Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
La
polémica sobre el uso del velo sigue avanzando y deja al descubierto la teoría
y la práctica de la cuestión. Ahram Online le dedica un artículo a la cuestión
optando por lo que podríamos llamar la estrategia del "más allá del
velo". Son visibles la "estrategia de la identidad" (sin velo la
pierdes atacando tu religión); la segunda es la de "la separación"
(la cuestión religiosa no se ve afectada por llevar o no llevar velo, es decir,
se puede ser buena musulmana y egipcia sin llevar el velo); y la tercera es la
que han planteado, con distinto grado de belicosidad, las que van a la raíz de
la víctima, la mujer. El titular de Ahram Online es "Veil or no veil,
Egyptian women are often stigmatised, or worse", lo que nos permite
incluirlo es la estrategia del "más allá", la que considera que el
velo no es una guerra, sino solo una batalla más de las mujeres en Egipto.
Las
tres posiciones se pueden ver con frecuencia en los numerosos comentarios que
siguen a los artículos en los que se da información o se polemiza sobre la
provocativa convocatoria del periodista y escritor Cherif Choubachi que hemos
venido siguiendo desde que se produjo. En su momento, lo consideramos junto a otra proposición religiosa, como parte de un movimiento más amplio, de
una puesta sobre la mesa de cuestiones esenciales, que de forma
organizada o espontánea (la historia lo dirá), marcan el conflicto de fondo de
la sociedad egipcia, la constancia de la intransigencia y el autoritarismo por encima del signo de los gobiernos. Ambas fuerzas se manifiestan en los giros políticos sucesivos e imposibilitan una evolución real hacia más libertades.
Ahram Online comienza contándonos la historia de Sara, una hija de marroquí y egipcia que
tras vivir en Kuwait se trasladó a vivir a El Cairo, y trabajaba en la
Universidad de Aim Shams. Sara se tuvo que poner velo, algo que no había hecho
anteriormente:
She was not following her religious beliefs by
wearing the hijab, but rather succumbing to social pressure and seeking to
avoid recurrent harassment.
Sara had visited Cairo beforehand. But when she
began living there in 2001, she says, she experienced the predicament of being
a woman in the huge city, both with and without the hijab.
"Getting groped or touched by sexual
harassers would happen on average once a month," recalls Sara, the
daughter of an Egyptian mother and a Moroccan father who was born and raised in
Kuwait.
"Verbal harassment, that's all the time.
Not a day would go by without hearing comments whether from people flirting
with me, hurling sexual insults at me, criticising or even cursing me for the
way I dress.
"Many people would think women in Kuwait,
as a Gulf country, have less freedom than in Egypt. As a matter of fact it's
completely the opposite," says Sara, who speaks Egyptian Arabic almost
perfectly.*
Lo expresado aquí suele ser un tema recurrente. Muchas
mujeres lo llevan no por una cuestión de fe, sino porque son fruto de ataques
físicos o verbales, de acoso permanente. La cuestión es que el ponerse el velo
tampoco hace mejorar mucho las cosas, pero esa no es la cuestión, sino el
mecanismo explicativo. "Si no llevas el velo, te han atacado porque no lo
llevas", es la justificación. Si te han acosado llevando el velo, en
cambio, es porque vas sola o has ido por donde no debes, etc. La explicación se
ajusta al caso y siempre tiene una respuesta adecuada. Pero hay una gran
diferencia: si vas velada puede que alguien te crea incluso que te ayuden, pero
las probabilidades se reducen si no lo llevas. Me viene a la mente la imagen de
una fotografía, que aquí comentamos hace unos años, de la niña sosteniendo su
coleta cortada en plena calle sin que nadie moviera un dedo para ayudarla. La
cuestión es más compleja y va más allá de la cuestión del machismo y la
violencia sexual.
The harassment Sara was subject to was not
always sexual, she says, but some also came from people – mainly female
colleagues – who were not happy with the fact that she was Muslim and not
veiled.
"I was once in the mosque of the university
reading the Quran during the holy month of Ramadan, and then a girl
congratulated me on 'converting to Islam.'
"Most people thought I was Christian
because I was not veiled like the majority of Muslim girls in Cairo, and also
because most of my university friends were Copts.
"Many veiled girls who found out I'm
Muslim would persistently ask me to wear the hijab. Their concern about my
religion, my beliefs or how I dressed baffled me and was really annoying."
Sara wore the veil for five years. But the
headscarf gave her little respite throughout the remainder of her time in
Cairo, and she took it off following her departure.
"It was primarily to protect myself from
sexual harassment, but the hijab barely made a difference. Harassers would
approach me anyway, though I lived in the upper class district of Maadi,"
she says.*
El acoso sexual es muchas veces simple acoso, es decir, la
intromisión en la vida de las personas, el estar rodeado de un tribunal social
o familiar permanente en el que todas sus decisiones son analizadas y juzgadas
por una cuestión o por otra. Es el derecho a entrar en tu vida de forma
constante por unos y otros. Y es la ausencia de derecho, desde el otro lado, a
tener una vida realmente propia. El detalle de que pensaran que era "cristiana"
le había salvado de presiones y de ahí que la felicitaran por su
"conversión" el día que la vieron con un velo.
Sara no creía que sus creencias religiosas fueran más
intensas o más vívidas por vestirse de una manera o de otra. Ni más ni menos. La
auténtica hipocresía social es el fariseísmo de las apariencias, sobre la que
gira una parte del problema. La otra
parte es la voluntad de intransigencia, el sentir el poder de controlar las
vidas de otras personas desde esa tribuna pública que les hace parecer más
virtuosos que los demás por señalar con el dedo a otros. Ese es el auténtico
veneno social.
Cuando Sara dice que las mujeres tienen más libertad en
Kuwait que en Egipto está tocando un punto sensible y es que esa vanidad
soberbia sigue intentando mantener la imagen de estatus moderado y liberal
cuando lo que hace es avanzar hacia un aldeanismo intransigente. Todos los
indicadores respecto a la cuestiones de género trazan un mapa desastroso para
Egipto, un mapa en el que no se reconocen y, por supuesto, es una invención
porque nadie protege a las mujeres más que ellos, las defiende mejor y las
valora y respeta más. Pero las cifras dicen otra cosa.
Hace un par de días, el diario Egyptian Streets titulaba "Calls to Establish Tribunal for
Women’s Abuse and Harassment in Egypt" y señalaba:
In an effort to crackdown on violence against
women and sexual harassment, the National Council of Women has proposed the
establishment of special tribunals and judicial departments.
According to Ambassador Mervat Al-Tellawy, the
Persident of the NCW, the proposed tribunals are part of a strategy has been
formulated to tackle violence against women.
This strategy, said the Ambassador, will be
announced in the presence of non-governmental organizations, women’s movements,
representatives from 12 ministries and Egypt’s Prime Minister Ibrahim Mehleb in
the coming days.
In statements to Youm7, Ambassador Al-Tellawy said that the strategy includes the
issuance of a new legislative instrument that would aim to punish crimes of
violence against women. Currently, for example, Egypt’s law does not consider
forced anal penetration as rape.
The Ambassador hopes to expand the definition
of violence against women in the law to include both mental and physical
violence, adding that a proposed definition of violence is “any existing act on
a human being, whether physical, sexual or psychological or an act causing
suffering to women or girls, or the threat of such acts, whether or not they
take place in the public or private sphere.” The Ambassador added that the NCW
will aim to clearly include domestic violence as a form of a punishable crime.
In regards to the difficulties faced by women
reporting cases of sexual violence and harassment, the Ambassador said that a
main focus of the strategy would be to implement tribunals that would deal
specifically with cases of violence against women, including sexual harassment,
which in Egypt 99 percent of women face.
The establishment of such a tribunal, the NCW
said, would occur in a short period of time.**
Los anuncios se suceden una y otra vez ante el escándalo de
la inacción. Ha pasado el tiempo desde que el presidente Al-Sisi fue a saludar
a una víctima de agresión sexual al hospital en el que se encontraba ingresada.
La foto quedó para el recuerdo, poco más. Otros han ido un poco más para atrás
y recordaban hace unos días el apoyo pasado del actual presidente a los
exámenes de virginidad realizados por los militares a las manifestantes en los
días de la revolución del 25 de enero en Tahrir. Una garantía para sus
familias, se decía oficialmente entonces. Los ataques contra las que deciden ir sin velo son frecuentes no solo en lo personal, sino como forma general, desacreditándolas dentro de una estrategia global de difamación. En esto Egipto, evidentemente, no tiene la exclusiva y forma parte de una estrategia general de control que va desde Turquía, con la vuelta a velo de Erdogan, a la presunta reforma nacionalista de la religión, guiada por eruditos, proclamada por El-Sisi. La islamización controlada frente a la islamización radical parece que es la alternativa, pero eso acaba con las aspiraciones reformista y modernizadoras de muchos otros que reclaman libertades y desean el respeto de sus derechos. En la ilustración recogida abajo en el blog de Maryam Namzie, se muestra el "pequeño cerebro" de la mujer sin velo y el "grande" de la mujer con velo. Podemos establecer leyes, pero la presión social trabaja de otra manera.
La estrategia del más
allá del velo, como la hemos calificado, considera que la cuestión de velo
es solo parte de una forma más amplia de dominio de las mujeres, una forma de
ejercer ese poder patriarcal que se escuda en la religión, la familia o
cualquier otra institución de autoridad para controlarlas. Ahram Online reintroduce la estrategia a través de nuevas voces
sociales en esa dirección crítica:
In Egypt, women are not usually free to wear
what they want, states Dalia Abd El-Hameed, Gender and Women's Rights Officer
at the Egyptian Initiative for Personal Rights (EIPR).
"For instance, an upper-class lady could
be given hard time for wearing a veil because it's not very suitable for her
social circles. That happens a lot and could affect the way a woman wants to
dress.
"On the other hand, girls in rundown
districts after a certain age would have to wear the hijab as per communal
traditions. If not, she could suffer dire consequences in school, at home, or
in the street.
"Women are not free to wear what they want
and I'm glad this topic is brought to public discussion these days," Dalia
opines, seeing the debate around the hijab as an impetus to female
emancipation.
"Many factors control how women dress in
Egypt," she explains. "Social class, workplaces, places of residence,
families, among other elements affect how a woman dresses.
"These are layers of authority imposed on
women's bodies, and that makes talking about how free women are to dress how
they want relatively meaningless.
"In some cases, physical violence could be
the price of challenging these authorities."*
La descripción general se ajusta a ese principio de
autoridad que se instala en cualquier institución o grupo y extiende su dominio
sobre las mujeres, Cualquier se puede convertir en juez de lo que hace. Habrá jerarquías de jefes, pero todos tienen
autoridad sobre la mujer en ausencia de los otros. Cualquier se puede acercar a
ti y decirte "te hablo en el nombre de tu padre ausente, como si fuera él" y recriminarte tu
vestimenta o tus acciones o ideas.
Las trampas del control resaltan en otro de los casos que se
escuchan últimamente en los medios: la prohibición de entrar en ciertos locales
comerciales, bares y restaurantes, a las mujeres con velo. Una primera lectura
de este hecho desconcierta. Si se les presiona para que lleven el velo, ¿por
qué después se les impide entrar en ciertos espacios? Lo que parece una
contradicción es, por el contrario, lo que ilumina la raíz del problema. No se
les deja entrar para "protegerlas", es la respuesta. Pero ¿qué están
protegiendo realmente? Su propia imagen, no la de la mujer a la que se excluye.
Aquí el hábito si hace al monje y la
seda transforma a la mona, al menos a
los ojos del único que importa: el que mira y juzga.
Primero se alaba la "virtud" del velo y después es
misma "virtud" implica que como mujer virtuosa no debe estar en esos
lugares que se han creado para que otros, los "no-virtuosos", pecadores
e infieles, vayan. Esta especie de "double-bind", por usar el término
de Gregory Bateson, deja al descubierto la manipulación excluyente: el velo te
hace virtuosa y las personas virtuosas no entran en los locales no virtuosos,
pero rentables para los que los gestionan. Los hombres no tienen ese marcador
externo (tienen otros) y no les crean ese problema a los propietarios, el que
alguien les digan que están pervirtiendo
mujeres y alejándolas de su religión. La hipocresía social es que las
mujeres sin velo pueden entrar en esos
bares porque ya están "perdidas", nadie se escandaliza, mientras que
las que llevan velo dejan en evidencia a los puritanos virtuosos, que se
aseguran, entre otras cosas, de que sus hijas no serán recibidas en esos lugares. Las que van sin velo, en cambio, sí pueden
entrar porque pueden pasar por "cristianas" o de cualquiera otra fe
cuyo destino o moralidad les trae al fresco obviamente y que siempre serán
inferiores y carne de pecado. Lo importante de este caso, dirán las teóricas
del feminismo, es que quien pone las reglas es siempre el mismo.
El artículo de Ahram
Online se abre con una cruda fotografía, un selfie hecho por una chica
egipcia en el espejo de su baño. Nos muestra el estado de su cara, con un ojo
fuertemente hinchado. La foto apareció el lunes en su página de Facebook y se
ha convertido en viral:
A photo of a young woman with a swollen eye and
bruises on her cheek went viral on social media on Monday. She was allegedly
assaulted for taking off her hijab three months ago.
A Facebook account named Nehal Kamal, the girl
in the photo, says the injuries were the price of taking off the veil. She did
not go through details and was not available for further comment.
"The one who wants to take off [the hijab]
is not as untroubled as the one who wants to put [it] on," says Nehal, who
identifies herself on Facebook as an interior designer, vocalist and actress.
"This is part of what happened to me when
I decided to take off the hijab and only today [Monday] I felt enough courage
to post this photo," she says in the public post.
In a later post, she explains that she uploaded
the photo because "lately there was a mass call to take off the
veil."
Many people reacted by saying every woman can
just wear or not wear what she wants, Nehal goes on, "as if we live in a
country that backs freedoms... as if whoever takes off the veil would live in
peace."
"People need to know what we're living in
our country and that there is no human, a boy or a girl, who does what they
want.*
Ha sido la polémica de la convocatoria pública para que
aquellas que lo deseen se sientan respaldadas por una parte de la sociedad, lo
que ha hecho que Nehal dé ese paso difícil de publicar la fotografía en su
página de Facebook. Eso la pondrá en el punto de mira de muchos, pero también
ha recibido el respaldo de otras muchas personas. El contador de Facebook le da el
respaldo de casi 5.000 apoyos y se ha compartido más de 2.000 veces. Con el nuestro
cuenta ya.
La hipocresía religiosa actúa siempre de la misma manera sea
cual sea su fe: los hombres se sienten intérpretes de la divinidad, de sus
deseos, y brazos ejecutores de sus castigos. De esa manera muchos se siente
poseídos, como el Ion platónico, de una
fuerza divina que les posee en esos momentos en los que la furia les sale en
forma de insulto o de ataque violento. No se arrancan su ojo escandalizado sino
que procuran saltar el ajeno a base de dedo acusador. Les es más cómodo y productivo. Les pone.
La frustración social y personal, el desengaño, están empezando a aflorar en
Egipto. Tras todos los cambios que se han vivido desde la caída de Mubarak, cambios
radicales en participantes, solo ha quedado una cosa clara: que no se avanza en
las libertades que se reclamaron en 2011 y que se retrocede en otras. Uno de
esos retrocesos es el caso de las mujeres, que reclaman una y otra vez el
derecho a decidir sobre ellas mismas y su futuro.
Creo que veremos más desafíos, más pérdidas de miedo para
dejar en evidencia la intransigencia creciente, nacionalista y religiosa
confundidas interesadamente. La imagen de Nehal ante el espejo, con su cara
hinchada por el golpe que le dieron, es la imagen de un Egipto que ha decidido
no esconder más sus heridas y enfrentar al conjunto de la sociedad a su propia
imagen en el espejo. Ha tenido un gran valor y su gesto está lleno de
significado. Sabe a lo que se arriesga, pero también que necesitaba dar salida
a los sentimientos que habrá tenido en este tiempo tras la agresión.
La
convocatoria de Sherif Shobashi tenía ese objetivo, hace aflorar una cuestión
que por miedo a la represión se está viviendo de forma interna de forma
angustiada. La foto, como muchas otras situaciones, muestra que hay una
violencia, nacida de ese autoritarismo intransigente disfrazado de virtud, que
se ejerce contra la mujer y que es imposible negar. La misma llamada del
Consejo Nacional para las Mujeres lo confirma. No es una maniobra extranjera,
otra conspiración occidental, como algunos piensan y les gusta señalar para
esconder sus intenciones. Es, sencillamente, el resultado de dejarse llevar por
el autoengaño negando los problemas o disfrazándolos para convertirlos en
caricaturas de los problemas reales.
Las mujeres son un elemento esencial en la transformación de
Egipto porque mientras no se vean de otra forma y se reconozcan sus derechos y
se respeten sus decisiones, no podrán proclamarse grandes principios, pues se
incumplirán los básicos. No hay un Egipto con futuro sin que las mujeres puedan
decidir sobre el suyo propio y el de todos. Lo demás es pura retórica, cantos
ajados y manidos que encubren las mentalidades inmovilistas y autoritarias.
Ahora, mientras termino de escribir escucho las canciones de Nehal y me siento lleno de alegría porque pienso que nadie va a callar su voz. Pienso que se respeta a sí misma y que no han conseguido, ni con violencia ni con intimidación de cualquier tipo, evitar que salga la realidad de lo que ocurre. El primer paso para el respeto siempre es demostrar que no se tiene miedo. Y para hacerlo la ayuda y compresión de los demás es importante. Cada foto reproducida de su cara hinchada por los golpes es una llamada a las puertas de la conciencia individual y ayuda a establecer la solidaridad necesaria.
Algunos utilizarán la foto para lo contrario: para hacer ver a sus hijas o hermanas lo que le ocurre a quien se quita el velo. De hecho esa parece la intención de algún medio, que no se atreve a tomar posiciones ante la convocatoria de Choubachi y deja caer así su mensaje. Pero quienes miran esa cara hinchada por los golpes saben que no ha sido la mano de Dios, sino el puño del hombre, que golpea y aprieta para evitar que su víctima salga de su dominio cruel.
"The woman's voice is a revolution" |
Pero Nehal es el futuro de Egipto y el Egipto con futuro. No porque lleve el velo o no, sino porque ha sido capaz de vencer su miedo y actuar como ella pensaba que debía hacerlo. La obstinación que en muchos es intransigencia y vanidad, en ella es defensa de sus derechos. Ella solo reclama poder vivir según su criterio. Ella, una vez más, es egipcia. Y que diga lo contrario, miente.
*
"Veil or no veil, Egyptian women are often stigmatised, or worse"
Ahram Online 28/2015
http://english.ahram.org.eg/NewsContent/1/151/128817/Egypt/Features/Veil-or-no-veil,-Egyptian-women-are-often-stigmati.aspx
**
"Calls to Establish Tribunal for Women’s Abuse and Harassment in
Egypt"
Egyptian
Streets 26/04/2015
http://egyptianstreets.com/2015/04/26/calls-to-establish-tribunal-for-womens-abuse-and-harassment-in-egypt/
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