sábado, 25 de marzo de 2023

Los difíciles cambios de la narrativa en América Latina

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

Las guerras se dirimen en muchos frentes y, cada vez más, en el informativo. En un mundo globalizado, de grandes conexiones, se puede luchar de muchas formas y sufrir de otras tantas.

El diario 20minutos, firmado por Clara Pinar, titula "Sánchez y Borrell intentarán rebatir en la Cumbre Iberoamericana la narrativa rusa sobre Ucrania que crece por América Latina"*. El concepto de "narrativa" es importante porque en este sistema mediático mundial la forma de actuar es a través de ese tipo de actuaciones. "Narrar" es crear un discurso con una función determinada, es decir, buscando una forma específica de reacción, en este caso, de apoyo a unas acciones en el mundo real. La "narrativa rusa" es distinta de la "narrativa ucraniana". No se trata de señalar que los hechos sean reales o solo interpretaciones, se trata de dar un sentido específico en busca de esa reacción de apoyo.


Lo que se nos viene a decir es que Sánchez y Borrell buscan países —sus dirigentes— que se alejen de la narración rusa y acepten las ucranianas y occidentales. En 20minutos escriben: 

De una forma más sutil que directa, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, intentará disuadir a sus homólogos de los países de América Latina de apoyar o, al menos, contemporizar con las posiciones de Rusia en la guerra de Ucrania, que ganan terreno en la región. La XXVIII Cumbre Iberoamericana, que se celebra este sábado y domingo en la República Dominicana y que encabeza Felipe VI por la delegación española, no tiene en su agenda oficial ningún punto relativo a Ucrania, pero tanto el presidente como previsiblemente también el Alto Representante para la Política Exterior de la UE, Josep Borrell, acuden con la intención de rebatir una narrativa rusa sobre el conflicto que se vive en Europa que creen que se expande por los países latinoamericanos, muchas veces a lomos de sus relaciones comerciales y económicas con Moscú.

Al contrario de lo que sucede en la UE, donde la guerra en Ucrania es un punto prioritario de las discusiones entre sus líderes, no existe ningún punto específico en la agenda de la Cumbre Iberoamericana referida al conflicto ni a Rusia. Sin embargo, fuentes gubernamentales apuntan a que previsiblemente se suscitará, quizá no en las dos sesiones plenarias del domingo, sino en encuentros bilaterales y conversaciones más o menos informales, que se den en los márgenes de la reunión.*



El hecho mismo de que no esté en la agenda, como se señala, ya es indicativo de un estado determinado de la cuestión. No plantear la cuestión y nos quiere decir algo. Lo de la "sutileza" dependerá sobre cómo se impone un tema en la agenda y el hecho de reducirlo a los contactos bilaterales es también una señal del sistema defensivo construido para no tener que discutir sobre un tema en el que las narrativas son distintas.

Los relatos construidos no se dan en el vacío, sino que deben encajar en una "narrativa" más amplia, construida sobre otros relatos más amplios (metarrelatos), que es el sistema de creencias más exterior, el que sirve como "frontera" a ese universo de significados. La reunión de los países latinoamericanos con España y los representantes de la UE no es precisamente un espacio de convergencia. La "narrativa rusa" vende precisamente que son ellos los agredidos por "Occidente" (un constructo de la narrativa, un paquete) y eso encaje mejor en el propio sistema narrativo latinoamericano.

Los exabruptos de presidentes como los de Venezuela o México contra España en cuanto que se les da ocasión les permite utilizar las raíces españolas como "coloniales", al igual que las que envuelven a los europeos en su conjunto y, en es especial, a los Estados Unidos, a los que ven como una potencia colonial que quiere controlar el continente. Esa política antioccidental, especialmente, antinorteamericana es la que haga que se acepte la "narrativa rusa", no en muchos casos porque sea convincente, sino porque es la contraria a la de occidente y, especialmente, a la de los Estados Unidos, que se ven como el gran enemigo.

Esto es lo que ha hecho que se acepte la narrativa rusa o que no se acepte la "occidental-ucraniana". Hay que decir que los Estados Unidos no son precisamente "sutiles", por usar el término del artículo. Más bien es lo contrario. La política exterior norteamericana está muy marcada por la idea de "potencia mundial", lo que permite que se introduzcan otras "narrativas liberadoras" o "alternativas". Esto lo ha sabido aprovechar Rusia en Latinoamérica y, en cierto grado, China, con argumentos y estrategias muy diferentes, pero ambas aprovechando los errores norteamericanos debidos a su visión unilateral e interesada del mundo.

Esto ocurre, al igual que en América Latina, en África con el acercamiento ruso y especialmente chino, donde han respaldado igualmente a los países que se ofrecían como alternativa a lo que veían como la entrada "occidental", en su mayoría las potencias coloniales. Rusia y China no tenían ese problema por su propio desarrollo histórico. Curiosamente, no hay país más colonial que Rusia, pero ese colonialismo lo ha ido teniendo en su propio entorno, creándose mediante anexiones, tal como ahora hace con Ucrania. El europeo ha sido, en gran medida, transcontinental, de España al Imperio Británico, Francia, etc. Eso ha dejado una serie de relaciones marcadas que Rusia explota.

En el texto del artículo se señala:

Según indican, en el ánimo Sánchez está evitar que la narrativa rusa cale en América Latina, entre países que mantienen lazos económicos y comerciales con Rusia, que Vladimir Putin, se ha esforzado por estrechar para atraerse a sus tesis al llamado sur global. Aunque América Latina apoya como bloque regional las resoluciones de la ONU de condena a la agresión rusa sobre Ucrania, se resiste a un posicionamiento tan firme a favor de uno de los dos bandos -el ucraniano- y en contra de otro -el ruso- y tradicionalmente defiende la no injerencia en asuntos internos de otras naciones. Sus países, incluso, se encuentran molestos por tener que alinearse con uno u otro bando.*

La política rusa, por otro lado —lo hemos tratado aquí en varias ocasiones—, apoya gobiernos represivos, como es el caso de Bachar Al-Asad en Siria, que se ha manifestado abiertamente hace unos días en favor del Kremlin y de la ocupación de Ucrania. Ese apoyo no está sometido a problemas de opinión pública y se hace a mayor gloria de Putin, que se muestra como el "amigo fiel" bajo cualquier circunstancia, el que enviará tropas cuando esté en peligro y tu propio pueblo se subleve contra tu tiranía. Las amistades de Putin son sólidas, incondicionales. De esta forma, los mismos gobiernos de esos países usan la narrativa propia que se entrelaza, se encaja con la rusa.

No lo tienen fácil los españoles Sánchez y Borrell para convencer a alguien. No es fácil cambiar la narrativa en un tablero donde las piezas llevan mucho tiempo encajadas.

* Clara Pinar "Sánchez y Borrell intentarán rebatir en la Cumbre Iberoamericana la narrativa rusa sobre Ucrania que crece por América Latina" 20minutos 25/03/2023 https://www.20minutos.es/noticia/5111982/0/sanchez-borrell-rebatir-cumbre-iberoamericana-narrativa-rusa-ucrania-america-latina/

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