Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Una de
las cosas que suelo decir a los alumnos en esas primeras clases introductorias
de cada curso es que la Ciencia no es más que la sistematización de la
curiosidad, es decir, la aplicación metódica de nuestra capacidad de fijarnos e
interrogarnos sobre aquello que nos llama la atención. El diario El País, bajo
el titular "Los bebés aprenden de lo inesperado", no viene a decir lo
mismo en su resumen del estudio publicado por dos psicólogas norteamericanas en
Science:
Pocas cosas estimulan más a un científico que
un hecho inesperado, porque los datos que no encajan en la teoría vigente
suelen señalar el camino hacia una teoría mejor. Así progresa la ciencia. Y
también así es como aprenden los bebés, según un bello y eficaz experimento de
las psicólogas Aimee Stahl y Lisa Feigenson, de la Universidad Johns Hopkins en
Baltimore (EE UU). Los niños de 11 meses se aburren con los objetos que se
comportan de forma predecible, como una pelota que rebota en la pared, y
centran su atención en los que violan las expectativas, como una pelota que
atraviesa la pared. En cierto modo, los bebés reproducen la historia de la
ciencia.*
No sé
si reproducen la "historia" o solo su mecánica. Lo que comparten
científicos y bebés es que son humanos y como tales se comportan. La curiosidad
no es privativa de los humanos, pues todos los seres vivos tratan de detectar
la variaciones en su entorno, es decir, aquello que se comporta de forma
diferente a como debiera. Frente a las respuesta más sencillas de los
organismos menos complejos, los seres humanos tratamos de comprender el por qué
de esos fenómenos para reducir lo inesperado encontrando explicación a lo que
desconocemos.
La
Ciencia es la respuesta humana a la
supervivencia. Gracias al conocimiento que vamos acumulando y depurando desde
los orígenes de nuestra historia, hemos podido vencer las dificultades de
nuestro medio y convertirnos en los seres que somos hoy. Frente a otras
estrategias de supervivencia, la nuestra ha sido la "inteligencia",
que significa "entender", "comprender" lo que nos rodea y a nosotros mismos, también focos de peligro. Hemos conseguido
imponernos al entorno mediante nuestra inteligencia. Nuestra comprensión del
mundo, de sus reglas y componentes, nos ayuda a controlarlo. Por "ciencia" entendemos toda una serie de procedimientos y requisitos para poder obtener un conocimiento válido y pasar de lo desconocido a lo conocido mejorable.
Para
ello el lenguaje ha sido un elemento fundamental. Nos permitió dar un salto
inmenso: podemos aprehender simbólicamente el universo, traducirlo a signos
para operar mentalmente con él. No es solo el lenguaje verbal. Somos capaces de
desarrollar otros lenguajes para mejorar nuestra capacidad de reducción
simbólica del mundo. Las matemáticas son un lenguaje, pero hay otros con los
que somos capaces de afinar nuestros razonamientos y aumentar la comprensión.
Vamos inventando lenguajes artificiales conforme los necesitamos. El arte
mismo, en todas sus variantes, son lenguajes. Además de comprender, los
lenguajes nos permiten compartir, que es el elemento mediante el cual hemos
vencido al tiempo. El conocimiento que obtenemos es información que se almacena
y transmite. La Ciencia incorpora los mecanismos para asegurarse la actualización del conocimiento mediante su revisión constante para filtrar los errores y llenar los huecos de incertidumbre que quedan.
Las investigaciones sobre el cerebro muestran que la curiosidad cumple un papel muy importante en la búsqueda de nuevas informaciones ante los desafíos. Sci-News recogía el resultado de unos estudios realizados en 2014 en la Universidad de California sobre la curiosidad y la memoria:
The participants were also better able to
retain the information learned during a curious state across a 24-hour delay.
“Our findings potentially have far-reaching
implications for the public because they reveal insights into how a form of
intrinsic motivation – curiosity – affects memory,” said Dr Matthias Gruber,
who is the first author of the paper published in the journal Neuron.
“These findings suggest ways to enhance
learning in the classroom and other settings.”
He added: “curiosity may put the brain in a
state that allows it to learn and retain any kind of information, like a vortex
that sucks in what you are motivated to learn, and also everything around it.”**
Nuestro cerebro maneja mejor la información, en términos de recuerdos, cuando se encuentra estimulado por la curiosidad. La curiosidad es un estado receptivo, abierto al aprendizaje.
La BBC
se pregunta en sus titulares: "¿Vale la pena invertir miles de millones
en investigaciones sin aplicaciones "prácticas" como las del Gran
Colisionador de Hadrones?" haciéndose eco de aquellos que critican los
grandes proyectos científicos. Señala el autor del artículo, David Shukman, su
editor de Ciencia, recogiendo las quejas:
En su opinión, la humanidad se enfrenta con
una larga lista de amenazas inmediatas y severas que merecen el mismo tipo de
inversión que las investigaciones del CERN.
Escuché comentarios similares el día en que
la nave Rosetta logró su histórico encuentro un cometa que estaba más allá de
Marte.
Alguien me preguntó qué beneficios para la
humanidad traería el conocimiento que la sonda pudiese obtener.
Y una respuesta es por razones prácticas: si
un cometa se acerca hacia nosotros, sería bueno saber de qué está hecho y cómo
podemos desviarlo.
Otra es que seguramente permitiría satisfacer
nuestra curiosidad sobre si los cometas fueron los que trajeron agua a la
tierra o incluso la vida.
Pero la respuesta más contundente es que
generaciones previas sólo pudieron observar a los cometas con asombro y miedo,
mientras que puede que nosotros seamos los primeros en entenderlos.***
La
distancia del "asombro y miedo" al conocimiento científico es la que
media entre un mundo incomprensible y un mundo que puede ser descrito y
explicado, comprendido, en muchos de sus fenómenos. Puede parecer que la respuesta
de Shukman ante la amenaza de un cometa es rebuscada o demagógica, por más que
no sea una fantasía. Pero puede sustituirse el cometa por el ébola o cualquier otra
amenaza presente ante la cual nuestra única defensa proviene de la Ciencia y de
su traducción a acciones y remedios del conocimiento obtenido. Es ese conocimiento de cómo funciona la naturaleza del que podemos extraer las estrategias necesarias para vencer esta y otra enfermedad. Lo que antes era destino inapelable, ahora es desafío a nuestra capacidad de entender.
"Asombro
y miedo" es la respuesta temerosa ante los dioses, temor y temblor. La Ciencia ha aprendido a ser modesta precisamente
por la conciencia de los retos que se tienen delante. Sí, vale la pena invertir en conocer; es una respuesta realmente
contundente. Es en la Ciencia básica en donde se establecen las fronteras, los grandes desafíos que servirán para vencer en muchos otros.
Por eso
es preocupante ver cómo se mata esa curiosidad, como se embotan los sentidos,
saturados de estímulos que se responden mecánicamente. Se nos repite que
debemos ser creativos, abiertos,
etc., pero apenas se hace nada para estimular esa condición del ser humano, al
que se le somete, por el contrario, a un condicionamiento reductor. Hay gente a
la que se cuesta pensar, que ha perdido esa capacidad de ver y detectar desde
la curiosidad. Hoy no nos preguntamos por muchas cosas y llevamos mal que se
nos pregunte demasiado. Nos interesan las personas creativas en los lugares
justos. Y ni una más.
Nuestro
mundo se hace de rutinas y confundimos las inquietudes con los deportes
extremos. No hay deporte más extremo que la vida misma si se piensa como un desafío
a la inteligencia. Vamos apagando poco a poco la capacidad de sorprendernos y
la sustituimos por la exigencia de la distracción. No solo los bebés aprenden de lo inesperado. Todos pueden aprender de lo nuevo si no han perdido antes la capacidad de percibirlo.
*
"Los bebés aprenden de lo inesperado" El País 2/04/2015
http://elpais.com/elpais/2015/04/02/ciencia/1427988022_888941.html
**
"New Study Provides Insight into How Piquing Curiosity Changes Our
Brains" Sci-News.com 3/10/2014
http://www.sci-news.com/othersciences/neuroscience/science-piquing-curiosity-changes-brains-02189.html
***
"¿Vale la pena invertir miles de millones en investigaciones sin
aplicaciones "prácticas" como las del Gran Colisionador de
Hadrones?" BBC
6/04/2015
http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2015/04/150330_ciencia_experimentos_practica_colisionador_lp
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