Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Así ha calificado el presidente italiano la presentación de
Roma como candidata a ciudad olímpica. “El Gobierno no considera responsable,
en las actuales condiciones, que Italia asuma este compromiso financiero. Lo
hemos considerado un riesgo irresponsable”*, ha dicho Mario Monti. Nosotros,
por el contrario, nos alegramos de su
retirada, al aumentar así las posibilidades de Madrid como ciudad olímpica.
El diario El País
vincula ambas ciudades en el titular de su noticia, “Roma despeja el destino de
Madrid 2020”, y viene a afirmar que la retirada de la candidatura tiene que ver
más con otros aspectos de las carencias romanas que por la crisis económica. Es
una forma extraña de hacer ver que, a pesar de las crisis, se puede uno lanzar
a compromisos inciertos de este calibre. La explicación de que las últimas
nevadas han colapsado Roma y que eso ha hecho ver que la ciudad no funciona, es
realmente ingeniosa, sobre todo para unos juegos que se celebran en verano. Monti
no pudo eludir las referencias a la situación española:
La noticia no es mala para el
resto de ciudades que aún mantienen el pulso: Doha (Catar), Tokio, Bakú
(Azerbaiyán), Estambul y Madrid, que espera que a la tercera sea la vencida. Si
bien, a Monti le han preguntado por qué cree que el gobierno de España -que no
está precisamente en una situación más boyante que Italia- sí apoya la
candidatura de Madrid. El profesor no se ha pillado los dedos. Ha venido a
decir que siente una "gran consideración" por el Ejecutivo de Mariano
Rajoy, al que recibirá en Roma el próximo día 23, pero que él ya tiene bastante
con el problema italiano.**
Estoy con Monti. Hace bien en desentenderse de la manera
española de afrontar las crisis metiéndose entre los leones. Seguimos
apostando por el mismo modelo que nos ha llevado al desastre, el modelo “eventista”,
que se nos vende como “progreso ocupacional”. Pan olímpico para hoy, hambre para mañana. Monti piensa que los
ocho mil millones de euros que se necesitarían para convertir a Roma en sede
olímpica sería mejor emplearlos en otra cosa.
En la secuencia final de la película de Dino Risi, En nombre del pueblo italiano (1971),
una Italia sumida en la corrupción, en la ineficacia más absoluta, llena de
especuladores, jueces comprados, contaminación ambiental, carreteras que se
agrietan, edificios que se caen… estalla en un grito unánime y grandioso: ¡han
ganado a Inglaterra! La mísera y corrupta realidad desaparece como por arte de
magia y solo existe ese balón en el fondo de las mallas, esos goles que
permiten, durante la euforia de las celebraciones, sentirse superior al resto
del mundo. ¡Toma, toma, toma!
Los hinchas vuelcan el coche de una turista inglesa tras el partido (En nombre del pueblo italiano, D. Risi) |
Mientras no asumamos que nuestra crisis no solo obedece a la
crisis internacional sino a nuestras propias condiciones de desarrollo,
seguiremos cometiendo los mismos errores y no saldremos de una situación que es
una condena cíclica. Esto lo llamamos en su momento la “economía del primer
cerdito”, la casita que se lleva el viento a las primeras de cambio. El
enriquecimiento a costa de las olimpiadas llegará a unos pocos; las deudas nos
tocará pagarlas a todos, como en Barcelona y en Sevilla
En las secciones deportivas de los periódicos, unas
olimpiadas se ven como la posibilidad de grandes titulares y aumentos de
tirada. ¡Qué gran noticia y negocio tener
una olimpiada en casa! Pero en las secciones que se ocupan de la realidad dura y no de las fantasías deportivas, de
los récords del paro y no de los pichichis, del valor económico y no de las
botas de oro, la situación en muy distinta. En esas secciones encontramos que
España es uno de los cuatro
países que incumplen más indicadores: seis de los diez. Por ello está en el
punto de mira de Bruselas de manera destacada. El promedio del déficit por
cuenta corriente de los últimos tres años es del 6,5%. También es preocupante
la posición neta de la inversión internacional, que es del 89,5% del PIB, y la
pérdida de la cuota de mercado en las exportaciones, con una caída del 11,6%,
en la media de los últimos cinco años. Sin embargo, las desviaciones más
preocupantes son el fuerte endeudamiento del sector privado, que alcanza el
227%, y la tasa de desempleo promedio de los últimos tres años, que es del
16,5%, y con tendencia a crecer a lo largo de todo este año.***
La radiografía europea nos sitúa en unos puestos
incompatibles con la euforia olímpica. Aquí los titulares son ya otros, muy lejos
del medallero: “España, entre los cuatro países de la UE
con más desequilibrios económicos”. Estos son los datos, claros y rotundos, que nos son recordados por la Comisión.
El uso del deporte como cortina de humo social y económica
no es ya sostenible en ninguno de los
dos sentidos de la palabra. La indignación del alcalde de Roma por la decisión
de retirar la candidatura es la inversa del empeño y alegría de nuestros alcaldes, espoleados
siempre por la parte del gremio empresarial que ve unas oportunidades rápidas
de reactivar su economía. Olimpiada o Las Vegas —de España gana a gana la banca— son las alternativas que nuestros gobernantes locales ven con más perspectivas de futuro. Triste. La
construcción de lo poco útil o inútil por la justificación de que va a crear
puestos de trabajo y no puede ser una excusa porque esos puestos
desaparecen y los edificios quedan, sin recursos con los que habitarlos,
malvendidos. Si se invierte, que se haga en algo que tenga proyección, sentido de futuro. Nos han obsesionado con que Madrid gana su propia medalla y creo que no es cierto.
El endeudamiento madrileño a cuenta de unos futuros juegos olímpicos
que se resisten es desbordante. Los beneficios que muchos han obtenido ya por
solo intentarlo y promoverlo, también son importantes. Muchos años vendiendo sueños y
proyectos. No se trata de hacer lo que se necesita, sino de crear
necesidades que justifiquen inversiones que acaban convirtiéndose en cargas insostenibles que justifican más juegos y eventos para amortizarlos.
Nuestro paro asombra a Europa, que no entiende que en un
país —que crecía a más del 4%, por encima de la media europea— todo se haya esfumado
no en una burbuja sino en una ventosidad fruto de las malas digestiones económicas.
En relación con el desempleo
español, el vicepresidente y comisario de Asuntos Económicos y Monetarios, Olli
Rehn, precisó que en este caso “necesitamos más análisis de la evolución
estructural del altísimo paro y de la difícil situación después de la
prolongada burbuja inmobiliaria y el boom crediticio”. El comisario reconoció,
no obstante, que España está llevando a cabo con determinación reformas
estructurales con el fin de mejorar el mercado laboral y la competitividad.***
No sé si estamos en el buen camino, pero creo que todos
conocemos ya cuál es el mal camino.
Menos olimpiadas y menos casinos, menos “eventos” y más crecimiento sólido, más
investigación, más exportaciones; menos intermediarios y asesores y más visión
de futuro para que no se tengan que ir los que más valen y no haya que mendigar
a los que más tienen.
* "Roma se despide de los Juegos Olímpicos". Euronews 15/02/2012
http://es.euronews.net/2012/02/15/roma-se-despide-de-los-juegos-olimpicos/
** "Roma despeja el camino a Madrid 2020". El País
14/02/2012
http://www.elpais.com/articulo/deportes/Roma/despeja/camino/Madrid/2020/elpepudep/20120214elpepudep_9/Tes
*** "España, entre los cuatro países de la UE con más
desequilibrios económicos". El País 15/02/2012
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