo. Es otra forma de suspense, pero suspense al fin y al
cabo. ¡Quién sabe cuántos candidatos de los demás quedarán por el camino
mientras él se decide! Lo peor es que los demás creen que ya lo tiene decidido,
pero que no lo dirán hasta el último momento por aquello de despistar y que no
lleguen machacados a la recta final de las elecciones. Me parece que esto acaba
como "La venganza de Don Mendo", cayendo uno de detrás de otro hasta
formar un montón en el centro del escenario. El último puñal es el bueno.
La
última modalidad de puñalada es la que está desarrollando el ABC: la venganza académica.
A los candidatos de Podemos, se les están buscando las vueltas académicas a
unos por las cuentas poco claras, como becarios o como asesores, y a otros por
los rastros que han ido dejando en las aulas curso a curso.
Para
algunos, las aulas son un poco como los restaurantes para Arturo Fernández.
Creo que nada nos permite conocer mejor las maneras de la gente que ponerla en un
aula; sale de todo. Algunos entran en las aulas y se transforman en ministros o
mariscales, en dictadores o en evangelistas.
Así,
los antiguos alumnos de estos dirigentes populistas envían sus recuerdos de los días de pupitres ante a estos actuales políticos activos. Uno de ellos nos recordaba hace unos días
que el profesor Monedero relacionaba las películas de Peter Pan con el
capitalismo y establecía extrañas asociaciones entre el garfio del Capitán ídem y la hoz comunista. También —debía
ser una fijación— hacía extrañas interpretaciones del Rey León, que al fin y al cabo es una obra sobre el poder y sus
entresijos. Se aprende mucho en las películas de Disney, por lo que se ve. Lo
de Máximo Gorki quedó para otra generación.
Y hoy
le toca recordar en ABC los días de clase a la alcaldesa del pueblecito madrileño
de Redueña**, que pasó por la tutela de Pablo Iglesias y a la que el líder de
Podemos se refería en clase como "la de las perlas", se supone que
por algún collar que llevara y no por las cosas que decía, algo que no se
aclara en el texto. Dice la joven alcaldesa (se ve claro que fue a estudiar
Políticas con vocación), que lo que aprendió de Pablo Iglesias era lo que no quería ser, que ya es ser
clara, algo que también se agradece en la política. Por supuesto, Pablo
Iglesias la suspendió porque pudo,
suponemos que justamente, según su
criterio, sin que las perlas tuvieran nada que ver.
Aquí a cada uno le sacan las miserias o los colores, a algunos los dos. No está mal conocer la catadura de las personas que aspiran a representarnos como ciudadanos, empresarios o trabajadores. Pero no deja de ser un poco descorazonador ver tanta miseria junta. Unos dejan colgados a los partidos y otros son colgados por ellos. Y entre ellos, les faltan cuerdas.
Si el cariño nace del roce, según el refrán, aquí se pasan de fricción, hasta que se ve el hueso. Dicen que este es el año con más elecciones juntas, entre nacionales, municipales y autonómicas. Espero que algún candidato a algo sobreviva. Y nosotros también.
*
"Arturo Fernández: “Usé la ‘black’ en mis restaurantes porque eran
míos”" 18/02/2014 http://politica.elpais.com/politica/2015/02/18/actualidad/1424262276_104175.html
**
"La alcaldesa del PP que suspendió Iglesias "He sacado notables y
sobresalientes"" ABC 18/02/2015
http://www.abc.es/madrid/20150218/abci-alcaldesa-notables-sobresalientes-201502172104.html
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