viernes, 3 de marzo de 2023

La represión informativa en Egipto

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

En Egipto no se puede decir que las cosas van mal, aunque las cosas vayan muy mal. En Egipto no existe la corrupción, aunque haya que recurrir a militares para conseguir una medicación que te haga falta. En Egipto hay que encerrar al mensajero de las malas noticias porque solo los "traidores" cuentan las malas noticias, aunque todo vaya mal. En Egipto hay que ver la vida con una sonrisa, aunque las devaluaciones de la libra hayan pulverizado los ahorros y los sueldos de los egipcios de a pie.

La reducción de nuestras miradas a Egipto no obedece a falta de interés; son debidas al secuestro informativo, a la compra de medios por parte de los favorecidos del régimen, que le hacen ese regalo al poder. En Egipto decir lo que se ve, lo que se sabe, es poner en duda la palabra y la buena intención del poder. Ya lo dijo el presidente al-Sisi hace muchos años, tras el "no-coup": "escuchadme solo a mí". Lo que era una llamada, se convirtió en una trágica y descarada realidad. La sonrisa de al-Sisi está en cada calle, en cada dependencia y a ella refieren como icono de la tranquilidad todas y cada una de sus imágenes. Dudar de su bondad, sabiduría, justicia o, sencillamente, que es un regalo de la divinidad al querido pueblo egipcio, es pecado, delito e imprudencia que denota un desprecio por la Historia, la Divinidad y el futuro esplendoroso que aguarda a la vuelta de la esquina de la Historia. En Egipto nada se hace mal, simplemente se nos prueba antes de entrar al paraíso.

2018

En este contexto, que apenas contiene ironía, ser periodista es complicado para los que tienen conciencia y muy sencillo para los babosos y aduladores. Los que dicen que la economía va mal son traidores, mientras que la presentadora de televisión que reclama mano dura con las mujeres, que se están volviendo revoltosas, satisface a esa audiencia ultraconservadoras que, alentada desde Al-Azhar, considera que los "egipcios son religiosos por naturaleza".

Una de las fuentes de renovación de la información en Egipto es la publicación Mada Masr, un ejemplo de independencia desde su fundación y que ha servido muchas veces de fuente donde encontrar lo que otros medios no se atreven a decir.

Lejos de practicar un periodismo de meros titulares, la vocación de sus miembros es la investigación profunda, la reflexión sobre las causas y lo que debe presidir la acción periodística: la mejora del conocimiento sobre la realidad que nos rodea y que el poder siempre ha tergiversado, manipulado en su propio beneficio, creando mitos justificadores. ¿Quiénes fueron los que le sacaron provecho al "sueño profético" de al-Sisi en el que el difunto ex presidente Sadat (el asesinado por los islamistas) se le presentaba en mitad de la noche para pedirle que asumiera las riendas de Egipto, un mandato divino que él no podía rechazar? Suponemos que Putin ha tenido sueños similares, con la diferencia de que a él se los manda Dios y no el diablo.

2013

Una vez dejado claro, confirmado, que es Dios quien te ha puesto de presidente, lo demás va rodado: dudar de sus acciones es dudar de la voluntad de Dios, que le ha puesto. El, literalmente, ha unido al pueblo y al ejército, en una sola mano; es la garantía de que el Estado (todo el aparato junto con el Ejército y la Policía) están al servicio del bien, al servicio de Dios y de los egipcios. Da igual que te roben, apaleen y te dejen tirado en mitad del desierto; todo es porque Dios lo quiere.

Mada Masr se ha permitido dudar de esto, dudar de que todo vaya bien, de que todos los que están en el aparato sean los ejecutores de la voluntad de Dios. Y eso tiene consecuencias. En la publicación, con el titular "3 Mada Masr journalists to stand trial for ‘offending’ state-aligned Nation’s Future Party MPs", leemos lo ocurrido:

Three Mada Masr journalists are to face trial in early March on charges of “offense against MPs” from the state-aligned Nation’s Future Party and of “misusing communications channels.”

If convicted, the journalists could face between six months to two years in prison, along with fines ranging from LE50,000 to LE300,000.

The charges stem from the August 31 edition of Mada Masr’s daily Nashra, which included the names of the three journalists in the byline and reported on charges of “gross financial misconduct” that had been leveled at prominent Nation’s Future Party members by a state watchdog. According to sources that spoke to Mada Masr, deliberations were underway at the time within the party about possible fallout from the corruption charges, with the dismissal of several key members as a potential outcome.

In response to Mada Masr’s report, hundreds of Nation’s Future Party lawmakers, leaders and members of the public nationwide who described themselves as party members submitted complaints against the journalists.

Lina Attalah, Mada Masr’s editor-in-chief, and the three journalists were called in for investigation on September 7 on charges of violating the sanctity of private life and running a website with the intention of undertaking activities punishable by the draconian 2018 cybercrime law. They were charged with publishing false news with the intention of disturbing the public peace and damaging public interest, causing disturbance via social media, and slander and defamation of Nation’s Future Party members. Attalah, Mada Masr’s editor-in-chief, faced the additional charge of founding a website without a license.

The journalists were released on the same day on bail, which was set at LE20,000 for Attalah, and at LE5,000 for the three other journalists.*

El partido del "Futuro de la Nación" es, como es sabido, desde sus orígenes en 2014 una creación de los servicios de inteligencia militar para ser la interfaz controlada de los militares, el verdadero poder en el país desde su creación moderna. Con la excepción (relativa) del año de gobierno islamista de Morsi, caído por el "no-coup", en Egipto siempre han mandado lo militares. "Mandado" tiene aquí un sentido absoluto, con el control de calles, ministerios, Policía, jueces y medios de comunicación. Cuando lo generales se jubilan acaban al frente de las numerosas fábricas o empresas que controlan. Cuando los militares ven que las cosas no van bien, cambian al militar de turno y ponen otro dentro de sus propias luchas internas. Eso deja con esperanzas al pueblo y se construye un nuevo mito. Con al-Sisi esto ha llegado a su cumbre. Cuanto peor vayan las cosas, más presiona el aparato para convencerte que solo es una "mala interpretación" tuya.

Decir que algo va mal es algo más que decir que algo va mal. Esté tipificado como el peor delito posible: tratar de desunir al pueblo y al Ejército. Esa acusación te lleva a la cárcel, al exilio, te inhabilita y te consideran traidor.

1/5/2022 The New York Times

La acusación contra las periodistas de Mada Masr, como se ha señalado: "publishing false news with the intention of disturbing the public peace and damaging public interest, causing disturbance via social media, and slander and defamation of Nation’s Future Party members"*. No solo es ridículo, sino una señal clara del totalitarismo fundamentalista estatal, la fusión de lo religioso y lo civil en una sola unidad. Al-Sisi se dio cuenta —era entonces el ministro de Defensa del islamista Morsi— que el pueblo vivía alimentado por los mitos religiosos, que se dejaban convencer en las mezquitas y en los mercados por los sacamuelas religiosos que habían acusado a Nasser de impío, al piadoso Sadat por llegar a acuerdos de paz con Israel, y a Mubarak de creerse por encima del bien y del mal, además de no obligar a que su esposa llevara velo. Lo que hizo al-Sisi fue aprovechar la credulidad de los egipcios para convencerles a) de que era un enviado divino; b) que Dios estaba en la base de todas sus decisiones, por ruinosas que fueran; c) que criticar al presidente, a los ministros, a los miembros del parlamento, etc. era "ofender a Dios" e ir contra su voluntad; d) que lo sano y piadoso era aceptar todo lo que dijera el gobierno, medios oficiales, etc. y e) que los críticos, los que denuncian la realidad fraudulenta, falsa son traidores al pueblo, a la Historia y a Dios.

Las acusaciones contra las periodistas es una infamia más del gobierno y la política —si se puede llamar así— egipcia, una fantasía interesada que los propios egipcios ya no creen, pero no pueden decirlo. Nadie les puede ocultar sus miserias reales, las que viven cada día porque las sienten en sus carnes. La labor del gobierno y de los medios es falsearlas, encubrirlas sembrando el país de imágenes del presidente, transmitiendo la idea de que es el líder mundial al que todos vienen a consultar dada su sabiduría natural y los consejos divinos que recibe con cierta periodicidad y en momentos de urgencia.

Las periodistas de Mada Masr son un obstáculo en la creación de la imagen idílica. Son una piedra en el zapato egipcio. Las acusaciones no solo son ridículas, sino que ofenden a la inteligencia. ¿Han llegado a creerse sus propias mentiras o sencillamente ya no pueden ocultarse tras otras por agotamiento del guión? El parlamento egipcio es una mera maquinaria de encubrimiento del gobierno. Recordemos que todos los candidatos a la presidencia fueron detenidos con diversas y absurdas excusas. Tuvieron que buscar un muñeco para que no quedara solo al-Sisi en la carrera por la presidencia. El candidato elegido para presentarse como opositor pidió disculpas y aseguró que era el fan número del presidente contra el que se presentaba. No quería ser el "malo" de la película, su vocación era la de adulador sumiso. Afortunadamente todo pasó rápido.

Los ataques a Mada Masr son casi lo último que les queda contra un medio que ha tratado de dosificar sus críticas, pero que finalmente no puede huir de su responsabilidad social e informativa y necesita decir lo que ve, lo que todos ven en silencio por el miedo a hablar.

Todo ese falso sentido del honor no es más que una cortina de humo del sistema ante las denuncias. Necesitan venderlas como conspiraciones, como "violaciones de la santa intimidad", del honor. Son los nombres con los que la hipocresía del poder tapa sus vergüenzas. 

Attalah decried the charges as an attack on press freedom. 

“It is a shame that journalists who do their job in a professional manner should face complaints which could threaten their freedom, at a time when we need to refrain from antagonism, and to welcome any work critical to those in or close to power,” Attalah said. “What could truly undermine domestic stability is strong-arming into legal punishment any work of criticism based on clear and factual information.”

Hassan al-Azhari, Mada Masr’s lawyer, echoed Attalah’s sentiment. “It’s a bad sign that journalists are being subject to trial for charges under the cybercrime law, which is intended for standard internet users, and that the legislation is being used for its penalties that entail deprivation of liberty,” Azhari said. * 

Que sean las críticas las que puedan deteriorar la estabilidad social es una broma. Es la actuación corrupta y autoritaria del poder la que crea la inestabilidad silenciando sus errores y delitos. Tapar la corrupción con represión es justo lo que hacen las dictaduras lo hagan en nombre de quien lo hagan, Dios, el Pueblo o ambos a la vez.

La represión de esto tiene un límite, la desesperación. Hasta el momento, los poderes reales de Egipto han logrado sustituirse a ellos mismos, presentarse como relevos naturales. Esto quiere decir que cualquier opción salida de fuera de los círculos militar-económicos que controlan el país está condenada, como ocurrió con Mohamed Morsi (ayudado por su propia ineptitud), al fracaso. La desesperación puede volver a sacar a la gente a la calle en cuanto que una simple cerilla caiga sobre ese suelo impregnado con la gasolina de la inoperancia y la propaganda. 


La experiencia de la Primavera Árabe enseñó mucho. Pero también los represores aprendieron. Las leyes egipcias son todo un tejido de impedimentos para tratar de evitar que la información circule y pueda extenderse con contenidos que no les gustan y pueden ser peligrosos para sus propios intereses. Se legisla para el silencio. Aquí hemos traído varías veces este tipo de caso, con Mada Masr en muchas ocasiones como centro.

En Egipto, el acto revolucionario es simplemente dudar del poder, de su origen divino, de su justicia, de sus intereses. Los que lo hacen son perseguidos, atacados, encarcelados, multados. Lo hace muchas veces con el silencio cómplice de países que atienden a sus intereses en la zona. Eso es lo que salva al gobierno egipcio en la mayoría de las ocasiones de reacciones más contundentes a sus ataques a los derechos y libertades. Frente a los egipcios aduladores y copartícipes de los desmanes del régimen, frente a los fundamentalistas, hay un valioso grupo de personas, mujeres en la mayoría de los casos, que ponen la verdad y la libertad de expresión, su capacidad crítica, por delante de los intereses. El silencio no es paz; la propaganda no es felicidad.

Nuestra solidaridad y ánimo ese puñado de mujeres periodistas (es importante señalar ambas condiciones) que cumplen con su función y deberes informando incluso a los que no quieren ser informados. Algún día el pueblo egipcio sabrá lo que les debe. 

* "3 Mada Masr journalists to stand trial for ‘offending’ state-aligned Nation’s Future Party MPs" Mada Masr 28/02/2023 https://www.madamasr.com/en/2023/02/28/news/u/3-mada-masr-journalists-to-stand-trial-for-offending-state-aligned-nations-future-party-mps/


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