martes, 25 de septiembre de 2018

El poder destructivo de los rumores

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Las falsas noticias tienen consecuencias verdaderas, reales. Y estas pueden ser graves, según las circunstancias y lugares. Los bulos y rumores que antes circulaban siempre han formado parte de nuestras sociedades, en las que algunos han comprendido el valor de lo viral, es decir, aquello que se distribuye y comparte. Las redes sociales no han creado nada en este sentido, sino que han intensificado la potencia del fenómeno "viral". Por otro lado, también ha aumentado la verosimilitud de la mentira gracias a la creación de medios, como la fotografía, las grabaciones de sonido o de vídeo. Lo que antes eran rumores, "andar en dimes y diretes", como rezaba la expresión popular, hoy va más allá de la palabra y adopta la apariencia de lo verosímil circulando a través de las redes sociales como fotos o vídeos.
El choque más explosivo se produce cuando las modernas tecnologías se encuentran con sociedades altamente reactivas a los bulos o, si se prefiere, a las "fake news". Lo que antes tenía una reacción local, ahora puede acabar en una incontrolable situación que puede acabar con decenas de muertos. Aquí hemos comentado los efectos que tienen los bulos egipcios sobre los secuestros de muchachas musulmanas por cristianos o la retención de muchas cristianas que desean convertirse al islam. Lanzados intencionadamente, buscan explosiones sociales que se producen con incendios y asaltos a iglesias, con muertos de por medio en muchas ocasiones. Esto ocurre hoy con la mediación de los rumores digitales, cuya velocidad de transmisión en sociedades altamente orales, es enorme. Cuando se detecta el rumor, la falsa noticia, sus efectos pueden ser imparables y los que deseaban desestabilizar y crear un tumulto han conseguido hacerlo.
La agencia Reuters nos traía, en mayo de 2016, uno de los casos más graves de estos años en Egipto, en donde un rumor desencadenaba una revuelta. Lo hacía con el titular "Egypt Muslims attack Christian woman, houses after affair rumour".* Los que deseaban crear un conflicto religioso, sabían perfectamente cómo hacerlo:

CAIRO (Reuters) - Hundreds of Muslims have set fire to homes of Christians in southern Egypt and stripped a 70-year-old woman naked after rumours her Christian son had an affair with a Muslim woman, the local church and witnesses said.
The Christian man fled with his wife and children on May 19, said Ishak Ibrahim at the Egyptian Initiative for Personal Rights. His parents went to the police, fearing for their lives.
The next day, around 300 Muslim men set fire to and looted their house in the southern province of Minya and stripped the mother naked out on the street. They also set fire to and looted six other houses, eyewitnesses told Reuters.*



La rapidez del rumor y la reacción violenta inmediata hacen que sean difíciles de frenar. Este tipo de casos está creando situaciones graves en las que las consecuencias pueden ser imprevisibles. El rumor es como una piedra en el agua, pero las ondas que se crean pueden alcanzar la violencia del tsunami.
El acceso a las nuevas tecnologías en sociedades orales, campesinas en la mayoría de los casos, hace que se produzca una peligrosa mezcla en donde los peligrosos de los bulos se amplifican.
La BBC nos trae una historia ejemplar en este tipo de acontecimientos. Es una historia de la India actual, un país que posee las características precisas para que se produzcan los males de las noticias falsas. Mientras que en el urbano occidente se producen noticias falsas con pretensiones de cambiar las elecciones o en Egipto para provocar  reacciones sectarias religiosas, en la India los objetivos son otros.
El artículo de la BBC, firmado por Soutik Biswas, tiene por título "The Indian policewoman who stopped WhatsApp mob killings" y nos cuenta una historia sobre esta combinación de las tecnologías con sociedades con una estructuras sensibles a los rumores.
El texto comienza contándonos el extraño comportamiento de algunas poblaciones en las que la gente se recogía temprano y se encerraba en sus casas, una situación inusual para la época del año. Los niños desaparecían de las calles y no salían hasta el día siguiente. La policía local de la zona que se nos describe comenzó a mandar informes a sus superiores sobre el anómalo comportamiento de la gente.

Back in the district town of Gadwal, the local chief of police, Rema Rajeshwari, listened to her puzzled constables.
"They said life in the villages had come to a virtual halt after sundown. They said they had never seen anything like this before," Ms Rajeshwari told me.
For the next few days, policemen tried to find out what was happening.
What they discovered was startling. Most villagers had received a video and an audio recording on WhatsApp that had kept them on tenterhooks.
There was a grisly - and evidently doctored - video of a man being disembowelled. And there was an audio recording in the local Telugu language where a male voice said a gang of tribes people, who were involved in highway robberies and burglaries decades ago, had returned, this time, to "steal" human organs.


El miedo a ser secuestrados y acabar sin órganos era suficiente para mantener a las personas recluidas en sus casas, evitando la vida en el exterior. El rumor tenía la forma de un vídeo falso que se da por bueno a través de las redes sociales, de Whatsapp, una herramienta que se ha superpuestos a través de los grupos locales a la estructura social de la zona. Los lazos entre las personas se han reforzado y hecho instantáneos gracias a la tecnología que permiten los teléfonos, las redes y los programas que permiten transmitir informaciones.
Cuando la Policía comenzó a registrar los teléfonos de las personas se encontró con decenas de mensajes de este tipo, falsos relatos —apoyados en evidencias realistas, como fotos o vídeos— que aseguraban los inexistentes sucesos atroces, las más peligrosas amenazas, como esta: «"The child kidnappers are coming to our villages," the message said. "They will throw stones at your door. Don't step out and let your children out. Please circulate this and make it viral."»**
Los mensajes siembran el terror cuando se les da la credibilidad. Los aldeanos de las zonas más empobrecidas, faltos de instrucción, tienen sus ventanas al mundo a través de algo que ha sustituido a las formas orales tradicionales, el teléfono móvil, su puerta de entrada de información sobre el resto del mundo y al que se le da la máxima credibilidad.


El problema está en las reacciones que provoca el miedo. No solo se encerraba la gente por temor. Pocas cosas hay tan irracionales como las reacciones al miedo. Soutik Biswas, el autor, cuenta en el artículo cómo ese estado de miedo se transformaba en ira cuando creía haber encontrado a los autores de los crímenes. Cualquier persona no conocida que pasara por la zona pasaba automáticamente a ser sospechosa. El deseo de acabar con la situación hizo que se produjeran intentos de linchamiento de personas inocentes que simplemente estaban en un lugar poco adecuado. La tensión del miedo provoca las paranoias y lanza contra el extraño en su deseo de "justicia" y liberar tensiones.
Los que crean las tensiones saben en qué áreas o temas trabajar el miedo: "More than 54,000 children were abducted across India in 2016-17, but when police checked the records, they found no recent history of kidnappings in these parts."** Pero, nos cuentan, no había informes sobre desapariciones en la zona. Pese a ello, "the phones kept ringing".
Lo interesante es que la Policía de la zona no se limitó a esperar que se produjeran los disturbios, es decir, los intentos de linchamientos o la retención de sospechosos, sino que actuó en el terreno de la información.


En las guerras de información —y esta lo era— se combate con información. El fuego corta el fuego. Es aquí donde entra la estrategia que permitió frenar los rumores y hacer ver a la gente que no todo lo que llegaba a sus teléfonos eran hechos ciertos, sino que mucho era falso.
El artículo se cierra contándonos las acciones emprendidas por la Jefa de la Policía:

Ms Rajeshwari says the village policemen worked continuously with elders and village council leaders to raise awareness about fake news. The constables added themselves to village Whatsapp groups to keep a watch on the material being shared. The village drummer - a modern-day town crier who performs at weddings, funerals and makes public pronouncements - was mobilised to go around and talk about rumours. Policemen formed cultural groups and travelled to villages, singing songs and performing skits that they had composed about the dangers of fake news.
Beginning a month later, in April, mobs went on to lynch at least 25 people across India after reading the same false rumours spread on WhatsApp. India's government asked WhatsApp to act urgently to halt the spread of "irresponsible and explosive messages".
Far away, in more than 400 villages of Telangana, where the same rumours had sparked tensions earlier in the summer, no lives were lost.
Facts were getting heard, and rumours were being buried.


La estrategia fue la de vigilar la información y contrarrestarla desde dentro, a través de la vigilancia en los grupos de distribución, por lo que el mismo camino recorrido por el bulo, lo recorría rápidamente el desmentido. Pero no solo se trataba de las redes sociales. La estrategia incluye las formas tradicionales de comunicación, del pregonero del pueblo a las canciones interpretadas por los policías convertidos en grupos folclóricos dando recitales por los pueblos. A los que les parezca naif, les recordaremos que es una máxima importante hablar en el lenguaje en que va a ser mejor entendido. Usar los canales orales o ir a los centros de prestigio, a los ancianos líderes de las aldeas, es una buena estrategia, ya que la "autoridad" de la información es clave para su credibilidad.
Lo interesante es que la Jefa de Policía, la Sra. Rajeshwari, diversificó sus acciones para hacerlas más eficaces, lo que implica un conocimiento profundo de la psicología social y de las reacciones ante la información.
Las falsas noticias no son una cuestión única de las elecciones o de una Rusia desestabilizadora. Son un arma social que se usa a menudo con fines diferentes, personales o colectivos.
En julio pasado, La Vanguardia se hacía eco del problema de las falsas noticias en la India y de los contactos entre su gobierno y la dirección de Whatsapp para tratar de encontrar alguna solución, dado el uso peligroso de la herramienta de comunicación en el país.


WhatsApp ha anunciado recientemente en su blog oficial un par de novedades que contribuirían a la limitación de la capacidad de distribución de mensajes problemáticos: desde la etiqueta “Reenviado” que ahora acompaña los mensajes que no son originales, a la limitación de la cantidad de mensajes que se pueden reenviar desde una cuenta, especialmente dura en la región de la India: no más de 5 mensajes simultáneos por chat y usuario.
Estas iniciativas, sumadas a diferentes campañas de sensibilización y educación sobre las noticias falsas e incluso un concurso de ideas con premios en metálico para destinar a su desarrollo, están probándose escasamente eficaces y el asunto cada vez toma un cariz más urgente.
Esta misma urgencia es la que está convirtiendo la India en el ejemplo extremo del potencial peligroso de las llamadas fake news y el banco de pruebas ideal para empezar a poner soluciones sobre la mesa a un problema que afecta a nivel mundial.***



A las empresas de tecnología no les interesa lo más mínimo esta asociación negativa de su nombre con hechos violentos. Todas las medidas que se tomen para evitar el problema o limitar su alcance pueden ser probada. India es, como se señala, un campo de pruebas.
Queda preguntarse a quiénes benefician. Eso es más complicado, pues no siempre quedan claros sus fines más allá de la creación de caos y conflictos sociales. A veces buscan desprestigiar a las propias herramientas utilizadas. Hay muchos interesados en cerrar redes aludiendo a su "peligrosidad". Buscan con ello aislar a los países o grupos, evitando la pérdida de la influencia. No sabemos cuál es la intención de expandir los bulos sobre los secuestros de niños, el robo de órganos o cualquier otra circunstancia. Cabe, incluso, pensar en que muchos de ellos son resultado de la mera irresponsabilidad de algunos; en otras ocasiones, en cambio, son calculadas para crear un conflicto o desencadenar reacciones explosivas, como ocurría en la noticia egipcia, destinada a crear conflictos religiosos.
La nueva tecnología está ahí. Pero la comunicación ha estado siempre, como las mentiras, los bulos, los rumores, las difamaciones, antes de que existieran los dispositivos que hoy las distribuyen. Hoy llegan más lejos, más rápido que nunca.  



* "Egypt Muslims attack Christian woman, houses after affair rumour" Reuters 25/05&2016 https://af.reuters.com/article/topNews/idAFKCN0YH24B
** "The Indian policewoman who stopped WhatsApp mob killings" BBC 25/09/2018 https://www.bbc.com/news/world-asia-india-45570274
*** "WhatsApp y la India lideran la lucha mundial contra las Fake News" La Vanguardia 26/07/2018 https://www.lavanguardia.com/tecnologia/20180726/451104235175/whatsapp-india-fake-news-lucha-estrategia-servicio-de-pagos.html

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