Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
George
Zimmerman, el "patrullador" hispano que causó la muerte del joven Trayvon
Martin de un disparo porque le parecía "sospechoso", ha concedido su
primera entrevista. Lo ha hecho en la Fox y acompañado de su abogado. Se ha disculpado;
lamenta el dolor que le ha causado a los padres de Trayvon. Sigue defendiendo
que actuó correctamente, que es lo
que uno debe decir en presencia de su
abogado cuando te juegas lo que te juegas. No sé si Zimmerman volverá a causar otra
vez la oleada de indignación que el caso provocó, que se tradujo en diversas "marchas de las
capuchas" por todo Estados Unidos. Pero la versión de que él se sintió en peligro y eso justifica
la muerte de otro, es un principio "legal" que necesita revisión. Es el fondo general del debate: el derecho a decidir por tu cuenta si los otros son peligrosos. En el fondo, tiene fuertes resonancias —una versión en miniatura— del problema de los "ataques preventivos".
El señor Zimmerman tiene su propia teoría: “It was all God’s plan, and for me to second guess it or judge it”.* Es lo que podríamos llamar la "teoría final", el "plan de Dios". Ni preguntas ni juicios; solo aceptación sumisa de lo que ocurre, aunque seas tú quien lo cause. Es la conexión abrahámica.
Según esa "teoría", el señor Zimmerman no debería "arrepentirse"
de haber causado dolor a los padres de Trayvon Martin; todo formaría parte del
mismo plan. Al contrario, debería felicitarles. Pero los padres no lo ven así.
Ven que los planes del señor Zimmerman interfieren con los planes que ellos
tenían para su hijo y los planes que su hijo tenía para su propio futuro.
Aunque tener planes, en la mentalidad
de Zimmerman, es irreverente y hasta herético. Comienzas haciendo planes por tu
cuenta y acabas creyendo que eres tú el que aprieta el gatillo; todos los males
comienzan siempre por la soberbia. Él es humilde
y lo acepta.
George Zimmerman tendrá que enfrentarse a los planes de los doce miembros de un jurado. Tendrá que convencerles de que también ellos son "piezas" del plan, que sus planes particulares son subalternos al suyo, y deberán confirmarlo con un veredicto de inocencia. Su abogado tendrá que asegurarse de que los jurados seleccionados sean capaces de creer en los planes generales. Habrá algunos que quizá piensen que están allí por el azar de un sorteo. A esos habrá que descartarlos en la selección.
Señala The New York
Times —que recoge la entrevista de la Fox— que el vigilante no cree que
sospechara de Trayvon Martin porque fuera joven, negro y llevara capucha. “I am not a racist, and I am not a
murderer"*, le ha dicho al entrevistador. Y espera que esa sea la
conclusión del jurado que le juzgue.
"Racista" y "asesino" son dos calificativos que se complican tremendamente cuando se traducen a términos sociales: "perfil racial" y "autodefensa", las dos cuestiones que el caso pone sobre el tapete y que no afectan solo al Estado de Florida. Una vez que se ha decidido que usar "perfiles raciales" no es "racismo" y que la "autodefensa" es un derecho constitucional aunque seas tú el que persigas a la víctima, las cosas se complican un poco y la sociedad que lo consiente es la que queda en evidencia. Y entonces hay que recurrir a los "planes".
"Racista" y "asesino" son dos calificativos que se complican tremendamente cuando se traducen a términos sociales: "perfil racial" y "autodefensa", las dos cuestiones que el caso pone sobre el tapete y que no afectan solo al Estado de Florida. Una vez que se ha decidido que usar "perfiles raciales" no es "racismo" y que la "autodefensa" es un derecho constitucional aunque seas tú el que persigas a la víctima, las cosas se complican un poco y la sociedad que lo consiente es la que queda en evidencia. Y entonces hay que recurrir a los "planes".
Es curioso que en los "planes divinos" diseñados para la defensa de George Zimmerman, las dos
teorías sean tan materialistas. Lo es la creencia en que el aspecto determina el comportamiento, algo que se
desestimó hace mucho tiempo recusando la "fisiognomía", la
"frenología", etc. y mandándolas a la papelera de las pseudociencias. El espiritual Zimmerman ha resultado ser discípulo
de Cesare Lombroso, autor de L'uomo
delinquente, el estudioso que establecía vínculos entre narices, cejas, mandíbulas y cualquier
otro rasgo físico con el crimen. El positivismo criminológico de Lombroso quedó
olvidado, aunque para algunos sigue vivo.
Materialista, puro biologismo, es también la doctrina que le hacía patrullar para mantener su territorio limpio de posibles agresores de caras e intenciones amenazantes. La denominada "state’s stand-your-ground self-defense law", admitida en Florida, hizo que no fuera detenido inmediatamente después de la muerte del joven Martin, lo que causó escándalo e indignación. Para Zimmerman, la "state’s stand-your-ground self-defense law" es como la letra pequeña del "no matarás". Sus planes son personalizados.
La teoría final, los planes de Dios, son una ofensa a la
inteligencia, incluso a la divina. Que Zimmerman haya traducido todos sus
miedos, fobias y prejuicios personales y sociales a planes, no deja de advertirnos de los peligros que esa visión de
uno mismo y del funcionamiento del mundo tiene para los demás.
Y es que el mundo se está llenando de humildes, de personas incapaces de escuchar, atender o cualquier
otra circunstancia que les haga alejarse un milímetro tan solo de los planes que Dios tiene para ellos.
Hay "planes" políticos, bélicos, económicos, educativos..., todo tipo
de planes inamovibles porque el dogmatismo creciente así lo requiere. El
recurso a la inevitabilidad se está haciendo inevitable.
El mundo necesita razones y dudas: razones que los demás
entiendan, dudas que nos obliguen a repensar las cosas y sopesar los males para
evitárselos a los demás. Sobra soberbia disfrazada de inevitabilidad.
Si escucha "voces", por favor, vaya al psicólogo.
Es un plan razonable.
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