Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
La información
dada por el diario El País debería resultar sorprendente para todos, pero me
temo que no sorprenda a nadie. Con el titular "Cada vez menos gente quiere
trabajar con Trump", el diario nos trae la triste realidad de lo que está
ocurriendo en la Casa Blanca. Pese a la retórica oficial y al tono
triunfalista, no es fácil encontrar las personas que aguanten ni trabajo ni,
especialmente, al jefe. Es un signo evidente de que algo pasa o se teme que
ocurra.
Señala
El País:
Hubo un tiempo en que trabajar para la Casa
Blanca era un privilegio. Entrar en los segundos y terceros niveles de mando de
la nación más poderosa del mundo abría las puertas a un futuro prometedor. Daba
al elegido ese toque de experiencia premium y contacto exclusivo que tan
apreciado es por las élites de Washington. Eso era así antes del terremoto.
Con Donald Trump, la corte ha cambiado. Para
muchos candidatos, al frente de la Casa Blanca ya no hay una idea de nación,
sino un hombre enfadado con el mundo, que desprecia a sus vecinos y no duda en
utilizar el látigo de Twitter para humillar a sus propios colaboradores. Un
gobernante asediado por un escándalo que todo lo devora y que le ha obligado
hasta a contratar un abogado privado. Los efectos de ese universo en llamas, de
sus continuos sobresaltos e incierto futuro, han alterado los equilibrios
tradicionales. Lo que antes eran puestos por los que se peleaba a dentelladas,
ahora son despachos radiactivos, capaces de contaminar a quien los tome. Los
datos hablan por sí mismos.*
La idea
de "hombre enfadado con el mundo" es expresiva y sugerente pero mucho
me temo que se quede corta respecto a la realidad. En su mentalidad competitiva
y agresiva, Trump ve el mundo como algo en donde obtener victorias y éxitos. En
el tiempo que lleva en la presidencia no ha sentido que haya algo ya hecho sino
que todo se ha convertido en algo que debe deshacer.
Y ese algo que se convierte en "programa" es deshacer el legado Obama,
que pasa a ser una línea de acción. Carente de cualidades políticas en un
sentido de armonización, carente de una idea de "estado", Trump es un
agitador profesional, segundo aspecto destacado de su personalidad. Con este
perfil tan definido, no es fácil encontrar un grupo humano que le respalde por
sus posibles virtudes, por lo que se debe recurrir a la familia.
Tirar
de la familia es ya un fracaso organizativo y relacional. Supone un déficit
básico de confianza en las personas más allá del "clan", lo que
convierte el poder a una fase tribal. Que los Estados Unidos dependan de la
familia Trump no deja de ser insólito en una administración moderna. Es
consecuente con el dato que el diario nos facilita: allí donde George Bush hijo
había confirmado a 130 cargos y Barack Obama a 150, Donald Trump apenas lo ha
hecho con 43. La cifra habla por sí sola y muestra la dificultad que Trump
tiene para abrir el círculo y confiar en la personas. Por muy
"personalista" que sea el sistema presidencial norteamericano, este
necesita de cargos que trabajen con confianza y no con terror, como ocurre
hasta el momento.
Cuando
Trump resultó elegido, comentamos en algún momento el perfil del personal que
podría acompañarle en la Casa Blanca. Una persona que no ha sido del Partido
Republicano, que está acostumbrado a mandar toda su vida, con una personalidad
ególatra y narcisista que le lleva a considerarse un enviado mesiánico que
confía en su intuición y exige devoción absoluta y entrega a quienes le
rodean... no lo tiene fácil para componer equipos. No es solo que no haya
conseguido más gente, sino que ha perdido por diversas causas a personas,
algunas de ellas le traerán más problemas de los que ya le han traído, como es
el caso de asesor de defensa Mike Flynn, uno de los puestos más delicados de
cualquier presidencia, sobre el que parece ser que incluso la saliente
administración Obama le advirtió. La expresión "susceptible de
chantaje" (se refiera a lo que se refiera) debe resonar en sus solitarias
noches entre tuit y tuit.
Sin
embargo, el estado crítico de Donald Trump se muestra desde el inicio en su
relación con Reino Unido y en especial con Theresa May, a la que parece haber
gafado, pues no ha levantado cabeza desde aquella visita que asombró al mundo y
que a Trump le debió parecer una simbólica reparación de la independencia de la
colonia.
Con el
sentido histórico que la caracteriza, Theresa May quiso ser la primera en
invitar a Trump a visitar Reino Unido. En aquellos momentos, la lideresa
británica se veía cogobernando el mundo junto a Trump, Mr Brexit, y doblegando
a la infame Europa, un incontrolable parásito existente al otro lado del Canal.
Pero invitar a Trump tiene sus riesgos, como se ha visto por donde ha pasado.
Con el titular "Queen's Speech: Donald Trump's UK state
visit in fresh doubt", la BBC siembra las dudas sobre la viabilidad del
viaje tras el silencio de la Reina en su discurso. Trump no aparece en la
agenda:
Donald Trump's state visit to the UK is in
fresh doubt after there was no mention of it in the Queen's Speech.
The US president accepted the Queen's
invitation for him to travel to Britain when Prime Minister Theresa May visited
Washington in January.
There have been reports that Mr Trump has
changed his mind and does not want to visit while there is potential for
protests against him.
But a Trump official told the BBC: "The
two governments are discussing dates."
Number 10 said the Queen had not mentioned the
visit because no date had been set.
Wednesday's Queen's Speech at the State Opening
of Parliament saw the monarch announce the government's legislative programme
for the next two years.
The Queen also uses the speech to set out her
official plans for the year.
She said she looked forward to welcoming King
Felipe VI and Queen Letizia of Spain for their state visit in July, and hosting
the Commonwealth summit in April next year.
But there was no word about Mr Trump's state
visit. October had been suggested as a possible date.**
Recordemos que cuando la señora May invitó a Trump, el
propio "speaker" de la cámara dijo que visitar a la Reina había que
ganárselo y que ser recibido por el parlamento implicaba una altura que el
recién llegado a la Casa Blanca distaba mucho de mostrar. No se quedó corto
tampoco el alcalde de Londres, que ha pasado a ser otra de sus obsesiones por
aquello de que es musulmán. Hay otros musulmanes que le invitan a bailar con
espadas y le compran armas, pero esos no tienen un pueblo detrás que les exija por
sus actos y ante el que responder, sino solo súbditos que agachan la cabeza más
de la cuenta.
Además de las cuestiones sobre la propia trayectoria de
Trump —la Reina, a sus años, es muy cuidadosa con las manos que estrecha— y de
sus actuaciones políticas, un punto clave es la multitudinaria protesta que se
podría organizar en Londres con la llegada del presidente norteamericano. Trump
teme encontrarse con un clima hostil, por decirlo de forma suave. US News
titulaba hace apenas unas semanas "London Mayor Wants Trump State Visit
Canceled"***.
Los choques comenzaron hace tiempo, con la idea de las
prohibiciones a entrar en los Estados Unidos que los jueces han echado abajo.
Sadiq Khan mostró el deseo de pagarle con la misma manera, declararle persona
non grata. US News señala:
London Mayor Sadiq Khan has again signaled he
thinks government officials should rescind U.S. President Donald Trump's
invitation for a state visit to Britain later this year.
"I don't think we should roll out the red
carpet to the president of the U.S.A. in the circumstances where his policies
go against everything we stand for," Khan told Britain's Channel 4 News on
Monday.***
Gracias a Trump, la diplomacia ya es otra cosa. Hasta la casi siempre neutral Suiza pide que se le declare persona non grata, según informa la Deutsche Welle. El hombre que dijo que gustaba a Barack Obama pero que este no lo quería reconocer, se encuentra solo. Por cierto, también gafó a Bill O'Reilly, el entrevistador de la Fox News que recogió ese momento increíble.
A Trump siempre le queda la opción de seguir recibiendo
rusos en el despacho Oval y echarse unas risas y confidencias e intercambiar
micrófonos. Le queda ir abrazando dictadores por el mundo, que no son pocos.
Como va sacando a los Estados Unidos de las distintas asociaciones,
instituciones y tratados, cada vez tendrá que viajar menos. Lo malo es que eso
le hará concentrarse en los asuntos domésticos. Pero, que aguanten, que para
eso le han votado. Y a la familia, claro.
*
"Cada vez menos gente quiere trabajar con Trump" El País 21/06/2017
http://elpais.com/elpais/2017/06/20/opinion/1497970567_233639.html
**
"Queen's Speech: Donald Trump's UK state visit in fresh doubt" BBC
21/06/2017 http://www.bbc.com/news/uk-40356303
***
"London Mayor Wants Trump State Visit Canceled" Us News 6/06/2017
https://www.usnews.com/news/national-news/articles/2017-06-06/london-mayor-sadiq-khan-wants-trumps-state-visit-to-britain-canceled
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