jueves, 2 de marzo de 2023

La segunda piedra

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

Que los partidos compitan por ver quién expulsa antes a los corruptos no deja de ser una ironía, un consuelo tonto. Lo esa igualmente que lleven contabilidad de los encarcelados, condenados, imputados, etc. ajenos y andar sacando pecho después.

Hace mucho que hace falta un gran pacto de estado para el control de la corrupción que pusiera el acento en la unidad de los grupos políticos y ciudadanos. Por el contrario, los ciudadanos percibe que la corrupción es un arma arrojadiza y los implicados que sus partidos son los primeros interesados en frenar los efectos de desgaste que todo caso produce.

La corrupción no es algo nuevo ni algo de lo que nos podamos librar fácilmente. La política más adecuada es la que la evita, más que la que la sanciona ejemplarmente. De esta forma entendemos que no solo es cosa de los jueces, sino que hay una tarea previa, la de evitarla.

En todo caso de corrupción política hay una primera responsabilidad ineludible: la de la selección. Toda persona corrupta en un cargo lo es porque ha sido puesta allí por alguien, ha burlado los controles, los filtros, etc. de un aparato de partido.

Los casos de corrupción existentes —no solo este último— están ligados a un modelo de partidos políticos en los que apenas hay debate porque todo se centra en la promoción de los líderes de cada nivel. Mientras esto se cumpla, se cuecen muchas cosas en la sombra.

El sistema de listas cerradas da un inmenso poder a los que deciden quién son incluidos en ellas, que acaban creando redes para conseguir sus fines. De los partidos en constante debate de los inicios de la democracia, que provenían de la clandestinidad, hemos pasado a los partidos "aparato", en donde todo está enfocado a ese equilibrio entre información y silencio, promoción y sombras, que da tantos disgustos a unos y a otros porque muchos de ellos acceden a la tentación.

En RTVE.es vemos la imagen del ya ex diputado del PSOE Juan Bernardo Fuentes Curbelo en cuya muñeca luce dos pulseras rojas con la inscripción "PSOE / icono corazón" a la vez que en su pecho vemos una pequeña chapa roja con el mismo icono del corazón. Es un cartel andante, una declaración de amor a su partido. Basta con los signos exteriores para salir en la foto. Pero es lo que no se veía lo que sale ahora a la luz en esa serie de imágenes expresivas sobre las juergas colectivas realizadas a cuenta de la corrupción.

Cuando una persona de pocos escrúpulos detecta que el lugar más beneficioso para enriquecerse es un cargo político, se procura la forma de acceder a ese puesto. Pondrá en marcha todas operaciones posibles para escalar hasta ese lugar en donde le será facilitado el acceso, generará a su alrededor las redes corruptas con los que conseguir enriquecerse. Pensar que esto es posible sin que en los partidos a los que pertenecen nadie se dé cuenta es un tanto deprimente sobre en qué se centra su atención.

Ahora la lucha se centra en saber quiénes estaban en las listas de "invitados" a la corrupción, quiénes se "beneficiaban" de todos esos contactos, fiestas, cenas, accesos a clubes de prostitución, etc.  Nos cuentan en el artículo en RTVE.es:

Del torrente de mensajes, grabaciones y fotos que ha entregado a la Justicia el intermediario que da nombre al caso Mediador esta cita es la que trae de cabeza al PSOE: "A las nueve de la noche en el Ramsés, mesa para quince. Solo personas del Partido Socialista".

Figura en un mensaje de audio que Navarro Tacoronte envió el 21 de octubre de 2020 al entonces diputado del PSOE para concertar una cena esa misma noche en un conocido restaurante de Madrid, situado en la Puerta de Alcalá, a quince minutos caminando del Congreso.

"Solo personas del Partido Socialista. No pueden entrar los de Vox, ni Podemos, ni arrastrados catalanes ni toda esa gente extraña", continúa el intercambio de mensajes, en el que el "mediador" detalla al diputado que el menú les va a salir a 40 euros por persona porque el resto lo paga "la empresa". Y le dice también que tienen apalabrado "un reservado" con "tranquilidad total" donde nadie tendrá acceso a los comensales, sin riesgo de "fotografías ni rollos raros", según informan Efe y Europa Press. *


Lo más escandaloso del mensaje es ese calificativo de "gente extraña" a los que no sean del partido. ¿Por qué? Evidentemente los organizadores cuentan con la solidaridad y el silencio de grupo, con la pertenencia a un mismo partido como elemento que les da garantía de que nadie va a irse de la lengua, como dicen en las películas de mafiosos (que, por otro lado, es lo es esto).

La corrupción es humana y condenable. Se debe contar con ella como algo que surgirá, igual que con cualquier otra plaga. Si no creamos las condiciones para prevenirla, llegará inevitablemente. La insistencia en un pacto nacional es porque de esta forma se verá que la finalidad de los partidos no es crearla y ampararla. De todas las cosas que ofrece la vida política, a los corruptos detenidos y a los por detener solo les importan tres cosas: poder, relaciones y encubrimiento. La "política", evidentemente, es mucho más, pero en estos casos no es más que una tapadera. No creo que los señalados ahora hayan tenido mucho amor idealista por nada que no fuera dinero y juergas, por muchas pulseras y chapas con "corazones" que se pusieran. Los primeros que no creen en la política son ellos. No ven en ella más que "oportunidades".

Insisto: los corruptos llegan a los lugares influyentes porque no hay controles internos, porque hay un efecto llamada para el enriquecimiento. Les debe salir rentable el riesgo que asumen.

El llamado "caso mediador" estalla en el peor momento posible, ante unas elecciones y con una previsible ruptura gubernamental, lo que permitirá a unos y a otros rasgarse las vestiduras, levantar la voz y sacar la pancarta. El actual sistema está condenado a que se produzcan estos casos, que se repitan en uno u otro lugar, en los niveles municipales, autonómicos o nacionales porque nadie hace nada realmente por evitarlo. Arrastran o son arrastrados por otros sectores, desde los terceros países que ven en ellos las formas de modificar la política exterior (caso del Parlamente Europeo), con empresarios de todo pelaje, etc. Siempre, la tendencia a evitar escándalos acaba produciendo escándalos mayores. No hay forma de protección cuando todo estalla.

La competición sobre quién expulsa antes a los corruptos es casi un chiste cuando esos corruptos se han paseado por el Congreso de los Diputados, celebrado sus fiestas, realizado sus recaudaciones de "mordidas", etc. en un radio muy pequeño alrededor del centro de la política nacional. Ahora queremos saber quién asistió a esa cena reservada a camaradas del partido, mientras se nos dice por el portavoz que "cenar es humano", que "no confundamos". El resultado es una muy mala digestión.

Los casos de corrupción se multiplican y lo seguirán haciendo mientras los políticos corruptos puedan levantar la bandera de que son "perseguidos" y cuenten con que sus compañeros tratarán de esconder o mitigar, según los casos, los efectos de sus acciones por salvar la imagen. ¿no sería mejor controlar quién se nos mete en casa antes de que la líe? Pero mucho me temo que el entramado de relaciones (con cenas o sin ellas) en la política es demasiado complejo. Para los corruptores, la política es como pescar en un cubo, saben que cobrarán pieza seguro, que ellos lo taparán y que pueden conseguir más beneficios. Les funciona; se trata solo de encontrar al adecuado y tentar un poco. 

 * "La juez del 'caso Mediador' rastrea 17 mordidas del exdiputado del PSOE: "Tráeme un bolígrafo"" RTVE.es 1/03/2023 https://www.rtve.es/noticias/20230301/caso-mediador-mordidas-exdiputado-psoe/2428614.shtml

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