Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
La
lectura del titular "MP Drafts Law To Jail Anyone Insulting
Historical Figures"
me deja de nuevo en estado de perplejidad. ¿Mandar a la cárcel por
"insultar" o "difamar" a las "figuras históricas"?
¿Es serio? Pues sí.
Los parlamentarios egipcios son una fuente de originalidad
sin límite en sus propuestas, que fluyen sin importarles los problemas reales
del país. Ayer mismo, los titulares de la prensa definían El Cairo como la
ciudad más poluta del planeta ("Cairo most polluted city on Earth,
report" Daily News Egypt 01/09/2018). ¿La solución egipcia? Hacerse una
capital limpia y cristalina para todos aquellos que puedan pagarse el cambio de
residencia. "A grandes males, grandes remedios", dice el refrán. Si
quejarse de la polución o de las aguas del Nilo y no querer beberlas te puede
suponer, como a la cantante Sherine, detención y arresto de meses por insultar
al Padre Nilo, lo mismo puede ocurrir si prospera la propuesta del
parlamentario egipcio.
Esta es la información de la que no omitimos nada para que
se comprenda en toda su magnitud heroica:
According to Egypt Independent, a draft law has been
presented by Amr Hamrouch, Head of the Egyptian Parliament’s religious
committee, to fine and imprison anyone who defames a historical figure.
Citing the protection of tourism in an
interview with a local media outlet, Hamrouch proposed that the law would fine
any first-time ‘offenders’ between LE 100 thousand and LE 500 thousand as well
as a prison sentence three to five years. Repeated offenses, Hamrouch suggests,
can result in LE 500 thousand and LE one million fines and reach a 5-7 year
jail sentence.
“A lot of people seeking fame have been
repeatedly insulting several historical figures, who have played an important
role in Egypt’s history, accusing them of outrageous things, all to seek
revenge and destroy the image of Islamic and historical figures. So I felt the
need to defend those figures,” said Hamrouch according to Egypt Independent.
Hamrouch stated that the drafted law was in
response to his observation of attacks on reputed Egyptian figures such as
Hatshepsut and Ahmed Orabi.
The law draft has gained wide criticism and was
accused of acerbating Egypt’s already-restricted freedom of expression. To
these claims, Hamrouch responded that other ‘countries’ have similar laws which
protect major figures in the field of sports and arts.
“We have to work on preserving the legacy of
historical, national and educational figures such as Ramses, Zuweil and Magdy
Yaacoub. All claims that the law is trying to shut mouths are not true,” he
added.
The law-maker has stirred controversy by
actively attempting to criminalize atheism last year.*
Suele ser habitual que las cosas más raras vayan acompañadas
de afirmaciones sobre que son frecuentes en otros países. En este caso, el
legislador afirma que se extiende a los artistas y a los deportistas, algo
realmente insólito. Y todo por la "protección" del "turismo", en cuyo nombre cada vez se hacen más cosas que les espantan.
Una fuerte vocación de algunos egipcios es la de de sacerdotes del templo de la Historia. Para ellos Egipto sigue
siendo la Madre del Mundo, un título que les obliga a ser estrictos y vigilantes y,
especialmente, se usa para acabar con cualquiera que dude de ellos. Esta especie
sacerdotal se considera guardiana de la respetabilidad y con la capacidad de
imponer a los demás sus visiones del pasado, presente y futuro.
Entre los nombres citados anteriormente como necesitados de
la protección del señor Amr Hamrouch, se encuentran desde Hatshepsut —una ambiciosa
faraona de la XVIIIª dinastía que consiguió permanecer en el trono más que
muchos otros— a un prestigioso cirujano, nombrado sir en Reino Unido, Magdy Yacoub, que puede
defenderse él mismo si es necesario porque está vivo y con buena salud. Lo más probable es que a Sir Magdy Yaacoub le hayan salido críticos por trabajar con una fundación de Qatar algo que hoy está muy mal visto, como sabemos.
Este protector de las figuras históricas, como ocurre en
otras ocasiones, no hace sino un ejercicio de vanidad en el que se ve
como un juez divino. La pretenciosidad de algunos egipcios endiosados está
necesitada de un Moliere que deja al descubierto las carencias de este tipo
nacional único, característico, una joya para comedias y novelas. Pero también correría riesgos. Reflejar lo negativo de la sociedad les parece también a algunos de muy mal gusto, como se ha visto en las críticas oficiales a algunas series de Ramadán o hacia películas que retratan un mundo poco ejemplar.
No debe dejarse por menos importante la vocación carcelera
que suele acompañar a estos denunciantes. Nada les satisface más que encerrar a
la gente porque opinan de forma distinta. Nos dicen del autor de la propuesta que ya trató de encarcelar
a los ateos, tipificándolos como criminales,
una vez más, ya que atentan contra la proverbial religiosidad egipcia. Otro
ejercicio de tartufismo.
En cada uno de estos piadosos egipcios, protectores de la fe, de la historia y de lo que se tercie, martillo de herejes, hay un autócrata. Es
difícil encontrar un lugar en el que haya más dictadores vocacionales que en
Egipto y, especialmente, en su parlamento, del que salen las más peregrinas
propuestas, siempre a costa de la libertad ajena. En vez de dedicarse a
solucionar los múltiples problemas del país, su principal preocupación es cómo meter
en la cárcel a alguien que hable mal de los faraones, de Mo Salah o de
cualquier otro que entre en sus parámetros de divinización histórica.
Convertido en cabeza del Comité de Asuntos Religiosos del
Parlamento, el señor Amro Hamrouch se siente como un nuevo sacerdote del templo, el guardián de la puerta de entrada. Esperemos que el sentido común de alguien frene este borrador y dejen que la Historia siga su curso como la bolsa, con subidas y bajadas.
Sigo sin comprender hacia dónde van los esfuerzos de reforma religiosa, de democratización y de reconocimiento de los Derechos Humanos en Egipto. Lo digo sinceramente, con dolor y melancolía. Mientras los discursos van por un lado, los hechos van en la dirección contraria. Hay algo enfermizo en esta forma de entender el estado y el poder, en entenderlo como una visión unilateral del mundo en la que unas élites paternalistas hacen constantemente ejercicio de imposición autoritaria al resto del país de sus opiniones. Se libran de los islamistas para seguir haciendo lo mismo, un ejercicio constante de intolerancia y dogmatismo. Es una pena que el parlamento egipcio, que el régimen en su conjunto, solo sea capaz de prohibir una y otra vez.
Los viejos templos de los faraones tenían sus guardianes. Hoy siguen vigilantes, atentos a la discrepancia, prestos a saltar.
* "MP
Drafts Law To Jail Anyone Insulting Historical Figures" Egyptian Streets
2/09/2018 https://egyptianstreets.com/2018/09/02/egypt-considers-jail-time-for-those-insulting-historical-figures/
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