Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Me
despierto frente a un enorme pulpo del que un neurocientífico me cuenta que la
Naturaleza ha encontrado una inteligente fórmula para hacer que sus brazos nos
se peguen unos a otros; incluso, cuando uno de los brazos es cortado —nos
explica— sigue sin pegarse a otro brazo del mismo pulpo. Solo cuando se le
retira la piel, el brazo cortado se pega al brazo desollado, al que no reconoce
como suyo. La Naturaleza es sabia y un pulpo hecho un lío con sus propios
brazos, atrapado por sus propias ventosas, le llevaría a una rapidísima
extinción. Los pulpos liosos habrían desaparecido dejando el campo abierto a
los que eran capaces de evitar la trampa de sus propias ventosas. ¿De qué te
sirve tener tantas patas si luego te haces un lío?
Tras
meditar sobre lo sabia que es la Naturaleza, que evita que los pulpos se líen
ellos solos, me doy de bruces con la Cultura. El diario El País me sorprende con el titular "Las bases de Podemos se
enfrentan a sus fundadores para exigir democracia interna". Debo confesar mi
sorpresa. Yo pensaba que lo que ellos reclamaban era la democracia interna de
los otros partidos, pero veo que la carrera de Podemos es meteórica, quemando
etapas, hacia no se sabe dónde. Un "partido" (o por definir) que le toma el nombre al
presidente Obama (Yes, we can) y el de su dirigente al fundador del PSOE (Pablo
Iglesias) y cuyo objetivo es acabar con los otros partidos en un pis-pás, tiene forzosamente que tener
una trayectoria especial, diferente. El diario nos cuenta lo ocurrido:
El malestar entre las asambleas de Madrid se
fue fraguando a lo largo del fin de semana por varias razones: la fundamental,
que la práctica interna contradice el discurso hacia fuera del partido. Pero
también porque cualquier aspirante a presentar candidatura disponía solo de
seis días para diseñar un equipo. Y sobre todo porque la decisión no venía
respaldada por ninguna votación: lo que estaba previsto desde abril es un acto
el próximo sábado para que portavoces de los círculos de toda España debatan abiertamente
sobre el futuro de la organización. La convocatoria sigue abierta a la espera
de que se fije el lugar (se ha reservado el Lope de Vega a la espera de ver si
se puede reprogramar en algún espacio de la Universidad Complutense).
Anoche todo ese malestar se desbordó en el
quinto punto del orden del día de ese semisótano del centro de Madrid, donde se
congregó un centenar de personas. Uno tras otro, los círculos de la capital
fueron atacando la última propuesta de quienes gestaron el movimiento.
Representantes de Podemos en distritos como los de Vallecas, Rivas, Moncloa,
Arganzuela, Hortaleza, Usera, Chamartín o Fuencarral donde ha ido creciendo
durante los últimos meses la organización compitieron en descalificativos
contra el anuncio de Pablo Iglesias. Incluso los portavoces de los territorios
partidarios de dar un voto de confianza a los creadores de Podemos, un éxito
electoral con pocos precedentes en la historia reciente de España, admitieron
que fallaron las formas y que Podemos debe mejorar en transparencia.
Defendieron estas posiciones los círculos de La Latina, Moratalaz, Móstoles y,
con más vehemencia, San Blas, todos en la capital madrileña, cuna del
movimiento.*
Reunir
a tanta gente enfadada con el sistema tiene estos riesgos, que no pasan una.
Normalmente la gente tarda un tiempo en enfadarse, pero si se hace bandera de
la indignación ya llegas caliente y
la descompresión postelectoral te estalla en las manos.
El
hecho de que Podemos no fuera nada antes de las elecciones se vuelve contra
ellos después de los comicios. No es lo mismo decidir cómo se organiza uno
cuando son pocos, que cuando se han convertido en un bocado para unos y en un
incordio para otros. Aquí se cumple el principio de que es más fácil diseñar la
organización antes que después. El modelo asambleario está muy bien para
caldear los ánimos y desahogarse ante una elecciones cuyo final emocional es
meter el voto en una urna, pero una organización capaz de dar el salto a un
estado superior no es tan sencillo. Es pasar del protagonismo de un "chico
con coleta que sale por la tele" y cuya cara se imprime en la papeletas a
una organización que no sea un club de fans. Y entonces el pulpo se lía.
El
diario El País cierra su información con una descripción del apocalipsis político, con un debate que
ni partidos centenarios, con años de enfrentamientos, reproches acumulados,
egos desenfrenados, etc. suelen producir con tanta claridad e intensidad:
A medida que se sucedían las intervenciones,
el debate se fue enconando. Hubo incluso algún grito protestando por “la falta
de democracia”. La discusión fue a más y Monedero llegó a enseñar la puerta de
la organización a los más críticos que acusaban a Iglesias de tener un discurso
puertas afuera que no se compadece con algunas prácticas internas. “A lo mejor
esto tiene que romper, a lo mejor hay dos modelos incompatibles dentro de
Podemos, algunos quieren convertirlo en un partido de delegados [por los
representantes de los Círculos] y en un partido viejo […] Si seguimos con estos
discursos puede suceder que ocurra como con el 15-M, éramos radicalmente
democráticos, pero radicalmente inoperativos”, aseguró la mano derecha de Pablo
Iglesias.
En su último turno, Monedero fue todavía más
lejos: confesó que la votación para el grupo de notables llamados a preparar la
asamblea fundacional de Podemos ni siquiera entusiasma a quienes la han
propuesto. Y soltó la bomba: la decisión trata de frenar una supuesta
conspiración para intentar hacerse con su organización desde otro partido. La
mayoría de presentes dieron por hecho que acusaba a Izquierda Anticapitalista.
“La idea de las listas no nos parece muy sensata pero hay gente conspirando
para quedarse con Podemos y no nos da la gana. Gente con responsabilidades en
otros partidos ha mandado correos a los simpatizantes dando instrucciones de
qué hacer el día 14 [en la asamblea que pretende acoger a simpatizantes
llegados de toda España]”. La explicación causó estupor en la mayoría de los
presentes –muchos pidieron la palabra- pero la asamblea terminó ahí. Antes,
Monedero explicó que trasladaría a Iglesias y la comisión de campaña la
petición defendida por una abrumadora mayoría de los presentes de aplazar la
elección del equipo de trabajo para la asamblea que definirá el futuro de la
organización en octubre. La votación prevista en principio para este jueves y
viernes está en el aire.*
Demasiados
votos. Podemos se ha convertido en una presa fácil al carecer de organización y
depender de todo el que llegue para decidirla. Se demuestra que es más fácil
conseguir votos en la calle que en casa, que la gente tiende a darte su voto en
las urnas porque les caes simpático ("¡qué bien habla este chico!") pero
luego te las tienes que ver con los fieras de dentro.
Y
entonces la cosa cambia. Ya no sirve de mucho la labia, la fotogenia o
cualquier otra virtud mediática, sino la daga florentina, la flecha con curare
y el arsénico sin compasión, que son los métodos tradicionales con los que los
partidos ha resuelto sus disputas cuando no está dispuestos al noble arte del
debate. Y aquí no parece que haya debate, pues lo que se está cuestionando es
el principio organizativo, que es el que permitirá una forma de control u otra,
es decir, a unos o a otros hacer con la gestión de lo conseguido y lo por
conseguir. La realidad de la política hace que lo más fácil de gestionar sean
los votos recibidos que, al fin y al cabo, ya están en la urna, son pasado y se
han canjeado por unos cuantos diputados europeos. Pero, ¡qué lejos queda eso
ya! Ahora comienza un universo paralelo.
En
recuadro especial, con fondo de crema, El País recoge más información:
La tensión del encuentro de anoche en ese
local del madrileño barrio de Legazpi la resumió el propio Monedero con sus
últimas palabras: “Hoy no me merece la pena estar en Podemos, lo que me pide el
cuerpo es mandar al carajo esta reunión y que os vaya bonito”. Mientras otros
dirigentes de la órbita de Pablo Iglesias como Luis Alegre (uno de los que
componen la candidatura de los 25) trataron de tender puentes y ejercer una
cierta autocrítica sobre todo basada en los “problemas de comunicación de
Podemos”, Monedero acusó de falta de legitimidad a las asambleas ciudadanas.
Tras pedir a sus simpatizantes (todos en la reunión se trataron con
familiaridad y abundó el “compa” para referirse a unos a otros) lamentó que ni
siquiera el espectacular resultado de los comicios europeos haya matizado las
críticas internas. “Entendimos que algo de confianza nos merecíamos con 1,2
millones de votos”, lamentó. Luego pasó al ataque y ajustó cuentas con los
portavoces más acerados. Y dejó una frase que cayó como una losa sobre la
mayoría de los presentes: “Los círculos no son democráticos”.
Lamentó que en sus votaciones (como las que
formularon para oponerse a la propuesta de Pablo Iglesias y su equipo y pedir
primarias abiertas también para el grupo de los 25) todas las asambleas cuentan
igual a pesar de que algunas suman muchos más miembros, que las decanten muchas
veces los miembros que tienen más facilidades para acudir a las reuniones y que
no siempre sus portavoces defiendan lo que se aprueba desde abajo. “Queréis
hacer de los círculos el órgano de decisión de Podemos, pues planteadlo así”,
dijo, dando a entender que el conflicto obedece básicamente a una pugna por el
control de la organización.*
¡Tremendo
error! "1,2 millones de votos" no te da derecho a nada porque no es
eso lo que se discute. Eso forma parte de la retórica habitual que pueden
esgrimir frente a terceros, pero no frente a los que tienen el mismo derecho a
apuntárselos. Todos los que se encuentran allí piensan lo mismo, que ese
"1,2 millones" les respaldan. Es la herencia maldita que desune a las
familias. Los grupos se pelean en la riqueza y se unen en la adversidad.
Podemos empezó la casa por el tejado y la casa no tiene cimientos.
Con
este espectáculo interno, no será necesaria ni la conspiración anunciada ni las sin anunciar. Las críticas
externas y las internas hacen fuerza en el mismo sentido y caldean el ambiente. Salga lo que salga de
futuras reuniones, asambleas, etc., el germen del mal está sembrado. Se han echado las
bases de la disolución cuando los que les votaron vean que discuten por el
liderazgo en los mismos términos con que los otros, los de siempre, lo hacen. Los debates sobre las "primarias", que El País
comenta, ya se ha planteado. Ya se han tirado los trastos a la cabeza y cada vez irán quedando
menos cabezas y las que queden serán más duras, por aquello de la selección natural. El fantasma espera a que den las doce.
El principio de organización es el que garantiza la supervivencia en el medio
social y político. Deberían leer a Kropotkin, su "El apoyo mutuo". Los más
listos sobreviven individualmente, pero los mejor organizados lo hacen
socialmente. ¿Es que ya nadie lee a Lenin?, se preguntará algún radical cultivado. El mejor organizado da dos veces. El éxito está en poner buenas ideas en buenas organizaciones,
fluidas y que se pueda confiar en ellas. No es fácil. El poder es el poder y a Podemos le ha caído del cielo.
Pienso
en la gracia e inteligencia de los pulpos, cuya capacidad para manejar tantos
brazos sin liarse es una solución sabia de la naturaleza. Y pienso también en
esa bella expresión del mundo de la Cultura: "estar más liado que la pata
de un romano". Y solo tenían dos.
* "Las bases de Podemos se enfrentan a
sus fundadores para exigir democracia interna" El País 9/06/2014
http://politica.elpais.com/politica/2014/06/09/actualidad/1402295920_514605.html
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