Joaquín
Mª Aguirre (UCM))
El
pasar de la nada a un resultado aceptable en una elecciones siempre atípicas,
como son las europeas, en un sistema
altamente mediático y mediatizado, como lo es el español tiene sus consecuencias.
Para algunos, incluso, Podemos no es
más que un fenómeno mediático, el encumbramiento de un líder, con todo por
hacer, gracias a sus participaciones televisivas. El poder mediático se reafirma
así dentro del marco de la política. Y, desde luego, traslada a los medios la
lucha que Podemos tendrá en un tiempo.
El
diario El Mundo ironiza desde titulares y cuerpo de la noticia sobre la
participación del líder, Pablo Iglesias en los espacios destinados a la
"casta", como considera un debate en el Hotel Ritz, de Madrid. "Desayunando
con Pablo Iglesias en el Ritz"* es el titular. En el texto las ironías se
suceden:
Acostumbrado como está a debatir en cualquier
tertulia de televisión -desde Intereconomía a La Sexta- o mesa redonda, Pablo
Iglesias interviene este lunes en un escenario con morbo. El líder de Podemos
pisa el Hotel Ritz -desconocemos si por primera vez-, un espacio vinculado por
todos a la alta sociedad y los poderes económico, financiero y político, para
despachar, a buen seguro y como viene siendo habitual, su látigo contra el
establishment. El eurodiputado y gran triunfador en las elecciones europeas
participa a partir de las 9.00 horas en un desayuno informativo organizado por
Nueva Economía Fórum, patrocinado, además, por compañías de renombre como
Asisa, BT y Red Eléctrica de España.
Azote de los poderes fácticos, Pablo Iglesias
ha sido invitado a una silla habitualmente ocupada por importantes empresarios,
miembros del Gobierno o destacados dirigentes políticos, estos últimos a los
que alude continuamente bajo el apelativo de "casta", una expresión
que les irrita sobremanera y que probablemente volverá utilizar hoy para
proclamar la necesidad urgente de una regeneración democrática dentro de su
objetivo central que, tal y como recalcó hace poco, es "abrir un proceso
constituyente que devuelva la palabra al pueblo".*
La
ironía acumulada por centímetro cuadrado es más alta de lo habitual. Es más: lo
raro es encontrar una frase que no lo sea en la totalidad del texto. El diario
El País, por ejemplo, se preguntaba, hace veinte días, «¿Quién es
Pablo Iglesias, el revolucionario político de moda en España?», en otro ejercicio irónico. Parece que había muchos esperando que el
fantasma se materializara para tirar la piedra a la cabeza. Pasar del estado
virtual mediático a la sangrienta arena política no será fácil y pronto tendrá
más evidencias de lo duro que es ser político en España, donde hay que ser un
poco zombi, un poco licántropo y un poco vampírico para sobrevivir a tanta
estaca y bala de plata como se gastan por estos lares. Hasta el momento, Podemos se ha dedicado al sano deporte
de la crítica; ahora llega lo bueno, el momento en el que los demás revisan con
lupa tus palabras, tus cuentas, tu historia. Por lo pronto ya se han lanzado desde las cuentas "venezolanas" y los pagos caribeños a fotos dando la mano al actual Rey de España cuando era Príncipe. En la política, ya se sabe, amor sin cuartel y guerra limpia hasta dejar el historial como los chorros del oro. El logo es solo el principio
Es
difícil pasar desapercibido en una profesión que exige el exhibicionismo
permanente y, sobre todo, controlar una imagen cuando son los otros los que se
encargan de ello. El hecho de que Podemos se haya auto promovido desde los medios o que la papeleta para las europeas
llevara como logotipo —el único caso conocido en España, que yo recuerde— la
cara de su líder, Pablo Iglesias, ha suscitado serias dudas sobre la viabilidad
futura de un movimiento tan personalizado.
No me refiero a las críticas de los que se juegan el share, sino a las de la propia militancia que no milita, porque
también eso está por hacerse, ya que se ha empezado por tener un equipo de
campaña.
El
periódico Diagonal navega entre dos aguas al señalar el protagonismo
personalista indiscutible, pero trata de justificarlo, a través de expertos, diciendo
que todos los partidos recurren a las caras de sus candidatos, una obviedad,
desde luego. Cuando se cita a uno de los ideólogos del movimiento, sin embargo,
nos encontramos con más reticencia que la exhibida por otros expertos:
El politólogo e impulsor de la iniciativa de
Podemos, Íñigo Errejón, se declara consciente del doble filo que puede
representar un excesivo peso de la imagen del dirigente con respecto a la
organización. La candidatura, explica a DIAGONAL, “tiene como disparador la
visibilidad mediática del candidato número 1 para las elecciones europeas”.
Pero, opina, el “mayor riesgo para nosotros es la invisibilidad, la no
existencia”, si bien concede que esta dependencia con respecto a Iglesias “se
debe corregir con el tiempo”.**
No sé
si es un lapsus o no, pero me parece interesante que se considere la
"invisibilidad" como "no existencia". La crítica a una
democracia mediática no excluye que no haya más cera que la que arde. El futuro,
pues, está en esa "corrección" señalada por el "impulsor" y
que ya ha planteado sus problemas a las primeras de cambio.
La
cuestión ahora es la necesidad de cambiar de modelo, de si sobrevivirá a ello o
de si, por el contrario, se tratará de reafirmarlo. Los enfrentamientos entre
los que organizan y los que se acercan a participar han sido ampliamente
recogidos por la prensa y ha habido ya agrias polémicas, dignas de partidos con
más solera, con más tiempo para agravios acumulados.
Los que
realizan ataques constantes contra Podemos
deben medir sus efectos, pues si el problema es la "invisibilidad",
como ellos señalan, nada ofrece tanta "visibilidad" como los
atacantes. Pronto Podemos se sentirá
liberado de dar cualquier explicación porque le bastará señalar la larga lista
de enemigos con el argumento de "ladran, luego cabalgamos".
Hasta
el momento, la estrategia era recoger el desencanto, la indignación, etc.,
respecto a la clase política —la llamada "casta"—; esa primera fase
se ha cumplido, pero el factor sorpresa ha desaparecido y Podemos entra ya en
el juego sistémico de la política española. Ellos tendrán sus estrategias y los
demás las suyas.
En
Diagonal se señalaba hace dos semanas:
Un sondeo de Metroscopia para El País
confirmaba lo que ya mostraba la encuesta preelectoral del CIS y, en cierto
modo, lo que ya insinuaba la propia estrategia de campaña de la formación de
Pablo Iglesias: el voto a Podemos procede de personas que se sitúan más al
centro. Así, un 29,9% de la muestra de Metroscopia decía haber votado al PSOE
en las anteriores europeas, frente a un 26,1 de votantes que en otras ocasiones
habían optado por IU. “Pero nosotros hemos apuntado a un tipo de votante
desencantado. El fenómeno Podemos ha resituado la abstención. La derecha
mediática dura es la que se ha quedado en casa”, opina. El lema de la formación
en Asturias era, de hecho, “¿Cuándo fue la última vez que votaste con
ilusión?”.
La baza
republicana
El giro en el que ha entrado la política
estatal con la abdicación del rey coloca a Podemos en una situación de ventaja,
sobre todo tras el respaldo –con escasas fisuras– del aparato del PSOE a la
sucesión monárquica. “Esta lucha interna por el liderazgo, las normas, este
tema de la monarquía y en qué manera la izquierda convierta esto en un tema de
agenda puede apelar a cierto electorado socialista”, opina Fernández Albertos,
para quien el PSOE “lo tiene muy mal” en la actual situación, mientras que
Podemos “tiene un recorrido perfecto de aquí a las municipales”. [Emilio] León
no se muestra muy convencido, no obstante, de que “los colores de la República
sean tan movilizadores como se plantea” por su dificultad para “generar una
mayoría social”.***
Todos
estos cálculos y estrategias estarán cada vez más sujetos a elementos no
controlables. El factor sorpresa se ha perdido y la artillería tiene localizado
al enemigo sometido a marcaje permanente. El artículo citado se plantea ya,
además del salto a la política, una segunda fase, que denominan el
"sorpasso", intentar superar al PSOE, siguiendo la línea que en su
momento marcó Julio Anguita. Su título avanza ya la siguiente aspiración: "Podemos
dio la sorpresa, ¿podrá dar el ‘sorpasso’?"
La
cuestión está en saber si los cálculos de unos y las acciones de otros
realmente definirán el próximo mapa político español, al menos en la izquierda. El PSOE ha iniciado con
tiempo su renovación para evitar verse sorprendido a última hora y poder
ofrecer una imagen más unida y próxima a los ciudadanos. ¿Se dejará marcar el programa y la agenda? El futuro de Podemos
es incierto y dependerá de sus propios aciertos y del desgaste al que le
someterán, al igual que ellos han sometido a los demás. La euforia suele ser mala consejera.
Cuando
este texto salga, Pablo Iglesias estará allí donde se espera su presencia, en
el desayuno del lujoso Hotel Ritz, con churros o madalenas (¡por fin la Academia aceptó separar pecado y llanto de
los bollos!). El Mundo cierra su información sobre el desayuno así:
En este foro, además, suelen acudir como
oyentes destacados empresarios y políticos. Contra ellos lleva cargando meses.
"Algunos se han acostumbrado a mandar, a tomar decisiones en palcos de
fútbol y reservados de restaurantes (...). Es normal que vean amenazados sus
intereses por un espíritu democrático que va a ser más grande", afirmaba
tras asegurar que han atacado y "seguirán" atacando a Podemos.
Habrá que ver cuántos de ellos acuden hoy a
escucharle.*
Pues me
imagino que muchos, porque nadie medianamente listo va a la guerra sin saber
nada del enemigo.
*
"Desayunando con Pablo Iglesias en el Ritz" El Mundo 23/06/2014
http://www.elmundo.es/espana/2014/06/23/53a70149268e3ea9758b4576.html
**
"Si me conoce, vóteme: el líder carismático y el personalismo"
Diagonal 8/05/2014
https://www.diagonalperiodico.net/panorama/22801-si-conoce-voteme-lider-carismatico-y-personalismo.html
***
"Podemos dio la sorpresa, ¿podrá dar el ‘sorpasso’?" Diagonal
6/06/2014 https://www.diagonalperiodico.net/panorama/23121-podemos-dio-la-sorpresa-podra-dar-sorpasso.html
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