Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
La
fusión extrema de la política y los medios da lugar a una especie de paradoja
del lenguaje en la que cuando logras que todos digan que estás muerto sea el
momento en el que estés más "vivo" ya que todos hablan de ti. Cuanto
más se ataca a Trump, más se le encumbra. Eso es lo que dicen las encuestas,
que lo sitúan en primer lugar.
Lo
terrible e ilustrativo del caso es la duda en la que hace vivir a sus rivales y
asesores: ¿deben rebatirle? Cuando los demás tratan de ignorarle, Trump les
provoca con nuevos ataques y declaraciones. De las cinco noticias más leídas en
este momento en The Washington Post, cuatro tienen a Donald Trump, tres de
ellas en solitario y una en grupo.
Tras el
debate de los candidatos republicanos organizado por la cadena Fox, Trump ataca
a una de las periodistas de la casa, Megyn Kelly, con lo que genera titulares.
Como reacción, el blog conservador RedState produces nuevos titulares: retira
la invitación a participar en el debate a Trump e invita a la periodista en la
que el candidato había visto "sangre en sus ojos" mientras le dirigía
las preguntas.
Eric
Erickson, el responsable de RedState, explica así en el blog porqué ha desinvitado al candidato:
He is not a professional politician and is
known for being a blunt talker. He connects with so much of the anger in the
Republican base and is not afraid to be outspoken on a lot of issues. But there
are even lines blunt talkers and unprofessional politicians should not cross.
Decency is one of those lines.
As much as I do personally like Donald Trump,
his comment about Megyn Kelly on CNN is a bridge too far for me.
In a CNN interview, Mr. Trump said of Megyn
Kelly, “You could see there was blood coming out of her eyes. Blood coming out
of her wherever.”
It was not the “blood coming out of her eyes”
part that was the problem.
I think there is no way to otherwise interpret
Mr. Trump’s comment. In an attempted clarification, Mr. Trump’s team tells me
he meant “whatever”, not “where ever.”*
Es lo que podríamos llamar casi un "panegírico
negativo". Ha conseguido que la "sangre" se convierta en un
asunto de "decencia", la nueva línea roja que Trump se ha saltado
después de dudar del heroísmo de John McCain e irritar a muchos. Pero también divertir a otros que no tienen esos "problemas"
con la sangre de héroes o mujeres. Unos habrán escuchado "whatever" y
otros "where ever", Mañana será otro día.
Pero puede que esta vez se haya encontrado la línea
estratégica para reducir a Trump: sus problemas con las mujeres, por decirlo
así. El profundo machismo del que ha hecho siempre gala, unido a su mal
educación, puede que le pase ahora factura. Por lo pronto ha sucedido lo que
parecía impensable: que alguien renuncie a tenerlo como centro del show. Un
debate es político, pero también es mediático, busca audiencias. Una cosa es el
candidato político más interesante y otra el que ofrece más espectáculo, que no
tienen porqué coincidir. La Fox situó a Donald Trump en el centro de los
candidatos, un puesto privilegiado en el debate. Cuando intervenía un candidato, pertía la campaña para observar las reacciones gestuales de Trump. Sabía dónde estaba el
espectáculo; lo que no sabía era cuál sería el argumento.
Para The New York
Times, Donald Trump representa la culminación de un problema: el machismo
republicano. Solo hay una candidata, Carly Fiorina —una ejecutiva, la primera
mujer en liderar una empresa del top20 norteamericano, la HP— y fue marginada
del debate de la Fox. Con ello, quedó reducido a un grupo de hombres dando su
visión sobre temas de las mujeres, cada candidato opiniones más conservadoras.
Eso ha llevado a los analistas a señalar que quien realmente perdió el debate
fueron las mujeres.
La gota que colmó el vaso fueron los ataques a la periodista
Megyn Kelly. Señalan en The New York
Times:
Jennifer Horn, the Republican chairwoman in New
Hampshire, focused her frustrations on Mr. Trump, who leads recent opinion
polls for that state’s first-in-the-nation primary.
“Megyn Kelly is an intelligent, successful,
educated, professional woman, and the comments and tweets from Donald Trump
were demeaning and chauvinistic,” Ms. Horn said. “There’s a big difference
between being politically correct and being respectful, and Thursday night
Donald Trump was not respectful to women.”
Whit Ayers, a veteran Republican pollster who
is advising Mr. Rubio’s campaign, said that “Trump only hurts Republicans among
women if he becomes the nominee, which he won’t.”**
Puede que sean finalmente las mujeres las que logren parar a
Donald Trump. La estrategia habitual es lanzar la piedra y sacar las dos manos,
es decir, insistir en ello. Puede que allí donde le ha salido bien, aquí le
salga mal si se tiene que enfrentar a las mujeres periodistas en los próximos
encuentros. En este sentido, ya no se le permitirá marcar la línea, sino que se
verá obligado a entrar en un terreno cuya argumentación es nula centrándose en
el insulto y la descalificación. A eso Trump le llama "no tener tiempo
para ser políticamente correcto", algo que se volverá contra él porque le
exige un tono que le llevará a seguir atacando a las mujeres para su propia
defensa. Trump no retrocede, no se retracta. Todo lo más puntualiza. Y eso se puede volver contra él en ciertos aspectos.
El "incidente" con Megyn Kelly durante el debate
tuvo como centro los insultos dirigidos por Trump contra la actriz y
presentadora Rosie O'Donnell. Trump ha declarado posteriormente que fue lo mejor de la noche, señal clara de que siempre avanza.
La UPI lo cuenta en estos términos:
WASHINGTON, ago. 7 (UPI) -- Rosie
O'Donnell fue a Twitter para responder al comentario de Donald Trump
refiriéndose a ella como una "cerda gorda" y otros términos
denigrantes.
"Trata de explicarle eso a
tus hijos", escribió la ex panelista de The View minutos después de las palabras de Trump.
El incidente ocurrió cuando Trump
interrumpió a la moderadora del debate, Megyn Kelly, cuando ésta lo confrontaba
sobre los comentarios sexistas que hizo en el pasado.
"Has llamado a las mujeres
que no te gustan 'cerdas gordas', 'perras', 'cerdas' y 'animales
asquerosos'", dijo antes de que Trump se metiera en la conversación.
"Sólo a Rosie O'Donnell", expresó antes de la reacción escandalosa
del público.
"No no fue", respondió
Kelly. "Para que quede claro, fue más que a Rosie O'Donnell. Tu cuenta de
Twitter tiene varios comentarios negativos sobre la apariencia de las mujeres.
Una vez dijiste a una participante en Celebrity
Apprentice que sería una imagen bonita verla en sus rodillas. ¿Eso te suena
como el temperamento de un hombre que debemos elegir como presidente?"
Trump respondió expresando que
eso es parte de un "gran problema que este país tiene".
"Francamente no tengo tiempo para ser políticamente correcto",
añadió.***
Tradicionalmente, el voto femenino ha ido a los
demócratas. Ahora ven cómo ese voto se muestra perplejo por las palabras de
Trump y las propuestas del resto de los candidatos, que se hacen educadamente pero tienen escandalizadas a muchas mujeres que temen
una regresión en derechos ante la postura de los republicanos. La imagen que transmiten es la de un club machista decidiendo sobre el destino de las mujeres.
La política norteamericana —como muchas otras— obliga a
decidir entre la economía, la política exterior y aspectos sociales que afectan
de forma distinta a hombres y mujeres. Los republicanos parecen especialmente
propensos a realizar políticas que muchas mujeres consideran lesivas para sus
derechos. Y eso les cuesta votos.
Los insultos machistas de Donald Trump le llevan a un
callejón sin salida. Cuando intentó centrar el insulto de "cerda
gorda" solo en Rosie O'Donnell intentó ganar a una parte del electorado
republicano que no caerle simpática la presentadora, que se reconoció lesbiana
en 2002 y que hizo de su matrimonio con su compañera un caso público. O'Donnell
ha sido reconocida, además de por su activismo, por la defensa de los niños desasistidos
con una importante fundación de ayuda. A Trump no le salió bien el "insulto"
con el que trataba de hacerse indirectamente con el voto de aquellos que están
en contra del matrimonio homosexual o simplemente de la homosexualidad pensando
que aceptarían su "punto de vista".
La presión femenina debería aumentar sobre Trump. Por ese
lado no tiene escapatoria y, sobre todo, cada vez que una mujer le pregunte por
el tema arremeterá contra ella quedando en evidencia. El hecho de que como
consecuencia se le haya excluido de un próximo debate es importante porque es
ponerle en la zona de silencio. Es cierto que eso no le preocupará mucho y que
generará titulares quejándose de que se le teme y por eso se le excluye, que se
evita que el pueblo le escuche, etc., pero es una señal que se manda al
electorado.
The Washington Post da cómo claro ganador del debate a
Trump. Pero ¿qué significa "ganador"? ¿Lo es en términos políticos, mediáticos o ambos? Otro
artículo del diario le señala ganador, pero apunta a que es el principio del fin. Lo mismo hace el
diario El País entre nosotros, aunque no menciona una sola palabra del
incidente sobre las mujeres. Poco olfato político, desde luego; toda la prensa americana
lo recoge. No es una anécdota.
Puede que el próximo presidente de los Estados Unidos sea
una mujer. Hillary Clinton depende ahora de sus errores, piensan los
demócratas.
**
"Fear That Debate Could Hurt G.O.P. in Women’s Eyes" The New York
Times 7/08/2015
http://www.nytimes.com/2015/08/08/us/politics/fear-that-debate-could-hurt-gop-in-womens-eyes.html
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