Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Uno de los efectos indeseados más frecuentes de la información tal como nos llega es la parcelación de la realidad, la desconexión de lo que se nos ofrece. Un periódico, un noticiario, etc. nos ofrecen una especie de fotografía colocada en un espacio que la enmarca situándola con unos límites y unas conexiones.
La
tendencia a leer y comprender las noticias aceptando su delimitación, un efecto
de su constitución como "texto", acaba produciendo una incomprensión real de lo
que ocurre, que nunca se da en el vacío, sino en un amplio espacio relacional.
Lo más
claro que hemos tenido recientemente son los efectos de la guerra de Ucrania,
algo que hemos ido comprobando cómo tiene efectos más allá de los lugares de
los combates, del campo de batalla. Ese acontecimiento, la invasión, tiene toda
una serie de efectos en cadena que se extienden por todo el planeta, afectando
a la economía, la alimentación (crisis alimentarias), las migraciones... Cada
uno de estos términos son "etiquetas" en las que englobamos
diferentes sectores diferenciándolos, pero todos ellos son parte de ese espacio-tiempo
que habitamos en un planeta globalizado.
Cuando leemos una noticia se nos informa de forma "puntualizada", pero se nos desconecta de otras posibles causas y de los efectos que puede tener. Todo lo más, en algunos sectores (especialmente el económico, un sector en el que cabe todo), se nos dan por parte de los analistas algunos efectos que pueden tener ciertos acontecimientos sobre otros espacios conectados. Los analistas económicos son capaces de valorar parte de los efectos, cuando, por ejemplo, son capaces de especular sobre los efectos que puede provocar en la Bolsa un determinado movimiento económico, político, bélico, etc. Pero eso es solo una parte; es el resultado de su experiencia comprobando cómo se producen movimientos en otros sectores cuando ocurre diversos acontecimientos.
La capacidad de procesar datos
para obtener previsiones de lo que puede ocurrir es lo que ha hecho que se
valores las intuiciones con la ayuda de los grandes procesadores que analizan
el "Big Data", una perspectiva muy diferente a la
"dirigida" del análisis selectivo. El Big Data trata, por el
contrario, de encontrar esos vínculos, esas conexiones entre elementos,
aparentemente distanciados, pero conectados.
Cuando
leemos noticias aisladas debemos realizar el ejercicio de reconexión de lo que
ha sido separado de efectos y causas, de interacciones. ¿Puedo entender, por
ejemplo, la noticia que me ofrece el diario El
Mundo, titulada "Abandono escolar en España: aumenta la cifra de
jóvenes que dejan de estudiar a partir de los 16 años" de otros textos
como los que nos ofrecen RTVE.es, "Crece el ghosting laboral, cuando
prescindes de una empresa sin avisar: "Creo que reciben lo que dan""
y "Los fijos discontinuos se disparan tras la reforma laboral: "Ha
pasado de ser marginal a más del 10% de la contratación""
Mucho me temo que nuestras perspectivas fraccionadas no sirvan de mucho o, todo lo más, para parcheos de una realidad que se nos muestra con distorsiones e inconclusa. Es obvio que no podemos llegar a comprender la totalidad de lo que ocurre y por qué ocurre; nadie tiene esa capacidad. Pero sí es posible, creo, intentar enfrentarse a ella desde otra perspectiva. Se ha ido aceptando que en determinados campos —la biología, la economía...— los fenómenos no están aislados (es la base de la Ecología), que unos tienen efectos, consecuencias sobre otros, ¿por qué no en otros campos? Nada hay más complejo que la realidad social y nada nos debería preocupar más que tratar de entender su funcionamiento o al menos los efectos de nuestras acciones.
La Política se debería ocupar de analizar los efectos de sus propias acciones, aunque a veces parece que su empeño es precisamente el contrario, ocultar sus errores. Los efectos los vemos cada día. Las consecuencias de ignorarlo son enormes y muchas veces se hace imposible pararlas o volver a una situación en la que poder controlar medianamente lo que nos sucede. Por eso nada hay más dañino que quien tiene un gran poder de acción y no se preocupa por los efectos de sus acciones sobre el conjunto. Esto es terrible en un mundo globalizado en el que nadie escapa a nada.
Actuar sin pensar en las consecuencias en un mal demasiado grave en estos tiempos en los que la complejidad aumenta debido al gran número de interconexiones existentes. Actuar con la soberbia del que cree que puede controlarlo todo es muy dañino, peligroso. Por eso se deben evitar las concentraciones excesivas de poder y fomentar el diálogo de forma que se puedan contemplar los riesgos de lo que hacemos. Escuchar está empezando a ser una necesidad desgraciadamente cada vez más ignorada. Lo complejo se vuelve complicado cuando se ignora su propia complejidad.
La vida social es compleja y sistémica, lo que quiere decir que hay muchas relaciones que no vemos o entendemos, pero que están ahí. ¿Se puede mejorar nuestra percepción? Evidentemente, sí. Pero para ello debemos evitar las falsas ilusiones, por un lado, y también los parcelamientos que dejan aislados los fenómenos dando la falsa impresión de que son simples. Como señaló Edgar Morin, "no hay cosas simples; solo simplificadas".
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