martes, 7 de marzo de 2023

Maria Ressa, vivir en la desinformación

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

La Premio Nobel de la Paz, la periodista filipina Maria Ressa, es entrevistada por Víctor García Guerrero para RTVE.es. La entrevista no tiene desperdicio y gira sobre su libro de reciente aparición "Cómo luchar contra un dictador" (Península 2023). Ressa pone sobre la mesa rápidamente la cuestión: "...si me preguntas por un dictador global, creo que tendríamos que mirar a los jefes de los medios de comunicación social."* Estamos acostumbrados a ponerle cara a los "dictadores", rostros que desdibujar en pancartas, pero el mundo de hoy plantea otras dictaduras más difíciles de identificar con rostros. Podríamos decir que la dictadura va por delante de los controlados, que su éxito principal es precisamente su obviedad, como la "carta robada" de Poe, es decir, tenerla delante de las narices y no verla.

La entrevista gira precisamente sobre lo que su titular anticipa: "Las empresas estadounidenses de redes sociales han llevado a la destrucción de la democracia". Los razonamientos que explican esa afirmación son detallados a través de las claras respuestas de la periodista filipina.

Pregunta: ¿Quién es el dictador? ¿El político, el magnate de las redes o el algoritmo?

Respuesta: Creo que por eso me gusta el título del libro, porque podría ser cualquiera de esos tres en diferentes momentos y muchos más. Pero vamos con cada uno de los que mencionas. Como sabes, yo vengo de Filipinas y allí tuvimos al presidente Duterte, que en apenas seis meses se hizo con los tres poderes del Estado. En ese tiempo logró convertirse en el presidente más poderoso que nuestra nación ha conocido más allá del dictador Ferdinand Marcos.

Ahora bien, si me preguntas por un dictador global, creo que tendríamos que mirar a los jefes de los medios de comunicación social. En el libro, me centro en particular en el impacto de Facebook y cómo un hombre sin ningún tipo de controles y equilibrios decide lo que sucederá con el resto del mundo.*


Su idea es precisa, si un dictador dicta, hoy son las redes las que dictan, nuestro nuevo espacio. A diferencia del espacio tridimensional y social en el que vivimos como seres físicos, llevamos una doble vida en otro espacio, aquel que es informativo en el que decidimos y en el que obtenemos nuestras fuentes para decidir. El mundo, por decirlo así, se ve a través de un filtro, el informativo, el flujo que recorre las redes hasta llegar hasta nosotros. Ese mundo está programado, controlado, estudiado, para hacernos reaccionar en un sentido u otro. Los datos son tratados. Estos representan nuestra identidad informacional, lo que le permite ser evaluados, reajustados para lograr unos objetivos que se nos escapan, que no acabamos de percibir pero que nos envuelven.

Ressa expresa esta idea con claridad: 

Estos algoritmos actúan de maneras que no son visibles para los seres humanos. Estos algoritmos optimizan para obtener el máximo beneficio. Eso ha convertido a las plataformas de medios sociales en sistemas de modificación de comportamiento. Y todos nosotros, los usuarios, somos sus perros de Pavlov. Nuestros comportamientos están siendo cambiados. Estamos siendo insidiosamente manipulados.* 

Muchas de las cosas expresadas por Maria Ressa han sido comentadas aquí en estos años. Una mirada crítica a las redes nos permite ver los resultados de esta manipulación y cómo responde a determinados intereses. El poder hoy es necesariamente manipulador de información. La guerra de Ucrania nos muestra con claridad el eco de la guerra de información que suscita. La capacidad de manipular por medio de sistemas comunicativos coordinados es hoy una muestra del poder real, que es la capacidad de obtener las reacciones programadas.

Es un mundo globalizado, las barreras desaparecen y son sustituidas por un nuevo espacio ilimitado en el que la información se convierte en el elemento unidimensional, de flujos informativos, en el que vivimos.

Maria Ressa explica en la entrevista: 

El mayor error que cometimos fue no entender la tecnología. Lo que hicimos fue insertar el botón de compartir de estas plataformas tecnológicas y ponerlas en nuestros sitios web. En el momento en que hicimos eso, les dimos nuestras audiencias. Y cuando entramos en sus plataformas, entramos en su sistema y nos sometimos a sus reglas, que en realidad no distinguían entre realidad y ficción e hicieron de la distribución de noticias parte de su algoritmo para mantener al lector haciendo scroll. Estábamos luchando contra las mentiras, y las mentiras terminaron ganando. Ese fue el comienzo de nuestra cooptación. Entramos voluntariamente en ella, porque también fue la mercantilización de las noticias. El problema es que el periodismo de noticias no es un juego de popularidad. Hacemos locuras como no ser populares con los líderes a los que hacemos preguntas difíciles Hacer que el poder rinda cuentas rara vez es popular, y si buscas un juego de popularidad, entonces deberías ser un influencer, no un periodista.* 

El problema es real. Nuestras facultades de Ciencias de la Información se crearon en los años 70 y 80, con un modelo que mostraba el Periodismo como algo capaz de derribar una presidencia como la de Richard Nixon, alguien que mintió al pueblo americano. Hoy el modelo es otro. Los pasados años, las mentiras han dado millones de votos al ex presidente Donald Trump, un fanático de las redes sociales. Ya nadie se siente ofendido por haber sido mentido. Solo la mentira equivocada nos lleva a reaccionar en contra. Las "verdades" ha sido sustituidas por las "verdades alternativas" y la "realidad" por los "deep fakes", que gracias a la tecnología nos pueden mostrar a cualquier persona diciendo cualquier cosas y haciéndonos dudar de lo que hemos visto. Las pantalla son el nuevo gran teatro del mundo, allí donde todo se representa, donde todo es real y mentira simultáneamente.

La distinción que hace Ressa entre el influencer y el periodista es esencial porque las diferencias afectan a los fines y a las formas. Se produce una inversión entre realidad e información. La realidad deja de producir información y, por el contrario, la información se convierte en realidad. El influencer no busca que la gente tenga más información para poder decidir y construir una imagen fidedigna de la realidad por imperfecta que esta sea; busca, por contra, la construcción de una realidad falsa y necesaria, envolvente para aquellos que son influidos. Lejos de llevarnos por el mundo de la información, se nos secuestra en una burbuja en la que se nos alimenta cuidadosamente creando necesidades primero y ofreciéndonos las satisfacciones después.

La concentración mediática en el proceso multimedia ha concentrado todo en un punto, en un terminal —pantalla de ordenador o teléfono— a través del cual accedemos a un mundo y a través del que se accede a nosotros. Si va en un transporte público, levante la mirada y fíjese en las personas que le rodean. Lo entenderá.

La entrevista con Maria Ressa es de enorme interés porque nos afecta en una dimensión que desconocemos. Es la del pez que carece del concepto del agua en la que vive sumergido.

El que controla este universo mediático, el espacio en el que se muestra la información, acaba condicionando lo que en él se presenta y a los que acceden a él.

...es más difícil luchar contra el dictador cuando no te das cuenta de que te están manipulando. Usaron nuestras emociones para saltarse nuestro pensamiento racional, para cambiar nuestro comportamiento. Han impactado en tres capas. En primer lugar, la personal, sicológicamente, en cada uno de nosotros en cuanto usuarios en las plataformas. La segunda capa es la sociológica: esta es la razón por la que estamos viendo el alejamiento de la democracia a nivel mundial. Y hay una última capa de la que rara vez hablamos que es la evolutiva. Nuestra especie podría cambiar porque esta cosa en la que estamos metidos está cambiando la plasticidad de nuestros cerebros. Está cambiando nuestras hormonas y nuestras emociones. Tienes mayores niveles de dopamina cuando estás en esto, ¿verdad? Entonces, ¿qué hace eso si estamos constantemente en esta droga? Yuri Andropov, el ex presidente de la KGB decía que la desinformación era como la cocaína: si la tomas una o dos veces, estás bien. Pero si la tomas todo el tiempo, te conviertes en un hombre cambiado. Pues nosotros hemos estado consumiendo desinformación todo el tiempo desde 2014, y ahora estamos viendo el impacto en nuestras sociedades.*

El truco de la dictadura moderna es la invisibilidad, el estar delante y que no la veamos. Filtra, condiciona, insiste, bombardea... y se convierte en normalidad. McLuhan diría que "el medio es el mensaje". Y así ha sido desde que los medios crecieron y crecieron. Hoy lo medios son parte del contenido en un inmenso continente. Esos medios nos contienen como reflejo y somos reflejados en ellos. Nos venden de todo, pero sobre todo son el filtro por el que accedemos a un mundo que sustituye al de la realidad, que se vuelve opaco para nosotros, incognoscible si no pasa antes por los filtros adecuados. Es un mundo plástico y programado, que atiende nuestras necesidades y nos da las respuestas esperadas.

Creo que la entrevista con Maria Ressa debería leerse al inicio de cualquier asignatura en una carrera de Periodismo, dejar claras las diferencias entre hacer fluir la información para comprender o simplemente aprender a influir, a conseguir visitas, a ser popular, etc. No es fácil cuando se ha crecido con un teléfono en las manos. 

 

* Víctor García Guerrero "María Ressa: "Las empresas estadounidenses de redes sociales han llevado a la destrucción de la democracia"" RTVE.es 6/03/2023 https://www.rtve.es/noticias/20230306/maria-ressa-empresas-estadounidenses-redes-sociales-han-llevado-destruccion-democracia/2430130.shtml

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