Joaquín Mª Aguirre (UCM)
El cúmulo de imprevistos que hacen
que, por error, unos soldados norteamericanos se pongan a quemar públicamente sacos
llenos de coranes en Afganistán supone que en segundos se pueden destruir los
planes elaborados cuidadosamente durante meses o años. El error está siempre
ahí, tirando por tierra nuestros planes y estimaciones.
Hay errores rutinarios, en cierta medida previsibles, que
pueden ser anticipados y controlados sus efectos. Pero esos no son los más
peligrosos. Los realmente peligrosos son aquellos en los que se combina lo
inesperado con sus efectos en cadena. La
cadena de errores puede multiplicar sus efectos y escaparse de nuestras manos
antes de que podamos reaccionar. Nuestro mundo de protocolos nos da la falsa
seguridad frente a los problemas rutinarios, pero no puede hacerse mucho ante
el que ocurre por nuestra propia negligencia en la aplicación del protocolo defensivo mismo. De hecho, el protocolo puede construirse ya sobre errores.
A diferencia de otro tipo de problemas externos, el error surge de dentro y mina la credibilidad del
sistema, la confianza que podamos tener en él. El error afecta a lo que no es
error, pues resta autoridad al resto
de las decisiones tomadas. El error produce inseguridad.
Por eso cuando se cometen errores se produce un desdoblamiento de las acciones:
unas destinadas a paliar sus efectos inmediatos y otras que tratan de recuperar
la confianza en quien los ha cometido, persona o institución. Por eso es una
tentación constante ocultar los errores o desviar la atención sobre sus
causas. El error nos muestra incapaces y nos rebaja ante los ojos de los demás.
En un sistema en el que la credibilidad y confianza para
tomar decisiones arriesgadas es esencial, los errores deberían tener un coste.
Y en general lo tienen. Pero parece que algunas instituciones están por encima
de su capacidad de cometer errores.
Ha habido múltiples errores, por ejemplo, en las operaciones relacionadas con las valoraciones realizadas por las agencias de rating. A finales del año pasado, la agencia Standar & Poor’s cometió un error grave en la información sobre la valoración de deuda francesa. Los efectos fueron inmediatos y también las promesas de paliar sus efectos por parte de Europa:
La legislación establecerá un
mecanismo de responsabilidad civil que permitirá a los inversores perjudicados
por una nota errónea fruto de la negligencia denunciar a la agencia responsable
ante la justicia para obtener una compensación por daños y perjuicios.*
Nadie ha hecho nada al respecto, que sepamos. Sin embargo,
sorprenden las informaciones referidas a la evaluación errónea aplicada a los
Estados Unidos por la misma agencia, Standard & Poor’s. Se equivocaron al
manejar una serie de datos que afectaban al nivel de endeudamiento
estadounidense. Los funcionarios advirtieron del error a la agencia antes de
que esta hiciera pública la evaluación, pero fue inútil:
One source familiar with thinking inside the
government says officials were stunned when S&P returned just an hour or
two later and told them they were going ahead with the downgrade despite the
mistake. The source says this suggested the agency was committed to the
downgrade regardless of the data. The source adds that the new data showed the
US achieving a sustainable deficit in the ten-year window.
¿Por qué —a sabiendas de que habían cometido un error grave—
siguieron adelante los de S&P? La respuesta que se nos da es la de los intereses creados. El error en la
evaluación de las deudas de Francia y Estados Unidos no es un simple error, se insinúa.
¿Cómo pensar que se trata de un error
técnico, como expresó la agencia, cuando se trata de un caso tan grave y advertido?
S.&P. attributed the message to a technical error and affirmed that
the rating was unchanged. But the yield for France’s 10-year benchmark bond
jumped more than a quarter point, to 3.48 percent, and the spread between
French and German bonds of that duration reached 1.7 percentage points, a
euro-era record, according to Bloomberg News.
The erroneous S.&P. message went out just
before 4 p.m. Paris time, and the correction was issued almost two hours later,
after most European markets had closed.
Las dudas sobre el origen del error, es decir, si son
realmente errores o maniobras
especulativas interesadas para provocar determinados efectos sobre las bolsas
es algo que ronda por la mente de muchos, especialmente cuando se sabe que anteriormente
ha habido connivencias de las agencias y conflictos de intereses.
Camuflar las acciones como errores es una de las tácticas
especulativas más frecuentes. Rumores y errores son armas habituales en un
mundo hipersensibilizado que ha hecho del riesgo sus divisa, un mundo de búsqueda
frenética de fuentes de información que nos permitan descubrir lo que nos
depara el mañana para poder actuar con beneficio.
Pero este mismo deseo de conocimiento nos lleva a cometer
errores: nuestra receptividad nos hace más sensibles a la manipulación y la
preocupación constante por el futuro lo convierte en algo demasiado vinculado a
las histerias del presente, que es siempre donde se vive sin remedio. Todo este
juego constante, irracionalmente racionalista y calculador, tiene sus efectos sobre el conjunto. El
primero, evidentemente, la dependencia informativa de las propias agencias que
ven aumentado su valor y poder.
Pero este crecimiento de su papel amplifica también sus
posibilidades de error y el alcance. La repercusión está en función del poder valorativo
que se les concede y sus errores se convierten en cadenas de errores por ese
mismo reconocimiento. No es exagerado hablar de infodependencia.
Las dudas sobre las agencias de evaluación norteamericanas y
sobre la naturaleza de sus errores y juicios llevan periódicamente a Europa a clamar por
una agencia europea. Son voces en el desierto o, si se prefiere poco
convencidas y convincentes, destinadas a aplacar al público y votantes. Sin embargo, otros lo han hecho y casi nunca se cita. Existe desde
2010 una agencia china de evaluación, Dagong, creada para evitarse la dependencia de
las estadounidenses:
El gobernador del Banco Popular de
China (BPCh), Zhou Xiaochuan, instó a las principales
instituciones financieras del país asiático que den más importancia a sus
propios juicios en cuanto a la toma de decisiones y releven en segundo plano
las calificaciones procedentes de las agencias de “rating” extranjeras,
informa Spanish China.
En el marco de la crisis económica mundial,
Zhou afirmó que los mercados financieros globales han mostrado su descontento
hacia las agencias de calificación de crédito, las cuales han estado dominando
durante estos últimos años y según Zhou, ahora es el momento para apoyar el
desarrollo de agencias de calificación locales.
La medida impulsada por el BPCh deberá
someterse a un proceso basado en la información y la experiencia, incluso con
talento, matizó Zhou.
De momento, el gigante asiático cuenta con Dagong,
su única agencia de “rating”, la cual presentó el primer informe sobre deuda
soberana en julio de 2010, donde evaluaba la deuda pública emitida por 50
países. Con esta publicación, Dagong se convirtió en la primera agencia
china no occidental en mostrar su asesoramiento sobre crédito soberano mundial
y riesgos.***
Habrá los que duden de sus evaluaciones, pero a ellos les da
igual, porque son los que están comprando la deuda de los demás países. Cuando
eres oficialmente la segunda economía mundial y tienes en la puerta de la Gran
Muralla una cola de dirigentes de todos los países pidiéndote que inviertas y
les compres deuda, puedes darte el lujo de cometer tus propios errores. ¿No los cometen los demás?
La frase "los errores se pagan" debe seguirse por la pregunta "¿a cuánto?".
La frase "los errores se pagan" debe seguirse por la pregunta "¿a cuánto?".
* “Bruselas investigará
el "grave" error de S&P sobre el 'rating' de Francia” Nueva
Tribuna 1/12/2011 http://www.nuevatribuna.es/articulo/economia/2011-11-14/bruselas-investigara-el-grave-error-sobre-el-rating-frances/2011111410091400557.html
** “S&P's $2 Trillion Error Didn't Change
Rating Cut Decision” CNBC 6/08/2011 http://www.cnbc.com/id/44043459/S_P_s_2_Trillion_Error_Didn_t_Change_Rating_Cut_Decision
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