Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Un
reportaje de Rana Khaled sobre la primera sesión de cine para personas
invidentes en El Cairo nos ayuda a confirmar la tendencia egipcia: la
implicación de la gente en la cultura tras la brecha
política producida.
La
revolución de 2011 salió como cultura a la calle, como un estallido vivo que
era posible descubrir en los grafitis de cada esquina o en las representaciones
teatrales callejeras o las exposiciones fotográficas que trataban de captar la
transformación del entorno social. Pronto la división política despejó las calles
convirtiéndolas en escenario de violencia y muerte. Eran el lugar en el que se
desarrollaban los enfrentamientos, no un espacio de diálogo. La gente dejó de expresarse para manifestarse,
dos cosas distintas.
El arte
y la cultura ha sido componente esenciales en la ahora denostada Primavera
árabe. Ahí están sus canciones y poemas, depósitos de esperanzas truncadas,
diario de sueños al hilo de los acontecimientos. Ahí están, amenazados por tachados y derribos,
los grafitis que dieron cuenta cada día de lo que ocurría.
Mientras
el Estado tiene un ministro de Cultura de quien se pide la dimisión (ya hemos
tratado esta cuestión hace unos días), la sociedad civil sigue dando muestras
de dar su propia batalla a través de la cultura extraoficial, de las
iniciativas individuales y grupos populares. Es un gran camino porque Egipto
está lleno de personas de enorme creatividad y solo necesitan mantener su
energía alejada del pesimismo para demostrarlo cada día.
La
iniciativa de llevar el cine a la gente invidente es una buena idea que ayuda a
extender la cultura, en este caso cinematográfica, que tiene una parte muy
importante en el imaginario egipcio. No en vano Egipto sirvió los sueños del
mundo árabe a través de una floreciente industria del cine por la que los
egipcios sienten una gran devoción. La elección de la película para esa primera
sesión no podía ser más ajustada pues ha sido un clásico del gran Yusef
Chahine. Así nos
describen la iniciativa:
Have you ever imagined that the visually
impaired might still have a chance to watch a full film in a normal cinema
theater? Have you ever thought they are able to see the backgrounds and
atmosphere of each scene, get the full conversations between actors and even
understand their feelings, facial expressions and body language? Zawya has made this dream come true!
In collaboration with Masreya Media Company,
and under the sponsorship of Commercial International Bank (CIB), Zawya held the first screening for the
blind and visually impaired on 11 June, where Youssef Chahine’s classical epic
“Al-Nasser Saladdin” was screened and accompanied with an audio description for
each scene.
A group of 25 people attended the first
cinematic event of its kind in Egypt. To gather the biggest number of blind,
the event’s organizers reached out to all the visually impaired schools and
organisations and allowed anyone to attend.*
Un sueño hecho realidad para una amplia comunidad como es la
de las personas invidentes en Egipto. Lo más importante es la pervivencia del impulso de transformación social, que es lo
que ha estado bajo mínimos. Tras la desidia de Mubarak llegó el deseo de hacer,
algo que no ha sido fácil mantener bajo los conflictos de cada día, algo que no
se ha terminado.
Quizá la elección del ministro de Cultura de entre el profesorado
de Al-Azhar ha sido el pistoletazo de salida para todos aquellos que saben que
hay muy poco que esperar del Egipto oficial y se han lanzado a sus propias
iniciativas.
Aysha Selim, la directora del proyecto, señala:
“Handicapped people in Egypt are
underprivileged and they really need to be integrated into the society. Being
deprived of one’s vision does not have to mean being culturally impaired. Societies
progress through culture,” she said.*
Y hay muchas formas de ceguera en las sociedades. La
cultura, en efecto, es una buena forma de ampliar la visión del mundo, de
expresión del propio y de diálogo con el ajeno. Lo que inicialmente trataba de
ser una forma de supervivencia económica de los laboratorios de doblaje se ha
convertido ahora, según su directora en un proyecto social más amplio. Buena
señal.
En la misma línea de valorar la producción "civil"
frente a la "oficial" podemos considerar el artículo del novelista
egipcio Mohamed Naguib Abdallah en el Daily
News Egypt:
The state, therefore, lost a lot of its
cultural activities and is now in a state of recession and anticipation on the
governmental and official sides. Still waters only ran by some tremors here and
there, like some Opera activities and its affiliated activities like the
Hanager Arts Center.
The centre was active thanks to some creative
artists, especially young ones. What also made things better were the
activities of the Cairo International Book Fair. This, however, was still
amidst recession in other cultural activities, on top of which is the governmental
publication movement as well as the theatre. There was also a significant
decline in the level of Egyptian cinema. However, the situation was not that
dark; on the other side, amateur theatrical movements increased, presenting
more than one daring work like “1980 and upwards” and “Necrophilia”, as well as
the dancing show based on the [Ahmed Mourad] novel “The Blue Elephant.”
Private publication houses also increased as
well as literary books, which varied from light to deep and serious. This
helped attract the reader once again to printed books. The average age of
people reading also went down, which surely shows positive impacts after a
period of appearance of only the best in the literary scene.
To sum things up, the situation on an official
side looks dark and frighteningly in recess, while on the level of amateurs it
is highly active. This is the situation of the cultural scenario in short, a
year after these political changes which were necessary before the scenario
completely drowned in the dark, and lost its identity and entity to turn into a
taboo.**
Son buenas señales el que haya descendido la edad de los
lectores. Es un síntoma de interés hacia lo que los demás puedan contar y sobre
todo un estímulo para la producción que ve aumentado el número de lectores.
Egipto necesita canalizar su creatividad y, especialmente, un arte que sirva de
autoanálisis, de reinterpretación constante de su propio proceso histórico. El
arte que estalló con la revolución tenía vocación de periodismo, hambre de
actualidad, como es lógico cuando se tienen conciencia de encontrarse en un
momento histórico.
La cultura oficial ha dejado en retórica trivial y deja que
se la vilipendie como responsable de los acontecimientos posteriores. El arte
—la novela, el teatro, la pintura, el cine...— sirve para poner entre el
público las visiones y análisis convertidos en historias, en imágenes. Son
testimonio y esperanza de futuro. Por eso es interesante que se perciban estos
signos de actividad artística, de la que en ocasiones damos cuenta aquí.
Significan que se ha vuelto a recuperar la energía que el desánimo había hecho
disminuir.
El camino del arte en Egipto no es sencillo y se mueve en
tres bandas: la creación de un arte nacionalista que cante los logros del
régimen, el aislamiento narcisista y la intranscendencia histórica. El primero
supone ponerse del lado del poder y obtener los beneficios del régimen; el
segundo distanciarse de la vida real y centrarse en formalismos y
abstracciones; el tercero limitarse al entretenimiento desconectando de la vida
y sus problemas.
Una entrevista realizada también por Rana Khaled en enero de
este año al novelista egipcio comenzaba así:
“I write for people, not to please them, but to
benefit them, and not to hear them saying: well done, but to see the effect of
what I’ve written on them”. These words by the iconic writer and philosopher
Mustafa Lotfy El-Manfaloty were the motivation behind Mohammed Naguib
Abdallah’s non-stop journey to explore the purpose of his existence in
life. During his journey, he
mainly depended on writing.***
Mustafa Lotfy El-Manfaloty fue un escritor, poeta y filósofo
egipcio del siglo XIX, traductor al árabe de piezas literarias modernas. Fue
además un modernizador de la lengua poética y un crítico a los políticos de la
época, tanto egipcios como británicos, lo que le valió la cárcel. Tradujo obras
francesas, como Atala, de Chateaubriand,
Pablo y Virginia, de Saint-Pierre o La dama de las camelias, de Dumas, entre
otras. La historia de Egipto está llena de personajes así, pioneros que
tuvieron que luchar contra la sociedad en su deseo de sacarla de su sopor. Eso
abarca reformistas políticos o feministas, de los que algunos prefieren
olvidarse sacándolos de la historia. Que Mohamed Naguib Abdallah haga suyas
esas palabras como motivación es señal de que no se ha perdido el deseo de
transformar una sociedad a través de la cultura.
Si algo ha demostrado este proceso histórico es que la
transformación no se puede hacer solo desde la política sino que necesita ir
acompañada de un cambio social que se da previamente en el campo de la cultura.
Las artes no son simplemente elementos decorativos sino signos del diálogo social,
de las luchas entre ideas y formas cada una de las cuales representan visiones
del mundo. Tiene el mismo sentido que los bárbaros islamistas quemen todo arte
que no se corresponde con su cerrada mirada sobre el mundo, que aquellos que no
la comparten abran las puertas a las ideas nuevas que el arte suele aportar si
se encuentra en una sociedad dinámica. Por eso es bueno que aparezcan
iniciativas como la del cine o la nuevas editoriales, señal de que se tiene
esperanza en el futuro o al menos una confianza en lo que se puede aportar.
Egipto necesita recuperar ese dinamismo que se puso de
manifiesto antes de que se pisotearan las esperanzas de una generación. Los
grupos de jóvenes —algo más que una
categoría de edad— y de mujeres —algo
más que una categoría de género— han elegido otra vía ante la frustración del
camino político, que corre el riesgo de estancarse como lo hizo en la época de
Hosni Mubarak.
Si hay signos de vitalidad cultural es porque hay de nuevo el deseo de expresarse, de comunicarse con los demás para compartir ilusiones. Esperemos que reflejen ese voluntad y tengan continuidad. Si hay puertas que se cierran, se abren otras nuevas.
Como bien señala la directora del proyecto de llevar el cine a los invidentes, el progreso de las sociedades llegar por la cultura.
*
"Egypt’s Blind And Visually Impaired To Enjoy Cinema Screenings At
Zawya" Egyptian Streets 28/07/2015
http://egyptianstreets.com/2015/07/28/egypts-blind-and-visually-impaired-to-enjoy-cinema-screenings-at-zawya/
**
"Private publication houses, literature increase in Al-Sisi era"
Daily News 8/07/2015 http://www.dailynewsegypt.com/2015/07/08/private-publication-houses-literature-increase-at-al-sisi-era/
***
"The writer is a doctor trying to diagnose the diseases of societies:
Abdallah" Daily News Egypt 27/01/2015
http://www.dailynewsegypt.com/2015/01/27/writer-doctor-trying-diagnose-diseases-societies-abdallah/
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