martes, 24 de julio de 2012

La vulnerable cadena informativa

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
En Estados Unidos hay cierto revuelo en los medios de comunicación porque están descubriendo su vulnerabilidad, que en su caso no es otra cosa que el aumento del riesgo de engaño. La cuestión ha saltado a la prensa internacional y Le Figaro también se ha hecho eco del asunto.
Para cubrirse en sus carencias, los periodistas —como otras profesiones— suelen recurrir al asesoramiento o al consejo de personas competentes en la materia con la que les toque lidiar cada día. El periodista se convierte en recolector de opiniones de expertos en el campo sobre el que toque escribir. Consultas unos cuantos expertos, recoges sus palabras y ¡listo!, ya tienes el artículo hecho y entregado.
Para facilitar la tarea de los periodistas a ciertos emprendedores que exploran el mundo en busca de carencias que satisfacer se les ocurrió crear HARO, un servicio para poner en contacto a las fuentes con los informadores que las necesitan para la elaboración de los artículos o reportajes. Sencillo: necesitas expertos que hablen y ellos te los facilitan. ¿Pero qué ocurre si alguien se hace pasar por experto? Eso pasa todos los días, pensarán algunos. Y es cierto. Pero ¿y si la misma persona empieza a aparecer en diversos medios como experto en las cosas más variopintas? 
Ese es el caso de Ryan Holiday, un joven de 25 años, un experto en mercadotecnia y, según su propia descripción, un "manipulador de medios" profesional.



Ryan Holiday acaba de publicar un libro con el título sugerente de "Trust me, I'm lying. Confessions of a Media Manipulator". En su blog da explicaciones sobre lo que piensa y el porqué de sus acciones:

I’m a media manipulator. In a world where blogs control and distort the news, my job is to control blogs—as much as any one person can.
In today’s culture,
Blogs like Gawker, BuzzFeed, and the Huffington Post drive the media agenda.
Bloggers are slaves to money, technology, and deadlines.
Manipulators wield these levers to shape everything you read, see, and hear—online and off.*

Que alguien pueda definirse como un manipulador de medios no debe escandalizar a nadie, ya que lo que está tratando Holiday de decir es precisamente que lo que él ha hecho es lo que ocurre de forma generalizada por la propia dinámica a la que se ha arrojado la información. Hoy, nos dice, son el dinero, la tecnología y los plazos urgentes de entrega del trabajo los que condenan la información a ser carne de manipulación y, con ella, a millones de lectores.
El modelo de "periodismo" que está triunfando, por la presión de las empresas, es la muerte del periodismo como función social en la medida en que ya no informa sobre el mundo sino que no es más que una maraña de intereses que busca altas audiencias, en detrimento de lo que debería ser su objetivo: tenerlas bien informadas. Son los blogs citados por Holiday los que marcan el ritmo a los demás medios. Se venden como modelos de rentabilidad sin entrar en otras consideraciones sobre su forma de trabajar o los efectos.
La revista Forbes nos cuenta cómo lo hizo Ryan Holiday y los resultados:

He used Help a Reporter Out (HARO), a free service that puts sources in touch with reporters. Basically, a reporter sends a query, and a slew of people wanting to comment on the story email back. He decided to respond to each and every query he got, whether or not he knew anything about the topic. He didn’t even do it himself — he enlisted an assistant to use his name in order to field as many requests as humanly possible.
He expected it to take a few months of meticulous navigation, but he found himself with more requests than he could handle in a matter of weeks. On Reuters, he became the poster child for “Generation Yikes.” On ABC News, he was one of a new breed of long-suffering insomniacs. At CBS, he made up an embarrassing office story, at MSNBC he pretended someone sneezed on him while working at Burger King. At Manitouboats.com, he offered helpful tips for winterizing your boat. The capstone came in the form of a New York Times piece on vinyl records — naturally, Holiday doesn’t collect vinyl records.**

Artículo en Le Figaro
Que alguien trate de manipularnos en su propio beneficio entra dentro lo normal; pero que alguien lo haga para demostrar la fragilidad del sistema deja en evidencia el funcionamiento del conjunto. Ryan Holiday no ha inventado ni la mentira ni la manipulación; se ha limitado a mostrar que alguien que se dedica a analizar lo que ocurre en el mundo cada día no puede ser tan inocente como para recurrir a un servicio automático de informadores voluntarios registrados. Que sea aceptado algo así, sin comprobaciones, es un síntoma más del cáncer con metástasis que ha invadido el mundo informativo, presa de los intereses económicos.
Rastreamos por la red cómo ha funcionado Ryan Holiday y, en efecto, lo localizamos pronto como experto interrogado por la prensa en el artículo del Financial Post, titulado "Generation Yikes: Why young savers are avoiding stocks":

For now, though, the financial industry is going to have to deal with legions of skittish investors like Ryan Holiday. The 24-year-old marketing director for clothier American Apparel is among those who have washed their hands of equities.
“My parents’ portfolio got demolished with the financial crisis, and I just don’t want to roll the dice with the money I’ve saved up,” he says. “Down the road, if the volatility goes away and the stock market becomes a different place, it might be a different discussion. But right now, it all seems so shaky and sketchy. I just can’t see myself jumping in.”***



Por supuesto, todo es falso. Ryan Holiday no es un experto en este campo ni nada por el estilo. El problema es que ni nosotros ni el periodista que realizó el trabajo somos capaces de distinguirlo. Se ha limitado a ofrecerse como experto en una larga e incoherente serie de territorios en los que espera ser consultado, que, como se señalaba en Forbes, van del insomnio a los discos de vinilo. Sus opiniones no son más que unas cuantas líneas en un artículo.

La confianza es una cadena que se basa en la presunción de honestidad. Cualquier eslabón puede romperse y llevarnos al engaño. Engañar a una sola persona está mal, claro. Pero el engaño mediático tiene el plus de la extensión masiva del engaño. Cada vez más, el periodista se mueve en terrenos que desconoce o no conoce bien; se le obliga a escribir sobre campos oscuros que requieren más tiempo y espacio para comprenderlos y poderlos contar con garantías para él y sus lectores. Esto es malo y proviene de una teoría cuyo único fundamento es la rentabilidad: escribe de todo lo más rápido posible.
La cadena de la confianza se vuelve innecesaria cuando todos aceptamos el engaño generalizado, que el mundo mismo es una ficción y que se trata solo de tener entretenido al personal. Algunos piensan realmente así. ¿Por qué no, si les hace ganar dinero?


* Ryan Holiday. "Trust me, I'm Lying. Confessions of a media manipulator". http://trustmeimlying.com/
** "How This Guy Lied His Way Into MSNBC, ABC News, The New York Times and More" Forbes 18/07/2012 http://www.forbes.com/sites/davidthier/2012/07/18/how-this-guy-lied-his-way-into-msnbc-abc-news-the-new-york-times-and-more/
*** "Generation Yikes: Why young savers are avoiding stocks" Financial Post 10/01/2012 http://business.financialpost.com/2012/01/10/generation-yikes-why-young-savers-are-avoiding-stocks/








2 comentarios:

  1. Gracias Joaquín por este interesante artículo (hay que estar atento a este tipo de cosas con gran perspicacia), que no dejo de consultar eventualmente como referencia de cuestiones de actualidad similares.

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