Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Los
diarios egipcios viven la resaca de la celebración de la inauguración de la nueva
sección del Canal de Suez. A falta de conocer los datos sobre presupuestos y
estimaciones, los medios se hacen eco de las distintas formas en que se ha
celebrado, tanto las instituciones como los particulares. Las voces críticas
con el proyecto —no con el proyecto en sí, sino con su instrumentación y falta
de información— son acalladas por el griterío callejero de las celebraciones y
las canciones escritas para celebrar el acontecimiento.
El tono
general es de celebración, algo que anímicamente necesita el pueblo egipcio.
Hace falta creer en el futuro y eso es lo que representa el Canal, un futuro
que se les escapa desde hace muchos años y que sigue incierto. No sé si el
Canal logrará ser rentable, pero el rendimiento se lo están sacando desde el
punto de vista de la ilusión en el proyecto.
La
financiación del Canal se ha hecho recolectando dinero. El Estado hizo un "llamamiento
patriótico" que, según cuenta Mahmoud Negm en Al-Ahram Weekly, fue respondido en un 90% por articulares y un 10%
por empresas. En el artículo titulado "Investing in the new canal"
explican el procedimiento:
In mid-September 2014, it took Egyptians just
eight days to buy the entire offering of government bonds, called the Suez
Canal Certificates and worth LE64 billion or more than $8.5 billion, being used
to cover the cost of extending the Suez Canal Corridor and widening the
existing waterway.
The project and its political repercussions are
still subjects of debate, and some have been asking whether the investors who
bought such a massive amount of bonds 11 months ago did the right thing.
Some acted for patriotic reasons and to bolster
a government they wanted to see succeed. Others bought the bonds because of the
high returns promised.
The bonds, maturing in five years, came in
three denominations of LE10, LE100, and LE1,000. The LE10 bonds give the bond
holder quarterly payments of the 12 per cent annual interest carried by the
bonds, whereas the two higher denominations pay the cumulative interest at
maturity.
The bonds were not the only financial
instrument available for people wishing to invest at the time, other options
including savings accounts, foreign currencies, gold, and investing in the
stock market.
The question is how the Suez Canal bonds
compare with these other options.
The Egyptian stock market’s main index, the
EGX30, dropped by more than 13 per cent between 15 September 2014 and the end
of July 2015, meaning that investing in the stock market would not have been a
better idea.*
La generosidad egipcia para con el proyecto necesita
completarse con la necesidad lógica de creer en él. Son millones los egipcios
que han invertido en este proyecto y que esperan unos, como se dice en el
artículo, obtener resultados "patrióticos", otros "económicos".
Los primeros son importantes ahora; los segundos pueden serlo en el futuro
próximo cuando empiecen a darse los resultados.
Lo que parece evidente es que el éxito del proyecto del
Canal no depende de Egipto, sino del aumento del tráfico que pueda generar. Los
proyectos que se exponen entran en el terreno de los deseos, pero esos deseos
tienen que llegar a otros para que el cálculo se cumpla y el proyecto funcione.
Tendrá que evitar que el Canal se convierta en su propia versión del
"cuento de la lechera".
Hace unos días, Egypt
Independent introducía las opiniones de los economistas respecto a la
rentabilidad del proyecto en función de las estimaciones de crecimiento de la
economía mundial:
However, Bloomberg says that the government has
not made "viability studies" to public in order to illustrate the
ways of receiving returns on the LE64 billion in investments.
In order for the Egyptian government to reach
its targeted traffic goal, global trade would have to rise 9 percent a year,
according to a report released on Monday by Capital Economics, which is very
unlikely given the IMF estimate of only 3.4 percent over 10 years.**
Los escépticos se temen que el Canal sea un gigantesco
decorado para una película en la que los protagonistas extranjeros no lleguen.
Son tantos los factores de incertidumbre en la zona y en el propio Egipto que
no es fácil hacer estimaciones reales de lo que puede suponer para la economía
real. Se ha criticado al gobierno convertir el Canal en un elemento
propagandístico más que en una herramienta económica que traiga desarrollo.
El hecho de que se haya hecho con la inversión de los egipcios, con sus propios
ahorros e ilusiones es un factor político más que habrá que tener en cuenta
porque establecerá una percepción particular del Canal. Se medirá no solo por
su eficacia sino también por su rentabilidad, como señalan en Al-Ahram Weekly. No todo es patriotismo
cuando se trata del bolsillo. Y si no funciona como se ha señalada, tendrá un coste político añadido.
La política de "seguridad" y "obras
públicas" es cara en términos políticos y también en económicos. Está por
delante otro proyecto megalómano: la construcción de una nueva capital para
Egipto. Esto es algo más complejo que hacer 72 kilómetros de Canal. Y tendrá
—de ir más allá de las maquetas— consecuencias sociales más importantes, puesto
que afectará a la vida cotidiana de millones de egipcios, algo que el Canal no
hace.
Una parte de la prensa local ha tomado el Canal recoge las
opiniones exteriores de forma distorsionada. Mada Masr da cuenta del caso del artículo publicado en la revista
Forbes del que solo se han recogido frases positivas, eliminando la crítica:
Wednesday’s newspapers were full of headlines
about a report by Forbes allegedly celebrating the New Suez Canal project.
The state-owned Al-Ahram newspaper,
independently owned Al-Masry al-Youm and Al-Watan, among others, reported that
Forbes described the project as "a great achievement that would help Egypt
present itself on the world stage as a country heading in the right direction.”
The local coverage however failed to mention
that this sentence was followed by a disclaimer: “But it shouldn’t be forgotten
that its stability today is fragile.”
The Forbes piece is an opinion article by Chris
Wright, with a footnote explaining that opinions expressed by Forbes’
contributors are their own.
Local newspapers entirely overlooked his
criticism of the project. They included his reference to the completion of the
project before the deadline and his citing of Egyptian officials saying the new
canal would increase daily traffic from 49 to 97 ships by 2023.***
La cuestión de la "estabilidad" es absolutamente
esencial. Y "estabilidad" no quiere decir solo "seguridad",
como parece entenderse en términos del gobierno egipcio. Implica algo más que
mantener el "orden público". El gobierno se ha ido desprendiendo (y
viceversa) de muchas de las fuerzas que lo apoyaron inicialmente. Esas fuerzas
que se han distanciado poco a poco, algunas están ya en contra, estimado que se
las ha utilizado como fachada de un retorno al militarismo al poder.
El presidente Al-Sisi necesita su gran obra, su "presa de Aswan", su "puente Mubarak
de la Paz", algo con lo que demostrar a los egipcios que está y están
dentro de la Historia, una obsesión construida a golpe de retórica, con la que
se cultiva el ego nacional. No es con este tipo de acciones como se logra, pero
es más fácil realizar un canal que consolidar una democracia. The Economist —cuya portada para una
edición limitada se compró, generando también polémica— señala ayer en el texto
"A bigger, better Suez Canal", subtitulado But is it necessary?":
AS A feat of brawn it is impressive. In just
one year, a third of the time engineers wanted, Egypt has shifted enough sand
to allow more and bigger ships to pass more swiftly through a crucial artery of
global trade. As a political stunt it is big, too. Since coming to power in
July 2013 President Abdel-Fattah al-Sisi has offered an unspoken bargain: in
exchange for shrinking political freedoms he would bring stability and
progress. Small wonder his government declared a holiday for the lavish opening
on August 6th of the New Suez Canal, as it dubs its project; to bolster pride
in the achievement, its religious-affairs ministry instructed mosque sermons to
cite the Prophet Muhammad’s digging of a trench to defend Medina from
attackers.
In economic terms, however, the expansion of
the Suez Canal is a questionable endeavour at a time when the government is
struggling to provide adequate services to its citizens. True, the channel is a
significant source of revenue. Last year it pumped $5.5 billion into an economy
weakened by years of turmoil. But both this sum and the number of ships
transiting the canal have been flat since 2008.****
Tres cosas quedan claras: 1) la obra del Canal es una gran
obra de ingeniería; 2) hay serias dudas sobre su necesidad y rentabilidad
futura ya que depende de factores exteriores de la economía mundial para
incrementar el tráfico, incluso las exportaciones dependerán de la demanda
mundial cuando las perspectivas de crecimiento no son las más favorables; y 3)
el componente propagandístico funciona en clave interior, pero no exterior. Es
este último factor el que está haciendo que Egipto viva en una burbuja en la
que se filtran o distorsionan las críticas exteriores sobre la situación, como
denuncia la propia prensa egipcia que no se apunta al propagandismo.
No se pueden comprar todas las portadas de los medios de
comunicación para propaganda del régimen porque no hay dinero suficiente para
hacerlo. Tampoco se puede decir que no importa lo que digan los medios para
después presionar a los corresponsales diciendo que son en su mayoría
"egipcios" que trabajan para medios extranjeros, como ha hecho hace
unos días el responsable de los medios públicos egipcios con total descaro.
Mucha gente en el mundo —me encuentro entre ellas— desea
poder leer sobre la mejora de Egipto, de sus ciudadanos e instituciones, no a
través de la compra de portadas o de artículos pagados escritos por encargo. No
se trata de campañas de imagen sino de un Egipto real mejor, más moderno y
democrático, más justo y abierto, como está en el ánimo de muchos de sus
ciudadanos. Durante décadas, los gobernantes egipcios han recurrido a esta
retórica nacionalista apelando al orgullo patrio, que está muy bien si no sirve
para ocultar las carencias graves que muchos han señalado en cuanto a las
prioridades. Las preguntas que todos se hacen: ¿es necesario el Canal nuevo? ¿Será
rentable? ¿Era la mejor inversión? Y una vez hecho: ¿qué hay que hacer ahora?
Hasta los artículos más favorables incluyen las dudas y la
necesidad de que el proyecto tenga el apoyo racional de los egipcios, no solo
el emocional. En Al-Ahram Weekly, un "We
Can" trata de mantener el espíritu constructivo frente a las dudas o el
pesimismo:
The role of the Egyptian government, I assume,
will be confined to providing the infrastructure for all these new projects.
But this is just an assumption. We all have to make assumptions. For now, we
all draw our conclusions based on the less than perfect information we’ve been
given.
This is why we must go and see for ourselves.
We have to go to the new canal, come 6 August, and look around for evidence. We
have to gather every piece of information we may have, and talk to the experts,
and ask the questions that are left unanswered.
For its part, the government needs to start a
public debate on the benefits of the canal. It needs to ask specialists what
they think, and it needs to make use of their ideas.
The government has been criticised, and it must
learn how to tolerate criticism, for without criticism it will have no access
to the ideas that matter.
I even believe that the president should start
an “ideas bank” for the canal, a place where the young and experts could
register proposals for examination and development.
For big projects such as this to work, people
have to take ownership. People should be allowed to offer their thoughts, and
see them turned into reality.
So far, the digging of the new branch has gone
fast, according to plan or better. Let’s keep this speed up. Let’s keep moving
with the same momentum. An opportunity is opening up, and we need to follow
through.
We’ve waited over 50 years for something big to
happen. If this is it, let’s get to the bottom of it. Let’s celebrate it,
examine it and make it work.
After 6 August, the government must keep up the
momentum. The forcefulness of purpose must be maintained, and so too the hope.
The government and the president are together in this, and they should remain
serious and focused. A project such as this deserves a government that works
hard and a president who says, “Yes, we can.”*****
Egipto tiene creatividad sobrada que necesita participar en
los proyectos para sentir que efectivamente el proyecto del Canal —o muchos
otros— tienen la capacidad de envolver a la gente en un futuro. Más allá del
personalismo del proyecto, más allá de la propaganda, está la sociedad egipcia
necesitada de una recuperación realista de su propia imagen y del entorno en
que vive. Necesitan demostrarse ellos mismos —no al mundo— que son capaces de
crear proyectos comunes que integren a las fuerzas creativas de la sociedad.
La publicación Mada
Masr recoge algunas de las celebraciones oficiales e iniciativas personales,
desde el sermón en las mezquitas encargado por el Ministro hasta un grupo de
danza que recorre el aeropuerto ataviado como los antiguos egipcios. Pero de
todas ellas, la que más me ha llamado la atención es la que puesta en marcha
por el Ministro de Transportes:
In addition to giving citizens free access to
public transportation on Thursday, official spokesperson for the Ministry of
Transportation, Ayman al-Sheraie, announced that a “train of surprises” would
take off from Ramsis Central Station on Thursday at 7.20 am, headed for an
unannounced destination. “This is the surprise, even the train driver won’t
know where it’s headed until it actually moves from the station,” Sheraie said.
Getting on the air conditioned train will cost
LE10-20, according to class, and it will arrive back in Cairo at 7.15 pm.******
No sé adónde fue el "tren de las sorpresas" y me
preocupa que sus conductores tampoco. Montarse en él era un acto de fe en el
que lo único claro era la hora de salida y el regreso, In šāʾ Allāh. Subirse a un tren que no se sabe dónde va me parece demasiado simbólico y demasiado frecuente en la política egipcia. Sorpresas, las menos.
Lo que vaya a ser el Canal y lo que traiga para Egipto, se
verá pronto. Deseamos que traiga paz y trabajo, algo que el país necesita. Mis mejores deseos, como siempre.
Pero la gran obra que muchos esperan ver de Egipto es una democracia en
paz, próspera y moderna. De eso podremos enorgullecernos todos.
* Mahmoud
Negm "Investing in the new canal" Al-Ahram Weekly 5/08/2015
http://weekly.ahram.org.eg/News/12935/24/Investing-in-the-new-canal.aspx
**
"Bloomberg: No evidence New Suez Canal currently necessary" Egypt
Independent 5/08/2015
http://www.egyptindependent.com//news/bloomberg-no-evidence-new-suez-canal-currently-necessary
***
"Local media skews coverage of Forbes article on New Suez Canal" Mada
Masr 5/08/2015
http://www.madamasr.com/sections/politics/local-media-skews-coverage-forbes-article-new-suez-canal
****
"A bigger, better Suez Canal. But is it necessary?" The Economist
8/08/2015
http://www.economist.com/news/middle-east-and-africa/21660555-it-necessary-bigger-better-suez-canal
*****
Yousry Al-Fakharany "We Can" Al´-Ahram Weekly
6/08/2015http://weekly.ahram.org.eg/News/12921/24/We-can.aspx
******
"Thou shalt celebrate. State sponsored hype over New Suez Canal" Mada
Masr 5/08/2015 http://www.madamasr.com/sections/politics/thou-shalt-celebrate
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